martes, 28 de mayo de 2024

La tradición de los dioses: Una notable similitud entre los hombres-dioses de Tierra del Fuego y Egipto


Derecha: Akhenaton y su familia en gesto ritual al Dios-Sol Aten. Imperio Nuevo (Fotografía de Pat Remler / The Egyptian Museum in Cairo). Izquierda: El hówen o “dios-espíritu” K’terrnen, el “Hombre-Luz” de la tradición iniciática de los selk’nam de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Chile –a su lado aparece el jon o shamán Tenenesk (Fotografía de Martin Gusinde, 1923). La semejanza de los “tocados cónicos” en las representaciones de estos hombres-dioses es notable.


En mi artículo Gli dèi extraterrestri. Tracce della storia dimenticata (“Los Dioses Extraterrestres. Huellas de historia olvidada”), publicado en Il Giornale dei Misteri (Numero 535. Roma, Gennaio-Febbraio 2018), tracé las notabilísimas similitudes que se observan en las representaciones de los dioses de culturas tan lejanas entre sí como los selk’nam de la Tierra de Fuego, los antiguos mexicas de Mesoamérica, las tribus germánicas del centro de Europa y de Escandinavia y las civilizaciones de Egipto y del Valle del Indo. ¿Cómo explicar las analogías? ¿Es posible que existiese alguna relación? La respuesta es ciertamente negativa si se busca en los cimientos de la historiografía ortodoxa. Y esto, porque historia que se enseña se basa sobre determinados dogmas científicos como el origen de la humanidad en África, el “Descubrimiento de América” de 1492 y la inefable “evolución”… 

Mas, ¿deben considerarse como irrefutables estas mentadas suposiciones de la historiografía? Una investigación básica sobre estos campos concluye que estas tres conjeturas son sólo hipótesis elevadas a verdades absolutas y basadas en la así denominada “evidencia científica”.

¿Fue realmente África la cuna de la humanidad? La idea sigue siendo una teoría y el “eslabón perdido” aún no se ha encontrado –y no se encontrará– entre una especie homínida pre-humana –un paleoantropo– y al Homo sapiens sapiens. Oposición directa a las concepciones polares desarrolladas por el profesor Roberto Rengifo en torno al origen antártico del hombre expuestas inicialmente en la Sesión General de 29 de Diciembre de 1919 de la Société Scientifique du Chili (Actas de las Sesiones. Sesión General de 29 de Diciembre de 1919) y luego en El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles (1920) y El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935) y a las concepciones de Lokmaya Bal Gangadhar Tilak, en The Artic Homes in the Vedas. Being Also a New Key to the Interpretation of Many Vedic Texts and Legends (“El Hogar Ártico en los Vedas. Siendo también una nueva clave en la interpretación de muchos textos y leyendas védicas”, 1903) acerca del origen ártico de la civilización ario-védica de acuerdo a cálculos astronómicos consignados en los himnos sánscritos del Rigveda.

¿Fue América “descubierta” en 1492? En lo absoluto. La historia prehispánica cuenta con numerosas pruebas de contactos y asentamientos transatlánticos y transpacíficos. Y aún más: Toda la “historia” del continente ha sido una gran impostura –desde el navegante Cristóbal Colón, pasando por el Tratado de Tordesillas de 1494, las Guerras de Independencia Hispanoamericanas (1808-1814) y la historia moderna de “Latinoamérica”–.

¿Y la “evolución”? Otra patraña más que ha cimentado la falsa historia del génesis del hombre y su desarrollo desde África hacia otras latitudes en un larguísimo proceso evolutivo. Esta noción por cierto se opone a las concepciones ancestrales de Tierra de Fuego, Mesoamérica, la Europa pre-cristiana, Egipto y el Valle del Indo. ¿Entonces? ¿Cuáles son las claves para comprender esas notabilísimas similitudes de los dioses de la antigüedad? Son los mitos. Y más apropiadamente, del Mythos Légein o “Narración Sagrada” que preservó el conocimiento de seres “descendidos del firmamento” –los dioses extraterrestres– y que “crearon” a los hombres y sus magníficas civilizaciones solares en la antigüedad.

