Sleipnir. Izquierda: Representación petroglífica del caballo de ocho patas en Colorado, Estados Unidos. Derecha:
La Piedra de Tjängvide, descubierta en Gotland, Suecia, con la representación de Odín montando a Sleipnir
en las puertas del Walhalla.
Hijo de Loki y Svaðilfari, el corcel de ocho patas Sleipnir nació en Ásgarðr, el Recinto de los Æsir. Perteneció a Odín, el señor de las runas.
Tras la muerte de Baldur ocasionada por el propio Loki, el asen Hermðór –hermano de Baldur– montó a Sleipnir y cabalgó durante nueve noches a través de profundos y oscuros valles en los que Hermdór no podía ver cosa alguna. Cruzaron el puente del río Gjöll y Gjallarbrú donde se encontraron con Móðguðr, la doncella protectora del puente. Luego prosiguieron hasta llegar al dominio de Hel –el Inframundo, la Tierra Hueca–, cruzando su umbral –la apertura polar–. Allí pidió a Hel el retorno de Baldur a Ásgarðr.
Hel asintió pero pidió que todos los seres –animados e inanimados–, lloraran por el asen muerto.
Así lo hicieron todos, menos la espantosa giganta Thokk –Loki disfrazado–.
Baldur permanecerá entonces en el Helheim hasta el Ragnarökkr, el Destino Final de los Dioses.
La evocación del galope de Sleipnir se observa en esta fabuloso petroglifo en uno de los valles de Colorado, en Estados Unidos. Un Hombre-Sol –representado como un círculo con una cruz inscrita o ‘cruz celta’– monta al portentoso corcel, que bien puede ser Odín encabezando la marcha de los 432.000 Einherjer.
Un eco de la tradición de los germanos en Huitramannaland.
Y el himno de la Gran Guerra entre los Hijos de la Luz y los Demonios.
Rafael Videla Eissmann
26 de Junio de 2018
* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).