domingo, 8 de diciembre de 2019

La glosalia de los chiles


Petroglifo de un viracocha en la Región de Coquimbo, Chile.


A propósito del centenario de la promulgación del ORIGEN POLAR ANTÁRTICO DEL HOMBRE, presentamos la siguiente glosalia.

De acuerdo a los estudios del profesor Roberto Rengifo el presente texto es una traducción de una glosalia subsistente en Chile. Una especie de himno o canción nacional u oración, que recitaban orgullosos estos chili conquistadores y civilizadores, cuando se encontraban afuera de su centro natal Chilinga (hoy Chalinga) hacia la cordillera en latitud 30° - 47°.

Ciertamente, se reconoce en esta glosalia plasmada en los petroglifos la prodigiosa cosmovisión de los chili-viracochas, los dioses civilizadores o “héroes culturales” de la América prehispánica:

¡Mansión divina; nuestra antigua patria.
Región de montañas,
de valles fértiles, de intensos plantíos!
El Sol aferente hace brillar nuestras nevadas cumbres;
el agua que de ellas mana riega las quebradas.
Nuestra fuerte patria allá tiene vara; está organizada.
Nuestras rocas escritas la rodean y son nuestras leyes.
Nuestras fuerzas unidas nos hacen brillar sobre
los hombres del mundo, porque tenemos disciplina.
Las plantas también son fuertes,
los maíces nos sobrepasan en altura.
La planta cultivada al otro lado se hace fecunda;
tenemos sabiduría para hacerlo.
¡Región do brotan plantas que riegan los canales brillando!
Es fecundo prado que brotó en la región excelsa.
¡Pensamiento origen!
¡Pensamiento fecundo!
¡Pensamiento Dios!

Rafael Videla Eissmann
2 de Diciembre de 2019


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jueves, 5 de diciembre de 2019

Roberto Rengifo


El profesor Roberto Rengifo
(Santiago de Chile, 1919).


Esta es una de las pocas fotografías conocidas del profesor Roberto Rengifo, autor de la extraordinaria obra El Secreto de la América Aborigen (1919-1921), Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles (1920) y El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935) y promulgador de tres concepciones fundamentales: El origen polar antártico del hombre –la “humanidad blanca y clara”–, el desarrollo de la civilización de sur a norte en América y desde ésta a otras latitudes del globo y la presencia de la raza civilizadora de los ario-andinos –o anteos– que irrumpe y puebla a Europa desde occidente.

«Tenéis a vuestra disposición un campo supremo de investigación para llenaros de orgullo».

«Tenéis un mundo viejo que resucitar con vuestros conocimientos y hacerlo nuevo e inmortal» (Roberto Rengifo).

Rafael Videla Eissmann
2 de Diciembre de 2019


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domingo, 1 de diciembre de 2019

Centenario de la promulgación del origen polar antártico del hombre (1919-2019)


 
La Terra Asutralis, la Antártida, cuna de la humanidad de acuerdo al profesor Roberto Rengifo,
en el mapa Orbis Terrae Compendiosa Descriptio (1587) de Gerardus Mercator.


El profesor Roberto Rengifo es el mayor genio de la historiografía y antropología de Chile y América: Promulgó el origen polar antártico del hombre y la irradiación de la civilización desde la región antártico-patagónica hacia el norte y al resto del globo.

Fue profesor de Estética e Historia del Arte de la Escuela de Bellas Artes (1919) y del Instituto de Educación (1926) de la Universidad de Chile. Fue miembro de la Société Scientifique du Chili (1904) y desarrolló numerosas conferencias entre 1906 y 1934.

Rengifo fue asimismo el autor de un conjunto de trabajos que componen El Secreto de la América Aborigen. Se trata de Noticias y comentarios arqueológicos (1919), Estractos de Actas de la Sociedad Científica (1920), Los chiles (1920), Extractos de Actas de la Sociedad Científica (1921), Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles (1920) y El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935).

Los principales campos que abarcan estos trabajos son la concepción del origen polar antártico del hombre –la “humanidad blanca y clara”–, el desarrollo de la civilización de sur a norte en América y desde ésta a otras latitudes del globo y la presencia de la raza civilizadora de los ario-andinos –o anteos– que irrumpe y puebla a Europa desde occidente.

De esta manera, en la Sesión General de la Sociedad Científica sostenida el 29 de Diciembre de 1919, el profesor Rengifo sostuvo que el origen de la humanidad estuvo en el casquete polar antártico, y que habiéndose dislocado y hundido en parte este casquete, arribó la gente primitiva al extremo sur de Patagonia y Tierra del Fuego.

Esta extraordinaria concepción se ha basado en sus estudios arqueológicos e etnohistóricos y en fuentes como el poema épico de La Araucana (1574) del cronista y soldado Alonso de Ercilla y Zúñiga:

Chile, fértil provincia señalada
de la región antártica famosa
de remotas naciones respetada
por fuerte, principal y poderosa,
la gente que produce es tan granada,
tan soberbia, gallarda y belicosa,
que no ha sido por rey jamás regida,
ni a extranjero dominio sometida…

Más aún: Rengifo declaró en El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935) que ha recurrido a lo escrito hace 18.000 años en roca dura con cincel en las cordilleras de mi mismo país [Chile]. Así he determinado lo que fue nuestra tierra, lo que la humanidad le debe a su esfuerzo y como fue la Primera Patria del Mundo.

