martes, 10 de octubre de 2023
Praecognitiō
domingo, 8 de octubre de 2023
La Nueva Tierra
De acuerdo a la tradición tántrica-lamaísta, Su Santidad el XIV Dalái Lama Tenzin Gyatso correspondería a la última encarnación del Boddhisattva Avalokiteśvara (अवलोकितेश्वर).
Es el Arya Avalokiteśvara quien, en consecuencia, se ha encarnado a través de la sucesión del linaje de los Dalái Lamas desde 1642, actuando como líderes espirituales y políticos del Tíbet durante 369 años –hasta 2011 cuando Su Santidad el Dalái Lama renunció al poder político–.
Algo semejante, en tanto, acontece con la ancestral tradición de Akakor del Amazonas resguardada por Tatunca Nara: Una profecía del Supremo Sacerdote de su pueblo, los legendarios ugha mongulala, establece que él “es el último jefe”.
Se trata de una extraordinaria “similitud” en las tradiciones sacras del Himalaya y de los Andes, las montañas sagradas del planeta.
En Alemania, en 1919 murió el gran Runelauteren, Guido von List. Y, en Chile, en el extremo sur, en Tierra del Fuego, cinco años más tarde, es decir en 1924, desencarnó también el poderoso xo’on o mago Tenenesk.
¿A dónde van luego de la “muerte”? ¿Accederán con sus Cuerpos de Luz o Vajrayana al “Cielo Celeste Más Alto”, al Vaikuṇṭha, al Walhalla? ¿Qué implica su partida de la Tierra, de Gerda, del Mapu? ¿Qué sucede con las patrias donde ellos estuvieron, con sus adeptos? ¿Volverán? ¿Regresarán con una fuerza mayor, esta vez, impulsando el desenlace del presente ciclo, consumando la victoria en la Guerra Kamomanásica de la cual dan cuenta las sagas de los devas, aesir, hówen, los dioses extraterrestres?
En todas las tradiciones mentadas se tiene conocimiento de las “encarnaciones” sucesivas en los ciclos del tiempo y del advenimiento de los “hombres-dioses”. Los Sonnenmenschen, los Hombres-Sol –los “Hijos del Sol”–.
¿Cuándo regresarán los “Señores del Firmamento”? ¿Cuándo retornará el Avatãra Kalki, cuando volverá B’olon Yokte’ K’uh o “Dios de Nueve Pasos”? ¿Cuándo se sentirá el galope de las ocho patas de Sleipnir montado por Odín-Wotan? Será el Götter-Shock anunciado por Erich von Däniken y el regreso del wildes Heer señalado por Miguel Serrano. El inicio del fin del presente ciclo y el comienzo de uno nuevo que ha comunicado Tatunca Nara.
El nuevo Götterdämmerung o “Crepúsculo de los Dioses”. El Ragnarök de los divinos aesir.
Entonces los “dioses” derribarán los cielos, es decir, causarán la Gran Catástrofe pero al mismo tiempo, se dará inicio al nuevo Satya Yuga o Edad Dorada, creando con ello, la Nueva Tierra.
sábado, 7 de octubre de 2023
Götter-Shock
En Octubre de 2009, en el apacible pueblo suizo de Beatenberg, antes de regresar a Alemania, Erich von Däniken, el genial impulsor de la corriente historiográfica PaleoSETI –o Search for Extraterrestrial Intelligence in Antiquity, es decir, la “Búsqueda de Inteligencias Extraterrestres en la Antigüedad”– me dice:
“En alrededor de 10 o 15 años, se revelará la existencia de los extraterrestres. Se darán a conocer públicamente las pruebas de todo aquello que he presentado en mis libros. Será el Götter-Shock, el “shock de los dioses”. Será la antesala de su regreso”.
