jueves, 1 de diciembre de 2011

Los vikingos en Chile

Poncho mapuche con la runa Odal de Wotan.


En su extenso estudio publicado en 2000 en Asunción, Vikingos en América -obra que reeditaremos en los próximos meses- el profesor Vicente Pistilli ha abordado la presencia e influencia de los vikingos en Chile. Constituye ciertamente una visión alternativa a la historiografía ortodoxa del país y también del desarrollo de sus culturas precolombinas, la cual se fundamenta en los vestigios arqueológicos de grupos tales como los atacameños, los diaguitas y los mapuches.

Reproducimos a continuación algunos párrafos de su obra:

“Muchas costumbres chilenas apuntan a influencias dejadas por los nórdicos en diversos sectores de la cultura y en algunas etnias.

Los atacameños han denominado una villa con el nombre de Turí. El nombre de la divinidad vikinga, en la forma de Thuring, que significa “estirpe de Thor”, nos recuerda a un cerro en Suiza.

La vestimenta es similar a la nórdica, incluso con gorros de piel cónica y ojotas como calzados; no faltan los adornos metálicos. Conviene estudiar otros elementos culturales, pues la característica de esta cultura es el trabajo en madera, aplicada a diversos fines. El idioma ya en olvido, recibía el significativo nombre de Kunza, palabra transformada del germano antiguo: en el sentido de Sprache; se usa en la forma “Landzunge”, habla de la tierra.

En la cultura atacameña llaman la atención las viviendas de paredes de piedra y techos de ramas y barro; la planta es rectangular y los recintos sagrados al modo nórdico. Los vikingos aportaron lo suyo en la metalúrgica.

Los diaguitas estarían dentro del mismo ámbito andino meridional, por cual hasta la lengua desconocida, sería el norrés, lo cual podría comprobarse con un estudio de lingüística comparativo.

En cuanto a los enterramientos, existen paralelismos con los nórdicos, los cráneos deformados para parecerse a los dolicocéfalos; algunos personajes se enterraban con su llama, a modo de caballo; otros adicionaban mujeres, esclavos, como los vikingos paganos, lo cual indicaría que son de los primeros vikingos en América. Usaban urnas de rostros humanos, decoradas con escudos escoceses, con la cruz de San Andrés y la cruz gamada.

Deformaciones craneanas del norte de Chile. Arriba: San Pedro de Atacama. Deformación oblicua (izquierda) y deformación erecta (derecha). Abajo: Deformación craneana circular de Caspana. Imágenes del Instituto de Investigaciones Arqueológicas y Museo San Pedro de Atacama.


La lengua que hablaban estas culturas, sería posiblemente la incaica, la cual según el cronista mestizo Felipe Guamán Poma de Ayala, era el danés. Pienso que debería estudiarse la lengua conocida como Lincan-Antai (¿norrés?).

Los vikingos se expandieron en la zona de Coquimbo, donde dejaron huellas de su estancia en múltiples inscripciones.

La cultura Molle, en el Valle de Elqui, se caracteriza por la cerámica monocroma, tembetás particulares, pipas de fumar del tipo monitor, acompañando las sepulturas. Precisamente, estos elementos son fruto de la difusión cultural generada por los nórdicos. No puedo dejar de mencionar, que el vocablo Molle recuerda el vocablo nórdico Mallar, nombre de un lago del norte europeo, de clara influencia nórdica. También se debe mencionar el desarrollo de la metalúrgica.

Nos falta mencionar para completar el panorama etnográfico, poner nuestra atención en las pequeñas villas, que abundan, pues ellas podrían apuntar en algunos aspectos, a las modalidades vikingas, las cuales podrían preservar vestigios de sus costumbres. Naturalmente, deberá tomarse en consideración la datación, las cuales deben corresponder al siglo XII en adelante.

En los mapuches, han perdurado algunos símbolos nórdicos, como ser la cruz gamada en sus estandartes y tapas de tambores [kultrunes].

En cuanto a lo religioso, no construyeron templos, aunque sí, espacios ceremoniales, para practicar el culto al aire libre, como lo hacían los nórdicos paganos, de la primera camada, quienes a su vez, se hacían enterrar con sus mujeres, sus esclavos y sus llamas, al estilo vikingo”.

Urna funeraria de la cultura diaguita.