Este es el secreto de la América Aborigen: La existencia de un sustrato civilizador que emanó de la región polar antártica, irradiándose desde el sur por América para luego expandirse por el resto del globo.

Este sustrato civilizador corresponde en términos craneológicos al grupo dolicocéfalo; a los paleoamericanos según la cronología historiográfica y a los indios blancos conforme a los mitos prehispánicos que luego fueron vertidos en crónicas y posteriormente en numerosos registros etnohistóricos. Los indios blancos son los descendientes de los Dioses Blancos, los portentosos héroes culturales que crearon las civilizaciones de América-Huitramannaland como reflejo de una cosmovisión trascendente.

La concepción de Roberto Rengifo es decisiva al determinar que desde el norte de Chile los chilis se extendieron al oriente, Chalingasta, y después al norte. Se les denomina hoy diaguitas y, más propiamente, dihuitas. Llegaron hasta el Chiria en el norte del Perú. Después, en plena cultura y en posesión de los metales, ocuparon todo Chile hacia el sur, hasta Chiloé y hasta Magallanes, y dieron vuelta por el Estrecho, difundiendo la cultura en el mundo, y especialmente en el Báltico y en el Mediterráneo.

En este primer centenario de la concepción promulgada en la Sesión General de la Sociedad Científica el 29 de Diciembre de 1919 por el profesor Roberto Rengifo sobre el ORIGEN DE LA HUMANIDAD BLANCA EN EL CASQUETE POLAR ANTÁRTICO, diversos medios internacionales han hecho eco de este hito: Il Giornale dei Misteri de Italia, PaleoSETI de Canadá, NOUFA de Chile, The X Planet de Italia y nuestros Cuadernos de Divulgación Histórica.

Ciertamente, la visión de Roberto Rengifo expuesta en su inigualable obra es la cristalización de la cosmovisión aborigen.

Rafael Videla Eissmann
1º de Diciembre de 2019


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jueves, 14 de noviembre de 2019

Norge - Rapa Nui


 El tótem labrado en madera existente
en el Museo de Historia de Oslo.


Esta figura es la representación labrada en madera de una deidad de la Edad del Hierro nórdica (Ca. siglo VIII a. C hasta siglo VI a. C.), hallada en Noruega. Se exhibe en el Museo de Historia de Oslo. ¿A quién representa? ¿A Thor? ¿A Freya- Sarakka –que posee un eco en el sustrato lapón con Wirku-Acca–?

De modo llamativo, esta figura de madera presenta gran similitud con los legendarios moais de Rapa Nui, el “Ombligo del Mundo”. En ambos casos, se trata de representaciones de tipo dolicocéfalo, de nariz larga y el tipo de frente inclinada.

Un moai en Rapa Nui, el “Ombligo del Mundo”.


¿Cómo se podría explicar la semejanza en contextos geográficos lejanos entre sí? ¿Existen otros tótems de similares características en Escandinavia? ¿Cuál fue el modelo original?

¿Hubo remotas vinculaciones transcontinentales en la antigüedad como lo ha propuesto Thor Heyerdhal y luego, Jacques de Mahieu y Vicente Pistilli? La similitud de mitos cosmogónicos, símbolos y cráneos dolicocéfalos en ambos contextos, así lo demuestra, contraviniendo de este modo, los postulados y concepciones de la así denominada «historia oficial».

Rafael Videla Eissmann
13 de Noviembre de 2019


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domingo, 13 de octubre de 2019

Simbolismo de la “Escalera del cielo”


 Detalle del dios Ehecoatl-Quetzalcóatl descendiendo por una ‘escalera’
desde una plataforma celeste (Codex Vindobonensis).


La figuración de la “escalera del cielo” de los lituche-araucanos –presentada en el enlace anterior bajo el encabezado de Sobre la inclinación del rehue: Eje Sagrado del Mundo– como medio de conexión entre la tierra y el plano de los dioses, posee varios significativos ejemplos en el mundo prehispánico –aunque por supuesto, no de manera exclusiva: Karl Maria Wiligut dio cuenta de la misma ‘escalera’ en la Quinta Época Humana de la Descripción de la evolución de la humanidad de acuerdo a la tradición secreta de nuestro clan Asa-Uana de Uiligotis (1935), basada en una remota y ancestral fuente germana y, por otra parte, en el Gyelrap, texto genealógico de los soberanos tibetanos, el cual refiere a veintisiete reyes, siete de los cuales descendieron del firmamento a la tierra en una escalera–.

 
Un rehue en la exhibición permanente del Museo Chileno de Arte Precolombino.

 
Rehue en el Museo de Historia Nacional de Chile.


