lunes, 7 de octubre de 2024

Una “piedra horadada” en la península Ibérica


La “piedra horadada” expuesta en el Museo de Arqueológico Nacional.


El profesor Roberto Rengifo escribió en Estractos de las Actas de la Sociedad Científica (1920) sobre la irrupción en la península Ibérica de los anteos originarios de la América Austral:

La Gulfstream o Corriente del Golfo de México sirvió para poblar la costa de Irlanda y occidentales Europa con razas blancas americanas.

(…)

Con unos 1500 a 2000 antes de la era actual [judeo-cristiana], bastaba para encuadrar esa raza celta que se estableció en la costa occidental de Europa, sin haber provenido del oriente, según muchos autores, en la hipótesis de que provendrían de América y llegaron por el océano Atlántico.

El hecho es muy posible, pues la Corriente del Golfo de Méjico ha debido arrastrar en más de cien ocasiones a los primitivos navegantes del archipiélago Antillano y arrojarlos a Irlanda, donde primero aparecieron los celtas, pasando después al país de Gales, a Bretaña y por último a España, para unificarse con los iberos y producir los «celto-iberos», tenidos como los aborígenes de la península española.

Estos celtas –continúa Rengifo–, al descender de norte a sur por países sin cordilleras y, al llegar a la primera serranía transversal, al sur del mar Cantábrico, que es un verdadero cordón como los numerosos y prolongados que existen en América, la bautizaron con el nombre de Piri-neo.

(…)

En la toponimia española hay muchos lugares con nombres o raíces americanas primitivas, cuyo estudio debe hacerse; pero no es este el único fundamento para atribuir a los celtas origen americano. La somatología general de esa raza y de la primitiva andina, es muy semejante: Bajos, gruesos o redondeados, miembros cortos, cabeza desarrollada, pies y manos pequeños, cabello generalmente negro y a veces coloreados como en Boroa e Irlanda, piel blanca, pero no alba, pechos pardos, etc. Esta raza andinocelta, diferente de la patagona o pampa y sus derivados, de largos miembros y gran estatura, es producto de los archipiélagos y montañas; por eso es chico de cuerpo y más cerebral; fue la primera que en América empujó la civilización de sur a norte, escribiendo en las rocas sus nacientes ideas, desde Arauco hasta Yanquilandia; tomó grandes bríos en el mar Caribe y arribó a Gran Bretaña (Roberto Rengifo, Estractos de las Actas de la Sociedad Científica. Páginas 20 y 21).

Una pieza del Museo de Arqueológico Nacional de España evidencia este movimiento transcontinental en la Ante-Historia: Se trata de una “piedra horadada” descubierta en la Cueva del Hilguerón, en Rincón de la Victoria, Málaga.

La leyenda que la acompaña reza: “Masa de palo cavador”.

¿Cuál es su origen? ¿Cómo y por qué fue depositada en la Cueva del Hilguerón? ¿Existen otras “piedras horadadas” en las colecciones arqueológicas de España?

Ciertamente, la pieza es similar en material, estilo y dimensiones a aquellas de la tradición sagrada de los aborígenes Chile –los lituche-araucanos– y que se vislumbra, de igual modo, en el sustrato andino-celta.

Rafael Videla Eissmann
6 de Octubre de 2024


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

martes, 1 de octubre de 2024

Una estela prehispánica con signos de un antiguo sistema brahmánico


Sobre esta estela, Erich von Däniken escribió: El profesor Kanjilal, relevante especialista en sánscrito, pudo identificar la mayor parte de estos signos como pertenecientes a un antiguo sistema brahmánico de escritura jeroglífica (Von Däniken, Erich, La respuesta de los dioses. Página 355).


El genial autor Erich von Däniken en su obra La respuesta de los dioses (“Beweise”, 1977), consigna un dato muy significativo sobre una pieza prehispánica que perteneció a la colección del sacerdote Carlos Crespi Croci (29 de Mayo de 1891 - 30 de Abril de 1982) –antiguo párroco del Santuario de María Auxiliadora en Cuenca, Ecuador–, con estudios en arqueología y antropología, concentrándose especialmente en el estudio de los indígenas del Amazonas ecuatoriano.

