martes, 28 de enero de 2014

Götterdämmerung


El Árbol Yggdrasil es el alma germana.

Más allá de las apariencias terrenas, extiende sus ramas hacia la vastedad del cosmos en el cielo estrellado; omnipresente, el Árbol se halla sobre el espacio, el tiempo y la razón.

La razón que induce a errores y que sólo puede entender lo que se presenta frente a los ojos, a los sentidos y al cerebro de Dios.

Pero las altas ramas del Árbol, el alma de la tierra del Norte, se encuentran mucho más allá que todo esto. Allá está esta alma y si miles de seres no saben lo que tan sólo uno de ellos conoce... Pues el sentido divino de la Tierra y de las estrellas no preguntan por el destino de una masa tonta y simiesca, que ni siquiera lo podría sospechar.

Para él, la aparición de los diferentes, es suficiente, a  quienes  él siempre ha dado la función de ser los guardianes del alma, de manera tal que la consciencia de Dios [Gôt] no desaparezca, hasta que ésta se cubra por voluntad propia.

El Árbol extiende tres raíces sobre el mundo. Bajo la primera se encuentra la “fuente saltarina”, de los gusanos envidiosos, que se alimentan de las amenazadas almas venideras. ¡Cuán bien sabían nuestros ancestros acerca de este peligro!

Bajo la segunda raíz, que alcanza el reino de los Gigantes de Hielo [Jotuns], se encuentra otra fuente, de la memoria, la fuente del YO SOY, a la cual Odín entregó su ojo para la conscientización.

Pero la última fuente, de la cual ni siquiera el mismísimo Odín osó beber, gotea sobre la tercera rama de los Asen. Es la fuente de Urd.

En la fuente de Urd se encuentra la consciencia del ser, la consciencia del nacimiento y de la muerte; en esta fuente se halla la llave de Dios. Pero Odín sabía del Götterdämmerung [el “Crepúsculo de los Dioses”] y acerca de la llegada de una Nueva Edad, que le dará al pueblo germano la consciencia de Dios.

Edmund Kiss


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lunes, 13 de enero de 2014

En memoria de Vicente Pistilli

Vicente Pistilli S.


Ve alzarse una sala más bella que el Sol,
tejada con oro, allá en el Gimlé; las huestes leales
allí habitarán y para siempre serán felices.

Völuspá


La más remota tradición de nuestros ancestros -preservada por innumerables generaciones en ambos lados del océano Atlántico- habla del rito de la resurrección en un reino más allá de aquel percibido por los sentidos físicos. Un reino vislumbrado por bardos y guerreros-poetas en lejanísimos recuerdos y en la inamovible fe en la inmortalidad y el amor eterno.

Esta concepción trascendente de la existencia ha sido el fundamento y motor de la visión de mundo de los pueblos germanos y sus descendientes, la cual, a través del Cordón Dorado de la Tradición Sagrada, ha sido preservada hasta hoy.

Las huellas de aquellos osados e inagotables exploradores, que como sus antecesores repiten la peregrinación por diversos centros de la Tierra, alcanzaron a la América del Sur, región mágica del planeta, legando la sabiduría de los símbolos y de las construcciones megalíticas-astronómicas. Testigo e investigador incansable de estas huellas, de esta «historia prohibida», fue Vicente Pistilli Statunato, prolífero autor de obras y artículos sobre las conexiones transoceánicas entre Europa, América y Asia, destacando en tal sentido, la presencia e influencia de los vikingos en el mundo precolombino. Resultado de su ímpetu son trabajos como Vikingos en el Paraguay. La aldea vikinga-guaraní de la Cuenca del Plata (1978), La cronología de Ulrich Schmidel (1980), La Primera Fundación de Asunción (1987), Etnografía y etnología americana (1990) y Vikingos en América (2000).

