lunes, 20 de diciembre de 2021
Fundaron Uruk, ciudad que fue “el germen de las civilizaciones arias o indo-europeas”
domingo, 19 de diciembre de 2021
Sobre los andino-atlantes en Hispania
Hércules y Anteo: Relaciones paleográficas y paleológicas íbero-chilenas
(…)
Quedan los atlantes, los ultramarinos, de la América, los anteos, que tomó Hércules en sus brazos; es decir, la España se pobló de ellos: ¿Pero de cuál raza? – la América es grande; era el Triple gerion (que significa, casa de la fuerte generación) y bien diferentes sus regiones: costina (Can = obreros, pescadores, navegantes); Andina (Chen = varones sacerdotales, mineros, metalurgistas) y central de llano (Jafeta = propagadores de plantas, agricultores). Yo creo que estas tres razas fueron las que en Europa se llamaron: Arios, celtas y gálatas; según notas del libro que trato, célticos eran los que vivían en lo más lejano y sombrío del mundo, y gálatas los que se llevaban emigrando de un lugar a otro; ambos venidos desde lo más lejos del mundo.
Quedan los arios, cuyos rastros más evidentes están en las islas Can-árias y por consiguiente eran de la raza de Can, que agregaron Arí al nombre, significando, filo o cumbre, aristocracia, es decir, la nobleza de la raza navegante sud-americana, poseyendo ya la minería y la agricultura.
Estos enérgicos obreros de cráneo ancho, salidos del Sur Pacífico y de los Andes, con el nombre de anteos, fueron a mi juicio, los que ocuparon las islas Can-árias primero, después África y después España, donde, como lo dicen los nombres posteriores de célticos y gálatas, llegaban del último confín del mundo en emigraciones sucesivas.
Así se explican multitud de semejanzas y la igualdad de sus primeras escrituras petroglifícas.
Estas y otras muchas reflexiones me ha sugerido el libro del señor Tettamancy Gastón, La Torre de Hércules.
(…)
Roberto Rengifo
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jueves, 16 de diciembre de 2021
“Sugestión consecuente: Origen antártico de la civilización”
miércoles, 8 de diciembre de 2021
Bibliografía arqueológica-antropológica del profesor Roberto Rengifo
Listado de obras de Roberto Rengifo, promulgador del origen polar antártico del hombre y de la irradiación de la civilización desde América hacia otras latitudes.
El Secreto de la América Aborigen. I. Noticias y comentarios arqueológicos. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1919.
El Secreto de la América Aborigen. II. Estractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1920.
Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles. Impreso en los Talleres de la Empresa Zig-Zag. Santiago de Chile [1920].
El Secreto de la América Aborigen. IV. Extractos de Actas de la Sociedad Científica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1921.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.
El Secreto de la América Aborigen. Edición desarrollada por Rafael Videla Eissmann. Distribución privada. Santiago de Chile, 2001.
Los chilingas. Comentarios de Roberto Rengifo. Edición desarrollada por Rafael Videla Eissmann. Ediciones Riapantú. Santiago de Chile, 2006.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica y el origen polar antártico del hombre (1935). Prólogo, notas y edición de Rafael Videla Eissmann. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2007.
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. El origen polar antártico del hombre (1935). Edición y prólogo de Rafael Videla Eissmann. Edición limitada y numerada. Ediciones Tierra Polar. Santiago de Chile, 2015.
* Roberto Rengifo y el Secreto de la América Aborigen. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica y el origen polar antártico del hombre [Primera compilación de los trabajos del profesor Rengifo, desarrollada por Rafael Videla Eissmann]. Editorial Puerto de Palos. Santiago de Chile, 2007.
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Se prohíbe su reproducción).
martes, 7 de diciembre de 2021
“El casquete del Polo Sur se sumergió con casi toda su raza”
El profesor Roberto Rengifo es el mayor genio de la historiografía y antropología de Chile y América: Promulgó el origen polar antártico del hombre y la irradiación de la civilización desde la región antártico-patagónica hacia el norte –este avance de sur a norte corresponde en las tradiciones míticas prehispánicas a la ruta civilizadora de los viracochas, los Dioses Blancos–.
Paradójicamente, a pesar de la trascendencia de la concepción, Rengifo y su obra son casi desconocidos.
Rengifo ingresó a la Société Scientifique du Chili en 1904 y desarrolló numerosas conferencias entre 1906 y 1934.
Fue profesor de Estética e Historia del Arte de la Escuela de Bellas Artes (1919) y del Instituto de Educación (1926) de la Universidad de Chile.
Rengifo fue asimismo el autor de un conjunto de trabajos que componen El Secreto de la América Aborigen. Se trata de Noticias y comentarios arqueológicos (1919), Estractos de Actas de la Sociedad Científica (1920), Los chiles (1920), Extractos de Actas de la Sociedad Científica (1921), Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles (1920) y El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935).
