miércoles, 27 de abril de 2022

Los Espíritus del Bosque y la Alta Cordillera


Las hermanas Nicolasa y Berta Quintramán.


El interesantísimo documental Berta y Nicolasa, las hermanas Quintremán, realizado por la periodista Alejandra Toro (El Mirador de Televisión Nacional de Chile, 2002), describe la férrea defensa realizada por las hermanas Quintremán contra la construcción de la central hidroeléctrica de la multinacional ENDESA en el Alto BíoBío, en la región homónima, en el sur de Chile.

Un aspecto fundamental abordado en este documental es la cosmovisión sagrada araucano-mapuche –de los “hombres de la tierra”, los “verdaderos chilenos”–. En este sentido, se hace mención de un campo trascendental de la naturaleza mágico-religiosa de los machis o shamanes: El mundo de los “espíritus”. Así, en el minuto 49:23 del documental se relata la destrucción de cementerios ancestrales y sus fatales consecuencias: Según las ñañas, no sólo los finados se sienten invadidos, también los espíritus que habitan el bosque y la alta cordillera, los punalcas, están abandonando los parajes que les sirvieron de hogar.

(...)

“... Y los espíritus se perdieron. Solamente queda Huinmalén, la niña que conversa con el río. Solamente ese [espíritu] hay aquí ahora” (Nicolasa Quintremán Calpán).

Las hermanas cuentan que han visto a Huinmalén, la “niña que conversa con el río”, peinándose con un peine de oro su larga cabellera. También creen que con la construcción de la represa el río se detendrá y entonces Huinmalén ya no tendrá con quien conversar.

“…Yo había escuchado que la niña que estaba ahí [en el río], ahora está arriba, en el cielo... Vagando pobre niña” (Berta Quintremán Calpán).

https://www.youtube.com/watch?v=thVAb8wE9AQ

La importancia de estas descripciones es absoluta pues refleja la destrucción física y metafísica del paisaje sagrado del Chili Mapu y el abandono o alejamiento que como consecuencia de ello realizan los alwe o “espíritus” y los ngen o “dioses”, moradores de la tierra, las piedras, los bosques y la cordillera.

La presencia de determinados elementos en el paisaje –los ‘caminos’, las construcciones de represas, hidroeléctricas, etc., y por cierto, de determinados individuos– resultan incompatibles con la vida de los espíritus, de los dioses y de los verdaderos “hombres de la tierra”. Al igual que la tradición de los hówen o “espíritus” de los selk’nam, los punalcas abandonan el paisaje y se “elevan” por su vibración a los otros planos o “mundos”, y en este caso, específicamente, al “cielo” –tal como indicaba Berta Quintremán Calpán–, es decir, al Wenu Mapu, la “tierra del cielo”.

Nosotros, los “hombres de la tierra”, los amantes y defensores del sagrado Chili Mapu, invocamos a los punalcas, a los espíritus y dioses del bosque y de las cumbres de nuestra venerada cordillera andina, a la bellísima Huinmalén, a los hombres-puma y les decimos: ¡No nos abandonen! ¡Aquí estamos! ¡Luchamos y seguiremos luchando por esta tierra sagrada y por la sangre de nuestros ancestros, hasta el fin!

Rafael Videla Eissmann
20 de Abril de 2022


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