viernes, 10 de julio de 2020

Povo yawanawá


Imagen del documental Povo yawanawá (2014/2017).


Povo yawanawá es un documental dirigido por Vincent Moon y Priscilla Telmon (Petites Planètes & Feever Filmes, 2014/2017) de algunas ceremonias del festival Yawa de los yawanawá del Estado de Acre en Brasil.

Significativamente, el vocablo yawanawá significa “Estrella de la Mañana”, es decir, Venus. Su lengua pertenece a la familia panoan.



* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

domingo, 5 de julio de 2020

Bep-Kororoti


El dios Bep-Kororoti.


Extraordinario registro visual de Bep-Kororoti, deidad que descendió del firmamento para entregar conocimientos a la tribu de los kayapó en las tierras planas de Mato Grosso y de Pará, en Brasil.

A continuación, el registro sobre Bep-Kororoti hecho por Kuben-Kran-Kein –antiguo consejero de la tribu, llamado Gway-Baba, el “sabio”– y consignado por João Américo Peret en el poblado de Gorotire, a orillas del Fresco y reproducido por César Reyes de Roa:

Nuestro pueblo vivía en una gran llanura muy lejos de aquí y desde donde podía verse la cordillera Pukato-Ti, cuyas cimas estaban siempre ocultas por la niebla de la incertidumbre, y continúan estándolo hasta nuestros días. El Sol, cansado después de su larga caminata diaria, se recostó sobre el césped detrás del monte y Mem-Baba, el descubridor de todas las cosas, cubrió el cielo con su manto bordado de estrellas. Cuando cae una estrella, Memi-Keniti cruza el cielo, la recoge y la vuelve a colocar en su sitio. Esta es su función, es el eterno vigilante.

Un  día, llegó a la aldea un visitante desconocido. Se llamaba Bep-Kororoti y venía de la cordillera Pukato-Ti. Vestía un bo (el traje de paja) que lo cubría de pies a cabeza. En la mano portaba un kop, arma que lanzaba rayos. Todos los de la aldea huyeron al monte aterrorizados, los hombres corrieron a proteger a mujeres y niños y algunos intentaron rechazar al intruso, pero sus armas eran insuficientes; cada vez que con ellas tocaban a Bep-Kororoti, caían inmediatamente derribados. El guerrero venido del cosmos se divertía al ver la fragilidad de sus adversarios. A fin de darles una demostración de su fuerza, alzó su kop y, apuntando sucesivamente a un árbol y a una piedra, destruyó ambos.

Todos comprendieron que Bep-Kororoti había querido demostrarles que no había venido a hacer la guerra.


Así, durante un buen tiempo, no hubo mayores problemas. Los guerreros más valientes de la tribu intentaron oponer resistencia, pero a la postre fueron viendo que Bep-Kororoti les estaba resultando cada vez más imprescindible, además, no molestaba a nadie. Poco a poco fueron sintiéndose atraídos hacia él. Su hermosura, la blancura resplandeciente de su piel, su afectuosidad y bondad para con todos fueron gradualmente cautivando a aquellas gentes. Todos fueron experimentando una sensación de seguridad y fueron haciéndose sus amigos.

Bep-Kororoti comenzó a tomar afición al manejo de nuestras armas y empezó a aprender el arte de la caza. Al final, sus progresos habían sido tan grandes que llegó a aventajar a los más diestros de la tribu y sobrepasaba en valor a los más valientes de los nuestros, y así fue como al poco tiempo, Bep-Kororoti fue aceptado como guerrero de la tribu y una joven lo escogió como esposo y se casó con él.

Tuvieron varios hijos y una hija a la cual pusieron por nombre Niopouti.

Bep-Kororoti era más inteligente que los demás y pronto empezó a enseñar cosas desconocidas para aquellas gentes. Enseñó a los hombres a construir un Ng-obi, esta asociación masculina con que hoy cuentan todos nuestros poblados. En ellas, los hombres relataban sus aventuras a los jóvenes y así ellos aprendían cómo debían comportarse ante los peligros e iban formando su criterio. La asociación masculina era en realidad una escuela y Bep-Kororoti su maestro.