La mayoría de la colección de Crespi corresponden a placas y estelas de oro y metálicas con diversos motivos y temáticas.

La pieza en cuestión corresponde a una estela metálica que posee cincuenta y seis jeroglíficos inscritos en otros tantos recuadros. Al respecto, Däniken ha escrito: (…) Me preguntaba si los antiguos indios no habrían grabado en el metal los signos de algún alfabeto desconocido. Pero, mientras tanto, el profesor Kanjilal, de Calcuta, ha logrado identificar la mayor parte de dichos signos con los de una antigua escritura empleada por los brahmanes de India (Von Däniken, Erich, La respuesta de los dioses. Ediciones Martínez Roca. Spain, 1978. Página 354).

Esta asociación no es fortuita: Existió una remota vinculación entre los antiguos siddhas del Himalaya y los antiguos shamanes de los Andes. Recordemos lo expuesto el abate Juan Ignacio Molina en su Compendio de la historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile (1776), donde señaló que los chilenos llaman a los primeros hombres, de los cuales descienden, peñi Epatun, que quiere decir, los hermanos Epatun, pero, a excepción del nombre, no saben otra cosa de la historia de estos hermanos sus patriarcas. Los llaman también glyche, esto es, hombres primitivos o del principio, y en sus congregaciones los invocan, junto con sus divinidades, entonando en alta voz: Pom, pum, pum, Mari epunamun, animalhuen, peñi Epatun, etc. Los tres primeros vocablos son al presente de incierta significación y podrían tomarse por una suerte de interjección, si la voz puon con que los chinos nombran al primer hombre creado o salvado de las aguas, no nos indujese a sospechar que podrían tener una noción análoga. Los lamas o sacerdotes del Tíbet pronuncian también frecuentemente en sus rosarios las tres sílabas Hom, ha, hum, o om, aum, como dicen los habitantes del Indostán, los cuales en cierta manera corresponden a las chilenas arriba dichas.

Son las huellas de la antigua civilización primordial de los Hijos del Sol.

Rafael Videla Eissmann
30 deSeptiembre de 2024


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

jueves, 22 de agosto de 2024

Una reliquia de los Dioses Blancos


El fabuloso pectoral prehispánico descubierto cerca de Illapel,
en la Región de Coquimbo, en Chile.

Una extraordinaria pieza prehispánica descubierta cerca de Illapel, en la Región de Coquimbo, en el norte de Chile, forjada en una aleación metálica –hecho por vaciado en molde de “cera perdida”–, presenta un simbolismo fundamental de la ancestral historia del Chili Mapu: Se trata de una figura antropomorfa en cuyo centro se observa la estrella doble de Venus, es decir, de Yephun-Oiehuen, la Estrella de la Mañana y la Estrella de la Tarde, respectivamente, llamada también llamada Wüñülfe por los chili-araucanos, herederos de la tradición cultural –Epeu y Nütram– de los antiku-pu-che –los Hijos del Sol– más y propiamente de los lituche, es decir, de los hombres primitivos o del principio según consignó el historiador Juan Ignacio Molina en su Compendio de la historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile (1776), basándose en informantes aborígenes.

Es la Estrella Solitaria Quyllur de los aymarás y Ch’aska Quyllur de los quechuas. 

Acerca de este excepcional pectoral descubierto en el norte del país, Miguel Serrano ha precisado en el volumen IV de sus Memorias (1999): Figura única por su simbolismo. Tal vez tallada por los inkas blancos, los frisones o los hiperbóreos de Sudamérica, con anterioridad a la llegada y destrucción planificada de los judeo-cristianos. Una reliquia de los Dioses Blancos, con el símbolo de la Estrella de la Mañana, Oiyehue, la runa Venéris (Serrano, M. Memorias de Él y Yo. Volumen IV. Santiago de Chile. Página 250).

Y agregamos a la observación de Serrano: El origen de esta pieza claramente se entronca con los inkas blancos, los frisones o los hiperbóreos de Sudamérica. Es decir, con el sustrato pre-indígena, esto es, el grupo dolicocéfalo primordial, la raza blanca americana observada por el profesor Roberto Rengifo en su obras El Secreto de la América Aborigen (1919-1921), Arte gráfico y poético de los chiles (1921) y El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935).

