domingo, 16 de octubre de 2022

“Chalinga fue el centro u origen de las primeras civilizaciones que se esparcieron por el continente”


Los dioses del firmamento. y b. K’terrnen y Ulen, “espíritus” o dioses de la tradición selk’nam de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Chile (Fotografías de Martin Gusinde, 1923). c. Figura precolombina huasteca de basalto hallada en Puebla, México, en exhibición en el Museo Amparo, con una fecha propuesta de 1300-1500 a. C. d. Representación azteca de Quetzalcóatl como Venus, portador del tocado cónico.



En El Secreto de la América Aborigen, Noticias y comentarios arqueológicos (1919), el profesor Roberto Rengifo trazó una fundamental idea en torno a la irradiación de la primitiva civilización aborigen desde Chalinga, en el centro-norte de Chile hacia el resto del continente.


En Noticias y comentarios arqueológicos el profesor Rengifo escribió que esta zona fue el centro u origen de las primeras civilizaciones que se esparcieron por el continente, marchando de sur a norte hasta México, y, progresando en lenguas y cultura con la distancia y los siglos. Se ve que la lengua se formó completamente en Chiloé y Llanquihue entre los huilliches (Cañas Pinochet), y que así como el salvajismo aumenta hasta el cabo de Hornos, la cultura se ve, a pasos, alcanzar de sur a norte el grado que manifiestan las ideas escritas en el Chalinga. Natural es que de aquí siguiera la misma dirección y progreso hasta el Titicaca y, desde ahí para adelante se estancara en la zona tropical, excepto en las alturas andinas, y tomara nuevo vigor en el mar Caribe, arribara a Yucatán y siguiera más allá de México (Rengifo, R. Noticias y comentarios arqueológicos. Página 31).

Resonancias de esta ruta civilizadora se descubren en la tradición mítica sobre los dioses del firmamento de Chile y México, como acontece con los hówen K’terrnen y Ulen de Tierra del Fuego y los quetzalcóatles. Muy significativamente, en ambos grupos los dioses portan tocados cónicos –el Ocelocopilli asociado a Venus en el caso mesoamericano–.

En el mismo campo se observa una sorprendente similitud entre una representación petroglífica de un viracocha en las cercanías de Monte Patria, en la Región de Coquimbo, en Chile y una escultura de Quetzalcóatl como Tla-huizcalpantecuhtli, es decir, el “Señor de la Casa de la Aurora” (Venus).

Izquierda: Representación petroglífica de un viracocha en las cercanías de Monte Patria, en la Región de Coquimbo,
en Chile. Derecha: Representación escultórica de Quetzalcóatl como Tla-huizcalpantecuhtli
“Señor de la Casa de la Aurora” (Venus). La similitud es evidente.


Los impulsores del “centro u origen de las primeras civilizaciones que se esparcieron por el continente” fueron los wira qucha runa –los viracochas– y más apropiadamente, pacarimoc runa o “los de la aurora” en la Primera Creación o Chamajpacha.

Rafael Videla Eissmann
14 de Octubre de 2022

Bibliografía

I. Obras

Rengifo, Roberto
El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.
El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
_ Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].
El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

domingo, 2 de octubre de 2022

Las huaras y los viracochas


Una huara u horno de los chili-viracochas (Fotografía
de Roberto Rengifo en su obra Los chiles de 1921).


Una aproximación a la etimología de viracocha fue trazada por el profesor Roberto Rengifo en el capítulo VI Los viracochas, sus símbolos de su obra Los chiles (1921) en la cual ha escrito:

Los viracochas o “huaracochas” fueron los que descubrieron y mantuvieron la fundición del cobre en la huara de Chalinga; debieron tomar una gran supremacía sobre todos los demás aborígenes y parecerían magos, disponiendo del fuego endurecido o cobre rojo, teniendo además de esta ventaja moral, la material de emplearlo como arma, escudo y casco.

El nombre que tomaron los primeros metalurgistas proviene de las huaras, como aún hoy se llaman las fundiciones aborígenes en el norte y en el desierto de Atacama: Como fundidores se llamaron huaracochas y como mineros tratán, que es onomatopéyico del laboreo o martilleo, de donde salieron los tacanes, titanes y atacamas, y tacana o Tacna, etc.

Huara no significa fuego, pero significa viento, y este era el indispensable para un vivo tiraje, empleando leña o carbón de espino capaz de fundir el mineral: Por esto llamaron huaras a las chimeneas naturales de fundición, lo mismo que se llaman fraguas a los fuelles colocados en las herrerías.

La palabra cocha significa recipiente redondo, o mar, o lago, o poza, de co = agua y de cha = yacer, estar, echarse; tal vez con la acepción de plano a nivel, o terreno plano, tendido, etc.: Las palabras, chaco, concha, charco y cocha representan la misma idea de depósito redondo. Los restos de viviendas junto a las minas y a la huara, tienen la forma de conchas o covachas y están labradas en el mismo cerro; por consiguiente estos fundidores primitivos se denominaron, “hombres de las cochas de la huara” = Huara-Cocha-Ché, y después Huaracocha solamente, y después Huairacocha en aimará o palla, y por fin Viracocha en quichua.

En cuanto al papel mitológico que poco a poco se les atribuyó por los pueblos que civilizaron o sometieron, se comprende perfectamente, dada la superioridad de su industria: La terminación cocha ya no significó la modesta vivienda del minero, sino que se interpretó que era todo el mar; especialmente por los que vivían al oriente de los Andes; el occidente era el lado del mar, el otro lado misterioso de las nieves, de donde venían estos forjadores del metal rojo. La huara ya no fue por consiguiente la simple chimenea, sino el viento que los había traído, y después el fuego del horizonte, los arreboles que se encendían diariamente en el poniente, y el mismo Sol enrojecido para descender a su cocha hacia el lado donde existía aún la primera huara. Por esto los primeros incas se decían llegados del poniente, y porque eran descendientes de los chalingas o chili-ingas se llamaron ingas.

Estos primeros cambios en el significado de las palabras, tendiendo cada vez más a la grandiosidad y a la personificación, como pasa en todas las creencias, agigantadas por el tiempo y humanizando lo misterioso, convirtieron a los fundidores en semidioses. Ellos aceptaron y tomaron como símbolo una huara que se precipita en el mar (cocha), y posiblemente se hicieron enterrar en forma semejante, de bruces, con la cabeza hacia el occidente, más baja que el cuerpo, y descansando en una cocha o plato con símbolos solares y del fuego. Los demás, simples mortales, deberían tener la cabeza al oriente, más alta que el cuerpo y boca arriba, como se vio en el cementerio de El Zapallar [en la Región de Valparaíso].

La aproximación etimológica comunicada por el profesor Rengifo sobre los huairacochas o huaracochas es asertiva pues se basa en los vestigios arqueológicos –las huaras o guayras o fundiciones aborígenes encontradas desde la Patagonia a Atacama–.

A esta concepción se debe agregar la naturaleza propia que preservó la tradición mítica sobre los viracochas: Su origen divino. Ellos fueron los Dioses Blancos de América, los dioses fundadores de la civilización americana e impulsores de las Ciencias Sagradas.

Rafael Videla Eissmann
1º de Octubre de 2022

Bibliografía

I. Obras

Rengifo, Roberto
El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.
El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
_ Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].
El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.

* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).