Geoglifo del Gigante de Atacama en el norte de Chile. Se trata de una efigie
del Supremo Viracocha. Los Dioses Blancos fundaron Tiahuanaco.
Un lejano eco de la antigua civilización de los chiles se encuentra en un registro realizado por el historiador de ascendencia hispano-incaica Inca Garcilaso de la Vega (1539-1616) quien en sus Comentarios Reales de los Incas aparecido en Lisboa en 1609, ha registrado la existencia de un reino al sur del Tahuantinsuyo o Imperio de las Cuatro Esquinas, referido por los tucmas del actual noroeste del territorio argentino, al Inca Viracocha:
Te hacemos saber que lejos de nuestra tierra, entre el sur y el poniente, está un gran reino llamado Chili, poblado de muchas gentes, con los cuales no tenemos comercio alguno, por una gran cordillera de sierra nevada que hay entre ellos y nosotros; más, la relación tenemos de nuestros padres y abuelos. Y pareciónos dártela para que hagas por bien conquistar aquella tierra.
Presentación del libro Comentarios Reales de los Incas aparecido en Lisboa (1609)
del Inca Garcilaso de la Vega.
Ciertamente, esta no era alguna agrupación de tribus mapuches sino que se trataba de una referencia a la primitiva civilización de los chiles o chilingas quienes en su marcha civilizadora de sur a norte serán conocidos en el altiplano como viracochas, o más apropiadamente, huaracochas es decir, los dioses del fuego o pachatitanes, fundadores de Tiahuanaco-Aztlán.
El sustrato civilizador de los chili-viracocha corresponde en términos arqueológicos, a la población paleo-americana de cráneos tipo dolicocéfalo que antecedió a la irrupción de las oleadas provenientes de distintos puntos de Asia (braquicéfalos) y cuya civilización a escala continental colapsó debido a la última gran catástrofe diluvial en torno a 12.000 a. C.
Rafael Videla Eissmann
22 de Febrero de 2018
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