Sobre las ideografías encontradas en el territorio de Chile, el profesor Pistilli ha escrito:

“Abundan en Chile, las diversas formas de expresión en las rocas, en diversas formas: petroglifos, pictogramas, grafites, con sus inmensas riquezas. He aquí algunas de ellas:

Runas. No conozco que se hayan traducido inscripciones chilenas, pero figuran esas letras como modo de expresión de ideas, mensajes, formulas mágicas. Recordemos los famosos “tridictos” (pisadas de avestruz), que son realmente “runas de la muerte”. He notado además la famosa “flecha”, la rúnica.

Las figuras humanas estilizadas, son en realidad un sistema de escritura rúnica donde las letras se forman con lo “humano”.

Símbolos. Existen en Chile, grabados en las montañas de seres gigantes, como representación de Odín, pues esa es su manifestación.

Signos. En Arrequitín [Argentina] aparecen escenas de los mitos nórdicos especialmente el “fin del mundo” [Götterdämmerung], específicamente el “anuncio de la catástrofe hecho por Heimdall”, quien toca la trompeta (¿lur?) al pie del arco iris. Como es el Dios de la Luz, está también al otro extremo del arco, entre los dos mundos. Figuran además un par de escudos escoceses.

En las cerámicas aparecen escudos, figuras humanas, cruces de San Andrés y cruces gamadas. Se presentan además frisos en base a cintas, características de los nórdicos.

Plato diaguita con símbolo solar hallado en Coquimbo, en el norte de Chile.

El símbolo de la estrella de Venus en una vasija de la cultura diaguita.


También, improntas de pies, que se han tallado en las paredes y los pisos pétreos de la geografía, como son los pasos de la Cordillera de los Andes, como por ejemplo en el Paso de Tampalaya.

La escritura de Isla de Pascua, de los “orejas largas”, que llegaron a la isla en el siglo XIII. En efecto, existen en la isla, testimonios de tres tipos de escritura, llamando la atención una que es similar a la de Harappa, cuna con Mohenjo Daro, de la cultura indoeuropea. Los suecos tenían una escritura similar en Kivik, con figuras humanas como letras; en otro tipo de escrituras, existen signos similares a las runas; en el tercer tipo, se presenta una escritura singular”.

Kultrun mapuche con el símbolo sagrado del Sol.


En definitiva, el profesor Pistilli ha sintetizado sus conclusiones sobre la presencia de los vikingos en Chile de la siguiente manera, a pesar de manifestar que existen en la protohistoria de Chile, muchos indicios que requieren más profundización, para clasificarla y comprenderla. Es el deber de los historiadores, considerar todos los testimonios, para no caer en falsas interpretaciones:

“La hipótesis establecida por Jacques de Mahieu, de la dispersión de Tiahuanaco es la más probable, por lo siguiente: de los tres grupos de la dispersión vikinga, uno se fue a la Isla de Pascua, lo cual se confirma por la presencia de los ‘orejas largas’ y la introducción de la escritura con formas estilizadas.

Vikingos de este mismo grupo, bordeó el Pacífico, llegando al norte de Chile, estableciendo contacto con los aborígenes, amalgamándose con algunos de ellos, como aquellos que hablaban el Kunza, vocablo transfonetizado de Zunge, lengua en germánico.

Posteriormente, durante la formación del imperio inca, extiende su territorio en el Collasuyo, mejorando los caminos vikingos, entonces señalizados con las improntas de pies, situación perfectamente comprobada por los cronistas, hallados en los pasos de los Andes y en otros lugares de los caminos incaicos”.

Rafael Videla Eissmann
1° de Diciembre de 2011.

Fragmento de cerámica de la cultura Guachipas. Salta, Argentina.

Obras reeditadas del profesor Vicente Pistilli

Recientemente, han sido reeditados dos títulos que abordan la presencia de grupos nórdicos en América del Sur con anterioridad al arribo de Cristóbal Colón y la empresa de 1492. Se trata de Vikingos en el Paraguay. La aldea Vikinga-Guaraní de la Cuenca del Plata (1978) y La Primera Fundación de Asunción (1987).

Vikingos en el Paraguay. La aldea Vikinga-Guaraní de la Cuenca del Plata. Quito, Octubre de 2011.

Vikingos en el Paraguay. La aldea Vikinga-Guaraní de la Cuenca del Plata. Asunción, Noviembre de 2011.