Como se ha expresado, en el caso del sustrato cultural lituche-araucano se trata del rehue, símbolo del Eje Sagrado del Mundo, evocación mágico-religiosa de la escalera que une el Chili Mapu con el plano de los dioses-pillanes y de los habitantes de las estrellas: El Wenu Mapu.

Esta “escalera del cielo” se encuentra también entre los mitos ancestrales de los catíos de Antioquia, en Colombia –véase la relación del dios Caragabí y la construcción de la “escalera del cielo” por parte de Herupotoarra–.

De forma similar, en la tradición mítica de Venezuela sobre la “Gente de las Estrellas” se refiere a la construcción de una escalera con la cual ellos subían al firmamento.

 
Representación de Ehecoatl-Quetzalcóatl en el Codex Vindobonensis: El dios desciende por una ‘escalera’ desde
una plataforma celeste, el camino suspendido en el cielo llamado Kuxa’an Suum, “Cuerda Viviente”.


Es la misma figura plasmada en el Codex Vindobonensis con la imagen del dios Ehecoatl-Quetzalcóatl descendiendo por una ‘escalera’ desde una plataforma celeste. Es el camino suspendido en el cielo llamado Kuxa’an Suum, “Cuerda Viviente” de la tradición mesoamericana.

La representación de estas ‘escaleras’ en el mundo prehispánico, corresponde a una figuración simbólica de un puente de unión o conexión entre los planos –el terrestre y el celestial–, basada originalmente en una realidad pretérita preservada en los mitos de los dioses y sus descendientes.

Rafael Videla Eissmann
24 de Septiembre de 2019


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martes, 1 de octubre de 2019

Sobre la inclinación del rehue: Eje Sagrado del Mundo


 La inclinación del rehue (Fotografía sin información).


El rehue o poste escalonado tallado en madera de la remota tradición lituche-araucana es una representación del Axis Mundi. Es la Columna Invisible, el símbolo del Eje del Mundo, el Árbol Cósmico-Polar. En su parte superior ostenta un rostro antropomorfo –evocación así del ANTHROPOS u Hombre Cósmico–.

En ocasiones la figura antropomorfa de los rehues posee la callana o “plato” que protegía del Sol la cabeza a los lituches o sobrevivientes del Gran Diluvio o Tripalafken.

Los ‘escalones’ del rehue permiten el ascenso simbólico por donde los antiguos machis e iniciados ascendían al Wenu Mapu, esto es, a la “tierra del cielo”, donde moran los ancestros –los antupainko–.

Significativamente, en la ceremonia del Nguillatún (Pillantún), o rogativa al Dios Supremo, el rehue se emplaza en el centro del espacio sagrado o Nguillatuhue. Guiados por el o la machi o el ngillatufe, los participantes danzan en sentido levógiro en torno al rehue a los sones del kultrún –el tambor sagrado–, hasta la culminación del rito con los mantrams  Aum! Aum! Aum!

La sílaba sagrada OM.

Un rehue en la exhibición permanente del Museo Chileno
de Arte Precolombino.

Machi tocando su kultrún. Se puede observar la inclinación del rehue escalonado. Adviértase, asimismo, los símbolos del Sol en movimiento estampados en el kultrún (Fotografía de Martín Thomas. Sin fecha / Archivo Fotográfico Museo Chileno de Arte Precolombino).


Este rito, como el espacio donde se desarrolla y el símbolo del rehue, son una evocación mágico-religiosa del espacio que unía –une– la tierra –el Chili Mapu– al plano de los dioses pillanes y de los habitantes de las estrellas –el Wenu Mapu–.

Existe, junto a estos fundamentales elementos simbólicos esbozados aquí, un elemento intangible: La inclinación que presentan los rehues: Todos poseen un ángulo obtuso de aproximadamente 105 a 110 grados –siendo el eje el frontis antropomorfo–.

¿Cuál es la razón de esta característica? ¿Qué motiva esta distintiva inclinación? ¿Cuál fue su origen?

Nos inclinamos a pensar que esta inclinación es una evocación simbólica del antiguo eje terrestre, es decir, un símbolo del eje polar anterior a su cambio como motivo de la Gran Catástrofe.

La inclinación sería así una reminiscencia prediluvial.

No en vano un informante mapuche –herederos de la tradición de los araucanos– ha manifestado que el mapuche vive desde que es mundo, antediluvianos somos nosotros. Chao Ngenechen nos creó y nos dio la tierra en que vivimos (Rolf Foerster, Introducción a la religiosidad mapuche (1993). Página 77).

“Antediluvianos”. Sus descendientes preservaron a través de sus símbolos y mitos los componentes de una cosmovisión total.

Rafael Videla Eissmann
20 de Septiembre de 2019


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sábado, 14 de septiembre de 2019

Selk’nam-hopi: La unidad del origen (II)

My acknowledgement to Mr. S. Hamilton.

 El hówen Kótaix/Halaháches en la ceremonia iniciática Háin de 1923
(Fotografía de Martin Gusinde, 1923).


