Alrededor de 10.425 km separan a la Venezuela prehispánica (-1492) del Antiguo Egipto. Este marco cronológico cultural es trazado para comprender –o, al menos, para lograr una aproximación– una notabilísima similitud de un símbolo en ambas regiones. Se trata de una manifestación del antiguo conocimiento geográfico de las aperturas polares. En primer lugar, se trata de una inscripción lítica en el cerro Las Rosas, en Guacara, en el Estado de Carabobo, Venezuela: Claramente, se trata de una representación de la Columna o Eje Polar –el Irminsul–, conformando las volutas superiores e inferiores las equivalencias estilizadas de las aperturas polares. Adviértase en la parte central de esta figura el “Sol Central” o “Sol Humante” de la Tierra Hueca de la cual da cuenta la tradición sagrada. En tanto, el símbolo en Egipto se encuentra sobre la cabeza de una de las tres divinidades –hoy en la colección del Egyptian Museum in Cairo– que custodiaban el corazón de Tut-Enkh-Amón, último monarca de su familia real en el final de la dinastía XVIII que gobernó entre 1334 y 1325 a. C.
También aquí se observan las volutas o ‘aperturas’ de ambos polos: Es Nun o el “Cielo”, y Duat, el “Inframundo”.
Por cierto, estas “similitudes” no son coincidencias o casualidades. Véase, en este sentido, el culto a los dioses del firmamento, la concepción de “Hijos del Sol”, el culto al Sol a través del símbolo del Disco Solar, la elongación craneal y las prácticas rituales de momificación y luego, específicamente, la ancestral representación de los “hombres-pájaros” (https://losvikingosenamerica.blogspot.com/2020/06/hombres-pajaros-chile-egipto.html).
¿Cómo explicar estas fundamentales semejanzas? Las claves fueron otorgadas por los sustentadores de la obra de Hans Hörbiger y Philipp Fauth, Cosmogonía Glacial de Hörbiger. Una nueva historia del desarrollo del universo y el sistema solar (“Glazial Kosmogonie. Eine neue Entwicklungsgeschichte des Weltalls und des Sonnensystems” de 1913) como es el caso del gran explorador Edmund Kiss y su observación de las extensas migraciones (Völkerwanderungen) de antiguos sustratos culturales como resultado de las catástrofes cósmicas.
Más allá de la así denominada “historia oficial” se encuentra la historia mítica, es decir, la historia de los dioses y sus portentosas civilizaciones solares.
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