En el Ng-obi se hacían trabajos manuales y se perfeccionaban las armas, y todo se lo debíamos al gran guerrero del cosmos. Fue él quien fundó la “Gran Cámara” donde se discutían todos los asuntos de la tribu y así se logró una mejor organización, lo que facilitó la vida y el trabajo de todos.

A menudo los jóvenes se resistían a ir al Ng-obi. Entonces Bep-Kororoti se ponía su bo y salía en busca de los rebeldes obligándolos a cumplir con su deber.

Cuando la caza se hacía difícil, Bep-Kororoti traía su kop y mataba los animales sin herirlos. Siempre el cazador tenía derecho a reservarse para sí la mejor presa, pero Bep-Kororoti, que no se alimentaba con la comida del poblado, pues sólo tomaba lo imprescindible para la alimentación de su familia.

Sus amigos no compartían su opinión, pero él no alteraba su forma de proceder.

Pero, a medida que transcurrían los años, Bep-Kororoti comenzó a comportarse de un modo diferente. Empezó a eludir a los demás; quería permanecer en su choza. Cuando salía de su morada, se dirigía siempre a las montañas de Pukato-Ti, desde donde había venido. Pero un día no pudo resistir más a su anhelo interior y abandonó el poblado. Reunió a su familia; sólo faltaba Nio-Pouti que andaba fuera del poblado. Partió precipitadamente. Pasaban los días y Bep-Kororoti no aparecía. Hasta que un día se presentó nuevamente en la plaza de la aldea y lanzó un terrible grito de guerra. Todos pensaron que se había vuelto loco y trataron de calmarlo, pero él se resistía a los que pretendían acercársele. Bep-Kororoti no hizo uso de su arma, pero su cuerpo se estremecía y el que lo tocaba caía muerto. Uno tras otro iban cayendo los guerreros.

La lucha se prolongó durante días enteros ya que los guerreros derribados volvían a levantarse nuevamente y trataban de dominar a Bep-Kororoti. Lo persiguieron hasta la cumbre de la montaña. Y ahí sucedió algo tremendo que dejó a todos espantados. Bep-Kororoti volvió hasta los primeros contrafuertes de la cordillera. Con su kop destrozó todo lo que había a su alrededor. Cuando llegó a la cumbre de la cordillera. Había reducido a polvo árboles y matorrales. Entonces se produjo una formidable explosión que conmovió toda la región y Bep-Kororoti desapareció en el aire en medio de nubes llameantes, humo y truenos. La tierra se había estremecido de tal manera que había hecho saltar hasta las raíces de las plantas y había arruinado los frutos silvestres; la selva desapareció de modo que la tribu empezó a sentir hambre.

Nio-Pouti, la hija de Bep-Kororoti, que se había casado con un guerrero y había dado a luz un hijo, dijo a su marido que ella sabía dónde podrían hallar alimento para todo el pueblo, pero que deberían acompañarla a la cordillera de Pukato-Ti. Ante los ruegos de Nio-Pouti, su esposo cobró valor y la siguió hasta la región de Mem-Baba-Kent-Kre donde buscó un árbol especial y se sentó en sus ramas con su hijo en la falda. En seguida, pidió a su marido que tirara las ramas hacia abajo hasta que sus puntas tocasen el suelo. Cuando esto sucedió, se produjo una gran explosión y Nio-Pauti desapareció entre nubes, humo y polvo, rayos y truenos.

El esposo aguardó unos días, estaba desmoralizado y deseaba morir de hambre cuando de pronto escucha un estruendo y ve que el árbol está nuevamente en su lugar original. Su sorpresa era grande; ahí estaba de nuevo su mujer y con ella Bep-Kororoti, y traían grandes cestos llenos de alimentos que él jamás había visto.