Como complemento del enlace anterior en torno a la unidad del origen entre las remotas tradiciones selk’nam y hopi, la siguiente iconografía comparativa entre el hówen Kótaix/Halaháches y el kachina Paiakyamu, un koshare o “tonto”, evidencia la remota conexión.

Ambos ‘dioses’ proceden del firmamento –son divinidades extraterrestres– y sus representaciones son sencillamente similares: Una ‘pintura corporal’ cuya base es blanca y un conjunto de líneas horizontales y dos ‘cachos’ o ‘cuernos’…

Izquierda: Figura kachina de Koshare (Paiakyamu). (Ca. 1868-1899) de los hopi pueblo (Brooklyn Museum). Centro: Otra representación hopi de Koshare (Siglo XX). DerechaKachina de Koshare (Ca. 1900-1925). (University of Pennsylvania Museum of Archaeology and Anthropology).

Singular fotografía de dos koshare –de espaldas– en una ceremonia hopi
(1912/Museum of American Indian Heye Foundation).


¿Cuál es el origen de este dios? ¿Cuál es su antigüedad? ¿Se trata de dos representaciones paralelas o bien, éstas proceden de una fuente común? ¿Cómo se produjo la conexión entre ambas regiones?

El profesor Roberto Rengifo en su trabajo Estractos de las Actas de la Sociedad Científica, aparecido en 1920, ha entregado una clave fundamental. Observando la ruta civilizadora de los viracochas, escribió en relación con la raza andinocelta que fue la primera que en América empujó la civilización de sur a norte, escribiendo en las rocas sus nacientes ideas, desde Arauco hasta Yanquilandia.

Esta ruta civilizadora de sur a norte se observa en mitos, símbolos y por cierto, en las representaciones de los hombres-dioses.

Rafael Videla Eissmann
12 de Septiembre de 2019


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domingo, 1 de septiembre de 2019

Selk’nam-hopi: La unidad del origen (I)


Izquierda: Petroglifo de un hombre-máscara en la zona de Choapa, en la Región de Coquimbo, en el norte de Chile, con los característicos dos ‘cuernos’. Derecha: Máscara ritual hopi de Arizona, Estados Unidos (Ca. 1910). Adviértase la similitud entre ambas representaciones.


Una aproximación al Mythos que sienta la base del sustrato cultural conocido de los selk’nam se ha presentado en Weltanschauung: Fragmentos de la tradición sagrada de Tierra del Fuego (http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2019/01/weltanschauung-fragmentos-de-la.html). Ecos de esta remota tradición son los mantras y cánticos de los jon o magos (http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2019/01/mantrams-de-los-selknam-el-clan-de-la.html).

Este sustrato civilizador se irradió de sur a norte. Vislumbrando la concepción del origen antártico de la civilización, el profesor Roberto Rengifo en su obra Los chiles (1921) manifestó que la civilización nació en América y fue de sur a norte; este es el principio fundamental que propongo, y que según creo, es verídico, y aclara y evidencia todos los hechos arqueológicos.

Sin embargo, incluso antes, en su trabajo Noticias y comentarios arqueológicos (1919), prefijaba el rumbo de la cultura primordial austral al afirmar que ésta fue el centro u origen de las primeras civilizaciones que se esparcieron por el continente, marchando de sur a norte hasta México, y, progresando en lenguas y cultura con la distancia y los siglos.

Esta irradiación del sustrato austral se constata a través de la simbología y de las tradiciones –la unidad del origen– (Véase a propósito http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2019/01/un-geoglifo-del-dios-kotaix-en-el-norte.html). Un ejemplo de esta extensión hasta Norteamérica lo otorga la notable semejanza entre un petroglifo prehispánico de Choapa, en la Región de Coquimbo, en el norte de Chile, que representa a un hombre-máscara con dos cuernos en forma de volutas y una máscara hopi de Arizona, en Estados Unidos (Ca. 1910), de similares características.

Se trataría, en realidad, de una evocación del hówen Kótaix/Halaháches, poderoso “dios” celeste de la tradición selk’nam que se caracteriza por tener dos cuernos.

Apropiadamente, María Rostorowski ha dilucidado la clave de la irradiación civilizadora al expresar que el avance de los viracochas es de sur a norte.

Rafael Videla Eissmann
31 de Agosto de 2019


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martes, 27 de agosto de 2019

“Choike Pürun”: Un lejano eco de los hombres-pájaros en la tradición de la Araucanía


 Bailarines del Choike Pürun: Hombres-pájaros (Fotografía de Claude M. Janvier, 1930).


