sábado, 12 de julio de 2025

La raza blanca aborigen americana: Los huari-huarijocha, los hombres “de la aurora”


La primera generación de indios, los vari vira cocha runa. Ilustración de Felipe Guamán
Poma de Ayala en El Primer Nueva Corónica del Buen Gobierno (1583-1615).



El historiador Felipe Guamán Poma de Ayala en su extraordinario trabajo El Primer Nueva Corónica del Buen Gobierno (1583-1615) registró la tradición fundamental del origen del hombre en América. En este sentido, basándose en la tradición vernácula resguardada por los sabios andinos, en la Primera Edad de los indios, Guamán Poma de Ayala escribió: Primer de generación [Primera generación] de in[di]os, vari vira cocha runa / Primer yndio deste rreyno / Uari Uira Cocha uarmi / en este rreyno de las Yndias / Wari Wira Qucha Runa / Wari Wira Qucha warmi (Foja 48).

Y más abajo: Desta generación comensaron a multiplicar y la desendencia y multiplico después a éstos les llamaron dioses y lo tubieron ací (…).

Daquí multiplicó los demás generaciones de yndios a los quales le llamaron Pacarimoc Runa (Foja 49).

Es decir, la primera población o “generación” del continente fue aquella de los WARI WIRA QOCHA RUNA, es decir, los huari-huarijocha que fueron llamados Pacarimoc Runa, es decir, los hombres “de la aurora” y reconocidos como “dioses”.

Estos huari-huarijochas –ulteriormente castellanizado en “viracochas”–, corresponden a la raza blanca dolicocéfala, los verdaderos aborígenes del continente.

Sobre la tradición de los huari-huarijochas, Ruth Rodríguez Sotomayor escribió: La cultura wari, de acuerdo al testimonio del insigne historiador aborigen peruano [Phelipe] Waman Puma de Ayala, recogido en su obra La primera nueva crónica y buen gobierno de Reino [El Primer Nueva Corónica del Buen Gobierno], 1578-1615, fue la raza blanca que surgió del Arca de Noé, y se multiplicó en Preamérica, para desparramarse después por todo el planeta.

Aunque la Historia Oficial nunca ha tomado en cuenta el testimonio de los aborígenes y ha atribuido a estas culturas un origen muy reciente, además de creer que estas civilizaciones se hallaban paralizadas en el continente, sin saber que existen registros antediluvianos que nos informan de migraciones a las cuatro regiones de este planeta. Y en las lenguas andinas se registran vocablos que indican que los preamericanos sabían que la Tierra era redonda, y otros que certifican que la habían recorrido.

He llegado a confirmar que la raza blanca de la que da testimonio el excelso Waman Puma, no era otra que la nación wara, integrada por tres pueblos poderosos: Los karas o karios del reino del Para-na-pur; los tupi waras del Brasil, y los îberos de Corrientes, Argentina (Ruth Rodríguez Sotomayor, El mensaje oculto de los libros líticos andinos. El origen de los arios está en Preamérica. Página 45).

De modo certero, los estudios desarrollados por la incansable investigadora Ruth Rodríguez Sotomayor se entroncan con aquellos de los más insignes arqueólogos, etnólogos e historiadores de América –como Francisco P. Moreno, Emeterio Villamil de Rada, Arthur Posnansky, Roberto Rengifo, P. H. Fawcett, Edmund Kiss y Juan Moricz, entre otros– quienes han determinado la existencia de un sustrato blanco nativo que desde América irradió al resto del globo en remotas edades.

Rafael Videla Eissmann
11 de Julio de 2025


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
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