Este grupo blanco autóctono –vulgarmente denominados desde el Descubrimiento y la Conquista como indios blancos– fueron descendientes de los dioses del firmamento, de los hówen-aesir, de extraterrestres, cuya civilización solar es la base de la tradición sagrada de América-Huitramannaland, es decir, la “tierra de los hombres blancos”.

Esta reliquia antropomorfa proyecta el simbolismo trascendental del emblema del origen en la Patria CelesteYephun-Oiehuen, sobre los “hombres de la tierra”.

Rafael Videla Eissmann
17 de Agosto de 2024


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

sábado, 3 de agosto de 2024

Arte rupestre de 9000 años asociado a huellas de dinosaurios en Serrote do Letreiro, en el Estado de Paraíba, Brasil


Arte rupestre asociado a las huellas de saurios (Fotografía de Leonardo P. Troiano, 2024).


Un fundamental estudio titulado A Remarkable Assemblage of Petroglyphs and Dinosaur Footprints in Northeast Brazil (“Un notable conjunto de petroglifos y huellas de dinosaurios en el nordeste de Brasil”, 2024) desarrollado por los arqueólogos Leonardo P. Troiano, Heloísa B. Dos Santos, Tito Aureliano y Aline M. Ghilardi del Instituto del Patrimonio Histórico y Artístico Nacional de Brasilia, presenta significativas asociaciones entre petroglifos labrados por cazadores y las huellas fósiles de al menos tres tipos de dinosaurios del Período Cretácico: Terópodos, saurópodos y ornitópodos –145 - 66 millones de años atrás–.

El estudio –publicado en Marzo del año en curso en la revista Scientific Reports (www.nature.com/articles/s41598-024-56479-3 , www.cnnespanol.cnn.com/2024/04/12/misteriosos-simbolos-huellas-dinosaurios-antiguos-humanos-estudio-trax/)– ha determinado una datación por radiocarbono de enterramientos en la zona en torno al 9400 y 2620 años de antigüedad.

De acuerdo a los arqueólogos los petroglifos presentan formas geométricas tales como cuadrados, rectángulos y círculos –algunos de estos con cruces o líneas en su interior, revelando evidentemente concepciones de pensamiento abstracto–.

La clave de la asociación entre las representaciones rupestres y los fósiles no es únicamente la proximidad de los primeros a las huellas sino la solapación existente entre ellas, hecho que sugiere la “reflexión” –como observa Leonardo Troiano– por parte de los creadores de las representaciones rupestres.

Nosotros observamos en estas asociaciones de Serrote do Letreiro la antigüedad del hombre americano –esto es, del sustrato dolicocéfalo, es decir, pre-indígena–, siguiendo las investigaciones y estudios de notables americanistas como Arthur Posnansky y Edmund Kiss, quienes constataron a través de sus pesquisas las representaciones de “saurios” en el arte prehispánico andino, especialmente en la remota tradición tiahuanacota.

Aún más: La antigüedad de estos vestigios se deben comprender a la luz de La Cosmogonía Glacial de Hörbiger. Una nueva historia del desarrollo del Universo y del Sistema Solar (“Hörbigers Glazial Kosmogonie. Eine neue Entwicklungsgeschichte des Weltalls und des Sonnensystems”) de Hans Hörbiger y Philipp Fauth, obra publicada inicialmente en Austria en 1913, en la cual se establece que en la Era Primaria o Paleozoica existiera el hombre, del cual emergieron distintas ramas-especies con diversos grados de evoluciones e involuciones en disímiles direcciones y secuencias: Este Hombre Primario (Primär-human) devino paralelamente al desarrollo de otras especies de homínidos –homo– acondicionados en y por los interregnos de las grandes catástrofes cósmico-planetarias: Los grandes ciclos o “soles” de la tradición sagrada de la humanidad, en aquel remotísimo y misterioso pasado en el que fulguran portentosas civilizaciones desarrolladas por los dioses y sus descendientes en la América Aborigen.

