sábado, 31 de diciembre de 2022

P. H. Fawcett, Tatunca Nara y Akakor


Akahim.


De acuerdo a las apreciaciones del gran expedicionario Percy Harrison Fawcett (1867-1925?), las raíces de los asentamientos de Tiahuanaco, Ollantaytambo y Sacsaihuamán se remontan a una antigua civilización cuyos orígenes creía encontrar en el corazón del Amazonas. Por ello, sus expediciones (1906-1924) se centraban en las regiones vírgenes aún desconocidas, puesto que todas las tribus indias superiores guardaban la tradición de gran civilización pasada, hacia el este, de una raza que puede haber engendrado a los incas, y aún al pueblo misterioso que dejó esas gigantescas ruinas que los incas invasores encontraron y adoptaron como propias (Fawcett, P. H. Exploración Fawcett. Página 266).

El propio Fawcett ha indicado que crónicas existentes, que datan del tiempo de la Conquista, se refieren a la apariencia de estos pueblos. Físicamente eran de una raza hermosa, difiriendo poco de los mexicanos, muyscas y peruanos. Todos preservaban la tradición de ser descendientes de una raza blanca. Los molopaques, descubiertos en Minas Gerais en el siglo XVII, eran de tez clara y barbudos, de maneras elegantes y refinadas. Se dice que sus mujeres eran rubias como las inglesas, de cabello dorado, platinado o castaño. En la crónica se dice que tenían rasgos delicados de gran belleza, pies, manos pequeñas y cabello hermoso y suave. Y esto ocurría después de una inevitable mezcla de sangre con los tupis de piel obscura (Fawcett, P. H. Exploración Fawcett. Páginas 374 y 375 ~ Los destacados son nuestros).

Esta civilización de una raza blanca prehispánica en el corazón del Amazonas correspondería a los hijos de los dioses –los ugha mongulala– y geográficamente, al eje Akakor-Akahim. De acuerdo a Tatunca, las expediciones del coronel Fawcett fueron desarrolladas en la región de Serra do Aracá pues las tradiciones orales que los incas comunicaron a los conquistadores indicaban una zona hacia el nororiente, desde donde nace el Sol.

Tatunca ha expresado:

El coronel Fawcett fue uno de los buscadores de El Dorado pero según mis conocimientos se vio enfrentado a una serie de guerras entre tribus indígenas y habría muerto en una de estas luchas.

Tatunca ha agregado haber conocido del hallazgo efectuado por cablocos –mestizos de europeos con indígenas– de parte del equipamiento de la expedición de Fawcett.

El legendario El Dorado buscado por los conquistadores desde el siglo XV correspondería a un eco tardío de la Ciudad Perdida de Z de Percy Harrison Fawcett. En realidad, es Akakor, la Ciudad Sagrada de los Dioses.

Rafael Videla Eissmann
30 de Diciembre de 2022

Bibliografía

I. Obras

Fawcett, Percy Harrison
Exploración Fawcett. Adaptada de sus manuscritos, cartas y memorias por Brain Fawcett (1953). Segunda edición. Editorial Zig-Zag. Santiago de Chile, 1955.

Videla Eissmann, Rafael
La tradición sagrada de los ugha mongulala Tatunca Nara y el misterio amazónico. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2018.


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

viernes, 30 de diciembre de 2022

El Sol de Akakor


El emblema de los ugha mongulala.


Tatunca Nara ha expresado sobre el significado del estandarte de los ugha mongulala:

Esta es la ‘bandera’ de mi pueblo. Es el Sol sobre las aguas. El Sol y las aguas representan la Vida.

Los trece rayos son las trece lunas.

El simbolismo de este emblema reúne los elementos primordiales de la Vida: La Luna como elemento de lo Femenino a través de los ciclos lunares y las aguas, como base de la misma. El Sol, en tanto, el elemento de lo Masculino que se eleva e irradia luz.

El Disco desde el cual emana la vida.

El emblema presenta en su parte central un Sol ascendiendo –o descendido– desde las aguas con trece rayos en torno a él, o mejor, proyectándose desde él.

El Sol se representa en su mitad superior.

El color de las aguas es un azul marino. El cielo de fondo empieza con una tonalidad amarilla que ascendiendo se torna verde, calipso y en su parte superior púrpura. El Sol, en tanto, es de color naranja-fuego.

El emblema es en suma, una perfecta composición simbólica que reúne los elementos de la Naturaleza y que evidencia las mayores fuerzas vitales como un sistema calendárico.

Es por todo esto, una manifestación del Sol de todos los Soles, Avinash.

Representación petrográfica de Tauapácac Ticci Viracocha en el sitio de Ariquilda en Tara, en la Región
de Antofagasta, en el norte de Chile. Los rayos que emanan de cabeza guardan notable similitud
con el emblema de los ugha mongulala.


Es el símbolo de los dioses, de los hombres-dioses y de su marcha civilizadora antes de la “historia”, en el tiempo mítico –in illo tempore–, cuando ellos irradiaron la luz del Sol Oculto, del Sol Invisible desde el interior de la columna de los Andes. Y por ello este emblema se observa en las cabezas de viracochas –los huara-cocha-ché–, de los portentosos Dioses Blancos –o Pachatitanes– de Chile y de Tiahuanaco-Aztlán–.

El Sol de Akakor es el Sol del Mundo Subterráneo, el “Dios Humeante”.

Rafael Videla Eissmann
29 de Diciembre de 2022


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jueves, 29 de diciembre de 2022

Wid-tor


La tortuga sobre el corazón de Tatunca Nara (Fotografía de Karl Brugger).


Reproduzco de mi libro La tradición sagrada de los ugha mongulala. Tatunca Nara y el misterio amazónico (2018), el siguiente párrafo del capítulo intitulado El mensaje –con fecha del 29 de Julio de 2018–, el cual complementa los textos El “fin del presente ciclo” (http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2022/12/el-fin-del-presente-ciclo.html), Los dioses guerreros: El Nuevo Sol (http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2022/12/los-dioses-guerreros-el-nuevo-sol.html) y La próxima Gran Catástrofe (http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2022/12/la-proxima-gran-catastrofe.html), proyectando luces sobre la sabiduría y los conocimientos de los ugha mongulala:

WID-TOR

Tatunca me habla de su gente, los ugha mongulala.