Aquí y allá, las representaciones de los dioses en las vastas muestras del arte de estos grupos son similares: Cuerpos estilizados con cabezas o tocados cónicos.

Un ejemplo decisivo ilustra estas antiquísimas conexiones: Un altorrelieve del hombre-dios Akhenaton y su familia con un gesto ritual al Dios-Sol Aten del Imperio Nuevo y el hówen o “dios-espíritu” K’terrnen –el “Hombre-Luz”– de la tradición iniciática del Háin de los selk’nam de Tierra del Fuego –Kaurinka–: La semejanza es extraordinaria.

Es la estirpe divina de los dioses. Los Hijos del Sol.

Rafael Videla Eissmann
26 de Mayo de 2024


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

domingo, 5 de mayo de 2024

El enigma de la Fuente Magna: Una vasija con inscripciones cuneiformes hallada en Tiahuanaco


La extraordinaria y enigmática Fuente Magna. En la actualidad se encuentra en el Museo de Metales Preciosos
en La Paz (Museo del Sitio de Tiwanaku / Fotografías de Rafael Videla Eissmann, Enero de 2003).


Un enigma arqueológico

Una extrañísima vasija ceremonial labrada en cuarcita de color café fue descubierta en 1950 por un agricultor en un montículo escalonado en las inmediaciones del lago Titicaca –otras fuentes establecen que el descubrimiento fue hecho por un campesino en 1960 en un terreno privado de la familia Manjón, situado en la aldea de Chúa Cocani–.

La singular vasija de alrededor de 60 cm de diámetro y 18,5 cm de altura fue denominada Fuente Magna –conocida también como Vaso Fuente– y pertenece a la colección del Museo del Sitio de Tiwanaku.

La vasija presenta inscripciones, símbolos y figuras en sus caras interna y externa: Las figuras del interior están compuestas por un conjunto de ideografías entre las que destacan una efigie antropomorfa –cuyo cuerpo presenta cierta similitud con un batracio, símbolo de la fertilidad–, espirales de trazos rectos y una serie de inscripciones notablemente similares a los caracteres cuneiformes de Mesopotamia, uno de los sistemas más antiguos de escritura del Medio Oriente.

Las dos orejas de la vasija presentan asimismo figuras antropomorfas en cada lado y su borde está cubierto por dos serpientes cuyas cabezas se ubican justo sobre las manos extendidas de la figura antropomorfa del interior, reproduciendo la imagen de la deidad central de la Puerta del Sol de Tiahuanaco, es decir, de Tauapácac Ticci Viracocha, el Dios de los Báculos.

Un hecho que corroboraría este aserto es que ambas representaciones, es decir, la figura antropomorfa de la vasija ceremonial y el Supremo Viracocha de la Puerta del Sol, poseen cuatro dedos en cada mano. Las facciones presentan además similitudes en los ojos, la nariz y la boca.

El exterior de la Fuente Magna presenta dos pumas y dos cóndores, animales totémicos de la tradición andina.

El interior se estructura en seis divisiones: Dos secciones a los costados de la figura antropomorfa de la vasija donde se aprecian caracteres de difícil interpretación. Luego figuran dos espirales dobles –en ambos lados– de trazos rectos y sentido dextrógiro; un segmento con similares caracteres a los ubicados en ambos costados de la figura antropomorfa y, por último, un segmento donde se ubican los caracteres cuneiformes.

Estos últimos caracteres han sido emparentados con el protocuneiforme y cuneiforme de Sumeria –por parte de los arqueólogos e investigadores Max Portugal Zamora, Bernardo Biados Yacovazzo, Jorge Miranda, Freddy Arce Helguero y Alberto Mancini– e incluso con algunas fórmulas semíticas –por parte del arqueólogo Mario Montaño–.

Desde el así denominado Descubrimiento de América por Cristóbal Colón en 1492, diversos cronistas señalaron la presencia de culturas del Medio Oriente en el continente, como los fenicios –entre quienes cuentan George Horn, Pierre Daniel Huet, Court de Gébelin y Paul Gaffarel von Philon–.

Otra perspectiva de la Fuente Magna (Museo del Sitio de Tiwanaku /
Fotografías de Rafael Videla Eissmann, Enero de 2003).