Si bien es cierto el culto totémico en la cosmovisión araucana –el cual se observa por ejemplo en las danzas sagradas tales como el Mara Pürun (“Danza de la Liebre”), el Huemul Pürun (“Danza del Huemul”), Tregüll Pürun (“Danza del Queltehue”) y Rere Pürun (“Danza del Pájaro Carpintero), o el Choike Pürun (“Danza del Ñandú” o “Avestruz”)–, el origen de las representaciones de los hombres-pájaros se relacionaría con la tradición de los dioses y sus representaciones en ignotas edades en la más remota antigüedad. De hecho, basta constatar la secuencia de veinte hombres-pájaros en la portentosa Puerta del Sol de Tiahuanaco –la metrópolis de los viracochas–, o la tradición de los textiles con hombres-pájaros en la cultura Paracas o bien, el Tangata Manú de Rapa Nui o “Isla de Pascua”, el Ombligo del Mundo, para constatar su trascendencia.

Entonces, ¿se trata de una mera casualidad o coincidencia en esta recurrencia? ¿Es el Choike Pürun una simple representación del ñandú y su ciclo vital?

 Choike Pürun en un Nguillatun desarrollado en el paraje San Ignacio, próximo a Las Coloradas, en la década del 30
del siglo XX (Fotografía de la colección del Museo Histórico de Senillosa, en Neuquén, Argentina).

Otra imagen del Choike Pürun en el paraje San Ignacio (Fotografía
de la colección del Museo Histórico de Senillosa, en Neuquén, Argentina).

El Nguillatun de San Ignacio, próximo (Fotografía de la colección
del Museo Histórico de Senillosa, en Neuquén, Argentina).


La corriente historiográfica PaleoSETI encabezada por Erich von Däniken ha otorgado un amplio horizonte que va más allá de los febles parámetros de la historiografía ortodoxa –e indigenista en el campo americano– que no sólo ha limitado la antigüedad del hombre y la civilización sino que ha restringido los ecos de la tradición de los hombres-dioses y sus representaciones sagradas tanto a una mera funcionalidad de la “estructura socio-económica” como a la “psique primitiva” de las culturas y civilizaciones de la antigüedad…

Detalle de la Puerta del Sol de Tiahuanaco: Adviértase los hombres-pájaros
en torno al Gran Viracocha.

Textil de la cultura Paracas con la representación de un hombre-pájaro.


La abundante iconografía de los “hombres-pájaros” en la América Aborigen y, en el caso particular de la danza Choike Pürun de los araucano-mapuche, se debe comprender en realidad como una ritualidad ancestral y totémica que ha resguardado el conocimiento de los habitantes del Wenu Mapu –es decir, de la “tierra del cielo”–, los antupainko, los “Hijos del Sol” y su descenso al Chili Mapu.

Rafael Videla Eissmann
26 de Agosto de 2019


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jueves, 15 de agosto de 2019

Rapa Nui – Araucanía: ¿Clave simbólica de la “insignia de poder” de los araucanos?


 La singular pieza arqueológica de Rapa Nui que guarda relación con la forma del símbolo
de la clava de los araucanos (Colección del Museo de Historia Natural de Chile).


En el mes de Enero de  1934, un trabajo de Arturo Fontecilla L. que lleva por título Una maza polinésica hallada entre los araucanos (Revista Universitaria. Universidad Católica de Chile. Año XVIII. Nº8. Santiago de Chile, Enero de 1934) da cuenta de esta reliquia –que estuvo en poder un cacique– y que evidencia un inmemorial contacto entre la Polinesia y la costa de la Arauco.

Ulteriormente, el etnólogo Thor Heyerdahl en su obra American Indian in the Pacific. The Theory Behind the Kon-Tiki Expedition (“Indígena americano en el Pacífico. La teoría detrás de la expedición Kon-Tiki”. G. Allen & Unwin. London, 1952), postula las bases de remotas relaciones entre América del Sur y el continente insular.

En este sentido, una singular pieza arqueológica del Museo de Historia Natural de Chile, otorga una clave simbólica. La pieza describe la iniciación del Manutara: El Hombre-Pájaro, al lado derecho, se presenta en una posición específica: Cuerpo encorvado; codos tocando las rodillas y la mano izquierda hacia arriba. A continuación, frente al Hombre-Pájaro, en sentido inverso, un hombre ‘saltando’ o ‘arrojándose’ con la misma posición del primero.

Conviene destacar, asimismo, que junto a la figura del hombre se puede apreciar una forma foliácea, motivo que se replica a la vez en la parte posterior del Hombre-Pájaro tanto en la sección superior e inferior, y, en esta última, el símbolo rúnico Man.

Comparación entre la pieza arqueológica de Rapa Nui y una clava o “insignia de mando” de la Araucanía
(Colección del Aula de Arte Nuestros Pueblos Originarios de la Universidad Católica de Chile).

La runa Man.


Ahora bien, esta última figura, guarda similitud en su contorno con la clava de los antiguos araucanos, esto es, uno de los símbolos de autoridad o “insignia de mando”. ¿Se trata de una mera coincidencia? ¿El aparentemente símbolo cefalómorfo tiene su origen en una figura antropomorfa?