Me dice que es una tribu remota de más de 12.000 años. Sus instructores fueron los dioses venidos de las estrellas. Pero debido a las grandes catástrofes, ellos, los ugha mongulala, se trasladaron a las “residencias” subterráneas. Allí viven.

Los sacerdotes de los ugha mongulala son poderosos. A pesar de no tener armas poseen armas ‘psíquicas’, capaces de destruir.

Su lengua es sagrada. Incomunicable.

Poseen símbolos sagrados que constituyen una parte de su alfabeto. El alfabeto antiguo ha sido casi olvidado en la ‘superficie’.

Tatunca me indica que fue preparado desde su niñez para ser el guía de su pueblo y que tras la muerte de su padre fue proclamado como tal. Me habla entonces del tatuaje de la tortuga que lleva sobre su corazón y los signos del “Espíritu, el Agua y la Tierra” a su alrededor.

Rafael Videla Eissmann
28 de Diciembre de 2022


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viernes, 23 de diciembre de 2022

La próxima Gran Catástrofe


En las profundidades del Amazonas.


En nuestro viaje a las profundidades del Amazonas, buscando alcanzar el tepuy, el 30 de Julio de 2018, Tatunca me manifestó:

Los dioses están aquí. Y muy prontamente desarrollarán la próxima Gran Catástrofe para restaurar el mundo.

¿Dónde están los dioses? En Akakor. En Akahim. En los recintos sagrados del mundo subterráneo.

¿Por qué medio impulsarán la “próxima Gran Catástrofe”? ¿Qué vendrá luego, un “Nuevo Sol”, la “Nueva Tierra”? ¿Quiénes serán los sobrevivientes? ¿Dónde encontrarán refugio?

A este respecto, recuerdo una conversación sostenida hace muchos años con Quinturay Raypán (1º de Marzo de 2005), descendiente de machi o “shamán” de la tradición cultural lituche-araucana del Chili Mapu. Quinturray me indicaba en relación con las cruces gamadas del kultrún o tambor ceremonial que estos símbolos representan los “soles” o grandes ciclos o edades:

Esta es la sexta Luna y el Sol, el cuarto, porque cuatro soles se han visto, cuatro soles aparecen en los kultrunes. Todo ha sido destruido con grandes cataclismos donde se daba vuelta la tierra y hasta el Sol se pierde. 

Cuando nació este Sol murió toda la gente del norte, por eso algunos se refugiaron en ciudades subterráneas, bajo el desierto y en el interior de los volcanes. Los que quedaron arriba, se volvieron tontos.

Estas sucesiones entre uno y otro Sol son determinadas por grandes cataclismos y diluvios o tripalafquen. Otros encontraron refugio en la montaña de Threng-Threng, de acuerdo a Juan Ignacio Molina en el Compendio della storia geografica, naturale, e civili del Regno del Chile (1776), el cual se suspendió sobre las aguas, hasta el término del proceso.

La relación esbozada por Quinturay evoca lo referido por Tatunca sobre los refugios subterráneos. En tanto, el registro en la crónica del abate Molina se relaciona a su vez con las “naves de los dioses” o astras que han sido mencionadas también por Tatunca.

Y resuena onda, nuevamente, la tradición hierática consignada por Karl Maria Wiligut en la “Segunda Época Humana” de la Descripción de la evolución de la humanidad de acuerdo a la tradición secreta de nuestro clan Asa-Uana de Uiligotis (1935):

La consciencia era transmitida a través de los pocos sobrevivientes luego de la destrucción general – éstos fueron llamados los “Seres de Conocimiento” [Wissende] desde entonces.

Rafael Videla Eissmann
22 de Diciembre de 2022


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domingo, 18 de diciembre de 2022

Los dioses guerreros: El Nuevo Sol


Símbolos de los ugha mongulala.


En el capítulo La Montaña Sagrada de mi obra La tradición sagrada de los ugha mongulala (Santiago de Chile, 2018), se encuentran significativos pasajes en torno al “fin del presente ciclo y el comienzo de un nuevo” de acuerdo a la tradición sagrada de los ugha mongulala.

Tatunca ha indicado que Akahim es la fortaleza subterránea de los dioses donde se encuentran determinados dispositivos que se “activan” para continuar la guerra.

La Gran Guerra.

(…)

Y luego, indica:

“Los dioses han regresado. Están aquí. El Consejo de Sacerdotes y mi sacerdote me han comunicado el fin del presente ciclo. Una nueva catástrofe y diluvio”.

“Sólo algunos se salvarán en los refugios subterráneos”.

“Sí”– le respondo, “una nueva gran catástrofe que concluya esta época y dé inicio a una Nueva Edad, a un Nuevo Sol”.

* * *

Los dioses “durmientes” de Akakor al igual que la poderosa deidad de la guerra del sustrato inmemorial mesoamericano, B’olon Yokte’ K’uh –o los “Nueve Dioses” o “Dios de Nueve Pasos” o “Dios de Nueve Patas”, compuesta o conformada por seres que fueron los generadores que “derribaron los cielos”, es decir, la Gran Catástrofe, pero que al mismo tiempo fueron los creadores de la edad siguiente, la presente–, emergerán desde las profundidades, desde la Tierra Hueca, para iniciar la transfiguración del mundo impulsar la aparición del Nuevo Sol.

Tatunca Nara ha enunciado que la próxima catástrofe está próxima y que es en realidad, un fenómeno producido por los hombres-dioses. Estos hombres-dioses son los remotos ancestros de la “humanidad blanca y clara”, es decir, los hijos de los dioses.

Ellos desplegarán sus fuerzas a través de esa ‘otra tecnología’ ya empleada en la Ante-Historia. Será entonces, la nueva guerra del Mahâ-Bharâta, la nueva Totaler Krieg.

Rafael Videla Eissmann
17 de Diciembre de 2022


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viernes, 16 de diciembre de 2022

El “fin del presente ciclo”


La Montaña de los Dioses.


Sábado 3 de Diciembre de 2022. “Gran Serpiente del Río” expresa:

En alrededor de un año habrá una gran guerra….

En realidad, todo esto se origina en el cosmos, en una gran actividad iniciada en el Sol que ahora llega a la Tierra.

