Leif Eriksson descubre América (Hans Dahl).
“Colón no descubrió América; fueron los vikingos”, refiere Arturo Ortega Blake en su libro Leif el hijo de Erik (Editorial Grijalbo, 2006), historia novelada de este acontecimiento en la que el autor se basa en nuevas investigaciones. Todo comienza en el año 985 d. C., cuando un navegante llamado Jarnik Herhorson se perdió buscando nuevas rutas y llega hasta las islas Bafin en el norte de Canadá; el trayecto lo fue dibujando en una piel de cabra y se cree que este mapa fue el que guió a Cristóbal Colón en su primer viaje a América. Arturo Ortega Blake, escritor, economista e investigador de temas históricos, charló con Crónica: “Se sabía que el navegante Herhorson era apoyado por Noruega, pues este gobierno buscaba un lugar para que los mal vivientes, asesinos, ladrones, fueran trasladados y alejarlos de la población, así se fundó Islandia, con los viajes de este y otros vikingos”.
El texto nace de un estudio que Ortega Blake hace sobre las nueve sagas vikingas. Él tuvo acceso a cuatro y la otras cinco las consiguió por medio de un historiador noruego que le tradujo el material. En Islandia se estructuró la vida social de tal forma que fuera igual a Noruega. Por ejemplo, la forma como eran gobernados por un tipo de congreso representado por aquellos que tenían más tierras. Como prueba de este descubrimiento, Ortega menciona que en la zona han sido encontrados algunos vestigios: Botones de metal, vestidos y artefactos. Es importante resaltar que esta historia es verdadera, a tal grado que la Unesco decretó a esta región del Canadá como patrimonio cultural de la humanidad.
Ortega Blake comenta: “Realmente estos vikingos descubrieron América, pero no la conquistaron. Fueron los españoles los que la colonizaron. La historia del libro lo que narra es la vida de Erik, El Rojo, que era un hombre de muchas leyendas: Lo expulsan de Islandia, llega a una tierra que es muy providencial conocida ahora como Groenlandia. Entonces se dio cuenta que ahí el pasto nunca se secaba o que había abundancia de agua”. Erik regresa a Islandia y como había asesinado a dos hombres, es juzgado, pero él les dice que regresó porque quiere decirles que encontró un territorio donde pueden vivir mejor. Sin embargo es a Leif, su hijo, el que le toca conquistar esta región. A Leif le cuesta mucho trabajo convencerlos para que le crean y se vayan a este nuevo territorio, a pesar de que ellos eran escandinavos y sus creencia en la mitología nórdica los convertía en aventureros. No le hicieron caso. El autor dice que lo importante es el reconocimiento a este grupo de navegantes en los albores del segundo milenio de nuestra era, pues ellos marcaron un camino importante para la navegación.
El libro comprende los relatos y desafíos en el mundo salvaje e indómito, en lucha contra el clima y contra algunos pueblos. Pues según comentó el autor, “ya en Groenlandia había un grupo de hombres que eran extremadamente ágiles y usaban unos arcos con flechas muy grandes. Entonces al verlos los vikingos supieron que no podían luchar contra ellos”.
Mi novela, reconocimiento a los pueblos de Noruega
La novela histórica Leif, el hijo de Erik es un reconocimiento al adelantado mundo de los pueblos que habitaron Noruega e Islandia en los albores del segundo milenio de nuestra era. Narra cómo el legendario Erik el Rojo, tras dejar el destierro al que lo condenaron por asesinar a unos hombres, conduce a su pueblo hacia una tierra más promisoria para construir una nación: Groenlandia. En el enfrentamiento al embravecido mar Leif juega un papel determinante, así como en el establecimiento de los primeros colonos. El primogénito y heredero de la saga de Erik Thorvaldsson es el único capaz de aventurarse a las tierras que Bjarn Herjolfsson dibujó en su famoso mapa. Leif, al igual que su padre, guía a su pueblo hacia una tierra mucho más extensa y rica, que siglos después se llamará América. Ortega Blake plasma con maestría sus costumbres, indumentaria, mitología y códigos de honor, cosmovisión y organización social. No puede faltar uno de los aspectos más fascinantes de los vikingos: la construcción y el manejo de sus embarcaciones, producto de su espíritu explorador y temerario.
Alfredo Ortiz Santos
Fuente: Diario Crónica de México, 12 de Julio de 2006.
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