Pistilli ha sido uno de los más grandes revisionistas de la historiografía tradicional de nuestra época, entregando valiosas aristas fundamentadas en vestigios arqueológicos, crónicas y fuentes etnográficas que sustentan la concepción y desarrollo de otra historia, distinta a la dogmática versión hispanista en torno al denominado Descubrimiento y la imposibilidad de contactos transoceánicos con anterioridad a 1492. De allí que Pistilli indicara que el radio de expansión de la influencia vikinga es América toda, a lo largo de sus costas, en la cuenca de sus ríos principales, a lo largo de los caminos continentales, ciudades incas perdidas en las selvas amazónicas.

Hay evidencias nórdicas en las culturas de América del Norte, como en olman en México; maya en América Central; Inga y guaraní-tupi en Paraguay-Brasil; en Catamarca, Argentina, con sus alfarerías y piezas de bronce; en el Estrecho de Magallanes, en Chile, donde los alakalufes usaban técnicas escandinavas en la construcción de botes del Mesolítico
.

Ciertamente, sus obras son la invaluable herencia que Pistilli lega no sólo a su glorioso país -Paraguay- sino también a la América del Sur y aquellos buscadores de la Gran Tradición Áurea.

Rafael Videla Eissmann

lunes, 2 de diciembre de 2013

Centenario de la Cosmogonía Glacial: La historia mítica

La Piedra de los Soles, atribuida a la cultura azteca, corresponde a un sistema calendárico que da cuenta de la sucesión de las eras o “soles”, relacionándose con los postulados de la Cosmogonía Glacial.


Un siglo se ha cumplido (1913-2013) de la publicación de la magna obra, la Cosmogonía Glacial (Hörbigers Glazial Kosmogonie. Eine neue Entwicklungsgeschichte des Weltalls und des Sonnensystems. R. Voigtländer’s Verlag. Kayserlautern, 1913) del ingeniero Hans Hörbiger (1860-1931) y del astrónomo Philipp Fauth (1867-1941). Entre los variados campos que aborda este extenso trabajo, resulta fundamental la formulación sobre los mitos y leyendas, concibiéndolos como registros de la historia remota y no con el sentido de fábula o ficción como lo comprende la visión del hombre moderno.

Los mitos, en consecuencia, han sido desechados bajo el prisma del conocimiento definido por el evolucionismo decimonónico y el asumido concepto de progreso de Occidente, sean éstos cosmogónicos, teogónicos o antropogénicos. Más aún, se ha juzgado y definido estos antiquísimos registros en base a su funcionalidad psicológica, social e incluso, como resultado de la estructura primitiva del pensamiento del hombre. 

 
Hans Hörbiger, autor junto a Philipp Fauth, de la fundamental obra la Cosmogonía Glacial (1913).


Esta visión moderna olvida que el mito -Mythoi- es Logos, la “Palabra Verdadera”, la “Narración Sagrada”, fórmula de transmisión de conocimientos y hechos reales de los ancestros y de sucesivas generaciones. El mito es así Hieroi Logoi, la Palabra Sagrada.

A pesar de estar revestidos de factores simbólicos, mágico-religiosos, sociales y éticos, los mitos cobijan una pretérita realidad, es decir, acontecimientos y personajes reales que sólo con el transcurso del tiempo adquirieron una naturaleza mítica. Los hombres-dioses y sus prodigiosas obras, inconcebibles para la mentalidad moderna educada y programada en el más puro materialismo racionalista, fueron reales y no el producto de la “imaginación primitiva”. Sus acciones devinieron en los hitos fundacionales de los pueblos antiguos y ellos, en seres deificados.