Hemos buscado vislumbrar el origen del símbolo (véase http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2014/08/las-clavas-de-los-antiguos-araucanos-de.html y http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2018/05/analogia-simbolica-entre-las-clavas.html) en las proas de los drakkar vikingos. El enigma, sin embargo, permanece. ¿Cuál es el origen del símbolo de la clava de los antiguos araucanos? ¿A qué época se remonta la tradición primordial de este símbolo?

Rafael Videla Eissmann
13 de Agosto de 2019


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miércoles, 24 de julio de 2019

Among the Araucanians / “Entre los araucanos”


Imagen del documental Among the Araucanians (Ca. 1920).


Among the Araucanians. One of a series of Chester Travels (“Entre los araucanos. Uno de una serie de viajes de Chester”. Chester Pictures Inc. [¿Estados Unidos?] Ca. 1920), es un registro documental realizado por C. L. Chester en la década de los 20 del siglo XX. En el silente registro se observan diversos elementos de la cultura araucana-mapuche.
Se trata, sin dudas, de un fascinante registro documental –que genera por cierto, varias interrogantes: ¿Qué motivó la grabación hecha por C. L. Chester? ¿En qué año fue realizada? ¿Cuál es la duración del fotomontaje total? ¿Hubo otros registros en Chile?–.

El fundamental trabajo de recopilación, traducción al castellano y musicalización fue realizado por Ricardo Serrano Santis.

Rafael Videla Eissmann
23 de Julio de 2019


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miércoles, 10 de julio de 2019

La runa Odal en un poncho araucano


Poncho araucano con simbología rúnica (Museo Chileno de Arte Precolombino).


Poncho araucano. La composición simbólica central es una fusión entre la runa Odal y la Chakana o Cruz Andina. En el centro de la runa se encuentra otro signo. ¿Una abstracción del símbolo del Irminsul, el Árbol del Mundo (“Y”)? Esta composición se encuentra a su vez entre dos símbolos de la Chakana concatenados. En la representación de la izquierda el símbolo abstracto “Y” se observa en la parte superior en tanto que en la representación de la derecha está abajo.

 Detalle de la runa Odal-Chakana.

Detalle de dos Chakanas concadenadas.


¿Cuál es el origen y centro de difusión de los símbolos rúnicos en el Chili-Mapu? ¿Quiénes fueron los poseedores de los conocimientos rúnicos en la América Austral?

Rafael Videla Eissmann
5 de Abril de 2019


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lunes, 1 de julio de 2019

Representaciones contemporáneas de los lituches, los sobrevivientes del Diluvio


Una pareja de lituches o chemamüll en el cerro Santa Lucía de Santiago.


Evocaciones de los lituches o de los “hombres primitivos o del principio”, los hombres-dioses civilizadores del Chili-Mapu que sentaron las bases culturales de la población primordial de los araucanos.

Se caracterizan por las callanas o ‘tocados’ empleados por los sobrevivientes del Diluvio en el ThrenThreng.

Rafael Videla Eissmann
5 de Abril de 2019



 Detalles de los lituches en el cerro Santa Lucía.



Un lituche-rehue en la antigua casona de García
de la Huerta en San Bernardo.


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sábado, 1 de junio de 2019

Vestigios de los chilis de las Guaitecas


La isla TicToc en Chiloé.


Esta noticia sobre la investigación multidisciplinaria “Procesos y orígenes del poblamiento marítimo de los canales patagónicos: Chiloé y el núcleo septentrional”, data de 2006. Refleja varios campos presentados por el profesor Roberto Rengifo en su obra El Secreto de la América Aborigen (1919-1921), Arte gráfico y poético de los chiles (1921) y El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935) tales como la mayor antigüedad del poblamiento y la migración sur a norte de un sustrato cultural: Los chilis.


Arqueología de Chiloé

Restos óseos, de conchas, de cerámica y abundante material lítico fueron encontrados a orillas del río Chepu donde hay un sitio arquelógico que data de hace más de seis mil años, el más antiguo encontrado hasta la fecha en Chiloé.

Testimonio

Los diferentes períodos del poblamiento chilote están grabados en las capas del terreno, según lo explicó la arqueóloga Pilar Rivas.

Importantes hallazgos arqueológicos que datarían de hace más de 6000 años, realizados por un equipo de arqueólogos, echan por tierra las teorías que existen del poblamiento originario del Archipiélago de Chiloé. En la orilla del río Chepu, comuna de Ancud, el equipo del científico Carlos Ocampo está haciendo emerger la historia silenciosa a través de los diversos elementos sepultados por el tiempo y las modificaciones físicas y terrestres producidas por diversas causas naturales, como restos de cerámica, conchales y pequeños vestigios óseos.

“En el fondo, lo que con esta excavación se estaría demostrando es que la ocupación de Chiloé no es tardía”, afirmó enfáticamente la arqueóloga Pilar Rivas, la misma profesional que mientras se hacían trabajos de remodelación de la cripta y presbiterio de la Catedral Metropolitana, encontró en Marzo del año pasado los restos de Diego Portales.


