sábado, 31 de diciembre de 2022

P. H. Fawcett, Tatunca Nara y Akakor


Akahim.


De acuerdo a las apreciaciones del gran expedicionario Percy Harrison Fawcett (1867-1925?), las raíces de los asentamientos de Tiahuanaco, Ollantaytambo y Sacsaihuamán se remontan a una antigua civilización cuyos orígenes creía encontrar en el corazón del Amazonas. Por ello, sus expediciones (1906-1924) se centraban en las regiones vírgenes aún desconocidas, puesto que todas las tribus indias superiores guardaban la tradición de gran civilización pasada, hacia el este, de una raza que puede haber engendrado a los incas, y aún al pueblo misterioso que dejó esas gigantescas ruinas que los incas invasores encontraron y adoptaron como propias (Fawcett, P. H. Exploración Fawcett. Página 266).

El propio Fawcett ha indicado que crónicas existentes, que datan del tiempo de la Conquista, se refieren a la apariencia de estos pueblos. Físicamente eran de una raza hermosa, difiriendo poco de los mexicanos, muyscas y peruanos. Todos preservaban la tradición de ser descendientes de una raza blanca. Los molopaques, descubiertos en Minas Gerais en el siglo XVII, eran de tez clara y barbudos, de maneras elegantes y refinadas. Se dice que sus mujeres eran rubias como las inglesas, de cabello dorado, platinado o castaño. En la crónica se dice que tenían rasgos delicados de gran belleza, pies, manos pequeñas y cabello hermoso y suave. Y esto ocurría después de una inevitable mezcla de sangre con los tupis de piel obscura (Fawcett, P. H. Exploración Fawcett. Páginas 374 y 375 ~ Los destacados son nuestros).

Esta civilización de una raza blanca prehispánica en el corazón del Amazonas correspondería a los hijos de los dioses –los ugha mongulala– y geográficamente, al eje Akakor-Akahim. De acuerdo a Tatunca, las expediciones del coronel Fawcett fueron desarrolladas en la región de Serra do Aracá pues las tradiciones orales que los incas comunicaron a los conquistadores indicaban una zona hacia el nororiente, desde donde nace el Sol.

Tatunca ha expresado:

El coronel Fawcett fue uno de los buscadores de El Dorado pero según mis conocimientos se vio enfrentado a una serie de guerras entre tribus indígenas y habría muerto en una de estas luchas.

Tatunca ha agregado haber conocido del hallazgo efectuado por cablocos –mestizos de europeos con indígenas– de parte del equipamiento de la expedición de Fawcett.

El legendario El Dorado buscado por los conquistadores desde el siglo XV correspondería a un eco tardío de la Ciudad Perdida de Z de Percy Harrison Fawcett. En realidad, es Akakor, la Ciudad Sagrada de los Dioses.

Rafael Videla Eissmann
30 de Diciembre de 2022


Bibliografía

I. Obras

Fawcett, Percy Harrison
Exploración Fawcett. Adaptada de sus manuscritos, cartas y memorias por Brain Fawcett (1953). Segunda edición. Editorial Zig-Zag. Santiago de Chile, 1955.

Videla Eissmann, Rafael
La tradición sagrada de los ugha mongulala Tatunca Nara y el misterio amazónico. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2018.


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