martes, 20 de abril de 2021

La tradición del Ajna Chakra: Patagonia-Mesoamérica


El símbolo del Tercer Ojo. Izquierda: Cráneo del hijo del cacique de Liempichum, y sobrino del cacique Sacamata, en un grabado en la obra de René Verneau, Les anciens Patagons. Contribution a l’étude des races précolombiennes de l’Amérique du Sud (1903). Derecha: Cráneo maya con incrustaciones de jade ([los chiles] se esparcieron por el continente, marchando de sur a norte hasta México, y, progresando en lenguas y cultura con la distancia y los siglos – Roberto Rengifo). 


En la primera parte de El Secreto de la América Aborigen, Noticias y comentarios arqueológicos, trabajo publicado en Santiago de Chile en 1919, el profesor Roberto Rengifo consignó la existencia de la primigenia civilización andina, estableciendo que al ser conocida y respetada, le venía principalmente por haber sido el centro u origen de las primeras civilizaciones que se esparcieron por el continente, marchando de sur a norte hasta México, y, progresando en lenguas y cultura con la distancia y los siglos. Se ve que la lengua  se formó completamente en Chiloé y Llanquihue entre los huilliches (Cañas Pinochet), y que así como el salvajismo aumenta hasta el Cabo de Hornos, la cultura se ve, a pasos, alcanzar de sur a norte el grado que manifiestan las ideas escritas en el Chalinga. Natural es que de aquí siguiera la misma dirección y progreso hasta el Titicaca y, desde ahí para adelante se estancara en la zona tropical, excepto en las alturas andinas, y tomara nuevo vigor en el mar Caribe, arribara a Yucatán y siguiera más allá de México.

El arte de navegar es innegable en esta región y también lo es y lo fue en la de Chiloé, facilitado en gran parte por la corriente de Humboldt en su avance de sur a norte. De este modo la misma emigración chilena, puede haber alcanzado en los más primitivos tiempos, las dos costas de Norteamérica y haberla poblado (Rengifo, R. El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Página 31).

Esta fundamental concepción basada en la tradición aborigen y en los vestigios arqueológicos estudiados por el profesor Rengifo, se corrobora por medio de la toponimia, de los ancestrales símbolos sagrados –como la estrella de Venus, el tetraskélion y el “signo escalonado”– y las construcciones megalítico-astronómicas. Junto a estos campos, un elemento significativo se observa en la “marca” de la epífisis cerebral o Glándula Pineal –el Ajna Chakra– en los cráneos dolicocéfalos de patagones y de mayas.

Son los resabios de la corriente civilizadora y mágico-espiritual de los chili-viracochas. De los Dioses Blancos de la América preindígena.

Rafael Videla Eissmann
20 de Abril de 2021


Bibliografía

Rengifo, Roberto

El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.

_ El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.

_ El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.

_ Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].

_ El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.

_ El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).

domingo, 11 de abril de 2021

La antiquísima civilización andina fundadora de Uruk


El culto ancestral arya del Sol. Izquierda: Kunduru o estela con la representación del rey babilónico Meli-Shipak II presentando a su hija a la deidad anunna Ḫunnubat-Nanaya –lo anunna son deidades del Mundo Subterráneo– y a los astros regidores, Venus, la Luna y el Sol (Musée du Louvre).  Derecha: Ilustración de Felipe Guamán Poma de Ayala en su obra El Primer Nueva Corónica del Buen Gobierno de Felipe Guamán Poma de Ayala (1583-1615) con la representación del culto de los hermanos Ayar –los Hijos del Sol– a las deidades del Mundo Subterráneo emergidas de la montaña Uana Cauri, Tanbo Toco, o los agujeros del tampu, y Pacari Tanbo. De manera significativa, el ordenamiento espacial del culto a los astros es inverso al de Sumeria: El Sol, la Luna y Venus.


Contra toda premisa de la historiografía oficial, El profesor Roberto Rengifo escribió en El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935) que si los primeros humanos vivían en las regiones antárticas y de ellos nos viene la tradición más antigua, es obligatorio que alrededor de ellas haya sucedido la catástrofe, y, por consiguiente, en la región austral de América. Quizás fue el hundimiento de las tierras que rodeaban al Polo Sur y en donde, por lo que he venido diciendo, debió haber principiado a existir la humanidad. Sólo se salvaron unos pocos primitivos en los tres continentes que avanzan sus extremidades hacia el sur (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 7 ~ Los destacados son nuestros).

A continuación, Rengifo asentó que cuando hubo un exceso de población en el archipiélago antártico, que por entonces decenas de miles de años atrás, era el gran centro de la humanidad blanca y clara, los primeros que emigraron por las costas de América, en sus barcas, hacia el norte, tuvieron la preferencia para elegir clima y formas topográficas semejantes a las que habían abandonado obligadamente, y se establecieron en los archipiélagos polares del norte (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 8 ~ Los destacados son nuestros).