Pero no se trata de fenómenos naturales o casuales sino que corresponde a las fuerzas desplegadas por los dioses

Es la destrucción de la Tierra. Mas no es el ‘fin del mundo’ sino el inicio del fin del presente ciclo y el comienzo de uno nuevo…

Setenta por ciento de la humanidad morirá.

Es la voluntad de los dioses, nuestros ancestros.

* * *

A través de “Gran Serpiente del Río”, llegan las ondas, las profundas ondas, con el mensaje del futuro-pasado de los dioses.

Vislumbro la trascendencia del mensaje. Es el nuevo Götterdämmerung, el “Crepúsculo de los Dioses”. El Ragnarök de los asen. El “Destino Final”.

Es la repetición del mito de la Gran Catástrofe de los Cielos –el “fin del presente ciclo y el comienzo de un nuevo”–.

Los ciclos del tiempo.

Tras ello, emergerá el Nuevo Sol del Satya Yuga o Edad Dorada de los hombres-dioses. De los Hijos del Sol.

El Quinto Sol de la Humanidad Sagrada.

Rafael Videla Eissmann
15 de Diciembre de 2022


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sábado, 19 de noviembre de 2022

Simbolismo del Lukutuwe


Una de las variaciones del Lukutuwe.


La trascendental figura del lukutuwe u “hombre primigenio” de la tradición lituche- araucana comprende los elementos de la Naturaleza del Chili Mapu: Sus trazas geométricas permiten la “lectura” de distintas formas –o más apropiadamente, de los símbolos codificados o “sustancia semiótica”–: Es un hombre-árbol (che-mamüll) –símbolo del hombre-mundo-cosmos–, un hombre-rana (pakarwa) –símbolo de la generación de la vida– y también, la irradiación desde su cabeza (lonko, longko) –el «Hombre-Sol»– corresponde a la mitad superior del símbolo de la chakana o “cruz andina” –en aymara: Pusi chakani o “la de los cuatro puentes”– que equivale a una pirámide escalonada o kuel o “pirámides” araucanas que son evocaciones de la Montaña Sagrada –la Montaña de Poder, la Gran Cordillera del Cielo–.

Muy significativamente, el etnólogo Aukanaw –descendiente de renü– ha expresado que este símbolo antropomorfo corresponde al “Divino Maestro” y representaría la encarnación de un ser superior descendido en la Tierra.

Junto a esta vasta y riquísima simbología, dos elementos resultan fundamentales para una comprensión aún mayor: La notable similitud con las representaciones de los viracochas o Dioses Blancos, es decir, la estirpe civilizadora de América y el “mudra” o gesto ritual de los tres dedos que es una clave astronómica relacionada con la constelación de Orión –el lexema WELU-WITRAU, las “manos de tres dedos” (la “constelación en tensión”)– pues es una evocación del origen cósmico, extraterrestre, de los ancestros en el Wenu Mapu o “tierra del cielo”.

Son los dioses del cosmos, los dioses extraterrestres de la grandiosa historiografía PaleoSETI que ha impulsado Erich von Däniken, contraviniendo todo el dogma evolucionista-difusionista y la impostura histórica.

Es la Historia Sagrada del Mythos de los hombres-dioses y de sus descendientes.

La historia de los primigenios habitantes del Chili Mapu.

Rafael Videla Eissmann
14 de Noviembre de 2022

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jueves, 10 de noviembre de 2022

Lukutuwe


Detalle de una faja araucana donde se observa una secuencia de lukutuwe (Fotografía de F. Maldonado).


El lukutuwe corresponde a una representación hierática de la tradición lituche-araucana materializada usualmente en los textiles –y, de modo específico, en los trariwe o fajas empleadas por las mujeres y en mantas–.

El lukutuwe es una figura antropozoomorfa caracterizada por una cabeza –o lonko– con gran tocado –que muchas veces es estilizada en una “flor”– y la abstracción simétrica del cuerpo –kalül– por medio de dos brazos de tres dedos y dos extremidades inferiores también de tres dedos.

La “posición” de este ícono-imagen antropozoomorfo es ritual. Más aún: Es iniciática y revela, al menos parcialmente para los conocedores del “lenguaje del tejido” –la ordenación de los códigos simbólicos, su simetría y colores–, un estado de transición o rito de pasaje.

Es el lukutuel-temu-rayen.

La peculiar característica de los tres dedos en las extremidades obedece a una clave astronómica y nos aventuramos a decir, a la historiografía PaleoSETI, pues se trata de una evocación de la constelación de Orión, conformado por un juego de líneas con tres estrellas y su significante, el lexema WELU-WITRAU, las “manos de tres dedos” (la “constelación en tensión”), siguiendo las informaciones consignadas por los etnólogos de Ernesto Wilhelm de Moesbach y fray Félix José de Augusta.

¡Otra clave más de la historia prohibida de nuestra América!

Faja araucana (Fotografía de F. Maldonado).


Ciertamente, el gran tocado del lukutuwe evoca las representaciones de los poderosos viracochas o Dioses Blancos.

Más aún: La tradición oral refiere a que el lukutuwe es una evocación del “primer ser humano”, hecho que posee una notabilísima similitud con el conocimiento de los amautas plasmado ulteriormente en la célebre obra El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno (1583-1615) del historiador Felipe Guamán Poma de Ayala (1534-1615) en torno a la población primigenia del mundo andino. Es decir, a la primer de generación [primera generación] de in[di]os, vari vira cocha runa / Primer yndio deste rreyno / Uari Uira Cocha uarmi / en este rreyno de las Yndias / Wari Wira Qucha Runa / Wari Wira Qucha warmi (Foja 48).

Guamán Poma de Ayala, agregó, de modo ilustrativo: Daquí [de la primera generación] multiplicó los demás generaciones de yndios a los quales le llamaron pacarimoc runa [“los de la aurora”] (Foja 49).

Esta primera población –o “generación”– fue aquella de los vari vira cocha runa, es decir, los huari-huarijocha que fueron llamados pacarimoc runa o aquellos “de la aurora”, del inicio.

Los primeros hombres.

De modo elocuente, esta es la misma premisa consignada en el Compendio de la historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile (1776) del historiador Juan Ignacio Molina acerca de los lituche o glyche, es decir, el principio de la generación de los hombres, o los hombres primitivos o del principio (Lenz, R. Tradiciones e ideas de los araucanos acerca de los terremotos. Página 17) de la tradición araucana.