Rafael Videla Eissmann
2 de Agosto de 2024


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

lunes, 24 de junio de 2024

La Tradición Sagrada Antártica


El jon Tenenesk y su familia (Fotografía de Martin Gusinde, 1923).


Aquí estoy cantando, el viento me lleva. Estoy siguiendo las pisadas
de los que se fueron. Se me ha permitido venir a la Montaña de Poder.
He llegado a la gran Cordillera del Cielo, camino hacia la Casa del Cielo.
El poder de aquellos que murieron vuelve a mí.
Yo entro en la Casa de la Gran Cordillera del Cielo.
Los del infinito me han hablado.
Lola Kiepja

El núcleo de la cosmovisión selk’nam es la perpetuación de un conocimiento cósmico.

La herencia sagrada de la cosmogonía polar-antártica.

La antigua sabiduría del “Clan de la Rama Sagrada” preservó el conocimiento de Temáuquel –Maukel o Pémaukl–, la Divinidad Suprema e Increada –el “habitante de allá arriba”– quien luego de la creación del mundo, de las montañas, de los valles y los ríos, envió a su mensajero Quenós y a los hówen, raza astral e inmortal de donde descienden los propios selk’nam.

En el Háin o ceremonia mágico-iniciática –un rito de pasaje exclusivo de los jóvenes varones llamados durante su iniciación klóketen a su vida de adultos–, se comunicaban los conocimientos del arribo de los hówen a la Tierra y las enseñanzas de las “Ciencias Sagradas”. 

Esta comunicación se realizaba el interior de la gran choza ceremonial también llamada Háin que correspondía a una micro-representación del cosmos, constituida por siete pilares –originalmente de piedra y luego de haya– que representaban a los siete hombres provenientes de distintas regiones de Karukinká o Tkoyuská, “Tierra del Fuego”.

En las inmediaciones de la gran choza se desarrollaba asimismo una suerte de pantomima en la cual se recreaban las apariencias de los dioses-espíritus del cielo y del mundo subterráneo por medio de pinturas corporales, atuendos y máscaras –como Jálpen, Tanu, Olum, Halaháches, Hóshtan, Mátan, Ulen, K’terrnen y los sho’ort–.

El Háin era dirigido por un jon (xo’on) –los jon era una casta iniciática de magos-shamanes con extraordinarios poderes quienes proyectaban su huáiyuhuen o cuerpo astral a otras dimensiones–, quien determinaba la secuencia de escenas que se habían de representar.

El jon indicaba a cada uno de los hombres un lugar junto al pilar que le correspondía a su haruwen o territorio. Los territorios en que se dividía la isla superaban los ochenta y cada uno correspondía a uno de los siete espacios llamados sho’on o “cielos”. Cada uno de estos cielos era representado por pinturas corporales que se realizaban durante la ceremonia.
Una vez iniciados en los conocimientos ancestrales por el Chan-Ain (“Palabra-Padre”), es decir, guardián de la tradición sagrada mítico-mágica o Lailuka los klóketen recibían el símbolo de virilidad: Una vincha triangular de piel de guanaco llamado k’ochel.

La antiquísima sabiduría de los selk’nam sobre Temáuquel y los poderosos hówen y la ceremonia Háin es parte del conocimiento de la tradición de los dioses extraterrestres y de la creación/aparición del hombre en la Antártida, la Hiperbórea del Polo Sur –misma concepción promulgada en 1919 por el profesor Roberto Rengifo en torno al origen polar de la humanidad– desde donde emerge la tradición primigenia y ancestral que se proyecta a través de los Andes hacia el resto del continente –la migración de sur a norte de la civilización de los chili-viracochas o wari wira qucha runa o primer yndio deste rreyno de las Yndias de la cual comensaron a multiplicar y la desendencia y multiplico después a éstos les llamaron dioses y lo tubieron ací de acuerdo a la información consignada por el cronista Felipe Guamán Poma de Ayala en las fojas 48 y 49 de El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno (1583-1615).