La Primera Fundación de Asunción. Asunción, Noviembre de 2011.

lunes, 7 de noviembre de 2011

Las runas: Símbolos sagrados de América del Sur

La runa odal y símbolos runoides en la alfarería inca del Cuzco.

Determinados símbolos se encuentran presentes en las culturas aborígenes del continente americano. Estos símbolos fueron trazados en los más diversos campos -por ejemplo, sobre piedras, textiles y alfarería- y corresponden a un sistema ideográfico similar al de las runas de Europa y de Asia, poseyendo por lo general los mismos atributos y significados esotéricos y mágico-religiosos. Al respecto, de modo acertado el profesor Vicente Pistilli ha escrito: Las runas portadoras de secretos, tienen diversos valores culturales. Como signos que representan los sonidos del habla, conforman un sistema fonético de 16 a 33 sonidos, capaces de expresar las palabras de diversos idiomas. A su vez, cada signo tiene un significado simbólico muy entrañable en la cultura nórdica.

La runa sieg en la alfarería inca del Cuzco.


En el contexto sudamericano, estos signos corresponden a los símbolos sagrados de culturas tales como los mapuches (araucanos), tiahuanacotas, chachapoyas, tupis e incas, herederos de las tradiciones del grupo prediluvial americano: los indios blancos, población que como resultado de la última Gran Catástrofe planetaria o Diluvio -acontecido hace alrededor de 13000 años- se vio forzado a emprender extensas migraciones hacia distintos puntos del planeta. Son los movimientos migratorios señalados por Herman Wirth, Edmund Kiss y Roberto Rengifo.

Variaciones de la runa odal en textiles mapuches.


En ese sentido, el propio Rengifo manifestó en su estudio de 1921, El Secreto de la América Aborigen, que parece haber sido una misma raza la que escribía en los Andes y en los Pirineos.

Estas remotas migraciones explicarían la llegada de los vikingos y otros grupos nórdicos a América, siglos antes de Cristóbal Colón y la empresa peninsular del “Descubrimiento” y “Conquista” que se forjó a partir de 1492. Sobre este fundamental asunto, el profesor Jaques de Mahieu escribió dos estudios: La geografía secreta de América antes de Colón (1978) y Colón llegó después. Los templarios en América (1988).

En Hávamál, en el Discurso del Altísimo de los Edda de Sæmund, se ha descrito la obtención de las runas por Odín:

Sé que pendí nueve noches enteras
en el Árbol que mece el viento (Yggdrasil);
herido por una lanza y a Odín ofrecido
-yo ofrecido a mí mismo-,
colgué del Árbol del que nadie sabe
de dónde comienzan sus raíces.

Ni pan ni copa alguna recibí;
fijo en lo hondo observé;
las runas tracé, las obtuve entre gritos;
caí a la tierra de nuevo.

Nueve conjuros del hijo de Boltorn,
del padre de Bestla, aprendí,
y también he bebido el excelso Hidromiel,
el que estaba en Odrorir.

Todo saber yo entonces alcancé,
de poder me llené y de gran gozo:
de palabra a palabra la palabra me fue,
de acción en acción la acción me llevó.
Averigua las runas y aprende los signos,
las runas de mucha fuerza,
las runas de mucho poder,
que el Tulr supremo (Odín) trazó
y los altos poderes hicieron
y el Señor de los Dioses (Odín) grabó.

A los Ases Odín, a los Elfos Dain,
a los Enanos grabóselas Dvalin,
a los Gigantes Asvid;
yo mismo algunas grabé.

¿Las sabes tú grabar? ¿Las sabes tú entender?
¿Las sabes tú teñir? ¿Las sabes tú probar?
¿Las sabes tú pedir? ¿Las sabes tú ofrendar?
¿Las sabes tú ofrecer? ¿Las sabes tú inmolar?

Mejor no pedir que por todo ofrendar;
su pago la ofrenda busca;
mejor no ofrecer que siempre inmolando.
Así grabó Tund (el tronante, Odín) antes que gentes hubiese;
allá revivió cuando vino de nuevo.

Los símbolos rúnicos encontrados en América pertenecen, de esta forma, a expresiones tanto de los aborígenes del continente -los primitivos indios blancos- como a las huellas de los grupos nórdico-vikingos que arribaron posteriormente en diversas oleadas a partir del siglo X de la era cristiana.