Esta es la fundamental historia mítica de América, de Huitramannaland –la “tierra de los hombres blancos”– que encuentra plena resonancia con los estudios arqueológicos desarrollados por el profesor Roberto Rengifo durante las primeras décadas del siglo XX en torno a la primitiva población del Chili Mapu, los chilis procedentes de la Antártida, el gran centro de la humanidad blanca y clara (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 8 ~ Los destacados son nuestros).

De forma significativa, la representación del lukutuwe correspondería a una de las representaciones más australes de los viracochas o pacarimoc runa, “los de la aurora”. 

Los primeros hombres o Urmensch. Los “hijos de los dioses” del Wenu Mapu o “tierra del cielo”.

Rafael Videla Eissmann
8 de Noviembre de 2022

Bibliografía

I. Fuentes

Guamán Poma de Ayala, Felipe
Nueva Corónica y Buen Gobierno (1583-1615). Codex perúvien illustré. Université de Paris. Institut d’ethnologie. XIII. Paris, 1936.
_ El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno (1583-1615). Edición crítica de John V. Murra y Rolena Adorno. Segunda edición. Siglo Veintiuno. México, 1998.

II. Obras

Rengifo, Roberto
El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.
El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
_ Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].
El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.

Videla Eissmann, Rafael
Los lituches. Los hombres-dioses de la tradición del sur del mundo. Prólogo de Erich von Däniken. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2014.


II. Artículos

Lauri, Yole Beatriz
Una atrevida interpretación de la Portada del Sol. En: Histonium. Año VII. Nº78. Buenos Aires, Septiembre de 1945.

Lenz, Rodolfo
Tradiciones e ideas de los araucanos acerca de los terremotos. Imprenta de Cervantes. Santiago de Chile, 1912.


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domingo, 16 de octubre de 2022

“Chalinga fue el centro u origen de las primeras civilizaciones que se esparcieron por el continente”


Los dioses del firmamento. y b. K’terrnen y Ulen, “espíritus” o dioses de la tradición selk’nam de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Chile (Fotografías de Martin Gusinde, 1923). c. Figura precolombina huasteca de basalto hallada en Puebla, México, en exhibición en el Museo Amparo, con una fecha propuesta de 1300-1500 a. C. d. Representación azteca de Quetzalcóatl como Venus, portador del tocado cónico.



En El Secreto de la América Aborigen, Noticias y comentarios arqueológicos (1919), el profesor Roberto Rengifo trazó una fundamental idea en torno a la irradiación de la primitiva civilización aborigen desde Chalinga, en el centro-norte de Chile hacia el resto del continente.


En Noticias y comentarios arqueológicos el profesor Rengifo escribió que esta zona fue el centro u origen de las primeras civilizaciones que se esparcieron por el continente, marchando de sur a norte hasta México, y, progresando en lenguas y cultura con la distancia y los siglos. Se ve que la lengua se formó completamente en Chiloé y Llanquihue entre los huilliches (Cañas Pinochet), y que así como el salvajismo aumenta hasta el cabo de Hornos, la cultura se ve, a pasos, alcanzar de sur a norte el grado que manifiestan las ideas escritas en el Chalinga. Natural es que de aquí siguiera la misma dirección y progreso hasta el Titicaca y, desde ahí para adelante se estancara en la zona tropical, excepto en las alturas andinas, y tomara nuevo vigor en el mar Caribe, arribara a Yucatán y siguiera más allá de México (Rengifo, R. Noticias y comentarios arqueológicos. Página 31).

Resonancias de esta ruta civilizadora se descubren en la tradición mítica sobre los dioses del firmamento de Chile y México, como acontece con los hówen K’terrnen y Ulen de Tierra del Fuego y los quetzalcóatles. Muy significativamente, en ambos grupos los dioses portan tocados cónicos –el Ocelocopilli asociado a Venus en el caso mesoamericano–.

En el mismo campo se observa una sorprendente similitud entre una representación petroglífica de un viracocha en las cercanías de Monte Patria, en la Región de Coquimbo, en Chile y una escultura de Quetzalcóatl como Tla-huizcalpantecuhtli, es decir, el “Señor de la Casa de la Aurora” (Venus).

Izquierda: Representación petroglífica de un viracocha en las cercanías de Monte Patria, en la Región de Coquimbo,
en Chile. Derecha: Representación escultórica de Quetzalcóatl como Tla-huizcalpantecuhtli
“Señor de la Casa de la Aurora” (Venus). La similitud es evidente.


Los impulsores del “centro u origen de las primeras civilizaciones que se esparcieron por el continente” fueron los wira qucha runa –los viracochas– y más apropiadamente, pacarimoc runa o “los de la aurora” en la Primera Creación o Chamajpacha.

Rafael Videla Eissmann
14 de Octubre de 2022

Bibliografía

I. Obras

Rengifo, Roberto
El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.
El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
_ Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].
El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
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domingo, 2 de octubre de 2022

Las huaras y los viracochas


Una huara u horno de los chili-viracochas (Fotografía
de Roberto Rengifo en su obra Los chiles de 1921).


Una aproximación a la etimología de viracocha fue trazada por el profesor Roberto Rengifo en el capítulo VI Los viracochas, sus símbolos de su obra Los chiles (1921) en la cual ha escrito:

Los viracochas o “huaracochas” fueron los que descubrieron y mantuvieron la fundición del cobre en la huara de Chalinga; debieron tomar una gran supremacía sobre todos los demás aborígenes y parecerían magos, disponiendo del fuego endurecido o cobre rojo, teniendo además de esta ventaja moral, la material de emplearlo como arma, escudo y casco.

El nombre que tomaron los primeros metalurgistas proviene de las huaras, como aún hoy se llaman las fundiciones aborígenes en el norte y en el desierto de Atacama: Como fundidores se llamaron huaracochas y como mineros tratán, que es onomatopéyico del laboreo o martilleo, de donde salieron los tacanes, titanes y atacamas, y tacana o Tacna, etc.

Huara no significa fuego, pero significa viento, y este era el indispensable para un vivo tiraje, empleando leña o carbón de espino capaz de fundir el mineral: Por esto llamaron huaras a las chimeneas naturales de fundición, lo mismo que se llaman fraguas a los fuelles colocados en las herrerías.