Después de algún tiempo, el hombre del cosmos volvió a sentarse en el árbol fantástico y ordenó otra vez flexionar las ramas hasta tocar el sueño. Se produjo una explosión y el árbol volvió a desaparecer en el aire. Noi-Pouti volvió con su marido al poblado y dio a conocer un mensaje de Bep-Kororoti: Todos debían emigrar para construir sus aldeas frente a Mem-Baba-Kent-Kre, lugar donde encontrarían alimento.

Noi-Pouti agregó que debían guardar las semillas de frutos, legumbres y arbustos hasta la época lluviosa y sembrarlas entonces para tener una nueva cosecha. Así comenzó nuestra agricultura… Nuestro pueblo emigró al Pukato-ti y allí vivió en paz; las chozas de nuestras aldeas se hicieron cada vez más numerosas y, desde las montañas, se las veía tocar el horizonte…


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

miércoles, 1 de julio de 2020

El Dios de los Báculos


 Representación de Tauapácac Ticci Viracocha en la Puerta del Sol
de Tiahuanaco, en Bolivia.


El sustrato civilizador

En la sesión del 17 de Marzo de 1919 en la Sociedad Científica de Chile, el profesor Roberto Rengifo declaró que la raza celta que se estableció en la costa occidental de Europa, sin haber provenido del Oriente, según muchos autores (…) provenía de América y llegaron por el océano Atlántico.

Rengifo ha agregado: El hecho es muy posible, pues la Corriente del Golfo de Méjico, ha debido arrastrar en más de cien ocasiones a los primitivos navegantes del archipiélago Antillano y arrojarlos a Irlanda, donde primero aparecieron los celtas, pasando después al país de Gales, a Bretaña y por último a España, para unificarse con los iberos y producir los “celto-iberos”, tenidos como los aborígenes de la península española.

Luego, en la V Sesión General Ordinaria de la Sociedad Científica de Chile, con fecha 14 de Junio de 1920, Rengifo expuso sus apreciaciones en torno a una remota migración efectuada por el sustrato civilizador aborigen desde América hacia Europa, en la cual fijó el paralelismo de las escrituras pictográficas entre España y Chile y sobre los faros primitivos –las columnas ardientes sinónimas del nombre Hércules Egipcio, tenido como personaje constructor de ese primer faro–. Rengifo hizo exégesis de otros nombres, como Britania, igual “Dos Costas” y “Coruña”, igual a “Señora del Espíritu del Agua” o “Perla del Mar”, apoyándose en el significado de las raíces de la América Antártica. De aquí dedujo también que había habido emigraciones marítimas de Sudamérica a España y que éstas las efectuaron los arios de Can (aristocracia de los obreros primitivos de estas costas del sur), haciendo estación previa en las Canarias.

Por último, en la XIV Sesión General de la Sociedad Científica, que tuvo lugar el 15 de Noviembre de 1920, el profesor Rengifo determinó que la Gulfstream o Corriente del Golfo de México sirvió para poblar la costa de Irlanda y occidentales Europa con razas blancas americanas.

Significativamente, esta irradiación se rastrea en la toponimia, en la simbología y en determinadas representaciones iconográficas.

A este respecto, tres figuras corroboran la unidad del remoto sustrato civilizador antártico-patagónico: Se trata de imágenes simbólicas en Chile, Britania e India.


Estas figuras describen una representación antropomorfa que sostiene en ambas manos báculos o cetros.


Un remoto arco entre América, Europa y Asia

La primera de estas figuras se ubica en el cerro Unita, en las cercanías de Huara, en la Región de Tarapacá en el norte de Chile: Es el extraordinario geoglifo conocido como Gigante de Atacama, el cual alcanza 86 metros de largo.

Es la mayor representación antropomorfa conocida. Se trata, en realidad, de una representación del hombre-dios Tauapácac Ticci Viracocha, el Dios de lo Báculos.