¿A qué fecha correspondería esta catástrofe aducida por Rengifo? Nos inclinamos a pensar que más bien se trataría de la Gran Catástrofe que se inició en torno a 580.000 años atrás con motivo de la asimilación y desintegración de la Luna Terciaria (Tertiär-Mond). Este magno proceso cósmico-planetario duró hasta ±200.000-100.000 años atrás de acuerdo a la Cosmogonía Glacial de Hans Hörbiger y Phillip Fauth y que diversas culturas y civilizaciones resguardaron por medio de mitos y leyendas que evidencian el incuestionable hecho que hubo observadores y supervivientes del magno fenómeno y cuyos descendientes sentaron las bases de las remotas civilizaciones conocidas.

El símbolo sagrado del Sol. Izquierda: Ilustración del esquema espacial trazado sobre el kultrún o tambor ceremonial lituche-araucano del sur de Chile. El símbolo del venerado tetraskélion corresponde a las cuatro grandes eras o soles. Derecha: Una vasija de Cimarra hallada en Hassua, Sumeria –al unir los trazos de la figura central se conforma el tetraskélion de sentido dextrógiro– (Alrededor del V milenio a. C.).


Fue el verdadero Crepúsculo de los Dioses –los æsir o asen–, el Götterdämmerung, el “Destino Final” de los hombres-dioses.

El hundimiento del continente polar, la Hiperbórea del Polo Sur.

Es el inicio de la migración de los Caminantes de la Aurora.

La visión de Rengifo ciertamente se entronca con los fundamentales estudios de Francisco P. Moreno, Emeterio Villamil de Rada y Edmund Kiss –aun cuando cada uno varía el rango cronológico, las causas y rutas migratorias–, aduciendo movimientos migratorios desde América-Huitramannaland hacia Europa y Asia: La última migración importante partió de TalTal en la costa norte de Chile, hace 9000 años, fueron los uros que, por estar ya todas las demás costas y países poblados, buscando uno inhabitado llegaron al fondo del Golfo Pérsico y fundaron la ciudad de Uruk, llevando allá la cerámica y los metales; ciudad que fue el germen de las civilizaciones arias o indo-europeas con la cual comienza la Proto-Historia, siendo todo lo anterior, Pre-Historia y siendo Historia sólo los 2500 años últimos, desde que se descubrió la escritura alfabética (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 11).

Rafael Videla Eissmann
10 de Abril de 2021


Bibliografía

Rengifo, Roberto

El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.

_ El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.

_ El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.

_ Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].

_ El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.

_ El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.

_ El Secreto de la América Aborigen. Edición desarrollada por Rafael Videla Eissmann. Distribución privada. Santiago de Chile, 2001.

_ Los chilingas. Comentarios de Roberto Rengifo. Edición desarrollada por Rafael Videla Eissmann. Ediciones Riapantú. Santiago de Chile, 2006.

_ El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica y el origen polar antártico del hombre (1935). Prólogo, notas y edición de Rafael Videla Eissmann. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2007.

_ El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. El origen polar antártico del hombre (1935). Edición y prólogo de Rafael Videla Eissmann. Edición limitada y numerada. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2015.


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).

jueves, 1 de abril de 2021

El origen polar del hombre: La antigua concepción del arya antártico-andino


Detalle de la Terra Australis Incognita en el mapa de América de Jodocus Hondius (1618).


Hacia 1919, Roberto Rengifo, arqueólogo y profesor de Estética e Historia del Arte de la Escuela de Bellas Artes (1919) y del Instituto de Educación (1926) de la Universidad de Chile, cristalizaba en Chile una línea de conocimientos que se había iniciado con la aparición de los estudios del explorador y naturalista Francisco P. Moreno (Patagonia: Resto de un antiguo continente hoy sumergido. O el núcleo zoogénico antártico. Buenos Aires, 1882), seguidos por la magna obra del erudito Emeterio Villamil de Rada (De la primitividad americana. Cochabamba, 1876 y La lengua de Adán y el hombre de Tiahuanaco. La Paz, 1888) y del arqueólogo Arthur Posnansky (Tihuanacu: La cuna del hombre americano. La Paz, 1945-1957, obra cuyo título original fue Tihuanacu: La cuna de la humanidad), quienes basándose en la evidencia arqueológica, geológica y en las tradiciones aborígenes –es decir, pre-indígenas–, concibieron el origen del hombre en América del Sur y su expansión a otras latitudes.

De este modo, mientras Moreno constató la existencia del Núcleo Zoogénico Antártico, región geomorfológica desde donde emanaron diversas formas de vida orgánica, Villamil de Rada comprobó la irradiación del sustrato civilizador de los anteos –los Hijos de los Andes– a partir de una extraordinaria perspectiva mitológico-filológico-lingüística. Posnansky, en tanto, constató la gran antigüedad de este núcleo andino y su difusión continental. Y Rengifo, por último, postuló el origen polar antártico del hombre y su evolución en América, de sur a norte.