La palabra cocha significa recipiente redondo, o mar, o lago, o poza, de co = agua y de cha = yacer, estar, echarse; tal vez con la acepción de plano a nivel, o terreno plano, tendido, etc.: Las palabras, chaco, concha, charco y cocha representan la misma idea de depósito redondo. Los restos de viviendas junto a las minas y a la huara, tienen la forma de conchas o covachas y están labradas en el mismo cerro; por consiguiente estos fundidores primitivos se denominaron, “hombres de las cochas de la huara” = Huara-Cocha-Ché, y después Huaracocha solamente, y después Huairacocha en aimará o palla, y por fin Viracocha en quichua.

En cuanto al papel mitológico que poco a poco se les atribuyó por los pueblos que civilizaron o sometieron, se comprende perfectamente, dada la superioridad de su industria: La terminación cocha ya no significó la modesta vivienda del minero, sino que se interpretó que era todo el mar; especialmente por los que vivían al oriente de los Andes; el occidente era el lado del mar, el otro lado misterioso de las nieves, de donde venían estos forjadores del metal rojo. La huara ya no fue por consiguiente la simple chimenea, sino el viento que los había traído, y después el fuego del horizonte, los arreboles que se encendían diariamente en el poniente, y el mismo Sol enrojecido para descender a su cocha hacia el lado donde existía aún la primera huara. Por esto los primeros incas se decían llegados del poniente, y porque eran descendientes de los chalingas o chili-ingas se llamaron ingas.

Estos primeros cambios en el significado de las palabras, tendiendo cada vez más a la grandiosidad y a la personificación, como pasa en todas las creencias, agigantadas por el tiempo y humanizando lo misterioso, convirtieron a los fundidores en semidioses. Ellos aceptaron y tomaron como símbolo una huara que se precipita en el mar (cocha), y posiblemente se hicieron enterrar en forma semejante, de bruces, con la cabeza hacia el occidente, más baja que el cuerpo, y descansando en una cocha o plato con símbolos solares y del fuego. Los demás, simples mortales, deberían tener la cabeza al oriente, más alta que el cuerpo y boca arriba, como se vio en el cementerio de El Zapallar [en la Región de Valparaíso].

La aproximación etimológica comunicada por el profesor Rengifo sobre los huairacochas o huaracochas es asertiva pues se basa en los vestigios arqueológicos –las huaras o guayras o fundiciones aborígenes encontradas desde la Patagonia a Atacama–.

A esta concepción se debe agregar la naturaleza propia que preservó la tradición mítica sobre los viracochas: Su origen divino. Ellos fueron los Dioses Blancos de América, los dioses fundadores de la civilización americana e impulsores de las Ciencias Sagradas.

Rafael Videla Eissmann
1º de Octubre de 2022

Bibliografía

I. Obras

Rengifo, Roberto
El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.
El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
_ Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].
El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.

* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).

lunes, 26 de septiembre de 2022

Los chilis, fundadores de Tiahuanaco: Las conclusiones de Roberto Rengifo, Adolph Bandelier y Carlos Keller


El Supremo Viracocha. Detalle de la Puerta del Sol de Tiahuanaco.


La sustancial premisa expuesta por el profesor Roberto Rengifo en torno a la migración desde Chile hacia el norte de los viracochas, fundando en el altiplano andino la primera ciudad monumental, en lo que hoy se llama Tihuanaco, hace 14.000 años (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 11), encuentra resonancias en las investigaciones desarrolladas por el arqueólogo Adolph Bandelier quien definió asimismo que Tiahuanaco fue construido por un pueblo que venía del sud, los chiloes (chili) (Lauri, Y. B. Una atrevida interpretación de la Portada del Sol. Página 622).

Esta concepción es expresada de igual forma por nuestro connotado historiador Carlos Keller al señalar que Viracocha habría tenido su origen en Chile, predicando lo que ellos [los caciques del valle del Mapocho] resumieron en esa ocasión. Este “héroe cultural” (nombre que se da por la ciencia a estos emisarios del Ser Supremo que aportan la cultura a los hombres) se habría dirigido desde Chile a Perú, propagando por doquier sus enseñanzas. Allá, sin embargo, los incas se habrían apartado de ellas, pervirtiéndose. Vemos en esta variante la animadversión de los mapuches [araucanos] contra el dominio incaico (Keller, C. Mitos y leyendas de Chile. Páginas 71 y 72 [Esta migración ocurrió mucho tiempo antes de los incas del Tahuantinsuyu ~ Nota del autor].

Keller, a su vez, rescató una interesante fuente etnohistórica del norte de Chile donde ha dado cuenta de la fundación de Tiahuanaco por un grupo proveniente de Chungará –en la Región de Arica y Parinacota–. En este sentido, Keller ha escrito: Muchos creen que aquella cultura es original de Tiahuanaco y que se propagó desde allá a todas partes, pero la verdad es que existió mucho antes en Chungará, cuyos vecinos se fueron a radicar allá. Y si tal afirmación necesitare ser probada, el incrédulo se cerciorará de inmediato de la verdad al examinar la capilla existente en Parinacota, pues al construirla se han incluido en su fábrica algunas antiquísimas columnas con adornos fálicos y que ahí se han conservado, como prueba latente de que aquella cultura tuvo su origen en Chungará (Keller, C. Mitos y leyendas de Chile. “El Paraíso de Chungará”. Páginas 90-93).

Es la leyenda áurea de los wari wira qucha runa. Los hombres-dioses de la Ante-Historia.

Rafael Videla Eissmann
24 de Septiembre de 2022

Bibliografía

I. Obras

Keller, Carlos
Mitos y leyendas de Chile. Editorial Jerónimo de Vivar. Santiago de Chile, 1972.

Rengifo, Roberto
El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.
El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
_ Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].
El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.

Videla Eissmann, Rafael
Los lituches. Los hombres-dioses de la tradición del sur del mundo. Prólogo de Erich von Däniken. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2014.


II. Artículos

Lauri, Yole Beatriz
Una atrevida interpretación de la Portada del Sol. En: Histonium. Año VII. Nº78. Buenos Aires, Septiembre de 1945.

* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).

sábado, 10 de septiembre de 2022

Los hombres blancos y barbados de Tiahuanaco


El monolito Kontiki –también conocido
como “Barbado” de Tiahuanaco.


