jueves, 31 de marzo de 2016

Las runas


 Wotan.


Las runas son caracteres de la escritura que los pueblos germánicos emplearon desde el siglo III a. C. y probablemente mucho antes, hasta el siglo XIII de nuestra era, y aún más tarde. Se conocen tres alfabetos rúnicos principales, designados por sus seis primeras letras: El antiguo Futhark de 24 signos, utilizado hasta el siglo VIII; el Futhorc anglosajón de 28, luego 33 signos, adaptación del anterior al antiguo inglés, empleado, por lo que se sabe, del siglo VI al siglo XI, y el nuevo Futhark, o Futhark joven-danés, de 16 signos, posterior al siglo VIII. Este último conoció algunas variantes, sea por conservación de runas arcaicas, sea por creación de nuevas runas, como el Futhark “punteado” de 28 signos que apareció en el siglo X.
Como en nuestro alfabeto, cada runa representa un sonido o varios. La precisión fonética de cada sistema resulta, por lo tanto, proporcional al número de signos que contiene. En Escandinavia, disminuyó notablemente cuando la adopción del nuevo Futhark en el cual, por ejemplo, el segundo signo puede representar indiferentemente los sonidos u, ü, o y ö. Lo cual hace a veces sumamente difícil la transliteración. De cualquier modo, los sistemas rúnicos constituyen lo que no tenemos más remedio que llamar, a expensas de la etimología, alfabetos o, si se prefiere, las variantes de un alfabeto. Los pueblos germánicos utilizaban las runas como nosotros las letras griegas o latinas. Pero les daban, además, otro empleo.

Cada signo del Futhark o el Futhorc tiene, en efecto, un nombre acrófono, vale decir que comienza por el sonido que la runa representa. No se trata de un término especial, como en griego, por ejemplo, sino de una palabra del idioma empleado. Así la f rúnica se llama Faihu en gótico Fehu en norrés, en ambos casos con el mismo sentido: Mujer. En antiguo inglés, por el contrario, la letra en cuestión lleva el nombre de Feoh, ganado y, por extensión dinero, bienes. Pero, por otra parte, en las lenguas escandinavas, sea que el antiguo inglés haya influido en ellas, sea por el contrario que les daba el vocablo, f se llama a veces Fauhu, ganado. Para facilitar sus análisis, los runólogos han sistematizado los nombres de las runas en un “germánico común”, un tanto arbitrario, es cierto, pero cómodo.

Los principales sistemas rúnicos. Desde arriba: El antiguo Futhark; el Futhorc anglosajón; el nuevo Futhark;
el Futhark “punteado” (Jacques de Mahieu, La Agonía del Dios Sol).


La consecuencia de este modo tan especial de designar las runas en cada signo, independientemente del sonido que tiene la escritura, posee en sí uno o varios sentidos. Por lo tanto, constituye un ideograma. Ciertos grupos de runas tienen un carácter fonético: Se los puede leer y comprender del mismo modo que las palabras de una frase escrita con el alfabeto latino. Otros, más escasos, tienen un sentido ideográfico y, para entenderlos, es preciso dar a cada signo, como en chino, su sentido conceptual. Agreguemos que tal o cual runa es susceptible, además, de una interpretación simbólica (la runa de la Muerte, la runa de la Fidelidad, etc.).

Jacques de Mahieu
La Agonía del Dios Sol (1974)
(Páginas 49-52).


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