La comunicación, ciertamente, es trascendental y cobra una sorprendente significancia ahora, tras el reconocimiento público por parte de la NASA (National Aeronautics and Space Administration o “Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio”) de los UAP (Unidentified Anomalous Phenomena o “Fenómeno Anómalo No Identificado”), popularmente conocidos como OVNIs (Junio-Julio de 2023) y a la luz de las así denominadas “momias extraterrestres de Nazca” (Septiembre de 2023).
De manera elocuente, la revolución del pensamiento que ha trazado Erich von Däniken ha otorgado un amplio horizonte que va más allá de los febles parámetros de la historiografía ortodoxa y del dogma evolucionista-difusionista y del génesis en África. Esto, pues el hombre es descendiente de extraterrestres.
El Götter-Shock o “shock de los dioses” está destinado a quebrar el Zeitgeist o “Espíritu de la Época” que impera entre los hombres. Como certeramente ha anunciado von Däniken, el Götter-Shock es el preludio del regreso de los dioses, de los hówen, de los viracochas-quetzalcoatles, de los asen y vanes de los devas.
Y de los Einherjer.
Es el retorno de B’olon Yokte’K’u o los “Nueve Dioses” y la “aparición” en los cielos de los OVNIs, de los “carruajes de los dioses”, de los astras-vimanas de la Gran Guerra del Mahābhārata.
Es la αρουσία o “Parousía” o Maranata. La premonición de “Aquél que Regresa”. De MANÚ, el “HOMBRE QUE VENDRÁ”.
Entonces, los dioses impulsarán nuevamente un nuevo cielo y una nueva tierra.
domingo, 24 de septiembre de 2023
Los jon. Los poderosos magos del polo antártico
Los resguardadores de la cosmovisión patagónica-antártica de los selk’nam o el “Clan de la Rama Sagrada” era una casta iniciática de magos-shamanes conocida como jon, poseedores de grandes poderes y profundos conocimientos.
Su origen es un misterio.
Los jon preservaron y proyectaron el conocimiento de la Divinidad Suprema e Increada Temáuquel –conocido también como Maukel o Pémaukl–, el creador del cielo y de la Tierra, el “amo de los hombres”, el “habitante de allá arriba”, quien luego de la creación del mundo, de las montañas, de los valles y los ríos, envió a su mensajero Kenós y a la raza de los hówen, seres inmortales descendidos de las estrellas y pobladores del planeta, de donde descienden los propios selk’nam –los “primeros padres”–.
El historiador y mitólogo Carlos Keller, en su maravilloso libro Dios en Tierra del Fuego (1948), registró una fundamental descripción del actuar del jon, de sus poderes y de la proyección del huáiyuhuen (wáiuwin) o cuerpo astral:
(…) Cuando soñáis, ¿no se os presenta a veces un mundo que es totalmente distinto del exterior? ¿No tenéis imágenes, visiones, no veis cosas que podrían parecer perfectamente inverosímiles, pero estáis autorizados para afirmar que sean menos reales que la realidad que veis con vuestros ojos?
Hay muchos entre los selk’nam que conocen su país hasta el último rincón, pues llevamos una vida errante e intranquila, siempre en busca de alimentos. Casi todos nosotros, podría afirmar, nos encontramos en esta condición. Pero esas correrías se limitan únicamente al mundo exterior, cuyo conocimiento ha llegado entre nosotros al más alto grado, pues estamos en situación de contestar cuantas preguntas nos queráis formular acerca de él.
Pero hay también algunos que se han esforzado por conocer ese otro mundo, que podríamos llamar el interior, cuya extensión y profundidad son tal vez aún mayores que las del exterior, pues por distante que se encuentre de nosotros Cran [el Sol], y por grande que sea la distancia desde Cran hasta el cielo en que vive Temáuquel con los cáspis [“espíritus”] de los fallecidos, mucho mayor aún es la distancia que mide entre nuestra existencia como hombres de carne y hueso y los confines de aquel mundo que se abre dentro de nosotros y que sólo logramos captar por medio de los ojos interiores de que estamos dotados.