De esta manera, los mitos de las diversas culturas y civilizaciones relacionados con los grandes procesos catastróficos, o diluvios, a la luz de la Cosmogonía Glacial, adquieren la validez de hechos acontecidos en lejanos tiempos y pierden de este modo el carácter de fábulas o ficciones para devenir en registros de remotas eras, revestidos ciertamente con características locales y factores mágico-religiosos, sociales, éticos y morales. Pues el Diluvio registrado en Asia, África, Europa y en la América Aborigen fue la evocación de la última catástrofe planetaria -hecho comprobado por la Unión Geofísica Americana de 2007 y por numerosos estudios en torno al denominado “Cometa Clovis” (Véase por ejemplo Evidence for an extraterrestrial impact 12,900 years ago that contributed to the megafaunal extinctions and the Younger Dryas cooling. En: Proceeding of the National Academy of Sciences of the United States of America. Volume 104. Nº41. October 9, 2007; Evidence from central Mexico supporting the Younger Dryas extraterrestrial impact hypothesis. En: Proceeding of the National Academy of Sciences of the United States of America. Volume 109. Nº13. March 27, 2012 y Very high-temperature impact melt products as evidence for cosmic airbursts and impacts 12,900 years ago. En: Proceeding of the National Academy of Sciences of the United States of America. Volume 109. Nº28. July 10, 2012)- originada por la captura por parte de la gravitación terrestre de un cuerpo celeste o Luna, siendo el resultado a su vez de la mecánica de las leyes cósmicas de atracción y repulsión del sistema solar y sus fuerzas motoras: El hielo y el fuego.

Este fue el Götterdämmerung o Crepúsculo de los Dioses del Edda; el Diluvio advertido al rey Svayambhuva Manu por el Avatãra de Vishnú, Matsya; el Llocllavuno Pachacuti de la tradición prehispánica andina y el Apachiohualiztli de los registros maya-toltecas.

En tal forma, el proceso catastrófico de la “asimilación” de satélites a la Tierra ya ha sucedido por lo menos cuatro veces y que en términos planetarios corresponden a los grandes períodos geológicos. Por esta razón, el genial astrónomo y pionero de la industria de cohetes Max Valier ha dilucidado en Einführung in die Welteislehre. Die Rätsel des Sonnenreiches, nach Ingenieur Hörbiger dargestellt (“Introducción a la Doctrina del Hielo Mundial. Los Enigmas del Reino Solar de acuerdo al ingeniero Hörbiger”. Hachmeister und Thal. Leipzig, 1924) que de un golpe se resuelven los problemas de las tradiciones sobre las grandes inundaciones (el Diluvio Universal), así como las contradicciones que se derivan de la Biblia y de la historia de los Incas. En un momento podemos asegurar que el llamado Diluvio o Inundación Universal fue el efecto de la disolución de nuestra Luna anterior y que se presentará otra vez con la disolución de la actual Luna. Así también podemos asegurar que la Tierra ha sufrido, cuando menos, cinco o seis disoluciones de lunas. Pero Hörbiger va más adelante: Nos expone que las épocas geológicas que denominamos períodos Primario, Secundario, Terciario, no son otra cosa que las distintas épocas de disolución de una Luna.

 
Presentación de la primera edición de la Cosmogonía Glacial (1913).


La Cosmogonía Glacial y la multidisciplinaria Doctrina del Hielo Mundial o Welteislehre, son las herramientas cognoscitivas y metodológicas que fundamentan la concepción de la nueva historia del hombre y su cultura, socavando con ello, las dogmáticas teorías del darwinismo y el evolucionismo, para entroncarse con las nociones cíclicas y la remota antigüedad del hombre presentes en las culturas y civilizaciones de la India aria, la Europa pre-cristiana y la América Aborigen.

Rafael Videla Eissmann
1º de Diciembre de 2013

  
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sábado, 16 de noviembre de 2013

Las remotas migraciones de los ario-andinos a Europa

La runa Odal en una alfarería del Cuzco, la capital del Tahuantinsuyo, el sagrado imperio de los Ingas.