El geoglifo de Tauapácac Ticci Viracocha, el Dios de lo Báculos,
en Huara, Región de Tarapacá, en el norte de Chile.


La antigüedad atribuida a esta figura se remonta al año 960 d. C. (¡!)

Es menester señalar que el desierto de Atacama cobija la mayor concentración de geoglifos a escala planetaria –son más de cinco mil–.

Esta misma imagen de Tauapácac Ticci Viracocha se aprecia en la parte central de la fascinante Puerta del Sol de Tiahuanaco –la metrópolis de los viracochas–, en el Departamento de La Paz, en Bolivia.

Esta representación pertenece a un conjunto de bajo-relieves labrado en un solo bloque de piedra andesita de aproximadamente 10 toneladas de peso y que constituye un calendario solar, lunar y venusino.

La segunda figura corresponde al denominado Hombre Largo de Wilmington (“Long Man of Wilmington”). Es un geoglifo sobre la colina de Windover en las proximidades de Wilmington, en East Sussex, Inglaterra. Alcanza 70 metros de altura. Al igual que la efigie de Tauapácac Ticci Viracocha, el Hombre Largo sostiene en ambas manos bastones o lanzas.

Su origen y función son desconocidos.

El Hombre Largo de Wilmington, geoglifo sobre la colina
de Windover, en East Sussex, Inglaterra.


El registro más temprano del Hombre Largo de Wilmington es de 1710 y corresponde al registro del topógrafo John Rowley. Posteriormente, William Burrell realizó un dibujo de la figura en el cual se observan rasgos faciales y la cabeza en forma de yelmo, por lo que su diseño original debió ser más complejo de lo que es hoy.

De acuerdo a estudios arqueológicos de la Universidad de Reading (Inglaterra) indican que dataría del siglo XVI. 

El Hombre Largo de Wilmington correspondería a una representación del Dios de la Guerra anglosajón.

La última figura es parte de un conjunto de representaciones petroglíficas en una colina en el Distrito de Sindhudurg, en el Estado de Maharashtra, India, que fueron descubiertas por Satish Lalit en 2002.

Se trata de motivos geométricos, zoomorfos y antropomorfos –contabilizándose más de sesenta hasta ahora– con una antigüedad inicial estimada entre 7000-4000 a. C.

Sin embargo, el Director de la Dirección de Arqueología y Museos de Maharashtra, Tejas Garge, estima que la antigüedad de estos petroglifos es en torno a los 25.000 años.

Los ancianos de la zona denominan a estos petroglifos Pandava chitra, es decir “imágenes”. Las figuras antropomorfas tienen una altura de aproximadamente 2,5 metros.

Una de estas figuras representa, precisamente, a un hombre sosteniendo en ambas manos, bastones o lanzas.

El Hombre-Dios de los Báculos.

El Hombre-Dios de los Báculos. Petroglifo en una colina en el Distrito
de Sindhudurg, en el Estado de Maharashtra, India.


Weltanschauung

La mención de las fechas asignadas a las tres figuras no es fortuita. Evidencia la imposición cronológica evolucionista-difusionista: Asia y Europa como escenarios más antiguos que América, el “Nuevo Mundo”.

Aquí es cuando los fundamentales estudios de Francisco P. Moreno, Emeterio Villamil de Rada y Roberto Rengifo otorgan una visión disidente al dogma cientificista, estableciendo la existencia de un sustrato civilizador antártico-patagónico andino que irradió la civilización desde América a Europa y Asia.

Su antigüedad es remota.

Estas ideas han sido abordadas y desarrolladas asimismo en nuestra época por la destacada investigadora y bibliotecaria Ruth Rodríguez Sotomayor.

Estos son los resabios de la historia prohibida. La historia de la remota civilización de América-Huitramannaland.

Rafael Videla Eissmann
12 de Junio de 2020


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).