domingo, 31 de agosto de 2025

XC años de la publicación de “El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica”


Cubierta de la primera edición de El papel del territorio de Chile en la evolución
de la humanidad prehistórica (1935) del profesor Roberto Rengifo.


Los estudios arqueológicos y etnológicos desarrollados por el profesor Roberto Rengifo fueron plasmados en sus trabajos que componen el significativo corpus de El Secreto de la América Aborigen: Noticias y comentarios arqueológicos (1919), Estractos de Actas de la Sociedad Científica (1920), Los chiles (1920), Extractos de Actas de la Sociedad Científica (1921) junto a Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles (1920) y El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935).

Estos estudios se centran fundamentalmente en los siguientes campos:

* El origen polar antártico del hombre –la “humanidad blanca y clara”–.

** El desarrollo de la civilización de sur a norte en América y desde ésta a otras latitudes del globo.

*** La presencia de la raza civilizadora de los ario-andinos, o anteos, que desde el occidente pobló Europa.

De modo certero, al propugnar estas ideas, el profesor Rengifo desafiaba el dogmático y celoso establishment político-cultural del génesis en África de la humanidad y por ende, de campos como el desarrollo de la civilización y la igualdad de las razas.

De este modo, la audaz y genial concepción de Roberto Rengifo y sus alcances debían ser ignorados y marginados de los círculos de investigadores, académicos y de los lectores en general. Y ello fue lo que efectivamente aconteció. Un silencio total a lo largo de los años sobre la obra de Rengifo; como si sus ideas, sus investigaciones, su trabajo, jamás hubiesen sido desarrollados. Así, innumerables argumentos se aducirían por parte de los académicos de la historiografía ortodoxa y sus prestigiosas instituciones que repetirán una y otra vez las concepciones teóricas del evolucionismo decimonónico y del difusionismo del siglo XX: En términos generales, se ha considerado que la cuna del hombre fue en África oriental –Kenya– y que desde allí migró hacia el norte, llegando al Medio Oriente donde se desprenden dos grandes ramas –una que poblará Europa y la otra, Asia– para muy posteriormente ingresar en el continente americano cuyo cono sur es, de tal manera, el último lugar en ser poblado.

En este marco teórico, el hombre habría ‘evolucionado’ de un primate a través de un milagroso conjunto de factores tanto internos –psicológicos– como externos –físicos– de su naturaleza. Pero, ¿cómo es posible, entonces, que en los albores de este tránsito, de esta supuesta evolución, el hombre haya construido magníficas construcciones megalítico-astronómicas y estructuras piramidales con patrones astronómicos, o bien, complejos sistemas calendáricos que se remontan a millones de años? ¿Cómo explicar ese salto que no se ha observado al menos en los últimos cinco mil años –la feble historia que ‘conocemos’?

Significativamente, los sistemas y registros calendáricos de determinadas culturas andinas y mesoamericanas constatan hitos y acontecimientos que tuvieron lugar millones de años atrás. Estos mismos grupos reconocían en sus cosmogonías la sucesión de las grandes eras o soles –las catástrofes planetarias como resultado de la asimilación de las lunas o cuerpos celestes– concepción que encuentra claros ecos en la trascendental Cosmogonía Glacial (1913) de Hanns Hörbiger y Philipp Fauth.

Ahora bien, en la Sesión General de la Sociedad Científica sostenida el 29 de Diciembre de 1919, el profesor Roberto Rengifo, estableció que el origen de la humanidad estuvo en el casquete polar antártico, y que habiéndose dislocado y hundido en parte este casquete, arribó la gente primitiva al extremo sur de Patagonia y Tierra del Fuego (…).

Y luego, en Los chiles (1920), asentó la sugestión consecuente del origen antártico de la civilización: La civilización nació en América y fue de sur a norte; este es el principio fundamental que propongo, y que según creo, es verídico, y aclara y evidencia todos los hechos arqueológicos.

Ulteriormente, el profesor Rengifo abordó en Extractos de Actas de la Sociedad Científica (1921) las extensas migraciones de este el elemento civilizador aborigen que irrumpió en el occidente europeo: La Gulfstream o Corriente del Golfo de México sirvió para poblar la costa de Irlanda y occidentales Europa con razas blancas americanas.

Y, de manera magistral, asentó en El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935) que la última migración importante partió de TalTal en la costa norte de Chile, hace 9000 años, fueron los uros que, por estar ya todas las demás costas y países poblados, buscando uno inhabitado llegaron al fondo del Golfo Pérsico y fundaron la ciudad de Uruk, llevando allá la cerámica y los metales; ciudad que fue el germen de las civilizaciones arias o indo-europeas con la cual comienza la Proto-Historia, siendo todo lo anterior, Pre-Historia y siendo Historia sólo los 2500 años últimos, desde que se descubrió la escritura alfabética.

Esta es la raza de los anteos o antis, la raza dolicocéfala primigenia de América-Huitramannaland. Los legendarios hombres-dioses surgidos del casquete polar austral.

Rafael Videla Eissmann
31 de Agosto de 2025


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