Tanto la evidencia arqueológica como las fuentes etnohistóricas entregan significativas evidencias de una población distinta al elemento indígena-mongoloide-braquicéfalo: Se trata de la verdadera población aborigen del mundo prehispánico: El sustrato dolicocéfalo.

El mito ancestral fue comunicado a los cronistas como aconteció con la información consignada por el historiador Felipe Guamán Poma de Ayala en El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno (1583-1615) en relación con la generación de in[di]os, [los] vari vira cocha runa quienes fueron los primer[os] yndio[s] deste rreyno (http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2022/09/los-viracochas-primer-yndio-deste-rreyno.html).

Los huari-viracocha-runa.

Mas, antes que Guamán Poma de Ayala, el conquistador e historiador Pedro Cieza de León (1520-1554), basándose en las comunicaciones de amautas y sabios, consignaba en su Crónica del Perú (1553) en torno a la antigüedad y el origen de los constructores del fabuloso Tiahuanaco –la metrópolis de los viracochas–, que antes que ellos reynaseen [los incas] estauan hechos: Más que ellos no podían dezir ni afirmar quién los hizo. Mas de que oyeron a sus passados que en vna noche remaneció hecho lo que allí se vía. Por esto, y por lo que también dizen auer visto en la ysla de Titicaca hombres baruados, y auer hecho el edificio de Vinaque semejante gente, digo que por ventura pudo ser que antes que los Ingas mandassen, deuío de auer alguna gente de entendimiento en estos reynos, venida por alguna parte que no se sabe, los quales harían estas cosas, y siendo pocos y los naturales tantos, serían muertos en las guerras (Cieza de León, P. Crónica del Perú. Primera parte. Página 284).

Y Cieza de León agrega que en la ysla de Titicaca en los siglos pasados ovo unas jentes barvadas blancas como nosotros; y que saliendo del valle de Coquimbo, un capitán, que avía por nombre Cari, allegó a donde agora es Chuquyto, de donde después de haber hecho algunas nuevas poblaçiones pasó con su jente a la ysla y dio tal guerra a esta jente que digo que los mató a todos. Chiriguama, governador de aquellos pueblos, que son del Emperador, me contó lo que tengo escrito (Cieza de León, P. Crónica del Perú. Segunda Parte. Página 7).

¿Hombres “barbados” y “blancos” en la América prehispánica? ¡Claro que sí! Se trata del elemento primordial del continente y que como bien ha argüido el etnólogo Paul Rivet (1876-1959), fundamentándose en las informaciones expuestas tanto en las crónicas como en la iconografía prehispánica y en las relaciones comunicadas por los indígenas, en muchas regiones, la tradición conservaba el recuerdo de hombres blancos y barbados que habían precedido a las poblaciones actuales, especialmente en Perú, en la región de Guamanga y en las islas del Titicaca (Rivet, P. Los orígenes del hombre americano. Páginas 142-145).

Los indios blancos, como se ha sostenido a través de los registros en crónicas y fuentes etnohistóricas y por medio de la abundante iconografía prehispánica, fueron los descendientes de los dioses, de los huarijochas (viracochas).

Los viracochas fueron los “héroes culturales” de la tradición prehispánica y que llevaron al profesor Roberto Rengifo a establecer acerca de ellos: Los chili-ingas se consideraban elegidos y sobresalientes entre los demás pueblos; eran los viracochas (huaracochas); semidioses encargados de educar al mundo. Llegaron al altiplano boliviano, arrastrando a los cazadores pampinos y a los pescadores costinos y fundaron la primera ciudad monumental, en lo que hoy se llama Tihuanaco, hace 14.000 años, cuyo nombre primitivo no se sabe (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 11).

Los huari-viracocha-runa, los Dioses Blancos, fueron los impulsores de esa civilización extraña y superior –en el decir del historiador Diego Barros Arana– de la cual emanaron en remotas edades, las altas culturas del continente.

Rafael Videla Eissmann
9 de Septiembre de 2022

Bibliografía

I. Fuentes

Cieza de León, Pedro
Crónica del Perú (1551-53). Primera parte. Tercera edición. Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial. Lima, 1995.
_ Crónica del Perú (1551-53). Segunda parte. Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial. Lima, 1985.
_ Crónica del Perú (1551-53). Tercera parte. Tercera edición. Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial. Lima, 1996. 
_ Crónica del Perú (1551-53). Cuarta parte. Volumen II: Guerra de Chupas (Ca. 1553). Pontificia Universidad Católica del Perú. Fondo Editorial. Lima, 1994.

Guamán Poma de Ayala, Felipe
El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno (1583-1615). Edición crítica de John V. Murra y Rolena Adorno. Segunda edición. Siglo Veintiuno. México, 1998.


II. Obras

Rengifo, Roberto
El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.
El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
_ Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].
El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.

* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).

sábado, 3 de septiembre de 2022

Los viracochas: “Primer yndio deste rreyno”


Los vari vira cocha (viracochas) en El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno
(1583-1615) de Felipe Guamán Poma de Ayala.


En su notabilísimo trabajo El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno (1583-1615), el historiador Felipe Guamán Poma de Ayala (1534-1615) fundió las tradiciones precolombinas con aquellas del Occidente cristiano en esta fuente de 1193 páginas resguardada en la Biblioteca Real de Dinamarca.

En El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno se encuentran resonancias de la historia del antiguo Perú –Guamán Poma de Ayala pertenecía a una familia noble yarowilca y era descendiente de Túpac Inca Yupanqui, décimo soberano del Tawantinsuyu y traductor del quechua–.

Todo esto, como sucintos antecedentes de su profundo conocimiento de la cosmovisión andina y sus manifestaciones culturales y especialmente, sobre claves fundamentales comunicadas en el capítulo de las edades de los indios y de los primeros hombres de América. En este sentido, sobre la Primera Edad de los indios, Guamán Poma de Ayala escribió: Primer de generación [Primera generación] de in[di]os, vari vira cocha runa / Primer yndio deste rreyno / Uari Uira Cocha uarmi / en este rreyno de las Yndias / Wari Wira Qucha Runa / Wari Wira Qucha warmi (Foja 48).

Y luego: Desta generación comensaron a multiplicar y la desendencia y multiplico después a éstos les llamaron dioses y lo tubieron ací (…).

Daquí multiplicó los demás generaciones de yndios a los quales le llamaron Pacarimoc Runa [“los de la aurora”] (Foja 49).

