En su notabilísimo trabajo El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno (1583-1615), el historiador Felipe Guamán Poma de Ayala (1534-1615) fundió las tradiciones precolombinas con aquellas del Occidente cristiano en esta fuente de 1193 páginas resguardada en la Biblioteca Real de Dinamarca.
En El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno se encuentran resonancias de la historia del antiguo Perú –Guamán Poma de Ayala pertenecía a una familia noble yarowilca y era descendiente de Túpac Inca Yupanqui, décimo soberano del Tawantinsuyu y traductor del quechua–.
Todo esto, como sucintos antecedentes de su profundo conocimiento de la cosmovisión andina y sus manifestaciones culturales y especialmente, sobre claves fundamentales comunicadas en el capítulo de las edades de los indios y de los primeros hombres de América. En este sentido, sobre la Primera Edad de los indios, Guamán Poma de Ayala escribió: Primer de generación [Primera generación] de in[di]os, vari vira cocha runa / Primer yndio deste rreyno / Uari Uira Cocha uarmi / en este rreyno de las Yndias / Wari Wira Qucha Runa / Wari Wira Qucha warmi (Foja 48).
Y luego: Desta generación comensaron a multiplicar y la desendencia y multiplico después a éstos les llamaron dioses y lo tubieron ací (…).
Daquí multiplicó los demás generaciones de yndios a los quales le llamaron Pacarimoc Runa [“los de la aurora”] (Foja 49).
Es decir, la primera población –“generación”– fue aquella de los VARI VIRA COCHA RUNA, es decir, los huari-huarijocha que fueron llamados Pacarimoc Runa o aquellos “de la aurora” y que fueron reconocidos como “dioses”.
En términos de la historia mítica, son los Dioses Blancos del continente. En términos arqueológicos, corresponden al sustrato dolicocéfalo primordial y pre-indígena.
Esta fuente constituye una hebra que se extiende hacia las profundidades de la América Aborigen que con justa razón antes de 1492 se llamó Huitramannaland, esto es, la tierra de los hombres blancos.
Su origen, comprendiendo la migración de sur a norte en épocas ante-históricas, se remonta al Polo Antártico, el gran centro de la humanidad blanca y clara (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 8 ~ Los destacados son nuestros).
Los lituche o glyche, esto es, los “hombres primitivos o del principio”.
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