Los principales campos que abarcan estos trabajos son la concepción del origen polar antártico del hombre –de la “humanidad blanca y clara”–, el desarrollo de la civilización de sur a norte en América y desde ésta a otras latitudes del globo y la presencia de la raza civilizadora de los ario-andinos –o anteos– que irrumpe y puebla a Europa desde occidente.
Este es el secreto de la América Aborigen: La existencia de un sustrato civilizador que emanó de la región polar antártica, irradiándose desde el sur por América para luego expandirse por el resto del globo.
Este sustrato civilizador corresponde en términos craneológicos al grupo dolicocéfalo; a los paleoamericanos según la cronología historiográfica y a los indios blancos conforme a los mitos prehispánicos que luego fueron vertidos en crónicas y posteriormente en numerosos registros etnohistóricos.
Los indios blancos son los descendientes de los Dioses Blancos, los portentosos héroes culturales que crearon las civilizaciones de América-Huitramannaland como reflejo de una cosmovisión trascendente.
Este es el contexto en el cual el profesor Rengifo anuncia en la Sociedad Científica de Chile el génesis polar de la humanidad y en el año 1921, a través de su obra Extractos de Actas de la Sociedad Científica, en el subcapítulo intitulado El primitivo ecuador terrestre y el origen polar antártico del hombre, esta premisa fundamental. De este modo, Rengifo determinó que el casquete del Polo Sur se sumergió con casi toda su raza, salvando en las puntas meridionales de América, África y la India, ejemplares humanos que cada vez se diferenciaron más al avanzar hacia el Ecuador, donde volvieron a fusionarse en parte. El casquete norte no se sumergió o surgió cuando el del sur se hundía, es decir, se hizo habitable, y su raza, de tipo esquimoide, pobló más extensos continentes, extendiéndose circularmente; en tanto que las escasas tribus humanas del sur, tuvieron que emprender forzosamente una peregrinación hacia el norte en busca de territorios más amplios, y, a medida que la región tropical se refrescaba y dejaba de ser únicamente poblada por reptiles de sangre fría, y los mamíferos aumentaban en número y en tamaño, incluso el antropopiteco.
El cambio posterior del polo, en cerca de 30°, ha empañado la evidencia de los movimientos lógicos de los animales mejor organizados, que tuvieron más antiguo origen en los casquetes polares, solidificados y templados antes que la zona del ecuador primitivo.
Muchos enigmas paleontológicos y geológicos pueden ayudar a solucionar estas ideas, y, por esta razón y para provocar su mejor estudio, por más doctas personas me atrevo a darlas aún en embrión de lo que más tarde será teoría.
¿Se ha leído y comprendido la fundamental concepción ἰδέα plasmada por Roberto Rengifo? No. Pues el ‘peligro’ de la concientización de esta idea atentaría contra el dogma de la “evolución”, del “difusionismo”, del “Descubrimiento de América”, del indigenismo y de la historia.
Esto ya lo observaba el propio Rengifo, quien en su extraordinaria obra El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935) escribió: Nada de esto preocupa al público chileno, pero sí a los alemanes, por ejemplo, quienes, según oí hace poco en la Sociedad Científica, habían mandado últimamente gente de estudio a investigar si el origen de su raza no estaría también en Tierra del Fuego.
¿Una expedición de alemanes “a investigar si el origen de su raza no estaría también en Tierra del Fuego”? La única unidad alemana de estudio arqueológico-etnológico en América del Sur de la época corresponde a la labor del arqueólogo Edmund Kiss (1886-194?), uno de los más importantes expositores de la Cosmogonía Glacial, quien viajó a países como Perú, Bolivia y Chile entre los años 1928 y 1936 con el objeto de comprobar las ideas de Hans Hörbiger y la multidisciplinaria Welteislehre o “Doctrina del Hielo Mundial”.
Se trataría de la Deutsches Ahnenerbe, Studiengesellschaft für Geistesurgeschichte.
¿Cuál fue el resultado de las pesquisas de la investigación de los alemanes en Tierra del Fuego?
Evidentemente, la búsqueda por parte de los alemanes del origen de su raza en el extremo austral de Chile, no corresponde a la población de cráneos braquicéfalos que caracterizan a los indígenas sino que a los vestigios del grupo dolicocéfalos –los paleoamericanos–.
La raza primordial del polo emprendió su migración desde el casquete antártico –“salvando en las puntas meridionales de América, África y la India”–, poblando el hemisferio norte –“las tribus humanas del sur, tuvieron que emprender forzosamente una peregrinación hacia el norte”–.
Es la leyenda áurea de los Caminantes de la Aurora.
Los míticos hijos de los dioses de la civilización solar-venusina.
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domingo, 7 de noviembre de 2021
Los dioses de Chile e India (Hówen y devas)
La tradición ancestral preservó por medio del mito y el rito, el conocimiento de los dioses astrales.
Tanto en Tierra del Fuego (Karukinka) como en el eje Tíbet-India (Bhaarat), la civilización de los aryas plasmó las representaciones de los dioses –los hówen-“espíritus” y los devas-asuras– con “tocados” largos, cónicos.
