lunes, 26 de noviembre de 2018

La “controversia” de Tatunca Nara


Ideografías de los ugha mongulala.


Ciertamente, los expositores de la historiografía ortodoxa que conocieron de La Crónica de Akakor. Relatada por Tatunca Nara, jefe de los ugha mongulala (“Die Chronik von Akakor. Erzählt von Tatunca Nara, dem Häuptling der Ugha Mongulala”, 1976) de Karl Brugger, rechazaron la existencia de los ugha mongulala debido a determinados campos expuestos por Tatunca Nara: En primer lugar, el arribo de los dioses desde el firmamento y su rol civilizador. En segundo término, las características étnicas de los ugha mongulala descritos por Tatunca Nara como “blancos y altos”. En tercer lugar, la antigüedad de este grupo –±12.000 años–, el cual se vio expuesto a una Gran Catástrofe que motivó su traslado a la formidable Akakor, la Ciudad de los Dioses. Por último, el hecho que la única fuente que da cuenta de su existencia es el propio Tatunca Nara.

La “controversia” y el ulterior proceso de descrédito y difamación a la cual se ha visto expuesto Tatunca Nara se explica, precisamente, por los fundamentales cuatro campos delimitados. Es decir, la presencia de dioses arribados desde las estrellas es un suceso que contraviene la imposición cientificista del origen en África del hombre junto a la mácula evolucionista y, en consecuencia, la base de la presumida historiografía, arqueología y antropología “oficial”.

Mas, la tradición de los ugha mongulala referida por el cacique blanco sobre los dioses, las características étnicas de un sustrato precolombino –los indios blancos (véase al respecto http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2012/11/el-misterio-de-los-indios-blancos.htmlhttp://losvikingosenamerica.blogspot.com/2014/11/sobre-el-origen-de-las-momias-rubias.html y http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2015/09/huellas-de-los-indios-blancos-en-los.html– y su antigüedad como también la tradición de los procesos catastróficos cósmico-planetarios (véase http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2012/12/la-cosmogonia-glacial.html, http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2013/12/centenario-de-la-cosmogonia-glacial-la.html  y http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2018/07/esquema-cosmoglacial.html), se enmarca perfectamente con la tradición mítica –el Mythos Legein– de la América prehispánica –y por cierto de la Europa precristiana, de Mesopotamia y de Asia–. Ecos de ello son los hówen de los mitos selk’nam de Tierra del Fuego; los antuipanko del sustrato lituche-araucano del Chili Mapu; los huaracocha-viracochas de Tiahuanaco y del mundo andino en general; Bep-Kororoti en diversos grupos amazónicos; la “Gente de las Estrellas” de la leyenda venezolana; los kukulkanes y quetzálcoatls en Mesoamérica y los katchinas en Norteamérica, entre otros ilustrativos ejemplos.

En realidad, no hay “controversia” alguna sino descrédito pues este sustrato cultural se opone a la “historiografía oficial” de América y sus habitantes.

La tradición de los ugha mongulala comunicada por Tatunca Nara –que afortunadamente ha sido conocida por  nosotros– es auténtica.

Rafael Videla Eissmann
25 de Noviembre de 2018



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jueves, 22 de noviembre de 2018

Roberto Rengifo sobre la “cuna de los chiles”


Detalle del mapa de Orenteus Finaeus de 1532 en el cual se aprecia
la Terra Australises decir, la Antártida, la cuna de los chiles.


El profesor Rengifo, autor de la magna obra El Secreto de la América Aborigen (1919), traza las fundamentales premisas del mito americano aborigen en torno al origen polar antártico del hombre y el desarrollo de la civilización de sur a norte


Fijándose bien en los versos de La Araucana de Ercilla, que dicen:

«Chile, fértil provincia y señalada
en la región antártica famosa
de remotas naciones respetada
Por fuerte, principal y poderosa
… … … … … … … … … …

Se deduce que era famosa, principal y respetada de remotas naciones, por las razones de fuerte y poderosa; pero falta saber hasta dónde podía llegar en aquellos tiempos, sin medios de transporte, la acción del fuerte, para que se la respetara. Yo creo, que así como el imperio inca no pasó militarmente de Quito para el norte, ni de Cuyo para el sur, y como los aztecas no pasaron del istmo, por militares que fueron ambos; los chiles no debían ser temidos más allá del Cuzco, en proporción. Sin embargo, la insistencia de Ercilla, en los primeros versos de su poema, sobre lo famosa, respetada y principal, manifiesta una excepción o condición muy especial, que no podía provenir sólo de su capacidad agresiva, que con los incas quichuas y los españoles se vió, que era más bien defensiva su aptitud guerrera.

Yo pienso, ahora que he creído descifrar parte de sus escritos, que al ser conocida y respetada, le venía principalmente por haber sido el centro u origen de las primeras civilizaciones que se esparcieron por el continente, marchando de sur a norte hasta México, y, progresando en lenguas y cultura con la distancia y los siglos. Se ve que la lengua  se formó completamente en Chiloé y Llanquihue entre los huilliches (Cañas Pinochet), y que así como el salvajismo aumenta hasta el Cabo de Hornos, la cultura se ve, a pasos, alcanzar de sur a norte el grado que manifiestan las ideas escritas en el Chalinga. Natural es que de aquí siguiera la misma dirección y progreso hasta el Titicaca y, desde ahí para adelante se estancara en la zona tropical, excepto en las alturas andinas, y tomara nuevo vigor en el mar Caribe, arribara a Yucatán y siguiera más allá de México.