Rengifo concibió el origen de este hombre en la Antártida y que constituye la raza civilizadora de los ario-andinos –o anteos– que irrumpe y puebla a Europa desde occidente –“la Gulfstream o Corriente del Golfo de México sirvió para poblar la costa de Irlanda y occidentales Europa”–.

Aun cuando Rengifo aplica la noción evolucionista, su observación difiere de la ortodoxia antro-arqueológica e historiográfica pues el génesis del hombre no se haya en África sino en el extremo sur de América Austral y la Antártida.

Y no se trata del Homo africanus sino de la humanidad blanca y clara.

Son los chiliches –los cauques-chilis, o chiles–, conocidos posteriormente en el altiplano andino bajo el epíteto de viracochas –los huara-cocha-ché, “los semidioses encargados de educar al mundo”– y en Mesoamérica como quetzalcóatles-kukulkanes.

Los Dioses Blancos de América.

Es la humanidad blanca pre-nórdica, los arios, irradiados a escala global. Su expansión explica la similitud de símbolos, mitos, construcciones megalíticas y la presencia de los restos de cráneos dolicocéfalos –el tipo arya de India y el Tíbet y el Cro-Magnon de Europa–.

Así, inicialmente, en la Sesión General de la Sociedad Científica realizada el 29 de Diciembre de 1919 en Santiago, el profesor Rengifo sostuvo que el origen de la humanidad estuvo en el casquete polar antártico, y que habiéndose dislocado y hundido en parte este casquete, arribó la gente primitiva al extremo sur de Patagonia y Tierra del Fuego.

Esta extraordinaria concepción se ha basado en sus estudios arqueológicos, rupestres, etnohistóricos y en antiquísimas fuentes parcialmente esbozadas como en el poema épico del cronista y soldado Alonso de Ercilla y Zúñiga, La Araucana (1574):

Chile, fértil provincia señalada / de la región antártica famosa de remotas naciones respetada / por fuerte, principal y poderosa, / la gente que produce es tan granada, tan soberbia, gallarda y belicosa, / que no ha sido por rey jamás regida, ni a extranjero dominio sometida…

Más aún: Rengifo expresó en El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935) que ha recurrido a lo escrito hace 18.000 años en roca dura con cincel en las cordilleras de mi mismo país [Chile]. Así he determinado lo que fue nuestra tierra, lo que la humanidad le debe a su esfuerzo y cómo fue la Primera Patria del Mundo.

Este es el Secreto de la América Aborigen: La existencia de un sustrato civilizador que emanó de la región polar antártica, irradiándose desde el sur por América para luego expandirse por el resto del planeta. A este respecto, Rengifo determinó que desde el norte de Chile los chilis se extendieron al oriente, Chalingasta, y después al norte. Se les denomina hoy diaguitas y, más propiamente, dihuitas. Llegaron hasta el Chiria en el norte del Perú. Después, en plena cultura y en posesión de los metales, ocuparon todo Chile hacia el sur, hasta Chiloé y hasta Magallanes, y dieron vuelta por el Estrecho, difundiendo la cultura en el mundo, y especialmente en el Báltico y en el Mediterráneo.

Este sustrato civilizador corresponde en términos craneológicos al grupo dolicocéfalo; a los paleoamericanos según la cronología historiográfica y a los indios blancos conforme a los mitos prehispánicos que luego fueron vertidos en crónicas y posteriormente en numerosos registros etnohistóricos. Los indios blancos son los descendientes de los Dioses Blancos, los “héroes culturales” que impulsaron las bases de las civilizaciones de América-Huitramannaland, reflejo a su vez de una cosmovisión trascendente –el “sentido de la tierra”–.

La fundamental idea del profesor Rengifo en torno al origen antártico del hombre conforma la base del Dasein –es decir, del «ser-ahí», «ser en el mundo», LO EXISTENTE–, en su sentido más profundo y esencial, apenas vislumbrado por la pysché del mundo moderno pues se remonta, o engloba, a la primordial concepción del arya antártico-andino emanado del Polo Sur –herencia de la sabiduría del Háin del Clan de la Rama Sagrada y de los míticos hombres-dioses de la tradición sagrada lituche-araucana–.

La concepción de Roberto Rengifo es sencillamente, EL MÁS GRANDE PENSAMIENTO, comprendiendo a Σοφία (“Sabiduría”), Παιδεία (“Cultura”) y Φύσις (“Naturaleza”) –el “ser del hombre”–.

Y este pensamiento se proyecta a través de la arqueología, la historiografía, la antropología y la filosofía como inicio y fin de una concepción trascendental del hombre y de la totalidad de la historia –el “valor vital”–.

Rafael Videla Eissmann
26 de Marzo de 2021


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).