Rafael Videla Eissmann
23 de Junio de 2024


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

martes, 28 de mayo de 2024

La tradición de los dioses: Una notable similitud entre los hombres-dioses de Tierra del Fuego y Egipto


Derecha: Akhenaton y su familia en gesto ritual al Dios-Sol Aten. Imperio Nuevo (Fotografía de Pat Remler / The Egyptian Museum in Cairo). Izquierda: El hówen o “dios-espíritu” K’terrnen, el “Hombre-Luz” de la tradición iniciática de los selk’nam de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Chile –a su lado aparece el jon o shamán Tenenesk (Fotografía de Martin Gusinde, 1923). La semejanza de los “tocados cónicos” en las representaciones de estos hombres-dioses es notable.


En mi artículo Gli dèi extraterrestri. Tracce della storia dimenticata (“Los Dioses Extraterrestres. Huellas de historia olvidada”), publicado en Il Giornale dei Misteri (Numero 535. Roma, Gennaio-Febbraio 2018), tracé las notabilísimas similitudes que se observan en las representaciones de los dioses de culturas tan lejanas entre sí como los selk’nam de la Tierra de Fuego, los antiguos mexicas de Mesoamérica, las tribus germánicas del centro de Europa y de Escandinavia y las civilizaciones de Egipto y del Valle del Indo. ¿Cómo explicar las analogías? ¿Es posible que existiese alguna relación? La respuesta es ciertamente negativa si se busca en los cimientos de la historiografía ortodoxa. Y esto, porque historia que se enseña se basa sobre determinados dogmas científicos como el origen de la humanidad en África, el “Descubrimiento de América” de 1492 y la inefable “evolución”… 

Mas, ¿deben considerarse como irrefutables estas mentadas suposiciones de la historiografía? Una investigación básica sobre estos campos concluye que estas tres conjeturas son sólo hipótesis elevadas a verdades absolutas y basadas en la así denominada “evidencia científica”.

¿Fue realmente África la cuna de la humanidad? La idea sigue siendo una teoría y el “eslabón perdido” aún no se ha encontrado –y no se encontrará– entre una especie homínida pre-humana –un paleoantropo– y al Homo sapiens sapiens. Oposición directa a las concepciones polares desarrolladas por el profesor Roberto Rengifo en torno al origen antártico del hombre expuestas inicialmente en la Sesión General de 29 de Diciembre de 1919 de la Société Scientifique du Chili (Actas de las Sesiones. Sesión General de 29 de Diciembre de 1919) y luego en El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles (1920) y El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935) y a las concepciones de Lokmaya Bal Gangadhar Tilak, en The Artic Homes in the Vedas. Being Also a New Key to the Interpretation of Many Vedic Texts and Legends (“El Hogar Ártico en los Vedas. Siendo también una nueva clave en la interpretación de muchos textos y leyendas védicas”, 1903) acerca del origen ártico de la civilización ario-védica de acuerdo a cálculos astronómicos consignados en los himnos sánscritos del Rigveda.

¿Fue América “descubierta” en 1492? En lo absoluto. La historia prehispánica cuenta con numerosas pruebas de contactos y asentamientos transatlánticos y transpacíficos. Y aún más: Toda la “historia” del continente ha sido una gran impostura –desde el navegante Cristóbal Colón, pasando por el Tratado de Tordesillas de 1494, las Guerras de Independencia Hispanoamericanas (1808-1814) y la historia moderna de “Latinoamérica”–.

¿Y la “evolución”? Otra patraña más que ha cimentado la falsa historia del génesis del hombre y su desarrollo desde África hacia otras latitudes en un larguísimo proceso evolutivo. Esta noción por cierto se opone a las concepciones ancestrales de Tierra de Fuego, Mesoamérica, la Europa pre-cristiana, Egipto y el Valle del Indo. ¿Entonces? ¿Cuáles son las claves para comprender esas notabilísimas similitudes de los dioses de la antigüedad? Son los mitos. Y más apropiadamente, del Mythos Légein o “Narración Sagrada” que preservó el conocimiento de seres “descendidos del firmamento” –los dioses extraterrestres– y que “crearon” a los hombres y sus magníficas civilizaciones solares en la antigüedad.