El arte de navegar es innegable en esta región y también lo es y lo fue en la de Chiloé, facilitado en gran parte por la corriente de Humboldt en su avance de sur a norte. De este modo la misma emigración chilena, puede haber alcanzado en los más primitivos tiempos, las dos costas de Norteamérica y haberla poblado.

Roberto Rengifo
El Secreto de la América Aborigen
(1919)


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jueves, 15 de noviembre de 2018

El “Ídolo del Mirador del Gringo” y los monumentos megalíticos de Santo Domingo


 El así llamado Ídolo del Mirador del Gringo en Rocas de Santo Domingo.
Es en realidad, un dolmen.


Siguiendo las ideas esbozadas en La Piedra del Sol de Santo Domingo http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2018/11/la-piedra-del-sol-de-santo-domingo.html en torno a los vestigios de esta zona costera del Chile central y sus orígenes, cabe destacar que existen además otros monumentos megalíticos, a saber: La Piedra de la Luna, el así denominado Ídolo del Mirador del Gringo y al menos dos animales totémicos: Una tortuga y un ave.

La Piedra de la Luna o Piedra Intermedia –hoy desaparecida–, era otro menhir y cumplía la función de enlace entre el Sol y la Piedra del Sol en este conjunto costero.

La unión entre estos puntos era similar al sistema de ceques del mundo andino.

Por otra parte, el Ídolo del Mirador del Gringo presenta gran similitud con los dólmenes indogermanos. Se trata en el caso de Santo Domingo del agrupamiento de un conjunto de bloques en cuya parte superior se encuentra una gran roca cuya base es lisa.

Los animales totémicos de la zona –a diferencia de la Piedra del Sol, la Piedra Intermedia y el Ídolo del Mirador del Gringo– aun cuando parecieran naturales, no se debería descartar su posible función mágico-religiosa precisamente por tratarse de plasmaciones en la Naturaleza ya que ambas especies son animales sagrados y solares en el sustrato cultural americano.

Detalle de la tortuga en Rocas de Santo Domingo.

Detalle del ave en Rocas de Santo Domingo.


La observación realizada por Óscar Fonck Sieveking sobre una cultura más elevada o pueblo misterioso como responsable de los monumentos megalíticos de Santo Domingo es pertinente. Los autores son el sustrato original de América-Huitramannaland. Es decir, la civilización primigenia de los Dioses Blancos la cual se vio enfrentada al último Gran Diluvio o Tripalafquen que tuvo lugar en torno a 12.900 años.

Los sobrevivientes de este magno proceso fueron conocidos en el portentoso lenguaje del mito como lituches, esto es, los hombres primitivos o del principio”.

Rafael Videla Eissmann
10 de Octubre de 2018


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sábado, 10 de noviembre de 2018

La Piedra del Sol de Santo Domingo


La Piedra del Sol de Rocas de Santo Domingo. Un monumento de la raza primigenia.


Dada a conocer inicialmente por Óscar Fonk Sieveking en 1964 y luego en su obra Construyamos arcas (1965) como Intihuatana, es decir, “lugar donde se amarra al Sol” debido a su similitud con algunos hitos astronómico-calendáricos de los incas, este menhir se encuentra en el balneario de Rocas de Santo Domingo en la costa de la zona central de Chile.

El menhir alcanza 5,30 m de altura y fue parte de un complejo astronómico.

Sobre la Piedra del Sol, Fonck Sieveking escribió: La erección de esta roca-calendario exige igualmente conocimientos astronómicos que no son de suponer en un pueblo que aún se encuentra al nivel cultural del hombre primitivo, con sus armas rudimentarias de madera, huesos y piedra. Es por eso que debemos suponer una cultura más elevada en los constructores de la Roca del Sol, que pueden ser tal vez ese pueblo misterioso que ha dejado construcciones megalíticas en diversos países de distintos continentes. Lo único raro es que estos misteriosos constructores no hayan decorado la Piedra del Sol de Santo Domingo.

Este megalito junto a los otros monumentos de Santo Domingo –como la Piedra de la Luna, el Ídolo del Mirador del Gringo y los animales totémicos–, tal como intuía Fonck Sieveking, corresponden a una cultura más elevada, es decir, un sustrato remoto pre-indígenas. Son los habitantes originarios, esto es, los paleoamericanos de cráneos dolicocéfalos. La raza primigenia.

Al igual que en Europa, los menhires en el continente americano, extraordinarios vestigios de la época prediluvial, se hayan asociados a fenómenos astronómicos –como solsticios y equinoccios– y se relacionan también con la demarcación de hitos funerarios de los ancestros míticos, es decir, con los hówen-viracochas.

Rafael Videla Eissmann
9 de Octubre de 2018


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jueves, 1 de noviembre de 2018

Sleipnir


Representación de Wotan/Odín cabalgando Sleipnir en cerro Guazú.


Como complemento de Una representación de Sleipnir en Huitramannaland-América (https://losvikingosenamerica.blogspot.com/2018/09/una-representacion-de-sleipnir-en.html) se presenta esta imagen dada a conocer originalmente por el profesor Jacques de Mahieu.

En la visión del profesor De Mahieu se trata de una representación petroglífica de de Wotan/Odin montando a Sleipnir en el cerro Guazú en Paraguay. El dios guerrero porta al parecer un lur, es decir, un instrumento musical de viento.

Llamativamente, en esta representación de Sleipnir se cuentan sólo seis patas.

De acuerdo al Mythos germano, Sleipnir puede viajar por tierra, mar y aire e incluso, conducir a Wotan a la tierra de los muertos, es decir, a Hel, a la Tierra Hueca.

Rafael Videla Eissmann
29 de Octubre de 2018


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