Pues bien, para deciros, ahora, lo que es un jon, debo expresaros que es un hombre que lleva el conocimiento de ese otro mundo hasta donde es posible hacerlo.
(…)
Podréis verlo [a un jon] a menudo, completamente ensimismado, frente a su hogar. En vez de dirigir su mirada hacia afuera, para ver las cosas palpables que lo rodean, como lo hacemos nosotros, sus ojos corporales se encuentran como vacíos y están fijos en un solo punto, como si repudiaran preocuparse de las cosas exteriores.
Luego comienza a entonar una canción prolongada y monótona [mantram], pero vigorosa, que repite siempre las mismas notas: – Lolololo... Hoiyoiyoiyoi... Yeiyeieyeie…
Poco a poco, el jon va perdiendo el conocimiento de su existencia humana. Toda su atención está concentrada en torno a ese otro mundo que nace en él. Primero se le aparece como una pequeña luz, cuya luminosidad va creciendo, hasta llenarlo totalmente.
Es por eso que decimos que los jon tienen un cutis sutilísimo y que su interior está compuesto de una materia blanda y sumamente liviana, como si fuera de plumas. Tampoco contienen sus cuerpos ninguna clase de líquidos, ni sangre, pues si fueran como nosotros, ¿cómo podrían ver todo lo que ven?
Ni siquiera tienen cáspi, pues todos lo tenemos, y bien sabemos que cuando fallecemos nuestro cáspi se separa del cuerpo para ir a residir al lado de Temáuquel.
En vez de cáspi, los jon tienen el huáiyuhuen, que es algo parecido a nuestro cáspi, pero distinto. El huáiyuhuen no se dirige donde Temáuquel, ni tiene nada que ver con él. Permanece siempre sobre esta tierra, de manera que cuando fallece un jon se queda cerca de su cadáver hasta penetrar en el cuerpo de un nuevo jon. Se transmite así, de generación en generación y es inmortal. Siempre vuelve a presentarse y mientras vivan selk’nam sobre esta tierra habrá también jon.
El huáiyuhuen es de tamaño muy pequeño cuando está separado del cuerpo, pero crece cuando penetra en él, hasta llenarlo totalmente.
Este huáiyuhuen actúa en el jon, como si fuera una persona distinta de él. Le habla. Le muestra cosas que ningún ojo humano jamás ha visto. Lo arrastra consigo. Le presenta melodías, colores, formas, cosas inauditas e inexpresables. Ya os lo dije: Le ofrece un mundo que es inmensamente mayor que el exterior.
El arte del jon consiste, ahora, en entrar en las relaciones más estrechas imaginables con ese su huáiyuhuen. Hay entre ellos, pues una convivencia perfecta. Si se logra establecer ésta, el poder del jon será también inmenso.
No es difícil de explicar que esto sea así, si tenéis presente que el huáiyuhuen en un perfecto jon, es capaz de alejarse de él, para recorrer los espacios infinitos de ese mundo interior. Aún más: El jon perfecto es capaz de dirigir esas salidas del huáiyuhuen solicitándole que le traiga las noticias que necesita conocer.
Así, un jon puede enviar su huáiyuhuen hasta Cra, la Luna, para conocer su estado de ánimo, y aún mucho más lejos.
(…)
Es por eso que un jon experimentado adquiere un poder casi ilimitado sobre la salud, la vida y muerte, el estado del tiempo, la suerte en la caza y muchas cosas aún más importantes. Debido a la concentración de sus facultades espirituales, llega a conocer la causa de todos esos fenómenos (…). (Keller, C. Dios en Tierra del Fuego. Páginas 95-101 (Los destacados son nuestros ~ Nota del autor).