Es decir, la primera población –“generación”– fue aquella de los VARI VIRA COCHA RUNA, es decir, los huari-huarijocha que fueron llamados Pacarimoc Runa o aquellos “de la aurora” y que fueron reconocidos como “dioses”.

En términos de la historia mítica, son los Dioses Blancos del continente. En términos arqueológicos, corresponden al sustrato dolicocéfalo primordial y pre-indígena.

Esta fuente constituye una hebra que se extiende hacia las profundidades de la América Aborigen que con justa razón antes de 1492 se llamó Huitramannaland, esto es, la tierra de los hombres blancos.

Su origen, comprendiendo la migración de sur a norte en épocas ante-históricas, se remonta al Polo Antártico, el gran centro de la humanidad blanca y clara (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 8 ~ Los destacados son nuestros).

Los lituche o glyche, esto es, los “hombres primitivos o del principio”.

Rafael Videla Eissmann
26 de Agosto de 2022

Bibliografía

I. Fuentes

Guamán Poma de Ayala, Felipe
Nueva Corónica y Buen Gobierno (1583-1615). Codex perúvien illustré. Université de Paris. Institut d’ethnologie. XIII. Paris, 1936.
_ El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno (1583-1615). Edición crítica de John V. Murra y Rolena Adorno. Segunda edición. Siglo Veintiuno. México, 1998.


II. Obras

Rengifo, Roberto
El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.
El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
_ Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].
El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.

* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).

domingo, 14 de agosto de 2022

Correspondencia fundamental sobre el origen del hombre entre la tradición aborigen de Chile y la visión del profesor Roberto Rengifo


Chemamüll u “hombres de madera”. En realidad, se trata de una evocación de los lituche o glyche,
es decir, los “primeros hombres” (Museo Chileno de Arte Precolombino).

El abate, naturalista y cronista Juan Ignacio Molina en su Compendio de la historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile (1776), basándose en la tradición comunicada por los aborígenes, señaló que los chilenos llaman a los primeros hombres, de los cuales descienden, peñi Epatun, que quiere decir, los hermanos Epatun, pero, a excepción del nombre, no saben otra cosa de la historia de estos hermanos sus patriarcas. Los llaman también glyche, esto es, hombres primitivos o del principio, y en sus congregaciones los invocan, junto con sus divinidades, entonando en alta voz: Pom, pum, pum, Mari epunamun, animalhuen, peñi Epatun, etc. (…) (Medina, J. T. Los aborígenes de Chile. Página 35).

La relación consignada por Molina es trascendental. Entiéndase: (…) los primeros hombres, de los cuales descienden, peñi Epatun (…). Los llaman también glyche, esto es, hombres primitivos o del principio (…).

Claramente, la tradición aborigen refiere al autoctonismo, es decir, al origen vernáculo, aborigen –ab origen– del chiliche, del “hombre de Chile” o araucano, de la población dolicocéfala –a diferencia del indígena inmigrado braquicéfalo– y cuyo epíteto fue “hombre de la tierra [de Chile]”, esto es, mapuche.

El filólogo, lingüista y folclorólogo Rodolfo Lenz en Tradiciones e ideas de los araucanos acerca de los terremotos (1912) también consignó esta idea: Llituche [sic], que quiere decir en su lengua ‘principio de la generación de los hombres’ sean dos o cuatro con sus hijos» (…). (Lenz, R. Tradiciones e ideas de los araucanos acerca de los terremotos. Página 17).

Esta tradición se reencuentra con los postulados arqueológicos e historiográficos desarrollados por el insigne profesor Roberto Rengifo en su trabajo El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935) en torno al origen de la humanidad en el archipiélago antártico, que por entonces decenas de miles de años atrás, era el gran centro de la humanidad blanca y clara (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 8).

Esta humanidad blanca y clara conformó la base racial de la población originaria de Chile: Los chili-viracochas. Los Dioses Blancos del mito y la leyenda.

Todo esto evoca la tradición que me comunicara la maestra Quinturay Raypán en Nueva Imperial, en la Araucanía, en el año 2005 sobre el origen del verdadero “hombre de la tierra, indicando con su dedo índice la tierra, el Minche Mapu–, indicando: ¿Cómo vamos a venir de África? Nosotros somos mapu-che, somos los hombres de la tierra, de esta tierra, hemos surgido de la tierra y hemos vivido desde siempre aquí. ¡No hemos venido de África! (Comunicación personal con el autor. Nueva Imperial, Enero de 2005).

He aquí la Tradición Sagrada emanada del Chili Mapu y proyectada y preservada por los herederos de la tradición cultural –Epeu y Nütram– de los antiku-pu-che –los Hijos del Sol– y de los chilenos.

Rafael Videla Eissmann
8 de Agosto de 2022

Bibliografía

I. Obras

Medina, José Toribio
Los aborígenes de Chile (1882). Segunda edición. Introducción de Carlos Keller. Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina. Santiago de Chile, 1952.

Rengifo, Roberto
El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.
El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].
El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.

Videla Eissmann, Rafael
Roberto Rengifo y el Secreto de la América Aborigen. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica y el origen polar antártico del hombre. Editorial Puerto de Palos. Santiago de Chile, 2007.

II. Artículos

Lauri, Yole Beatriz
Una atrevida interpretación de la Portada del Sol. En: Histonium. Año VII. Nº78. Buenos Aires, Septiembre de 1945.

Lenz, Rodolfo
Tradiciones e ideas de los araucanos acerca de los terremotos. Imprenta de Cervantes. Santiago de Chile, 1912.


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).

lunes, 1 de agosto de 2022

Una representación petroglífica del Diluvio


Petroglifo en Chalinga, en la Región de Coquimbo, en el norte de Chile. De acuerdo
al profesor Roberto Rengifo, se trataría de una representación del Diluvio.


El profesor Roberto Rengifo, desarrollando en Noticias y comentarios arqueológicos –la primera parte de El Secreto de la América Aborigen, 1919)– el estudio de un conjunto de petroglifos en Chalinga en la Región de Coquimbo, en el norte de Chile, consignó una posible representación del Diluvio o última catástrofe planetaria:

Hay un cuadro de figuras complicadas, que parece cataclismo e inundación. La primera idea que me sugirió fué, la de la representación del Diluvio, o tradición araucana del Cay-cay y el Tren-tren; pues que se ve abajo el agua arrasadora; viniendo del lado de esos seres de cabezas bífidas, que figuran en los escudos de los atacamas, con los ganchos más abiertos, y en los petroglifos del yapurá, dados por Souza Brito, y, parecidos al cangrejo del mar que combate con el hombre de la tierra, pintado en una cerámica Chimú, dado por Kronau. Las figuras de esta roca pueden haber sido las primeras en representar así a los seres o fuerzas del agua.

