jueves, 14 de noviembre de 2019

Norge - Rapa Nui


 El tótem labrado en madera existente
en el Museo de Historia de Oslo.


Esta figura es la representación labrada en madera de una deidad de la Edad del Hierro nórdica (Ca. siglo VIII a. C hasta siglo VI a. C.), hallada en Noruega. Se exhibe en el Museo de Historia de Oslo. ¿A quién representa? ¿A Thor? ¿A Freya- Sarakka –que posee un eco en el sustrato lapón con Wirku-Acca–?

De modo llamativo, esta figura de madera presenta gran similitud con los legendarios moais de Rapa Nui, el “Ombligo del Mundo”. En ambos casos, se trata de representaciones de tipo dolicocéfalo, de nariz larga y el tipo de frente inclinada.

Un moai en Rapa Nui, el “Ombligo del Mundo”.


¿Cómo se podría explicar la semejanza en contextos geográficos lejanos entre sí? ¿Existen otros tótems de similares características en Escandinavia? ¿Cuál fue el modelo original?

¿Hubo remotas vinculaciones transcontinentales en la antigüedad como lo ha propuesto Thor Heyerdhal y luego, Jacques de Mahieu y Vicente Pistilli? La similitud de mitos cosmogónicos, símbolos y cráneos dolicocéfalos en ambos contextos, así lo demuestra, contraviniendo de este modo, los postulados y concepciones de la así denominada «historia oficial».

Rafael Videla Eissmann
13 de Noviembre de 2019


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

domingo, 13 de octubre de 2019

Simbolismo de la “Escalera del cielo”


 Detalle del dios Ehecoatl-Quetzalcóatl descendiendo por una ‘escalera’
desde una plataforma celeste (Codex Vindobonensis).


La figuración de la “escalera del cielo” de los lituche-araucanos –presentada en el enlace anterior bajo el encabezado de Sobre la inclinación del rehue: Eje Sagrado del Mundo– como medio de conexión entre la tierra y el plano de los dioses, posee varios significativos ejemplos en el mundo prehispánico –aunque por supuesto, no de manera exclusiva: Karl Maria Wiligut dio cuenta de la misma ‘escalera’ en la Quinta Época Humana de la Descripción de la evolución de la humanidad de acuerdo a la tradición secreta de nuestro clan Asa-Uana de Uiligotis (1935), basada en una remota y ancestral fuente germana y, por otra parte, en el Gyelrap, texto genealógico de los soberanos tibetanos, el cual refiere a veintisiete reyes, siete de los cuales descendieron del firmamento a la tierra en una escalera–.

 
Un rehue en la exhibición permanente del Museo Chileno de Arte Precolombino.

 
Rehue en el Museo de Historia Nacional de Chile.


Como se ha expresado, en el caso del sustrato cultural lituche-araucano se trata del rehue, símbolo del Eje Sagrado del Mundo, evocación mágico-religiosa de la escalera que une el Chili Mapu con el plano de los dioses-pillanes y de los habitantes de las estrellas: El Wenu Mapu.

Esta “escalera del cielo” se encuentra también entre los mitos ancestrales de los catíos de Antioquia, en Colombia –véase la relación del dios Caragabí y la construcción de la “escalera del cielo” por parte de Herupotoarra–.

De forma similar, en la tradición mítica de Venezuela sobre la “Gente de las Estrellas” se refiere a la construcción de una escalera con la cual ellos subían al firmamento.

 
Representación de Ehecoatl-Quetzalcóatl en el Codex Vindobonensis: El dios desciende por una ‘escalera’ desde
una plataforma celeste, el camino suspendido en el cielo llamado Kuxa’an Suum, “Cuerda Viviente”.


Es la misma figura plasmada en el Codex Vindobonensis con la imagen del dios Ehecoatl-Quetzalcóatl descendiendo por una ‘escalera’ desde una plataforma celeste. Es el camino suspendido en el cielo llamado Kuxa’an Suum, “Cuerda Viviente” de la tradición mesoamericana.

La representación de estas ‘escaleras’ en el mundo prehispánico, corresponde a una figuración simbólica de un puente de unión o conexión entre los planos –el terrestre y el celestial–, basada originalmente en una realidad pretérita preservada en los mitos de los dioses y sus descendientes.

Rafael Videla Eissmann
24 de Septiembre de 2019


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martes, 1 de octubre de 2019

Sobre la inclinación del rehue: Eje Sagrado del Mundo


 La inclinación del rehue (Fotografía sin información).