El huáiyuhuen de los selk’nam o yefáchel de los yámanas, es el cuerpo astral o el “doble” de la tradición esotérica europea; el lingasarira de la tradición tántrica; el sâhu egipcio; ja-lus de los tibetanos; el che-kai de los chinos; sushmasarina del hinduismo y el siddha-rupa de la India aria, proyectado por una especie de mantram (“Lolololo... Hoiyoiyoiyoi... Yeiyeieyeie…”), permitiéndole incursionar al iniciado en el mundo interior (“le ofrece un mundo que es inmensamente mayor que el exterior”, siendo “capaz de alejarse de él, para recorrer los espacios infinitos de ese mundo interior”), alcanzando también, por cierto, lejanas distancias (“Así, un jon puede enviar su huáiyuhuen hasta Cra, la Luna, para conocer su estado de ánimo, y aún mucho más lejos”).
El huáiyuhuen es inmortal y tiene la propiedad de reencarnarse –concepción de la inmortalidad que tiene su símil en la tradición de los portentosos Tulku del budismo tibetano–.
Estas descripciones de los poderes de los jon son evocaciones de una sabiduría heredada de las poblaciones que habitaban las tierras que rodeaban al Polo Sur, es decir, la Terra Australis, la Antártida prediluvial, de donde viene la tradición más antigua.
Son las resonancias vibrantes de la tradición primordial de los hombres-dioses.
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domingo, 13 de agosto de 2023
El Mito Polar
Origo
Como un río de luz emanó la corriente vital que emana de Antarktos, impulsando la generación de la vida y sus manifestaciones de sur a norte como fue demostrado por el multifacético Francisco P. Moreno en su notable estudio Patagonia: Resto de un antiguo continente hoy sumergido –conferencia dictada en la Sociedad Científica Argentina en Buenos Aires, el 15 de Julio de 1882–. Pues el eje Antártida-Patagonia es el remanente del antiguo continente austral sumergido que cobijó el antiquísimo núcleo zoogénico de donde no sólo emanaron las primordiales formas vivientes sino también, de donde surgió el Homo antarcticus, la raza primigenia y base de la cultura-raíz americana que posteriormente se extenderá al resto del continente, a Europa y Asia.
La población dolicocéfala originara que antecedió a los indígenas braquicéfalos.
Mythoi
El eje Antártida-Patagonia es el escenario de la “creación” del hombre por los dioses, llamados hówen en la tradición de los selk’nam o shileknam–el “Clan de la Rama Sagrada”– del extremo sur del Chili Mapu, cuyas representaciones fueron conocidas por etnólogos occidentales a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX y cuyas representaciones en la ceremonia del Háin-Kina se caracterizan por los tocados cónicos, elemento simbólico de gran trascendencia pues se encuentra prácticamente a escala global en las figuraciones de los dioses de la América prehispánica, de la Europa precristiana, el Medio Oriente precristiano y preislámico y por cierto en las tradiciones que han emanado del Himalaya.
El conocimiento de esta remota historia fue preservado por los poderosos xo’on [jon] y los machi de los sustratos culturales australes a través de los mitos cosmogónicos y antropogénicos, por medio de los símbolos y el recuerdo de los inmortales dioses descendidos de las estrellas.
Visum
La Gran Tradición polar emanada de Antarktos y el flujo vital y civilizador de los hówen-viracochas que ha emanado desde las profundidades de los Andes ha sido rescatado y proyectado por notables autores como Francisco P. Moreno, Emeterio Villamil de Rada y Roberto Rengifo, Augustus Le Plongeon, Percy Harrison Fawcett, Edmund Kiss, Émile Roger Wagner y Duncan Ladislao Wagner, Joseph Cserép, Juan Móricz, Natalia Rosi de Tariffi, James Bailey y Ruth Rodríguez Sotomayor.
En su conjunto, estos autores han dado cuenta de la existencia de una población blanca prehispánica que cimentó las bases de las culturas y civilizaciones de América-Huitramannaland, es decir, la “tierra de los hombres blancos” y que fuese conocida, asimismo, como Gran Irlanda (Irland it Mikla), la Gran Tierra de Yr.
* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).
viernes, 4 de agosto de 2023
90 años del último Háin o ceremonia iniciática selk’nam: Evocación de los dioses del firmamento
Los dioses en Tierra del Fuego
Los selk’nam (Shileknam), una antiquísima cultura asentada en Tierra del Fuego (Karukinká), poseía una trascendental cosmovisión que explicaba el origen del mundo y del hombre. La Divinidad Suprema e increada es Temáuquel, creador del cielo y de la Tierra, quien luego de la formación del mundo, envió a su mensajero Kenós y a los hówen, raza astral e inmortal que pobló el mundo y de donde descienden los propios selk’nam (Gallardo, C. R. Los onas. Páginas 97 y 98).
En el mito de Kran y Kra, es decir, del Sol y la Luna, respectivamente, se ha revelado una importantísima clave de la cosmovisión de los selk’nam –el “Clan de la Rama Sagrada”–, por cuanto describe la usurpación mediante el engaño realizada por las mujeres del poder de los hombres, revirtiendo el orden instaurado por Kenós. Así, este mito no sólo pregona la pugna entre una sociedad patriarcal y matriarcal sino que es fundacional, pues a partir de este conflicto de alcances cósmicos se inaugura la cultura selk’nam que pudo ser conocida y registrada, al menos parcialmente, por los observadores occidentales.
Este mito indica que en la época de los hówen o ancestros selk’nam de la era mítica, las mujeres guiadas por Kra engañaron a los hombres con el objeto de instaurar el matriarcado. Desde entonces, durante varios meses al año, se reunían en la choza ceremonial Háin de donde emergía desde las entrañas de la tierra un irascible y furioso espíritu-monstruo femenino conocido como Xálpen al cual los hombres –engañados por las mujeres– debían llevar grandes cantidades de carne de guanaco para saciar su hambre y calmar su ira.
Los hombres sólo sabían de Xálpen por los gritos de pavor proferidos por las mujeres al interior de la choza y los movimientos que ellas mismas realizaban en las paredes de ésta. La aparición de otros espíritus del mundo subterráneo era anunciada por los cantos al interior del Háin para que los hombres supieran de su presencia.
Sin embargo, el engaño de las mujeres fue descubierto por Kran cuando descansaba de sus actividades de caza de guanaco. Fue entonces cuando él y su amigo Kuányip dieron noticia del artificio al resto de los hombres para dar paso a su rebelión con el objeto de restablecer el orden inicial de Kenós. Los hombres masacraron a todas las mujeres con excepción de las más jóvenes y las niñas. Es aquí donde el mito áureo selk’nam alcanza dimensiones cósmicas pues Kran arrojó fuertemente a Kra sobre el fogón, por instigar a las mujeres al engaño, manchándole el rostro. Pero Kra pudo escapar al cielo, transformándose en la Luna –que muestra manchas oscuras tal como el rostro de Kra–, siendo seguida por Kran quien se transformó en el Sol, en eterna persecución (Chapman, A. Fin de un mundo. Los selknam de Tierra del Fuego. Página 200).
Háin
La ceremonia del Háin era dirigida por un jon –de la casta iniciática con extraordinarios poderes–, quien determinaba las escenas que se habían de representar.
El lugar de las ceremonias se emplazaba cerca de un bosque y con espacio suficiente para realizar las representaciones. Frente a las chozas del campamento, a unos doscientos pasos, se construía la gran choza ceremonial denominada asimismo Háin, constituida por siete pilares de haya que representaban a los siete hombres provenientes de distintas regiones de la isla que desempeñaron el papel de los sho’ort en la primera ceremonia llevada a cabo por los hombres. Cada uno de ellos había cortado un árbol alto y lo había llevado al lugar donde se levantaría el Háin.