En el centro hay una figura humana, de cabeza ovalada, sin piernas, sumergida casi, que parece atropellada por el agua, y varios otros signos o formas de difícil explicación; pero, con sus diez puntitos, empequeñecido por lo grandioso de los hechos que los rodean. A la derecha todas son líneas que se derrumban, doblándose al peso de la caída de grandes piedras y, arriba, una figura parece indicar lluvia (semejante a un peine) y, la otra es una voluta que indica el movimiento de caer rodando (Videla Eissmann, R. Roberto Rengifo y el Secreto de la América Aborigen. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica y el origen polar antártico del hombre. Página 30).

Si bien Rengifo considera este conjunto también como un posible símbolo de la fecundación de la Tierra por el agua, resulta plausible que este grupo corresponda al último Tripalafquen, es decir, el cataclismo e inundación de la tradición lituche-araucana.

De acuerdo a Rengifo estas representaciones pertenecen al sustrato chili-diaguita (dihuita).

Este conjunto petroglífico guarda relación con la comunicación realizada por Quinturay Raypán: Esta es la sexta Luna y el Sol, el cuarto, porque cuatro soles se han visto, cuatro soles aparecen en los kultrunes. Todo ha sido destruido con grandes cataclismos donde se daba vuelta la tierra y hasta el Sol se pierde…

Rafael Videla Eissmann
30 de Julio de 2022


Bibliografía

Rengifo, Roberto
El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.
El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].
El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.

Videla Eissmann, Rafael
Roberto Rengifo y el Secreto de la América Aborigen. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica y el origen polar antártico del hombre. Editorial Puerto de Palos. Santiago de Chile, 2007.


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Se prohíbe su reproducción).

lunes, 11 de julio de 2022

“Cuando nació este Sol murió toda la gente del norte, por eso algunos se refugiaron en ciudades subterráneas”


Nuestra apreciada maestra, Quinturay Raypán.


En “Amplias muestras de vidrios fueron generados por bolas de fuego cometarias durante el Pleistoceno tardío en el desierto de Atacama, Chile” (http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2022/07/amplias-muestras-de-vidrios-fueron.html) se ha abordado el estudio geológico de las consecuencias en Atacama del impacto de bolas de fuego cometarias durante el Pleistoceno Tardío (Superior). Y tal como se indicaba, el Mythos Légein de Chile preservó el conocimiento de este evento cósmico-planetario. De esta manera, una anciana suffmashife o dugun-machife, es decir, intérprete del lenguaje secreto de la machi, de Gorbea, en la Araucanía, comunicó a la maestra Quinturay Raypán una tradición fragmentaria de este acontecimiento.

Así, en Santiago, el 1º de Marzo de 2005, Quinturay Raypán me indicó:

Esta es la sexta Luna y el Sol, el cuarto, porque cuatro soles se han visto, cuatro soles aparecen en los kultrunes. Todo ha sido destruido con grandes cataclismos donde se daba vuelta la tierra y hasta el Sol se pierde. 

Cuando nació este Sol murió toda la gente del norte, por eso algunos se refugiaron en ciudades subterráneas, bajo el desierto y en el interior de los volcanes. Los que quedaron arriba, se volvieron tontos.

La comunicación de la suffmashife de Gorbea es trascendental. Una hebra al conocimiento sagrado de la sucesión de los soles o “grandes ciclos” y su plasmación como símbolo en el kultrún y por cierto, de las ciudades subterráneas del Minche Mapu o “tierra de abajo” donde habitan los alhues e iniciados de Chile.

Rafael Videla Eissmann
10 de Julio de 2022


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lunes, 4 de julio de 2022

Los Dioses de Chile


Representación petroglífica de un viracocha, cerca de Monte Patria, en la Región de Coquimbo,
en el norte de Chile (Fotografía de Rafael Videla Eissmann, 2016).


Antes de los hombres, antes del tiempo, en la tierra sagrada de Chile, vivieron los dioses.

Fueron seres astrales –extraterrestres– que se plasmaron, parcialmente, antes de la fijación del Eje terrestre, antes del inicio de la palanca de la Gravitación, el Tiempo y sus ciclos.

Arribaron desde más allá de las estrellas, desde el otro lado, a través de Venus, creando o plasmando la Belleza del Paisaje, la Belleza del Mundo: Sus montañas, sus ríos, lagos, sus bosques, sus quebradas y playas como reflejo del Mundo de Luz.

Chile fue la Patria de los Dioses, es decir, de los hówen –los “espíritus”–, de los antupainko –los Hijos del Sol–, de los poderosos pillanes, de los chel-kura y de los venerados viracochas (Huara-Cocha-Ché). Sus descendientes, forjaron por medio de la voluntad la manifestación más pura de su sangre sobre la tierra: La cosmovisión o Ad-Mapu, las “leyes de la tierra” de los chiliche o araucanos.

Con propiedad, son ellos quienes se reconocieron como descendientes de los lituche o glyche, es decir, de los “primeros hombres” –los hombres primitivos o del principio según el abate Juan Ignacio Molina en su Compendio de la historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile (1776) y la humanidad blanca y clara originaria del Polo Antártico de acuerdo al profesor Roberto Rengifo en El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935)–. Pues ellos fueron los hijos de los dioses, los verdaderos “hombres de la tierra” (mapuche) –tal como me lo expresara la maestra Quinturay Raypán en Nueva Imperial, en la Araucanía, indicando con su dedo índice la tierra, el Minche Mapu– y cuyos vestigios anteceden toda la historia conocida y que se remonta en términos arqueológicos, a las magníficas y fascinantes manifestaciones líticas de la primera humanidad.

Un eco de todo esto fue la expedición de un grupo de alemanes (1935) para investigar el origen de su raza en Tierra del Fuego, en Karukinka, la antesala de la Antártida.

Rafael Videla Eissmann
4 de Julio de 2022

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