El profesor Roberto Rengifo en su obra Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles (192?), ha escrito en relación con el poblamiento de Europa que los atlantes, los ultramarinos, de la América, los anteos, que tomó Hércules en sus brazos; es decir, la España se pobló de ellos; ¿pero de cual raza? – la América es grande; era el Triple gerion (que significa, casa de la fuerte generación) y bien diferentes sus regiones: Costina (can = Obreros, pescadores, navegantes); andina (chen = Varones sacerdotales, mineros, metalurgistas) y central de llano (Jafeta = Propagadores de plantas, agricultores). Yo creo que estas tres razas fueron las que en Europa occidental se llamaron: Arios, celtas y gálatas; célticos eran los que vivían en lo más lejano y sombrío del mundo, y gálatas los que se llevaban emigrando de un lugar a otro; ambos venidos desde lo más lejano del mundo.

Quedan los arios, cuyos rastros más evidentes están en las islas Can-árias y por consiguiente eran de la raza de Can, que agregaron Arí al nombre, significando, filo o cumbre, aristocracia, es decir, la nobleza de la raza navegante sudamericana, poseyendo ya la minería y la agricultura.

Estos enérgicos obreros de cráneo ancho, salidos del Sur Pacífico y de los Andes, con el nombre de anteos, fueron a mi juicio, los que ocuparon las islas Can-árias primero, después África y después España, adonde, como lo dicen los nombres posteriores de célticos y gálatas, llegaban del último confín del mundo en emigraciones sucesivas.

Así se explican multitud de semejanzas y la igualdad de sus primeras escrituras petroglíficas.


Por estos motivos Rengifo ha propuesto que los celtas serían americanos, determinando que con unos 1500 a 2000 antes de la era actual, bastaba para encuadrar esa raza celta que se estableció en la costa occidental de Europa, sin haber provenido del oriente, según muchos autores, en la hipótesis de que provendrían de América y llegaron por el océano Atlántico.

El hecho es muy posible, pues la Corriente del Golfo de México ha debido arrastrar en más de cien ocasiones a los primitivos navegantes del archipiélago Antillano y arrojarlos a Irlanda, donde primero aparecieron los celtas, pasando después al país de Gales, a Bretaña y por último a España, para unificarse con los iberos y producir los «celto-iberos», tenidos como los aborígenes de la península español.

Estos celtas
-continúa Rengifo-, al descender de norte a sur por países sin cordilleras y, al llegar a la primera serranía transversal, al sur del Mar Cantábrico, que es un verdadero cordón como los numerosos y prolongados que existen en América, la bautizaron con el nombre de Piri-neo.

La raíz
Pire es americana primitiva y significa «Montaña»: Apir en lengua chilena, es el cargador muchacho de las montañas, el que con capacho a la espalda trabaja en las minas.Pire-mapu e Inapire-mapu, eran divisiones del territorio araucano y significaban: País de la Montaña y País al pie de la Montaña. Nien, en lengua mapuche significa tener y, es de notar que en francés la terminación ien es también posesiva; Pirenien habría significado entonces, País que Tiene Montaña y, de aquí, más tarde Pirineos.Pire y Pirámide se derivarían de esta antiquísima raíz, posiblemente de Piro, fuego, proviene de lo mismo, y significaría Volcán en su origen, por tener la misma forma piramidal. Los aborígenes pirhues o pirues (quitando la h que proviene de hué = Lugar) eran montañeses del Perú, en su primera denominación Pirú, según indicaron a los conquistadores los indios de la costa del sur de Colombia, para dar noticias del imperio del altiplano andino.

En la toponimia española hay muchos lugares con nombres o raíces americanas primitivas, cuyo estudio debe hacerse; pero no es este el único fundamento para atribuir a los celtas origen americano. La somatología general de esa raza y de la primitiva andina, es muy semejante: Bajos, gruesos o redondeados, miembros cortos, cabeza desarrollada, pies y manos pequeños, cabello generalmente negro y a veces coloreados como en Boroa e Irlanda, piel blanca, pero no alba, pechos pardos, etc. Esta raza andinocelta, diferente de la patagona o pampa y sus derivados, de largos miembros y gran estatura, es producto de los archipiélagos y montañas; por eso es chico de cuerpo y más cerebral; fue la primera que en América empujó la civilización de sur a norte, escribiendo en las rocas sus nacientes ideas, desde Arauco hasta Yanquilandia; tomó grandes bríos en el Mar Caribe y arribó a Gran Bretaña. La misma que pobló a Pascua y la misma que por Berhing se mezcló con la amarilla y formó a la nipona, dominando a los peludos, más primitivos ainos. En Europa fue en gran parte sojuzgada por las razas escandinavas y asiáticas, perdiéndose su historia.