Esta choza ceremonial correspondía a una micro-representación del cosmos.
Junto a la renovación del rito mítico y la reinstauración del orden de Kenós, el Háin correspondía también a la iniciación de los jóvenes –llamados durante su iniciación klóketen– a su vida de adultos. Era una instrucción que se prolongaba durante el transcurso del Háin en la cual se transmitían las tradiciones del origen del mundo y del hombre, los conocimientos mágico-religiosos, el comportamiento ético adecuado y el arte de la caza (Keller, C. Dios en Tierra del Fuego. Página 24).
Sobre la tradición ritual del Háin, la antropóloga Anne Chapman ha precisado un dato fundamental: Desde, probablemente, miles de años atrás y hasta 1933 (último Háin), los jóvenes selk’nam eran iniciados en el Háin (…). A lo largo de los meses que duraba la ceremonia, los klóketen, los jóvenes iniciados, debían dejar de ser niños para convertirse en hombres. Este es el sentido que daban a las duras pruebas físicas y morales que los jóvenes tenían que soportar, como también a la educación que allí les impartían los mayores. Los instruían en las tradiciones de hóowin, a propósitos de los orígenes y las transformaciones de todas las cosas del universo. Les enseñaban el comportamiento que debían seguir y las obligaciones familiares y sociales que debían cumplir. Y tenían que confesarse en caso de que hubieran cometido falta contra ese código durante su niñez (Chapman, A. Fin de un mundo. Los selknam de Tierra del Fuego. Página 107).
1933: El último Háin
Con motivo de la colonización de Tierra del Fuego desde finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, los descendientes de los selk’nam originales fueron exterminados.
La información consignada por Anne Chapman en Fin de un mundo (2002) es elocuente: 1933 fue el último Háin.
La última ceremonia iniciática de los jon. La última evocación de los poderosos dioses-espíritus de los hówen de la tradición selk’nam.
Es el sumergimiento de la antiquísima tradición patagónica-polar.
De manera ilustrativa, informante de Gusinde expresó así el devenir: Dejad pasar los años, y luego vuestro Dios comenzará a transformarse aquí en Temáuquel, y vuestros antepasados adquirirán el espíritu de los nuestros, y así, al contemplar estas praderas y estas selvas, estos ríos y estas montañas, nuestros hóhuen resucitarán, una vez más, en vuestros hijos, porque son inmortales y no perecerán mientras exista esta tierra, porque son ella misma y se identifican con todas sus formas (Keller, C. Dios en Tierra del Fuego. Página 119 (Los destacados son nuestros ~ Nota del autor).
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martes, 1 de agosto de 2023
Extraordinarias similitudes entre los dioses de Chile y los katchinas de Estados Unidos de América
En nuestro artículo anterior –Los dioses katchinas y la historia ignota de Chile–, presentamos la extraordinaria comunicación entregada por Erich von Däniken en torno al paso de los hopis –hopituh shi-nu-mu– por Chile después de la catástrofe que sumergió su tierra natal en el océano Pacífico –¿Mu?, ¿Lemuria?, ¿Hiva?–.
La información transmitida por von Däniken está basada en la obra The Book of the Hopis (“El libro de los hopis”, 1963) de Frank Waters.
De modo significativa, como indicábamos, algunas de las representaciones de los dioses katchinas que guían a los hopis poseen notables semejanzas con los dioses del Chili Mapu –desde los hówen o dioses-espíritus de la tradición sagrada selk’nam en Tierra del Fuego a representaciones petroglíficas de la Región de Coquimbo, en el norte del país–.
He aquí algunos ejemplos que ilustran las similitudes entre las representaciones de los dioses en ambos hemisferios. Evocaciones de los portentosos dioses extraterrestres de la Ante-Historia, es decir, de cuando los dioses caminaron por la Tierra –la Edad de los Hówen, el Satya-Yuga o Edad Dorada–.
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