¿Cuál es el verdadero origen?

Como se puede apreciar en las imágenes de la vasija ceremonial, los caracteres son similares a las inscripciones cuneiformes. Además, éstas han sido realizadas utilizando la misma técnica de incisión y características: Líneas rectas, paralelas, perpendiculares y angulares.

Esto, por cierto, no implica que su origen necesariamente se encuentre en Mesopotamia sino que sólo existe una similitud y más apropiadamente, que ha habido una ignota relación en la antigüedad entre ambas regiones.

¿Es la Fuente Magna una pieza autóctona o bien fue traída desde Mesopotamia? En uno u otro caso, ¿cómo se explicaría la similitud de las inscripciones? ¿Quiénes fueron sus autores? ¿Cuándo fue labrada? ¿Cuál fue su función? ¿Existen otras piezas tiahuanacotas con caracteres similares?

Contra toda convención historiográfica, el profesor Roberto Rengifo –el genial propugnador del origen polar antártico del hombre y de la irradiación de la civilización desde América al resto del globo– estableció que la última migración importante partió de TalTal en la costa norte de Chile, hace 9000 años, fueron los uros que, por estar ya todas las demás costas y países poblados, buscando uno inhabitado llegaron al fondo del Golfo Pérsico y fundaron la ciudad de Uruk, llevando allá la cerámica y los metales; ciudad que fue el germen de las civilizaciones arias o indo-europeas con la cual comienza la Proto-Historia, siendo todo lo anterior, Pre-Historia y siendo Historia sólo los 2500 años últimos, desde que se descubrió la escritura alfabética (Rengifo, R. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Página 11).

Posteriormente, el extraordinario escritor Erich von Däniken ha preguntado si acaso los descendientes del gigante Gilgamesh provinieron de América del Sur y llevaron consigo el conocimiento posteriormente vertido en la Epopeya, a Sumeria (Von Däniken, E. Recuerdos del futuro. Páginas 91 y 96).

Cabe destacar que el profesor e investigador Carlos González Vargas del Instituto de Estética de la Universidad Católica de Chile, expresó la “notable similitud de la representación de Yephun-Oihuen, el Lucero de la Mañana y de la Tarde de los antiguos mapuches [los araucanos de Chile] y aquellas de Mesopotamia, pues en ambos casos son estrellas de ocho puntas” (Conversación personal con el autor en la ciudad de Santiago de Chile, Noviembre de 2006).

En definitiva, piezas arqueológicas como la Fuente Magna prueban el frágil dogma historiográfico-arqueológico desarrollado en la “reconstrucción” del pasado prehispánico, pues en diversos campos de estudio se verifican similares patrones entre las culturas y civilizaciones de la América Aborigen, Europa y Mesopotamia: Las divinidades uránicas, los dioses civilizadores descendidos del firmamento, los ancestrales cultos solares y sus símbolos –como la venerada cruz swastika-sauvastika y las barcas solares–, el símbolo de Venus y las pirámides escalonadas –entre otros campos fundamentales–.

Rafael Videla Eissmann
4 de Mayo de 2024


Bibliografía

I. Obras

Carnac, Pierre 
El primer descubrimiento. ¿Descubrieron América los judíos en la antigüedad? (1983). Martínez Roca. Barcelona, 1991.

Fell, Barry [Harold Barraclough Fell]
America B. C.: European Settlers in the New World. New York Times Book Co. New York, 1976.
_ Saga America. New York Times Book Co. New York, 1980.
_ Bronze Age America. Times Boston Co. Massachusetts, 1982.

Rengifo, Roberto
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.
_ El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica y el origen polar antártico del hombre (1935). Prólogo, notas y edición de Rafael Videla Eissmann. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2007.

Videla Eissmann, Rafael
La Estrella de Piedra. El símbolo sagrado de los chiles. Ediciones Riapantú. Santiago de Chile, 2004.
_ Los chiles. Fundadores de Uruk. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2007.
_ Inscripciones cuneiformes en Tiahuanacu. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2008.

Von Däniken, Erich
Recuerdos del futuro (“Erinnerungen an die Zukunft”, 1968). Plaza & Janés. Barcelona, 1982.

* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).