Ello es cierto que no hay cosa mas natural ni de mayor fuerza
en los pechos humanos, que el amor de la libertad,
i a mi parecer, sobre todas las naciones del mundo, han mostrado
siempre gozar de ella estos rebeldes de Chile.
Santiago Tesillo
Guerras de Chile (1674)
Araucanos con atuendos ceremoniales y máscaras –kollon– barbadas de Cautín, en la Región de la Araucanía,
en el sur de Chile (Fotografía de Gustave Millet, alrededor de 1930).
Los kollon (kollong, collon) son máscaras de maderas utilizadas por los mapuche de Chile. Sus funciones han sido diversas: Empleadas desde el juego del pallín o chueca hasta ser utilizadas como alegoría negativa de la población europea y criolla con fines de adoctrinamiento en la enseñanza de los buenas modales a los niños.
Algunas fuentes etnohistóricas constatan, asimismo, el empleo de los kollon en determinadas ceremonias de carácter mágico y ritual.
¿Cuál es su origen y función inicial? ¿Cuáles son las manifestaciones más antiguas conocidas?
Los kollon correspondería a una evocación de los ancestros muertos, o chemanlayi, hecho que resulta sorprendentemente revelador pues los kollon son generalmente representados con bigote y barbas, factor étnico que se encuentra de forma muy minoritaria en las poblaciones indígenas. ¿Entonces? Se trataría de una población diferente a la habitualmente conocida, o mejor dicho, a la reconocida como originaria del país. Esto, por cuanto las características plasmadas en kollon difieren de las características de los mapuche. Es decir, se refuerza aquí la existencia de una población distinta al estereotipo indígena: Son los indios blancos, descritos en numerosas crónicas y fuentes etnohistóricas incluso del siglo XX.
Tres ejemplos son ilustrativos: En primer lugar, el capitán de conquista Pedro de Valdivia, fundador de la ciudad de Santiago de Chile, sostuvo en una de sus cartas al Rey fechada en 1551 que la gente en Chile es crecida, doméstica y amigable y blanca y de lucidos rostros, así hombres como mujeres.
Igualmente, el soldado y cronista Alonso de Ercilla y Zúñiga, autor de la épica obra La Araucana (1574), registró también la existencia de los indios blancos según da cuenta en los versos del canto XXXVI:
La buena traza y talle de la gente
blanca, dispuesta es proporción fornida,
de manto y floja túnica vestida.
De modo análogo, el cronista Alonso de Góngora Marmolejo en la Historia de Chile desde su descubrimiento hasta el año 1575 (1575), estableció que los habitantes del país son gente bien ajestada, por la mayor parte blanca, bien dispuestos, amigos en gran manera de seguir la guerra y defender su tierra.
Kollon de los antiguos araucanos de Chile.
Es menester señalar, en este sentido, en términos arqueológicos y poblacionales, dos son al menos los habitantes que se reconocen en América y Chile en la época prehispánica: La población dolicocéfala (cráneos alargados) y los braquicéfalos (cráneos redondos). La primera corresponde al grupo originario, comúnmente denominado paleoamericano, es decir, los aborígenes; la segunda, en tanto, a los grupos indígenas, quienes conformaban la mayoría poblacional en la época de la Conquista y la Colonia. En el caso puntal de Chile el primer grupo, esto es, los dolicocéfalos se reconocen en los araucanos y el segundo grupo, el de los braquicéfalos, en los mapuche.
Así se explicaría, en parte, la asociación que los indígenas de Chile han hecho de los kollon con los occidentales europeos y criollos (especificando, según informa Nicolás Palacios, el nombre de quellu-pallum o “roja-barba”, es decir, “los de barba roja”, como referencia para los conquistadores godos.
En definitiva, los kollon constituyen una evocación simbólica –hoy polisemántica– de los legendarios lituche o glyche, es decir, los “hombres primitivos o del principio”.
Rafael Videla Eissmann
30 de Diciembre de 2017
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