El rehue o poste escalonado tallado en madera de la remota tradición lituche-araucana es una representación del Axis Mundi. Es la Columna Invisible, el símbolo del Eje del Mundo, el Árbol Cósmico-Polar. En su parte superior ostenta un rostro antropomorfo –evocación así del ANTHROPOS u Hombre Cósmico–.

En ocasiones la figura antropomorfa de los rehues posee la callana o “plato” que protegía del Sol la cabeza a los lituches o sobrevivientes del Gran Diluvio o Tripalafken.

Los ‘escalones’ del rehue permiten el ascenso simbólico por donde los antiguos machis e iniciados ascendían al Wenu Mapu, esto es, a la “tierra del cielo”, donde moran los ancestros –los antupainko–.

Significativamente, en la ceremonia del Nguillatún (Pillantún), o rogativa al Dios Supremo, el rehue se emplaza en el centro del espacio sagrado o Nguillatuhue. Guiados por el o la machi o el ngillatufe, los participantes danzan en sentido levógiro en torno al rehue a los sones del kultrún –el tambor sagrado–, hasta la culminación del rito con los mantrams  Aum! Aum! Aum!

La sílaba sagrada OM.

Un rehue en la exhibición permanente del Museo Chileno
de Arte Precolombino.

Machi tocando su kultrún. Se puede observar la inclinación del rehue escalonado. Adviértase, asimismo, los símbolos del Sol en movimiento estampados en el kultrún (Fotografía de Martín Thomas. Sin fecha / Archivo Fotográfico Museo Chileno de Arte Precolombino).


Este rito, como el espacio donde se desarrolla y el símbolo del rehue, son una evocación mágico-religiosa del espacio que unía –une– la tierra –el Chili Mapu– al plano de los dioses pillanes y de los habitantes de las estrellas –el Wenu Mapu–.

Existe, junto a estos fundamentales elementos simbólicos esbozados aquí, un elemento intangible: La inclinación que presentan los rehues: Todos poseen un ángulo obtuso de aproximadamente 105 a 110 grados –siendo el eje el frontis antropomorfo–.

¿Cuál es la razón de esta característica? ¿Qué motiva esta distintiva inclinación? ¿Cuál fue su origen?

Nos inclinamos a pensar que esta inclinación es una evocación simbólica del antiguo eje terrestre, es decir, un símbolo del eje polar anterior a su cambio como motivo de la Gran Catástrofe.

La inclinación sería así una reminiscencia prediluvial.

No en vano un informante mapuche –herederos de la tradición de los araucanos– ha manifestado que el mapuche vive desde que es mundo, antediluvianos somos nosotros. Chao Ngenechen nos creó y nos dio la tierra en que vivimos (Rolf Foerster, Introducción a la religiosidad mapuche (1993). Página 77).

“Antediluvianos”. Sus descendientes preservaron a través de sus símbolos y mitos los componentes de una cosmovisión total.

Rafael Videla Eissmann
20 de Septiembre de 2019


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sábado, 14 de septiembre de 2019

Selk’nam-hopi: La unidad del origen (II)

My acknowledgement to Mr. S. Hamilton.

 El hówen Kótaix/Halaháches en la ceremonia iniciática Háin de 1923
(Fotografía de Martin Gusinde, 1923).


Como complemento del enlace anterior en torno a la unidad del origen entre las remotas tradiciones selk’nam y hopi, la siguiente iconografía comparativa entre el hówen Kótaix/Halaháches y el kachina Paiakyamu, un koshare o “tonto”, evidencia la remota conexión.

Ambos ‘dioses’ proceden del firmamento –son divinidades extraterrestres– y sus representaciones son sencillamente similares: Una ‘pintura corporal’ cuya base es blanca y un conjunto de líneas horizontales y dos ‘cachos’ o ‘cuernos’…

Izquierda: Figura kachina de Koshare (Paiakyamu). (Ca. 1868-1899) de los hopi pueblo (Brooklyn Museum). Centro: Otra representación hopi de Koshare (Siglo XX). DerechaKachina de Koshare (Ca. 1900-1925). (University of Pennsylvania Museum of Archaeology and Anthropology).

Singular fotografía de dos koshare –de espaldas– en una ceremonia hopi
(1912 / Museum of American Indian Heye Foundation).


¿Cuál es el origen de este dios? ¿Cuál es su antigüedad? ¿Se trata de dos representaciones paralelas o bien, éstas proceden de una fuente común? ¿Cómo se produjo la conexión entre ambas regiones?