Rafael Videla Eissmann
(Roberto Rengifo y el Secreto de la América Aborigen. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica y el origen polar antártico del hombre, Santiago de Chile, 2007).


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lunes, 14 de octubre de 2013

Las runas

 Inscripción rúnica en Europa.


La visión historiográfica de las runas las ha definido como un grupo alfabético de las lenguas germánicas de Europa originadas en la antigüedad y desarrolladas hasta la Edad Media -época en la cual se produjo por cierto un proceso de sincretismo del paganismo con el cristianismo y de las runas con el alfabeto latino, lo que permitió la subsistencia de las runas como conocimiento ancestral incluso hasta comienzos del siglo XX, sobre todo en las regiones del norte de Europa, como Escandinavia-.

El nombre del alfabeto rúnico es Futhark, término que corresponde a las primeras seis runas transliteradas: F, U, Þ, A, R y K.

Rune, Runa, Runo, procede de la raíz germano-gótica Run que significa secreto o bien, susurro.

Los alfabetos rúnicos indoeuropeos más conocidos corresponden al Futhark Antiguo (alrededor del 150-800), al Futhark Anglosajón (400-1100) y al Futhark Escandinavo (800-1100).

 
 El Futhark o alfabeto rúnico de acuerdo a Guido von List.


Sin embargo, esta cronología del sistema ideográfico rúnico es insostenible, como también es insostenible derivar a las runas de los caracteres del alfabeto latino o de los alfabetos de la Italia septentrional como lepóntico, rético y venético (del siglo V al siglo I a.C.), procedentes a su vez del alfabeto etrusco. Esto, pues la antigüedad de las runas es remota y su origen está fundido con el mito áureo de la prediluvial cosmogonía germánica, pues las runas son símbolos sagrados emanados de lo Divino, de los Dioses, idea conceptualizada en el antiguo término nórdico Reginkunnr [Rægikundu].

En el Hávamál, el Discurso del Altísimo de los Edda de Sæmund se ha descrito  la obtención de las runas por el dios de los guerreros, Odín.

 Los Runenlauteren (Grabado medieval anónimo).


Los acontecimientos registrados en los Edda poéticos (o Edda Mayor) fueron realizados alrededor del año 1000 y los Edda prosaicos (o Edda Menor) en torno al 1220 por el skald e historiador Snorri Sturlusson (1178-1241). Como se ha explicado anteriormente, el Ragnarök de los Edda fue de hecho, una evocación de la última Gran Catástrofe o Diluvio -el Götterdämmerung- ocurrido hace alrededor de 13.000 años, tal como lo indicaba la Cosmogonía Glacial (1913) de Hans Hörbiger y Philipp Fauth, por lo que se puede aseverar, entonces, que las runas son un alfabeto de una mayor antigüedad a la asignada por la historiografía ortodoxa.

Rafael Videla Eissmann
1º de Octubre de 2013


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jueves, 1 de agosto de 2013

Influencias vikingas en Ecuador

 El venerado símbolo del Sol, la “Cruz de nuestros Ancestros”, la swastika o más
apropiadamente, el tetraskelión en un motivo de la cultura Tuncahuan de Ecuador.


 En esta tierra se puede poner un pie en el hemisferio norte y otro en el sur, en la misma capital del país, Quito, donde han levantado un monumento en la misma línea ecuatorial.