Los símbolos americanos que aquí se exponen corresponden a los signos rúnicos odal, sieg, man y al símbolo del Sol en movimiento o cruz del fuego.

El conocimiento de los orígenes y manifestaciones de estos símbolos, ciertamente significará reescribir la historia del mundo precolombino, de sus habitantes y su cultura. Es decir, escribir la historia prohibida del continente americano*.

Rafael Videla Eissmann
1° de Noviembre de 2011.


El kultrun de Chile y la cruz del cerro Tuja Og, en Paraguay. Corresponden al símbolo de tetrapartición del mundo.

Símbolos runoides de los araucanos del sur de Chile y la runa odal en un textil mapuche.

Inscripciones runoides en el cerro Tupa, en Paraguay.


* Este tema se encuentra ampliamente desarrollado en el libro Símbolos rúnicos en América. El regreso a la tierra ancestral, de Rafael Videla Eissmann. Prólogo del Profesor Vicente Pistilli (Quito, Octubre de 2011).

viernes, 2 de septiembre de 2011

El Dios Supremo Ñamandú, los Dioses civilizadores y el Diluvio

La Primera Tierra o Yvy Tenonde.


Este es un breve registro del mito diluvial del Paraguay. Es la variante regional del último Diluvio, acontecimiento cósmico se transformó en mito y leyenda de acuerdo a la visión de los descendientes de los salvados de la Gran Catástrofe y que luego será registrado en las tradiciones del Asia, el Medio Oriente, Europa y la América Aborigen. Este es el Diluvio que arrasó hace alrededor de 13000 años con Tiahuanaco, la metrópolis de los viracochas y que produjo el hundimiento de la Atlántida. Es el recuerdo del combate simbólico entre Trentren y Kaikai en la tradición de los mapuches de Chile. Es la salvación de Noé en el monte Ararat, el Götterdämmerung de los Edda. El Ragnarök o Destino Final de los Dioses.


La Creación

El Ser Supremo Ñamandú (conocido también como Ñanderuvusú, Ñanderuguasu o “Nuestro Padre Grande” o Ñanderu Pa-patenonde, es decir, “Nuestro Gran Padre Último-Primero”), luego de haber creado a los dioses Ñanderu py’a guasu (o “Nuestro Padre de Corazón Grande”, o “Padre de las Palabras”), Karaí (“Dueño de la Llama” y del “Fuego del Sol”), Yakairá (o Yaraira, “Dueño de la Bruma, de la Neblina y del Humo de la pipa que inspira a los shamanes”) y Tupã (“Dueño de las Aguas, de las Lluvias y del Trueno”) y sus respectivas esposas, crearon la Primera Tierra o Yvy Tenonde; crearon también el Sol (Kuarahy), la Luna (Jasy) y las estrellas (Mbyja). También crearon el mar, el día y la noche; luego crearon a las plantas, a los animales y luego a la pareja primordial, Rupavẽ y Sypavẽ, Padre y Madre de los Pueblos, respectivamente, de donde provienen todos los hombres (ava guaraní).

Estos hombres, animales y plantas de la Primera Tierra o Yvy Tenonde son un reflejo de aquellos seres creados originariamente por Ñamandú. En su Reino Celeste, también conocido como Yvága, se encuentran los originales.


El Diluvio

Todos los hombres vivían en paz entre sí y junto a los dioses en la Primera Tierra. No había enfermedades, ni sufrimientos. Vivían en armonía entre ellos y en armonía con su tierra. No faltaba jamás el alimento.

Sin embargo, con el paso del tiempo, los hombres se llenaron de vanidad, de envidia y de orgullo, desatando guerras entre sí.

Uno de los shamanes de Tupã les dijo a los hombres que cambiaran sus actitudes y sus malas acciones, pues de lo contrario ello ocasionaría una gran molestia a Tupã. Mas, todos se burlaron del sabio shamán y prosiguieron como antes. Fue entonces que Tupã “envió en forma de lluvia su vida y su tristeza sobre el pueblo de los ava Guaraní”. Fue el Gran Diluvio o Mba’e-megua guasu que destruyó a toda esta Primera Tierra.

El dios barbado Tupã.


Con ello los dioses decidieron marcharse e ir a su morada celestial.