El profesor Roberto Rengifo en su trabajo Estractos de las Actas de la Sociedad Científica, aparecido en 1920, ha entregado una clave fundamental. Observando la ruta civilizadora de los viracochas, escribió en relación con la raza andinocelta que fue la primera que en América empujó la civilización de sur a norte, escribiendo en las rocas sus nacientes ideas, desde Arauco hasta Yanquilandia.

Esta ruta civilizadora de sur a norte se observa en mitos, símbolos y por cierto, en las representaciones de los hombres-dioses.

Rafael Videla Eissmann
12 de Septiembre de 2019


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domingo, 1 de septiembre de 2019

Selk’nam-hopi: La unidad del origen (I)


Izquierda: Petroglifo de un hombre-máscara en la zona de Choapa, en la Región de Coquimbo, en el norte de Chile, con los característicos dos ‘cuernos’. Derecha: Máscara ritual hopi de Arizona, Estados Unidos (Ca. 1910). Adviértase la similitud entre ambas representaciones.


Una aproximación al Mythos que sienta la base del sustrato cultural conocido de los selk’nam se ha presentado en Weltanschauung: Fragmentos de la tradición sagrada de Tierra del Fuego (http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2019/01/weltanschauung-fragmentos-de-la.html). Ecos de esta remota tradición son los mantras y cánticos de los jon o magos (http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2019/01/mantrams-de-los-selknam-el-clan-de-la.html).

Este sustrato civilizador se irradió de sur a norte. Vislumbrando la concepción del origen antártico de la civilización, el profesor Roberto Rengifo en su obra Los chiles (1921) manifestó que la civilización nació en América y fue de sur a norte; este es el principio fundamental que propongo, y que según creo, es verídico, y aclara y evidencia todos los hechos arqueológicos.

Sin embargo, incluso antes, en su trabajo Noticias y comentarios arqueológicos (1919), prefijaba el rumbo de la cultura primordial austral al afirmar que ésta fue el centro u origen de las primeras civilizaciones que se esparcieron por el continente, marchando de sur a norte hasta México, y, progresando en lenguas y cultura con la distancia y los siglos.

Esta irradiación del sustrato austral se constata a través de la simbología y de las tradiciones –la unidad del origen– (Véase a propósito http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2019/01/un-geoglifo-del-dios-kotaix-en-el-norte.html). Un ejemplo de esta extensión hasta Norteamérica lo otorga la notable semejanza entre un petroglifo prehispánico de Choapa, en la Región de Coquimbo, en el norte de Chile, que representa a un hombre-máscara con dos cuernos en forma de volutas y una máscara hopi de Arizona, en Estados Unidos (Ca. 1910), de similares características.

Se trataría, en realidad, de una evocación del hówen Kótaix/Halaháches, poderoso “dios” celeste de la tradición selk’nam que se caracteriza por tener dos cuernos.

Apropiadamente, María Rostorowski ha dilucidado la clave de la irradiación civilizadora al expresar que el avance de los viracochas es de sur a norte.

Rafael Videla Eissmann
31 de Agosto de 2019


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martes, 27 de agosto de 2019

“Choike Pürun”: Un lejano eco de los hombres-pájaros en la tradición de la Araucanía


 Bailarines del Choike Pürun: Hombres-pájaros (Fotografía de Claude M. Janvier, 1930).


Si bien es cierto el culto totémico en la cosmovisión araucana –el cual se observa por ejemplo en las danzas sagradas tales como el Mara Pürun (“Danza de la Liebre”), el Huemul Pürun (“Danza del Huemul”), Tregüll Pürun (“Danza del Queltehue”) y Rere Pürun (“Danza del Pájaro Carpintero), o el Choike Pürun (“Danza del Ñandú” o “Avestruz”)–, el origen de los hombres-pájaros se relacionaría con la tradición de los dioses y sus representaciones en ignotas edades en la más remota antigüedad. De hecho, basta constatar la secuencia de veinte hombres-pájaros en la portentosa Puerta del Sol de Tiahuanaco –la metrópolis de los viracochas–, o la tradición de los textiles con hombres-pájaros en la cultura Paracas o bien, el Tangata Manú de Rapa Nui o “Isla de Pascua”, el Ombligo del Mundo, para constatar su trascendencia.

Entonces, ¿se trata de una mera casualidad o coincidencia esta recurrencia? ¿Es el Choike Pürun una simple representación del ñandú y su ciclo vital?