Por cierto, estas representaciones se proyectaron asimismo en la América prehispánica, en el sustrato huasteca-azteca con el dios blanco Quetzalcóatl (Quetzalcóhuatl)-Kukulkán como Señor de Venus –el “dios venido del cielo”–, portando el Ocelocopilli o tocado cónico, símbolo precisamente de Venus, la Gran Estrella o Icoquih, como también en algunas representaciones de los kachinas de los hopi y por cierto, en la tradición de los tocados cónicos labrados en oro de los antiguos germanos de la Edad de Bronce.
El Ocelocopilli se conoció como Kirita Mukuta en la tradición ario-sánscrita.
Esta característica se encuentra en distintos focos culturales desde la antigüedad, especialmente en las civilizaciones cuyos orígenes se remontan al tiempo prediluvial, es decir, anterior a 12.000 años –la Gran Catástrofe cósmica, el Götterdämmerung o “Crespúsculo de los dioses”.
Fueron los dioses, precisamente, quienes entregaron a los hombres los conocimientos de las Ciencias Sagradas, los símbolos hieráticos y el culto a las estrellas –destacando, el culto a Venus, es decir, Kankáiyuš y Vena de la tradición andino-patagónica e himaláyica, respectivamente, la Casa de la Aurora, la “Ventana”, la Patria Astral–.
Mas, contra toda premisa y dogma historiográfico de la ciencia imperante –el Zeit Geist–, la característica fundamental de los dioses –los “tocados cónicos”– no corresponde a un azar o capricho o a una simple “coincidencia” sino que se debe a la formación craneana de la raza astral –extraterrestre– y de sus descendientes, los hijos de los ídolos –los dioses–.
Ambos sustratos culturales tienen sus orígenes, significativamente, en el Polo, en la Apertura Polar. A este respecto, véanse de manera respectiva las ideas del profesor Roberto Rengifo en torno al origen polar antártico del hombre expuestas en la Sesión General de 29 de Diciembre de 1919 de la Société Scientifique du Chili (Actas de las Sesiones. Sesión General de 29 de Diciembre de 1919) y luego en El Secreto de la América Aborigen. III. Los chiles (1920) y El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935); en tanto que Lokmaya Bal Gangadhar Tilak, en The Artic Homes in the Vedas. Being Also a New Key to the Interpretation of Many Vedic Texts and Legends (“El Hogar Ártico en los Vedas. Siendo también una nueva clave en la interpretación de muchos textos y leyendas védicas”. 1903), propugnó el origen polar ártico de la civilización ario-védica según cálculos astronómicos consignados en los antiquísimos himnos sánscritos del Rigveda.
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martes, 19 de octubre de 2021
Los dioses astrales: Hówen y devas
En Tierra del Fuego (Karukinka), en el extremo austral de Chile, como en el eje Tíbet-India (Bhaarat), se ha preservado a través de los mitos y de las tradiciones mágico-religiosas, el conocimiento de los dioses descendidos del cielo, del firmamento, quienes han creando tanto las condiciones para la vida en los ignorados ciclos del tiempo en la Ante-Historia o bien, como formuladores de la civilización en los ciclos de tiempos históricos.
Los dioses irrumpen desde otra dimensión, desde otro espacio-tiempo fuera del mundo, para irradiar la sabiduría y los conocimientos: El Fuego Sacro.
Son las Ciencias Sagradas de los hombres-dioses y sus descendientes.
La civilización polar de los aryas.
La presencia de los dioses significa siempre el regreso a la luz a la Tierra. Es decir, al Mapu Tremo en la tradición patagónica-araucana, esto es, el “país hermoso, sin defecto, completo y tranquilo” –de acuerdo a la fundamental concepción cronológica comunicada por Vicente R. Liberona a Roberto Rengifo (Véase la Reseña histórica desde que América fue poblada hasta su Descubrimiento en los Extractos de Actas de la Sociedad Científica publicada en Santiago de Chile en 1920)–, símil del Paradesha del Satya Yuga (कृत युग), la Edad Dorada en la tradición brahmánico-hinduista.
El Paraíso.
Ahora bien, desde la más remota antigüedad, tanto en Tierra del Fuego como en el eje Tíbet-India, los dioses han sido representados con largos “tocados”, hecho que encubre una característica distintiva: Los cráneos alargados.
Son los hówen-“espíritus” y los devas-asuras (Daivi sampad), respectivamente, deidades astrales –extraterrestres– que han descendido, materializándose por un tiempo, en el mundo, en la historia de los hombres, para impulsar o reimpulsar, de manera ritual, mágicamente, el tiempo del Fuego Sagrado (Jauke-Agni).
Es el inicio de un nuevo ciclo. El nuevo Sol.
Esta lejanísima relación cultural entre el sustrato antártico-andino e himaláyico, se comprueba por medio del culto solar de Kre y Surya –respectivamente– y de la estrella de Venus, es decir, Kankáiyuš de la tradición selk’nam y Shukrá del hinduismo.
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