Y todo se sumergió en un inmenso río que duró varias lunas.

Y todos los habitantes desaparecieron bajo las aguas.

Sólo sobrevivieron en lo alto de un monte alto el shamán y algunos hombres y mujeres que habían respetado la ley divina de Tupã y de los dioses.

Ñamandú creó entonces una Segunda Tierra. Y el dios Jakairá esparció la bruma vivificante sobre la Nueva Tierra o Yvy Pyahu. Los sobrevivientes del Diluvio habitaron esta tierra, donde existen las enfermedades, los dolores y el sufrimiento.

Infructuosamente los habitantes de esta segunda tierra buscan retornar a Yvymara’eỹ, la Primera Tierra, la “tierra sin mal”.

Esta segunda tierra también verá su fin con otro Gran Diluvio, tras lo cual advendrá una Tercera Tierra, donde no habrá enfermedades ni sufrimientos. Y desde esta Tercera Tierra se podrá acceder a Yvymara’eỹ siempre que se cumplan las leyes de los dioses y de la tradición.

Rafael Videla Eissmann
1° de Septiembre de 2011


Derecha: El Diluvio en el Códice de Dresde. En la parte superior se puede distinguir a la anciana diosa Chaahk Chak Chel y en la parte inferior, a una divinidad pintada de negro blandiendo sus armas sobre la superficie terrestre al tiempo que sostiene un báculo. Es la Gran Catástrofe de acuerdo al registro mesoamericano. Izquierda: Grabado escandinavo que describe el combate del gigante Hymir y Thor contra la serpiente Jörmundgander. El último combate entre Thor y la serpiente fue en el Ragnarök o Destino Final de los Dioses, cuando ésta se arrastró fuera del océano y envenenó los cielos. El Götterdämmerung.

lunes, 1 de agosto de 2011

Sobre un hacha de hierro encontrada en Amambay

El hacha encontrada en Amambay.


De acuerdo al profesor Vicente Pistilli, el hacha de hierro encontrada por Raúl Ayala en Amambay fue confeccionada por un grupo vikingo-celta que incursionó en territorio paraguayo.

Pistilli ha podido detectar en el hacha dos letras oghámicas inscritas en cada uno de los lados: una S con cinco líneas y una N de cuatro líneas. Pistilli ha expresado al respecto: ese es el símbolo del Sol. Entonces esto significa que Odín, que es el representante del Sol, le protege; y el otro es un símbolo de posesión, del poseedor del hacha.

Tapiz escandinavo del siglo XII. A la izquierda se ubica Odín, portador de un hacha y una lanza -junto a él se puede apreciar el símbolo runoide del Yggdrassil, el Árbol del Mundo-. En el centro se encuentra Thor, portando el rayo Mjöllnir. A la derecha, Freyja llevando una mazorca de maíz.


Este vestigio fue hallado alrededor de 3 m de profundidad y sus dimensiones son de alrededor de 15 cm de longitud por 2 cm de ancho y 6 cm de alto.

En su obra Vikingos en América (2000), Pistilli ha escrito sobre esta singular pieza:

Hacha de hierro de tipología vikinga, hallada por Raúl Ayala en Cerro Japonés (Amambay). La letra oghámica es la “N”, la cual para los druidas es el fresno; para los nórdicos, simboliza la fuerza creadora (Con el hacha, crean la nave actuando sobre el fresno, el árbol de las embarcaciones).

Significativamente, la colección del Museo Municipal de Ciencias Naturales y Arqueología de San Antonio de la V Región de Chile posee tres hachas líticas que guardan cierta relación con la forma y las dimensiones del hacha descubierta en Amambay. En ese sentido, la leyenda del museo señala:

Instrumento de piedra denominado Toqui-mano, este lítico fue encontrado en calle Hnos. [Hermanos] Carrera en Cerro Alegre, San Antonio en 1998, cercano a un enterratorio del Complejo Cultural Llolleo. Se desconoce su utilización.

Hachas líticas pertenecientes a la colección arqueológica del Museo Municipal de Ciencias Naturales y Arqueología de San Antonio.