Aquí y allá, las representaciones de los dioses en las vastas muestras del arte de estos grupos son similares: Cuerpos estilizados con cabezas o tocados cónicos.

Un ejemplo decisivo ilustra estas antiquísimas conexiones: Un altorrelieve del hombre-dios Akhenaton y su familia con un gesto ritual al Dios-Sol Aten del Imperio Nuevo y el hówen o “dios-espíritu” K’terrnen –el “Hombre-Luz”– de la tradición iniciática del Háin de los selk’nam de Tierra del Fuego –Kaurinka–: La semejanza es extraordinaria.

Es la estirpe divina de los dioses. Los Hijos del Sol.

Rafael Videla Eissmann
26 de Mayo de 2024


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

domingo, 5 de mayo de 2024

El enigma de la Fuente Magna: Una vasija con inscripciones cuneiformes hallada en Tiahuanaco


La extraordinaria y enigmática Fuente Magna. En la actualidad se encuentra en el Museo de Metales Preciosos
en La Paz (Museo del Sitio de Tiwanaku / Fotografías de Rafael Videla Eissmann, Enero de 2003).


Un enigma arqueológico

Una extrañísima vasija ceremonial labrada en cuarcita de color café fue descubierta en 1950 por un agricultor en un montículo escalonado en las inmediaciones del lago Titicaca –otras fuentes establecen que el descubrimiento fue hecho por un campesino en 1960 en un terreno privado de la familia Manjón, situado en la aldea de Chúa Cocani–.

La singular vasija de alrededor de 60 cm de diámetro y 18,5 cm de altura fue denominada Fuente Magna –conocida también como Vaso Fuente– y pertenece a la colección del Museo del Sitio de Tiwanaku.

La vasija presenta inscripciones, símbolos y figuras en sus caras interna y externa: Las figuras del interior están compuestas por un conjunto de ideografías entre las que destacan una efigie antropomorfa –cuyo cuerpo presenta cierta similitud con un batracio, símbolo de la fertilidad–, espirales de trazos rectos y una serie de inscripciones notablemente similares a los caracteres cuneiformes de Mesopotamia, uno de los sistemas más antiguos de escritura del Medio Oriente.

Las dos orejas de la vasija presentan asimismo figuras antropomorfas en cada lado y su borde está cubierto por dos serpientes cuyas cabezas se ubican justo sobre las manos extendidas de la figura antropomorfa del interior, reproduciendo la imagen de la deidad central de la Puerta del Sol de Tiahuanaco, es decir, de Tauapácac Ticci Viracocha, el Dios de los Báculos.

Un hecho que corroboraría este aserto es que ambas representaciones, es decir, la figura antropomorfa de la vasija ceremonial y el Supremo Viracocha de la Puerta del Sol, poseen cuatro dedos en cada mano. Las facciones presentan además similitudes en los ojos, la nariz y la boca.

El exterior de la Fuente Magna presenta dos pumas y dos cóndores, animales totémicos de la tradición andina.

El interior se estructura en seis divisiones: Dos secciones a los costados de la figura antropomorfa de la vasija donde se aprecian caracteres de difícil interpretación. Luego figuran dos espirales dobles –en ambos lados– de trazos rectos y sentido dextrógiro; un segmento con similares caracteres a los ubicados en ambos costados de la figura antropomorfa y, por último, un segmento donde se ubican los caracteres cuneiformes.

Estos últimos caracteres han sido emparentados con el protocuneiforme y cuneiforme de Sumeria –por parte de los arqueólogos e investigadores Max Portugal Zamora, Bernardo Biados Yacovazzo, Jorge Miranda, Freddy Arce Helguero y Alberto Mancini– e incluso con algunas fórmulas semíticas –por parte del arqueólogo Mario Montaño–.

Desde el así denominado Descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492, diversos cronistas señalaron la presencia de culturas del Medio Oriente en el continente, como los fenicios –entre quienes cuentan George Horn, Pierre Daniel Huet, Court de Gébelin y Paul Gaffarel von Philon–.

Otra perspectiva de la Fuente Magna (Museo del Sitio de Tiwanaku /
Fotografías de Rafael Videla Eissmann, Enero de 2003).