Esta nación se ha hecho famosa por muchos motivos de diversas facturas: El sombrero jijipapa, conocido por “panamá”; la cultura Valdivia, entre otras; la residencia de Huáscar, quien disputara el Impero Incaico contra su hermano Atahualpa; los famosos scyris, señores conocidos como karas, nombre todavía usado en Paraguay (Karaicho: “Gran señor”); las Islas Galápagos, con sus tortugas gigantes, que vieron pasar a Darwin, el sabio.

Tenemos elementos para precisar las gestas colonizadoras de los vikingos, las cuales han llamado la atención de los investigadores pero no la han interpretado satisfactoriamente, por estar sometidos a prejuicios que convierten a la antropología en una etnografía, dejando en suspenso las interpretaciones que exigen las ciencias humanas. Trataremos pues, de retomar aportes diversos, para establecer una adecuada interpretación.

Toponimia. Con todo lo dicho sobre los vikingos en Nuestra América, nos resta incursionar en las ciencias auxiliares de la antropología para encontrar los nombres dados por los vikingos a los accidentes geográficos del Ecuador con sus costas, montes y selvas. He aquí algunos vocablos que han llamado nuestra atención, con la probidad debida: Abatigua, Boyaca, Caragos, Cumbaya, Chaguar, Omagua, Piragua, Turd.

Etnonimia. Existen muchas etnias en Ecuador, que ameritan nuestra atención pues los vikingos conformaban un grupo mas, dentro de la variada expresión demográfica del Ecuador. He aquí algunos nombres de etnias relacionadas con los vikingos: Karas, kañarí, karives, muiska y tolitas.

Etnografía. A nadie escapa que las costumbres se hacen leyes, perdurando para la posterioridad, siendo valiosos indicadores de las gestas vikingas en el Ecuador, según pasamos a considerar.

Llama poderosamente la atención la organización política establecida por los karas en Quito permaneciendo el recuerdo en una leyenda de “gigantes” que habían arrasado el área: Ajustando esa versión, el acontecimiento debió suceder en el siglo XI de la era cristiana: Se estima que pasaron por el Reino de Quito, unos quince emperadores, recordándose todavía algunos de sus nombres y hazañas muy relacionadas con las costumbres nórdicas.

Los vikingos eran comerciantes, razón por la cual desarrollaban las prácticas para el abastecimiento e intercambio de mercaderías. Es histórico que conformaron una confederación de mercaderes, precisamente en la época del arribo de los nórdicos; las etnias que nuclearon esta empresa fueron los monteños, los puneños y los huankavikcas.

Mencionamos nuevamente los aportes vikingos a la orfebrería con las técnicas correspondientes, llegando a acunar monedas; discos de oro vaciados en un molde y sin signos ni inscripciones. Por supuesto que en sus diseños ornamentales de las piezas de orfebrería, domina el Sol de Oro.

La ciudad de Quito de acuerdo a la ilustración de Felipe Guamán Poma de Ayala en su Primer Corónica del Buen Gobierno de los Ingas (1583-1615).


Historia. Este país tiene tradiciones antiquísimas, comprobadas por la arqueología En efecto, su posición privilegiada, penetrando hacia el Pacifico, como apuntando a las Galápagos, permitió encausar las corrientes marinas, las cuales impusieron su derrotero a los navegantes. Se podría afirmar, que la famosa Cattigara, es pues el Ecuador, donde había arribado el famoso Fu-Sang, quien habría llevado el maíz al Asia. Registros documentales del siglo XIV, muestran como este grano fue difundido hasta las fronteras con Europa a través del Imperio Otomano, el cual fue denominado “trigo turco”, nombre usado por Alvar Núñez en Paraguay, para designarlo.

También llegaron los japoneses, dejando influencia en la cultura Jomon en varias etnias ecuatorianas. Luego se hicieron presente los mayas, quienes aculturaron a los muiscas, los cuales a su vez, en alianza con los vikingos, continuaron con la aventura cultural, la cual señalamos a través de los relativos indicadores.