Poblamiento

Lo que estudia el grupo de profesionales es cómo se poblaron en el pasado los canales de la Patagonia, es decir, si hubo un movimiento humano desde el norte hacia el sur o al revés, o eventualmente ambas alternativas. El trabajo en Chepu surgió durante la prospección de sitios arqueológicos que desde hace cuatro años se está haciendo en Chiloé, donde existen alrededor de ochocientos lugares que poseen los secretos de la historia sureña que se intenta desentrañar.

“Desde este sitio sacamos un carbón que nos dio una fecha de 6000 años antes del presente”, explicó en el lugar Pilar Rivas, aclarando que a pesar que la labor solamente consiste en la prospección, determinaron excavar para profundizar en la cultura de la época. “Considerando que está también lo del puente Quilo, quisimos ver si se da un patrón en los sitios de la región y de la costa noroeste de Chiloé”, acotó la profesional.


Hasta 10.000 años

Si bien se ha determinado que indígenas canoeros tuvieron presencia en Chiloé desde la última deglaciación, hasta ahora ha resultado difícil tener todos los antecedentes porque los varios maremotos que han afectado a la zona han sido causantes de la pérdida de información. Pilar Rivas mencionó igualmente el registro de un curanto de hace 10.000 años, en el sector costero de Punta Arenas, en la comuna de Ancud, cuyos restos ha ido deteriorando el mar.

Otra de las teorías que se derrumban con los antecedentes encontrados en estos días en el sitio de Chepu es que toda la cultura de esta zona fue tosca. “Es al revés, porque es de una gran belleza el material lítico encontrado y más tarde seguramente hay una introducción huilliche que introduce la cerámica”, manifestó.


“Hay que armar la prehistoria

El sitio de Chepu, que está a 37 kilómetros al sur de Ancud, según la arqueóloga Pilar Rivas es más antiguo que el de puente Quilo, ubicado a 20 kilómetros de esta misma ciudad. “Es 100 o 200 años más antiguo que el de Quilo, es contemporáneo, se podría decir”, dijo, indicando que en sectores contiguos hay evidencia del poblamiento insular de unos 4000 años atrás y, según el equipo de personas que ha estado trabajando en el archipiélago, en esa zona está toda la secuencia de los pobladores primitivos.

El proyecto global “Procesos y orígenes del poblamiento marítimo de los canales patagónicos: Chiloé y el núcleo septentrional”, en el que se enmarcan los antecedentes que se están reuniendo tiene al profesor de prehistoria de la Patagonia y de cultura fueguina de la Universidad de Chile, Carlos Ocampo como investigador responsable, a Pilar Rivas como co-investigadora y lo integra también el antropólogo físico y decano de la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, Eugenio Aspillaga. En Chepu participaron además otros arqueólogos, antropólogos físicos, un estudiante de Francia y profesionales radicados en Chile y en el extranjero. Han contado con la colaboración de los vecinos Luis Cabezas, Felipe Romero y Javier Silva.


Estratificación

En Chepu está la más importante cuenca fluvial de Chiloé y es donde se reúnen los ríos Butalcura, Coluco y Grande, cuyas aguas desembocan al Pacífico a través del río Chepu. En la costa se hicieron tres unidades de excavación.

En los niveles superiores hay cerámica, lo que es explicado por la arqueóloga Rivas como la presencia de grupos huilliches que vivieron en la zona cuando el ambiente era más o menos similar al actual. Después hay un conchal en una matriz negruzca que da cuenta de los indígenas canoeros. “Aquí hay conchales, hay un curanto, unos fogones preciosos”, señaló con entusiasmo Rivas.

De acuerdo a lo que muestra la excavación y en explicaciones de los investigadores, por las características que hoy presenta el terreno se puede comprobar que los pobladores canoeros de esa época iban y venían de ese lugar, donde hacían curantos y fogones en sus residencias temporales. “En estas capas se ve que hay unos períodos con ocupación, otros sin ocupaciones, con mucho movimiento y eso todavía en un ambiente parecido al actual”, afirmó Rivas. “Estamos después en la época del Holoceno Medio”, precisó durante la labor realizada en este sitio que también muestra la arena en sus capas y en la que encontraron muy pocos restos óseos. “Se ha conservado muy poco la materia orgánica, excepto el carbón”, acotó. 

El curanto de Puente Quilo, en Ancud.


Realidad

Con el proyecto que financia el Fondo Nacional de Investigación, Ciencia y Tecnología, aún queda mucho trabajo que procesar de todos los antecedentes reunidos en terreno. Lo que viene es generar una prehistoria actualizada con toda la información. “No hay prehistoria para Chiloé, mas allá que un dato circunstancial, lo del conchal de Gamboa o lo de puente Quilo, pero en el fondo hay que armar una realidad más holística e integrar todos los datos para abordar así nuevas temáticas”, sostuvo.


