Una clava araucana del sur de Chile (izquierda), símbolo de poder entre los lonkos o jefes. Nótese la similitud con la cabeza de un dragón en la proa de un drakkar (“dragón” en islandés) o långskip de los pueblos nórdicos (derecha),
encontrada en Holanda y que se remonta al siglo V de la era cristiana.
Cabe destacar que las representaciones más conocidas de las cabezas de
dragón de estas embarcaciones son tardías (700-1000).
Las clavas o clavas-insignias de los antiguos araucanos de Chile, fueron símbolos de poder portados por los lonkos o jefes de los clanes.
Estos símbolos, confeccionados a partir de distintos materiales líticos, se caracterizan por presentar la forma de una “medialuna” en uno de sus lados, de cuya parte inferior se desprende un mango o astil, que es por donde se coge la figura. Las clavas tienen un promedio de 230-250 mm de alto por 110-170 mm de ancho.
Una cantidad considerable de clavas presentan un círculo central, hecho que ha llevado a la interpretación vulgar de ser este un ojo y que las clavas son representaciones del loro tricahue (Cyanoliseus patagonus bloxami) o cefalomorfas, según las premisas de los arqueólogos del Museo Chileno de Arte Precolombino.
Algunas de las clavas conocidas poseen patrones de líneas incisas, usualmente asociadas al círculo central -el cual puede presentar líneas dobles o ser un sobre relieve-, hecho que permitiría sugerir que estas insignias corresponden a un sistema calendárico que se basaba en una cuenta solar y lunar, por cuanto el primero estaría representado por medio del círculo central y la Luna, en tanto, por la forma de medio círculo de la figura.
A pesar de conformar parte de su cultura, no hay conocimientos entre los indígenas sobre estas claves codificadas.
Estos símbolos, confeccionados a partir de distintos materiales líticos, se caracterizan por presentar la forma de una “medialuna” en uno de sus lados, de cuya parte inferior se desprende un mango o astil, que es por donde se coge la figura. Las clavas tienen un promedio de 230-250 mm de alto por 110-170 mm de ancho.
Una cantidad considerable de clavas presentan un círculo central, hecho que ha llevado a la interpretación vulgar de ser este un ojo y que las clavas son representaciones del loro tricahue (Cyanoliseus patagonus bloxami) o cefalomorfas, según las premisas de los arqueólogos del Museo Chileno de Arte Precolombino.
Algunas de las clavas conocidas poseen patrones de líneas incisas, usualmente asociadas al círculo central -el cual puede presentar líneas dobles o ser un sobre relieve-, hecho que permitiría sugerir que estas insignias corresponden a un sistema calendárico que se basaba en una cuenta solar y lunar, por cuanto el primero estaría representado por medio del círculo central y la Luna, en tanto, por la forma de medio círculo de la figura.
A pesar de conformar parte de su cultura, no hay conocimientos entre los indígenas sobre estas claves codificadas.
Clavas araucanas. En el “cuerno” superior de la forma de medialuna se
descubre la ideografía
del “Árbol de la Vida”, esto es, la runa Man de múltiples brazos.
¿Cuál es el origen de estos símbolos de poder? ¿Cuál es su antigüedad real? ¿Cuál es el origen de su forma?
Es posible que su origen se remonte a los lituche o glyche, los “hombres de la aurora”, o antupainko, es decir, los habitantes prediluviales del territorio de Chile.
La naturaleza sagrada de estos emblemas se comprueba por la presencia de símbolos grabados en ellos, tales como el “Árbol de la Vida” y la estrella de vespertina y matutina, es decir, la estrella helíaca de Yephun-Oiehuen.
Rafael Videla Eissmann
1º de Agosto de 2014.
1º de Agosto de 2014.
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