martes, 15 de mayo de 2018

Los viracochas, Dioses del Fuego


Figura antropomorfa prehispánica. Una evocación de los habitantes
del Chili-Mapu (Museo Chileno de Arte Precolombino).


Los siguientes párrafos pertenecen a la obra Los chiles (1921) de Roberto Rengifo e ilustran sobre el origen y rol de los míticos viracochas, los Dioses Blancos del Chili-Mapu y su marcha civilizadora de sur a norte:

Los viracochas, sus símbolos

Los viracochas o “huaracochas” fueron los que descubrieron y mantuvieron la fundición del cobre en la huara de Chalinga; debieron tomar una gran supremacía sobre todos los demás aborígenes y parecerían magos, disponiendo del fuego endurecido o cobre rojo, teniendo además de esta ventaja moral, la material de emplearlo como arma, escudo y casco.

El nombre que tomaron los primeros metalurgistas proviene de las huaras, como aún hoy se llaman las fundiciones aborígenes en el norte y en el desierto de Atacama: Como fundidores se llamaron huaracochas y como mineros tratán, que es onomatopéyico del laboreo o martilleo, de donde salieron los tacanes, titanes y atacamas, y tacana o Tacna, etc. [¿Cuál es la raíz etimológica de viracocha? Vira, huira, huitra, es “blanco”; co, agua; cha, che, “gente”, “hombres”; lo que se podría traducir como “hombres blancos de las aguas (del mar)”. Es incierto (Nota de RVE)].

Huara no significa fuego, pero significa viento, y este era el indispensable para un vivo tiraje, empleando leña o carbón de espino capaz de fundir el mineral: Por esto llamaron huaras a las chimeneas naturales de fundición, lo mismo que se llaman fraguas a los fuelles colocados en las herrerías.

La palabra cocha significa recipiente redondo, o mar, o lago, o poza, de co = agua y de cha = yacer, estar, echarse; tal vez con la acepción de plano a nivel, o terreno plano, tendido, etc.: Las palabras, chaco, concha, charco y cocha representan la misma idea de depósito redondo. Los restos de viviendas junto a las minas y a la huara, tienen la forma de conchas o covachas y están labradas en el mismo cerro; por consiguiente estos fundidores primitivos se denominaron, hombres de las cochas de la huara = Huara-Cocha-Ché, y después huaracocha solamente, y después huairacocha en aimará o palla, y por fin viracocha en quichua.

En cuanto al papel mitológico que poco a poco se les atribuyó por los pueblos que civilizaron o sometieron, se comprende perfectamente, dada la superioridad de su industria: La terminación cocha ya no significó la modesta vivienda del minero, sino que se interpretó que era todo el mar; especialmente por los que vivían al oriente de los Andes; el occidente era el lado del mar, el otro lado misterioso de las nieves, de donde venían estos forjadores del metal rojo. La huara ya no fue por consiguiente la simple chimenea, sino el viento que los había traído, y después el fuego del horizonte, los arreboles que se encendían diariamente en el poniente, y el mismo Sol enrojecido para descender a su cocha hacia el lado donde existía aún la primera huara. Por esto los primeros incas se decían llegados del poniente, y porque eran descendientes de los chalingas o chili-ingas se llamaron ingas.

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Estas son las portentosas ideas transmitidas por uno de los más importantes historiadores de Chile, el profesor Roberto Rengifo y sus estudios etnográficos en torno a la población primitiva del país que conformó las bases civilizadoras de la América Aborigen.

Rafael Videla Eissmann
9 de Mayo de 2018


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