 Choike Pürun en un Nguillatun desarrollado en el paraje San Ignacio, próximo a Las Coloradas, en la década del 30
del siglo XX (Fotografía de la colección del Museo Histórico de Senillosa, en Neuquén, Argentina).

Otra imagen del Choike Pürun en el paraje San Ignacio (Fotografía
de la colección del Museo Histórico de Senillosa, en Neuquén, Argentina).

El Nguillatun de San Ignacio, próximo (Fotografía de la colección
del Museo Histórico de Senillosa, en Neuquén, Argentina).


La corriente historiográfica PaleoSETI encabezada por Erich von Däniken ha otorgado un amplio horizonte que va más allá de los febles parámetros de la historiografía ortodoxa –e indigenista en el campo americano– que no sólo ha limitado la antigüedad del hombre y la civilización sino que ha restringido los ecos de la tradición de los hombres-dioses y sus representaciones sagradas tanto a una mera funcionalidad de la “estructura socio-económica” como a la “psique primitiva” de las culturas y civilizaciones de la antigüedad…

Detalle de la Puerta del Sol de Tiahuanaco: Adviértase los hombres-pájaros
en torno al Gran Viracocha.

Textil de la cultura Paracas con la representación de un hombre-pájaro.


La abundante iconografía de los “hombres-pájaros” en la América Aborigen y, en el caso particular de la danza Choike Pürun de los araucano-mapuche, se debe comprender en realidad como una ritualidad ancestral y totémica que ha resguardado el conocimiento de los habitantes del Wenu Mapu –es decir, de la “tierra del cielo”–, los antupainko, los “Hijos del Sol” y su descenso al Chili Mapu.

Rafael Videla Eissmann
26 de Agosto de 2019


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jueves, 15 de agosto de 2019

Rapa Nui – Araucanía: ¿Clave simbólica de la “insignia de poder” de los araucanos?


 La singular pieza arqueológica de Rapa Nui que guarda relación con la forma del símbolo
de la clava de los araucanos (Colección del Museo de Historia Natural de Chile).


En el mes de Enero de  1934, un trabajo de Arturo Fontecilla L. que lleva por título Una maza polinésica hallada entre los araucanos (Revista Universitaria. Universidad Católica de Chile. Año XVIII. Nº8. Santiago de Chile, Enero de 1934) da cuenta de esta reliquia –que estuvo en poder un cacique– y que evidencia un inmemorial contacto entre la Polinesia y la costa de la Arauco.

Ulteriormente, el etnólogo Thor Heyerdahl en su obra American Indian in the Pacific. The Theory Behind the Kon-Tiki Expedition (“Indígena americano en el Pacífico. La teoría detrás de la expedición Kon-Tiki”. G. Allen & Unwin. London, 1952), postula las bases de remotas relaciones entre América del Sur y el continente insular.

En este sentido, una singular pieza arqueológica del Museo de Historia Natural de Chile, otorga una clave simbólica. La pieza describe la iniciación del Manutara: El Hombre-Pájaro, al lado derecho, se presenta en una posición específica: Cuerpo encorvado; codos tocando las rodillas y la mano izquierda hacia arriba. A continuación, frente al Hombre-Pájaro, en sentido inverso, un hombre ‘saltando’ o ‘arrojándose’ con la misma posición del primero.

Conviene destacar, asimismo, que junto a la figura del hombre se puede apreciar una forma foliácea, motivo que se replica a la vez en la parte posterior del Hombre-Pájaro tanto en la sección superior e inferior, y, en esta última, el símbolo rúnico Man.

Comparación entre la pieza arqueológica de Rapa Nui y una clava o “insignia de mando” de la Araucanía
(Colección del Aula de Arte Nuestros Pueblos Originarios de la Universidad Católica de Chile).

La runa Man.


Ahora bien, esta última figura, guarda similitud en su contorno con la clava de los antiguos araucanos, esto es, uno de los símbolos de autoridad o “insignia de mando”. ¿Se trata de una mera coincidencia? ¿El aparentemente símbolo cefalómorfo tiene su origen en una figura antropomorfa?

Hemos buscado vislumbrar el origen del símbolo (véase http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2014/08/las-clavas-de-los-antiguos-araucanos-de.html y http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2018/05/analogia-simbolica-entre-las-clavas.html) en las proas de los drakkar vikingos. El enigma, sin embargo, permanece. ¿Cuál es el origen del símbolo de la clava de los antiguos araucanos? ¿A qué época se remonta la tradición primordial de este símbolo?

Rafael Videla Eissmann
13 de Agosto de 2019


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