In memoriam Miguel Serrano
Quetzalcóatl emergiendo desde la tierra/caparazón de una tortuga (Vasija K4681).
La imagen del Svayam-bhagavan Vasudeva Vishnú (Narayana-Jagannath), como hombre-tortuga y con tocado cónico –con la descripción de la lámina XIV, Incarnation de Vichenou en tortue (“Encarnación de Vishnú como tortuga”), de un documento de aproximadamente 1850 perteneciente a la colección del Museo Británico, guarda una notabilísima similitud con la representación del Señor del Maíz, es decir, una manifestación del Iztauhqui-tezcatlipoca Quetzalcóatl, el Dios E, el Dios de Venus, de acuerdo a la bellísima escena materializada en un vasija de cerámica maya (K4681) en la cual se observa a la divinidad emerger desde la tierra/caparazón de tortuga –también posee un gran tocado cónico–.
Vishnú encarnado en tortuga (XIV. Incarnation de Vichenou en tortue.
British Museum, ca. 1850).
El Dios del Maíz (Quetzalcóatl-Venus), emergiendo del Inframundo
como Estrella Matutina (Vasija K4565).
Una representación semejante se observa en la vasija K4565 en la cual aparece el Dios del Maíz (Quetzalcóatl-Kukulkán-Gucumatz), emergiendo del Inframundo como Estrella Matutina (el “Doble Precioso”) –nótese la “deformación craneana” del dios venusino– y con cola de tortuga.
¿Se trata de meras coincidencias? ¿Es posible concebir a una simple casualidad en las representaciones de dioses astrales que conforman las bases esenciales de los sustratos culturales de mexicas e hinduistas? Por supuesto que no. Son las antiquísimas resonancias de una sabiduría ancestral cuyas claves se proyectaron por medio del lenguaje sacro de las imágenes, del σύμβολον (Symbolon).
Rafael Videla Eissmann
28 de Febrero de 2022
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