¿Cuál es el verdadero origen?

Como se puede apreciar en las imágenes de la vasija ceremonial, los caracteres son similares a las inscripciones cuneiformes. Además, éstas han sido realizadas utilizando la misma técnica de incisión y características: Líneas rectas, paralelas, perpendiculares y angulares.

Esto, por cierto, no implica que su origen necesariamente se encuentre en Mesopotamia sino que sólo existe una similitud y más apropiadamente, que ha habido una ignota relación en la antigüedad entre ambas regiones.

¿Es la Fuente Magna una pieza autóctona o bien fue traída desde Mesopotamia? En uno u otro caso, ¿cómo se explicaría la similitud de las inscripciones? ¿Quiénes fueron sus autores? ¿Cuándo fue labrada? ¿Cuál fue su función? ¿Existen otras piezas tiahuanacotas con caracteres similares?

Contra toda convención historiográfica, el profesor Roberto Rengifo –el genial propugnador del origen polar antártico del hombre y de la irradiación de la civilización desde América al resto del globo– estableció que la última migración importante partió de TalTal en la costa norte de Chile, hace 9000 años, fueron los uros que, por estar ya todas las demás costas y países poblados, buscando uno inhabitado llegaron al fondo del Golfo Pérsico y fundaron la ciudad de Uruk, llevando allá la cerámica y los metales; ciudad que fue el germen de las civilizaciones arias o indo-europeas con la cual comienza la Proto-Historia, siendo todo lo anterior, Pre-Historia y siendo Historia sólo los 2500 años últimos, desde que se descubrió la escritura alfabética (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 11).

Posteriormente, el extraordinario escritor Erich von Däniken ha preguntado si acaso los descendientes del gigante Gilgamesh provinieron de América del Sur y llevaron consigo el conocimiento posteriormente vertido en la Epopeya, a Sumeria (Von Däniken, E. Recuerdos del futuro. Páginas 91 y 96).

Cabe destacar que el profesor e investigador Carlos González Vargas del Instituto de Estética de la Universidad Católica de Chile, expresó la “notable similitud de la representación de Yephun-Oihuen, el Lucero de la Mañana y de la Tarde de los antiguos mapuches [los araucanos de Chile] y aquellas de Mesopotamia, pues en ambos casos son estrellas de ocho puntas” (Conversación personal con el autor en la ciudad de Santiago de Chile, Noviembre de 2006).

En definitiva, piezas arqueológicas como la Fuente Magna prueban el frágil dogma historiográfico-arqueológico desarrollado en la “reconstrucción” del pasado prehispánico, pues en diversos campos de estudio se verifican similares patrones entre las culturas y civilizaciones de la América Aborigen, Europa y Mesopotamia: Las divinidades uránicas, los dioses civilizadores descendidos del firmamento, los ancestrales cultos solares y sus símbolos –como la venerada cruz swastika-sauvastika y las barcas solares–, el símbolo de Venus y las pirámides escalonadas –entre otros campos fundamentales–.

Rafael Videla Eissmann
4 de Mayo de 2024


Bibliografía

I. Obras

Carnac, Pierre 
El primer descubrimiento. ¿Descubrieron América los judíos en la antigüedad? (1983). Martínez Roca. Barcelona, 1991.

Fell, Barry [Harold Barraclough Fell]
America B. C.: European Settlers in the New World. New York Times Book Co. New York, 1976.
_ Saga America. New York Times Book Co. New York, 1980.
_ Bronze Age America. Times Boston Co. Massachusetts, 1982.

Rengifo, Roberto
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.
_ El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica y el origen polar antártico del hombre (1935). Prólogo, notas y edición de Rafael Videla Eissmann. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2007.

Videla Eissmann, Rafael
La Estrella de Piedra. El símbolo sagrado de los chiles. Ediciones Riapantú. Santiago de Chile, 2004.
_ Los chiles. Fundadores de Uruk. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2007.
_ Inscripciones cuneiformes en Tiahuanacu. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2008.

Von Däniken, Erich
Recuerdos del futuro (“Erinnerungen an die Zukunft”, 1968). Plaza & Janés. Barcelona, 1982.

* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).