La extraordinaria y enigmática Fuente Magna. En la actualidad se encuentra en el Museo de Metales Preciosos
en La Paz (Museo del Sitio de Tiwanaku / Fotografías de Rafael Videla Eissmann, Enero de 2003).
Un enigma arqueológico
Una extrañísima vasija ceremonial labrada en cuarcita de color café fue descubierta en 1950 por un agricultor en un montículo escalonado en las inmediaciones del lago Titicaca –otras fuentes establecen que el descubrimiento fue hecho por un campesino en 1960 en un terreno privado de la familia Manjón, situado en la aldea de Chúa Cocani–.
La singular vasija de alrededor de 60 cm de diámetro y 18,5 cm de altura fue denominada Fuente Magna –conocida también como Vaso Fuente– y pertenece a la colección del Museo del Sitio de Tiwanaku.
La vasija presenta inscripciones, símbolos y figuras en sus caras interna y externa: Las figuras del interior están compuestas por un conjunto de ideografías entre las que destacan una efigie antropomorfa –cuyo cuerpo presenta cierta similitud con un batracio, símbolo de la fertilidad–, espirales de trazos rectos y una serie de inscripciones notablemente similares a los caracteres cuneiformes de Mesopotamia, uno de los sistemas más antiguos de escritura del Medio Oriente.
Las dos orejas de la vasija presentan asimismo figuras antropomorfas en cada lado y su borde está cubierto por dos serpientes cuyas cabezas se ubican justo sobre las manos extendidas de la figura antropomorfa del interior, reproduciendo la imagen de la deidad central de la Puerta del Sol de Tiahuanaco, es decir, de Tauapácac Ticci Viracocha, el Dios de los Báculos.
Un hecho que corroboraría este aserto es que ambas representaciones, es decir, la figura antropomorfa de la vasija ceremonial y el Supremo Viracocha de la Puerta del Sol, poseen cuatro dedos en cada mano. Las facciones presentan además similitudes en los ojos, la nariz y la boca.
El exterior de la Fuente Magna presenta dos pumas y dos cóndores, animales totémicos de la tradición andina.
El interior se estructura en seis divisiones: Dos secciones a los costados de la figura antropomorfa de la vasija donde se aprecian caracteres de difícil interpretación. Luego figuran dos espirales dobles –en ambos lados– de trazos rectos y sentido dextrógiro; un segmento con similares caracteres a los ubicados en ambos costados de la figura antropomorfa y, por último, un segmento donde se ubican los caracteres cuneiformes.
Estos últimos caracteres han sido emparentados con el protocuneiforme y cuneiforme de Sumeria –por parte de los arqueólogos e investigadores Max Portugal Zamora, Bernardo Biados Yacovazzo, Jorge Miranda, Freddy Arce Helguero y Alberto Mancini– e incluso con algunas fórmulas semíticas –por parte del arqueólogo Mario Montaño–.
Desde el así denominado Descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492, diversos cronistas señalaron la presencia de culturas del Medio Oriente en el continente, como los fenicios –entre quienes cuentan George Horn, Pierre Daniel Huet, Court de Gébelin y Paul Gaffarel von Philon–.
Otra perspectiva de la Fuente Magna (Museo del Sitio de Tiwanaku /
Fotografías de Rafael Videla Eissmann, Enero de 2003).
¿Cuál es el verdadero origen?
Como se puede apreciar en las imágenes de la vasija ceremonial, los caracteres son similares a las inscripciones cuneiformes. Además, éstas han sido realizadas utilizando la misma técnica de incisión y características: Líneas rectas, paralelas, perpendiculares y angulares.
Esto, por cierto, no implica que su origen necesariamente se encuentre en Mesopotamia sino que sólo existe una similitud y más apropiadamente, que ha habido una ignota relación en la antigüedad entre ambas regiones.
¿Es la Fuente Magna una pieza autóctona o bien fue traída desde Mesopotamia? En uno u otro caso, ¿cómo se explicaría la similitud de las inscripciones? ¿Quiénes fueron sus autores? ¿Cuándo fue labrada? ¿Cuál fue su función? ¿Existen otras piezas tiahuanacotas con caracteres similares?
Contra toda convención historiográfica, el profesor Roberto Rengifo –el genial propugnador del origen polar antártico del hombre y de la irradiación de la civilización desde América al resto del globo– estableció que la última migración importante partió de TalTal en la costa norte de Chile, hace 9000 años, fueron los uros que, por estar ya todas las demás costas y países poblados, buscando uno inhabitado llegaron al fondo del Golfo Pérsico y fundaron la ciudad de Uruk, llevando allá la cerámica y los metales; ciudad que fue el germen de las civilizaciones arias o indo-europeas con la cual comienza la Proto-Historia, siendo todo lo anterior, Pre-Historia y siendo Historia sólo los 2500 años últimos, desde que se descubrió la escritura alfabética (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 11).
Posteriormente, el extraordinario escritor Erich von Däniken ha preguntado si acaso los descendientes del gigante Gilgamesh provinieron de América del Sur y llevaron consigo el conocimiento posteriormente vertido en la Epopeya, a Sumeria (Von Däniken, E. Recuerdos del futuro. Páginas 91 y 96).
Cabe destacar que el profesor e investigador Carlos González Vargas del Instituto de Estética de la Universidad Católica de Chile, expresó la “notable similitud de la representación de Yephun-Oihuen, el Lucero de la Mañana y de la Tarde de los antiguos mapuches [los araucanos de Chile] y aquellas de Mesopotamia, pues en ambos casos son estrellas de ocho puntas” (Conversación personal con el autor en la ciudad de Santiago de Chile, Noviembre de 2006).
En definitiva, piezas arqueológicas como la Fuente Magna prueban el frágil dogma historiográfico-arqueológico desarrollado en la “reconstrucción” del pasado prehispánico, pues en diversos campos de estudio se verifican similares patrones entre las culturas y civilizaciones de la América Aborigen, Europa y Mesopotamia: Las divinidades uránicas, los dioses civilizadores descendidos del firmamento, los ancestrales cultos solares y sus símbolos –como la venerada cruz swastika-sauvastika y las barcas solares–, el símbolo de Venus y las pirámides escalonadas –entre otros campos fundamentales–.
Rafael Videla Eissmann
4 de Mayo de 2024
Bibliografía
El primer descubrimiento. ¿Descubrieron América los judíos en la antigüedad? (1983). Martínez Roca. Barcelona, 1991.
Fell, Barry [Harold Barraclough Fell]
America B. C.: European Settlers in the New World. New York Times Book Co. New York, 1976.
_ Saga America. New York Times Book Co. New York, 1980.
_ Bronze Age America. Times Boston Co. Massachusetts, 1982.
Rengifo, Roberto
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.
_ El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica y el origen polar antártico del hombre (1935). Prólogo, notas y edición de Rafael Videla Eissmann. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2007.
Videla Eissmann, Rafael
La Estrella de Piedra. El símbolo sagrado de los chiles. Ediciones Riapantú. Santiago de Chile, 2004.
_ Los chiles. Fundadores de Uruk. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2007.
_ Inscripciones cuneiformes en Tiahuanacu. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2008.
Von Däniken, Erich
Recuerdos del futuro (“Erinnerungen an die Zukunft”, 1968). Plaza & Janés. Barcelona, 1982.
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