Realizando una observación a los hallazgos de Amambay y San Antonio, surgen algunas interrogantes: ¿Se trata de dos representaciones distintas de una misma figura original? Y si fuese este el caso: ¿Cuál figura? ¿Una figura vikinga o una figura aborigen? ¿Qué antigüedad tienen? ¿Cuál es el significado de las líneas que asemejan rayos que portan estas piezas? ¿Se relacionan, efectivamente como ha postulado Pistilli sobre el ejemplar de Amambay, con el Sol?

Lamentablemente se desconoce el contexto arqueológico donde todas estas piezas fueron halladas, hecho que imposibilita realizar conclusiones definitivas sobre las mismas. Sin embargo, las figuras líticas halladas en San Antonio no presentan señales visibles de utilización o empleo doméstico, por lo que se les puede atribuir un significado esencialmente ritual, a diferencia del hacha de hierro de Amambay que ciertamente era un arma de combate pero que no obstante, posee caracteres rituales, esto es, las inscripciones asociadas al Sol y a Odín.

Rafael Videla Eissmann
1° de Agosto de 2011.


Hacha tipo Robenhausen de Suiza.

Hacha guaraní de tipo Robenhausen.

viernes, 1 de julio de 2011

¿Una representación precolombina de Odín hallada en Chile?



Esta extrañísima figura aborigen fue encontrada en el sur de Chile. Pertenece a la colección del Museo Chileno de Arte Precolombino de Santiago. La leyenda en el museo señala: cultura no identificada.

La figura alcanza los 350 mm de altura y fue confeccionada con madera, plumas, plata y una aleación de cobre y plata (pieza de catálogo Nº0520). Una publicación del museo dispone la siguiente descripción: La confección de figurillas humanas se hunde profundamente en la tradición precolombina americana, si bien esto no implica que su significado o sus usos hayan sido similares entre distintos contextos culturales e históricos. Se les ha encontrado en las tumbas de la Cultura Chinchorro de la costa norte de Chile y sur del Perú, con fechas tan antiguas como hace 8000 años; en diversos sitios de la Cultura Valdivia del Ecuador fechados en más de 4000 años a.p.; y en la isla Jaina bajo influencia de la Cultura Maya hace unos 1800 años, por mencionar sólo unos pocos ejemplos. La pieza que aquí nos interesa, proveniente de la Costa Centro Sur del Área Andina, es sin duda un ejemplo notable de este tipo de objetos, y en ella se reúnen varias técnicas y materiales diferentes. En primer lugar, se trata de una figurilla tallada en madera en una sola pieza, excepto un brazo, que fue tallado aparte y unido con una amarra de fibra vegetal. Una vez obtenida la forma básica, el cuerpo fue recubierto con placas de plata sujetas con pequeños clavos de aleación de plata y cobre. Por su parte, las facciones de la cara fueron remarcadas con plumas pegadas en los ojos y la boca, las que contrastan fuertemente con la pintura roja que se administró en el resto del rostro. La pieza parece estar vestida, aunque sólo se puede reconocer una especie de tocado cónico y un faldellín que cubre parte de la cintura y los muslos. Estos elementos no son lo suficientemente diagnósticos como para intentar una identificación cultural a partir de ellos. No obstante, el gorro o turbante y el faldellín son muy comunes en representaciones humanas en cerámica y madera propias de la Cultura Moche y Vicús, así como de varias otras contemporáneas y algunas tardías, como Chancay* .

Pero ¿a qué manifestación cultural corresponde realmente esta figura única y excepcional hallada en el sur de Chile? ¿A quién representa? ¿Existen acaso, representaciones similares en la cultura Moche, Vicús, Chancay u otras? No. O al menos no existen registros conocidos de ellas.

De acuerdo al profesor Vicente Pistilli, esta figura representaría en realidad a Odín, quien se autoinmoló en el Árbol del Mundo (Irminsul).

¿A qué época pertenece? ¿A qué cultura corresponde? ¿Cuál fue el objeto de su representación?

Sólo una auténtica revisión de la historia precolombina puede arrojar luces sobre los insondables misterios de la América Aborigen y sobre estas representaciones de los Dioses Blancos, su historia y sus símbolos.

El profesor Pistilli adelanta un próximo trabajo sobre esta extraordinaria figura de la arqueología prohibida del continente.

Rafael Videla Eissmann
1° de Julio de 2011.


Detalle de la enigmática figura encontrada en el sur de Chile.


* Chile Indígena. Publicación del Museo Arqueológico de Santiago (1991).