“Hay huesos de animales terrestres” 

La arqueóloga Josefina González, encargada de estudiar la fauna del sitio del río Chepu, en una apreciación preliminar de los elementos encontrados dijo que le llama la atención las características que están presentes en el lugar. A la profesional lo que le sorprende es que hay muchos huesos de animales terrestres detectados en el proceso de excavación que a su juicio pueden ser de coipos, además de la evidencia de gran cantidad de mariscos y muy poco pescado. “Es raro que no haya pescado porque estamos a la orilla del mar, incluso este recurso tampoco se aprecia en los niveles superiores”, señaló, apuntando que la escasa presencia ósea y de materia orgánica en general, puede tener su fundamentación en la conservación.

Germán Kessler, el propietario del terreno donde se ubica el sitio, aseguró que en la medida de sus posibilidades está resuelto a cuidarlo para que nadie lo destruya. “Hay que cuidarlo porque es muy importante y nos puede entregar hartos datos de nuestro pasado”, dijo el orgulloso campesino que posee tan importante tesoro para la arqueología, pero también para seguir buscando las huellas del tiempo que aún está perdido entre el conjunto de islas chilotas.


Importante

“Lo que aquí hay es de una importancia tremenda, que incluso viene a terminar con muchas cosas que se han dicho de los poblamientos de Chiloé”, expresó en tanto Jorge Radich, profesional chileno radicado en Francia y que en este verano se integró al equipo de Carlos Ocampo, quien además entre otros trabajos de esta zona ha acopiado diversos antecedentes de los antiguos habitantes hurgando en investigaciones subacuáticas los secretos prehistóricos que guarda el golfo Quetalmahue.

El hielo, las deglaciaciones, el tiempo, las olas que erosionan los terrenos costeros han modificado o escondido el pasado que a través del sitio del río Chepu está hablando de quienes desafiaron la inhóspita geografía. Hoy estos científicos van hacia la restauración histórica. “Por lo menos ocuparé unos diez días en escribir tanto material”, dijo Pilar Rivas.

Sara Curumilla Sotomayor 


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miércoles, 22 de mayo de 2019

La tradición sagrada de los hombres-dioses


Tortuga tatuada sobre el corazón de Tatunca Nara
(¿Foto de Karl Brugger?).


La tradición sagrada comunicada por Tatunca Nara refiere que en un remoto pasado los “dioses” descendieron del firmamento. Se trata de hombres-dioses, blancos, civilizadores –los “héroes culturales” desde el prisma antropológico–.

Ellos –los ugha mongulala– sentaron las bases de una alta civilización en un remoto pasado en América.

La tradición comunicada por Tatunca Nara señala también la sucesión de grandes catástrofes cíclicas y de sobrevivientes que preservan los conocimientos de este sustrato cultural.

Toda esta tradición se opone, evidentemente, a la dogmática historiografía indigenista, el poblamiento exclusivo de los elementos protomongoloides y mongoloides del continente y el desarrollo de la civilización –e incluso, a la teoría del origen de la humanidad en África y la Teoría de la Evolución–. Esto, pues no se trata de un génesis africano sino de un origen cósmico y, geográficamente, americano. Tampoco se trata de un grupo índigena sino de uno aborigen con características étnicas distintas: Se trata de un sustrato de una población blanca y alta (los indios blancos)

En consecuencia, la tradición de los ugha mongulala quiebra todos los parámetros de la historiografía ortodoxa.

Y, en consecuencia, se ha elevado durante décadas una nube de mentiras, descalificaciones e intrigas contra Tatunca Nara.

Afortunadamente, la evidencia arqueológica, la iconografía prehispánica, las crónicas de la Conquista y la Colonia y numerosos estudios etnológicos –como aquellos de Emeterio Villamil de Rada, Francisco P. Moreno, Roberto Rengifo, Edmund Kiss y Paul Rivet, entre otros investigadores–, dan testimonio y pruebas irrefutables sobre la presencia de una raza de hombres blancos en la América precolombina que poseyó una alta civilización a escala continental.

Rafael Videla Eissmann
19 de Abril 2019


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viernes, 10 de mayo de 2019

Resabios de la civilización amazónica


El Amazonas.


Interesantísima entrevista de Luiz Antonio Gasparetto al arqueólogo Aurélio M. G. Abreu en el programa Sexto Sentido transmitido por TV Gazeta de São Paulo, hacia finales de la década de 1980, en la cual se aborda la existencia de resabios de la civilización amazónica.


Rafael Videla Eissmann
12 de Abril de 2019


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domingo, 5 de mayo de 2019

Tatunca Nara y Jacques Cousteau


Tatunca Nara.


Singular registro audiovisual en el Amazonas del año 1983 de Tatunca Nara con el explorador e investigador francés Jacques Cousteau (1910-1997), reconocido estudioso de la vida submarina.

Cousteau es el autor de documentales como The Silent World (1953 con Frédéric Dumas), Captain Cousteaus Underwater Treasury (1959, con James Dugan), The Living Sea (1963, con James Dugan), World Without Sun (1965), The Undersea Discoveries of Jacques-Yves Cousteau (1970-1975, con Philippe Diolé) y The Ocean World of Jacques Cousteau (1973-1978).


Rafael Videla Eissmann
4 de Mayo de 2019


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