En efecto, los vikingos asentaron una base en la Isla de Guayas, al llegar a estas latitudes; luego buscaron los altiplanos y echaron las bases del Reino de Quito: El primer jefe se llamoo Kara (de karr, “rizado”; uno de los nombres de Odín). Luego los emperadores se llamaron Scyry (de Skirr, Sirri, “más puro”, por razones de confirmar la nobleza). No se conoce el nombre del último, pero su hija se caso con un jarl local, a quien ayudó a fundar el reino, razón de su nombre Toa (de Toeja, “ayudar”).

Finalmente, los Ingas incorporaron el Reino de Quito al Gran Imperio cuya historia todavía da que comentar, por los descubrimientos que todavía se siguen haciendo, en estas latitudes, para comprender Nuestra América.

Vicente Pistilli
(Vikingos en América.
Asunción, 2000).
 
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lunes, 1 de julio de 2013

Externsteine, templo de la Ante-Historia

Vista panorámica de Externsteine.


Se encontraron los dioses en los campos de Ída, ellos
construyeron grandes templos, y altares,
hicieron las fraguas, forjaron las joyas,
fraguaron tenazas, hicieron herramientas.

Völuspá


Externsteine, la Estrella de Piedra (Stern-Stein), es un grandioso conjunto pétreo que ha cobijado la antigua religión de los germanos, los descendientes del Dyeus del Cielo, Tuisco.

Las imponentes rocas ostentan el misterio de las edades y del antiquísimo culto del Sol, el Sol Invisible, el Sol Negro.

El origen de los templos en las cimas de las columnas líticas es un enigma, pues no se ha podido determinar su antigüedad o asociación a vestigios arqueológicos aun cuando se han descubierto herramientas líticas con una antigüedad aproximada de 12.000 años, esto es, en la época diluvial.

Sin embargo, el carácter astronómico y precristiano es evidente. En este sentido, destaca el portal solar en la cima de la Columna II. Se trata de un orificio o “ventana” circular con una orientación este-oeste donde la luz del Sol se “posa” sobre un pilar labrado en la misma roca.

El orificio circular es ciertamente una analogía simbólica, una figuración del astro solar y de la importancia de la luz invisible del Sol. Frente a este altar, se yergue una extraña piedra con forma triangular que pareciera cubrir una entrada a la misma columna.

El altar solar en la Columna II de Externsteine.

Formación triangular frente al altar solar.


Asimismo, en la parte superior de la Columna I hay un mirador que permite una amplia visión del bosque circundante. En la base de esta formación se ubica la gruta (“Grotte”, la “Caverna de la Iniciación”) que tuvo originalmente una función iniciática -posteriormente utilizada por monjes cristianos y luego incluso ocupada como calabozo- y más abajo, se descubre el Arkosolium (la “Tumba Abierta de la Resurrección” del Domingo, el “Día del Sol”, Sunday, Sonntag).

El disco del Sol en un amanecer en Externsteine.
Es la misma figura que reproduce la “ventana” solar.


Es en la Columna IV donde se encuentra el misterio más insondable de Externsteine: La plasmación del Kreuz-Gott, el Hombre-Dios, pendido en el Árbol-Eje del Mundo, la Columna Invisible del Irminsul, el Árbol Vertebral, el “Árbol de las Swastikas”. Es la cristalización del dios Wotan, Odín, el Señor de las Runas.

Externsteine fue el centro mágico más importante de los antiguos germanos. Un templo pétreo donde la luz solar cumple un rol trascendental en la demarcación de ciertos hitos en las columnas pero sobre todo, en el portal de la Columna II el cual evidencia el conocimiento de la luz del Sol intangible, del Sol de todos los Soles, el Sol Negro.

Rafael Videla Eissmann
1º de Julio de 2013

 
La “Tumba de la Resurrección”.

 La plasmación del Kreuz-Gott en Externsteine.

  
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