martes, 27 de agosto de 2019

“Choike Pürun”: Un lejano eco de los hombres-pájaros en la tradición de la Araucanía


 Bailarines del Choike Pürun: Hombres-pájaros (Fotografía de Claude M. Janvier, 1930).


Si bien es cierto el culto totémico en la cosmovisión araucana –el cual se observa por ejemplo en las danzas sagradas tales como el Mara Pürun (“Danza de la Liebre”), el Huemul Pürun (“Danza del Huemul”), Tregüll Pürun (“Danza del Queltehue”) y Rere Pürun (“Danza del Pájaro Carpintero), o el Choike Pürun (“Danza del Ñandú” o “Avestruz”)–, el origen de las representaciones de los hombres-pájaros se relacionaría con la tradición de los dioses y sus representaciones en ignotas edades en la más remota antigüedad. De hecho, basta constatar la secuencia de veinte hombres-pájaros en la portentosa Puerta del Sol de Tiahuanaco –la metrópolis de los viracochas–, o la tradición de los textiles con hombres-pájaros en la cultura Paracas o bien, el Tangata Manú de Rapa Nui o “Isla de Pascua”, el Ombligo del Mundo, para constatar su trascendencia.

Entonces, ¿se trata de una mera casualidad o coincidencia en esta recurrencia? ¿Es el Choike Pürun una simple representación del ñandú y su ciclo vital?

 Choike Pürun en un Nguillatun desarrollado en el paraje San Ignacio, próximo a Las Coloradas, en la década del 30
del siglo XX (Fotografía de la colección del Museo Histórico de Senillosa, en Neuquén, Argentina).

Otra imagen del Choike Pürun en el paraje San Ignacio (Fotografía
de la colección del Museo Histórico de Senillosa, en Neuquén, Argentina).

El Nguillatun de San Ignacio, próximo (Fotografía de la colección
del Museo Histórico de Senillosa, en Neuquén, Argentina).


La corriente historiográfica PaleoSETI encabezada por Erich von Däniken ha otorgado un amplio horizonte que va más allá de los febles parámetros de la historiografía ortodoxa –e indigenista en el campo americano– que no sólo ha limitado la antigüedad del hombre y la civilización sino que ha restringido los ecos de la tradición de los hombres-dioses y sus representaciones sagradas tanto a una mera funcionalidad de la “estructura socio-económica” como a la “psique primitiva” de las culturas y civilizaciones de la antigüedad…

Detalle de la Puerta del Sol de Tiahuanaco: Adviértase los hombres-pájaros
en torno al Gran Viracocha.

Textil de la cultura Paracas con la representación de un hombre-pájaro.


La abundante iconografía de los “hombres-pájaros” en la América Aborigen y, en el caso particular de la danza Choike Pürun de los araucano-mapuche, se debe comprender en realidad como una ritualidad ancestral y totémica que ha resguardado el conocimiento de los habitantes del Wenu Mapu –es decir, de la “tierra del cielo”–, los antupainko, los “Hijos del Sol” y su descenso al Chili Mapu.

Rafael Videla Eissmann
26 de Agosto de 2019


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

jueves, 15 de agosto de 2019

Rapa Nui – Araucanía: ¿Clave simbólica de la “insignia de poder” de los araucanos?


 La singular pieza arqueológica de Rapa Nui que guarda relación con la forma del símbolo
de la clava de los araucanos (Colección del Museo de Historia Natural de Chile).


En el mes de Enero de  1934, un trabajo de Arturo Fontecilla L. que lleva por título Una maza polinésica hallada entre los araucanos (Revista Universitaria. Universidad Católica de Chile. Año XVIII. Nº8. Santiago de Chile, Enero de 1934) da cuenta de esta reliquia –que estuvo en poder un cacique– y que evidencia un inmemorial contacto entre la Polinesia y la costa de la Arauco.

Ulteriormente, el etnólogo Thor Heyerdahl en su obra American Indian in the Pacific. The Theory Behind the Kon-Tiki Expedition (“Indígena americano en el Pacífico. La teoría detrás de la expedición Kon-Tiki”. G. Allen & Unwin. London, 1952), postula las bases de remotas relaciones entre América del Sur y el continente insular.

En este sentido, una singular pieza arqueológica del Museo de Historia Natural de Chile, otorga una clave simbólica. La pieza describe la iniciación del Manutara: El Hombre-Pájaro, al lado derecho, se presenta en una posición específica: Cuerpo encorvado; codos tocando las rodillas y la mano izquierda hacia arriba. A continuación, frente al Hombre-Pájaro, en sentido inverso, un hombre ‘saltando’ o ‘arrojándose’ con la misma posición del primero.

Conviene destacar, asimismo, que junto a la figura del hombre se puede apreciar una forma foliácea, motivo que se replica a la vez en la parte posterior del Hombre-Pájaro tanto en la sección superior e inferior, y, en esta última, el símbolo rúnico Man.

Comparación entre la pieza arqueológica de Rapa Nui y una clava o “insignia de mando” de la Araucanía
(Colección del Aula de Arte Nuestros Pueblos Originarios de la Universidad Católica de Chile).

La runa Man.


Ahora bien, esta última figura, guarda similitud en su contorno con la clava de los antiguos araucanos, esto es, uno de los símbolos de autoridad o “insignia de mando”. ¿Se trata de una mera coincidencia? ¿El aparentemente símbolo cefalómorfo tiene su origen en una figura antropomorfa?

Hemos buscado vislumbrar el origen del símbolo (véase http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2014/08/las-clavas-de-los-antiguos-araucanos-de.html y http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2018/05/analogia-simbolica-entre-las-clavas.html) en las proas de los drakkar vikingos. El enigma, sin embargo, permanece. ¿Cuál es el origen del símbolo de la clava de los antiguos araucanos? ¿A qué época se remonta la tradición primordial de este símbolo?

Rafael Videla Eissmann
13 de Agosto de 2019


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).