Chemamüll u “hombres de madera” de la Araucanía, en el sur del Chili Mapu
(Colección del Museo Chileno de Arte Precolombino).
En Chile, la tradición ancestral de los lituche-araucanos refiere a los chemamüll u “hombres de madera”, evocación en realidad, de los lituche o glyche, es decir, los hombres primitivos o del principio según escribía el abate Juan Ignacio Molina en su Compendio de la historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile (1776).
Junto con su altura –en torno a 2,5 a 3 metros– estas figuras labradas en madera se caracterizan por una suerte de tocado denominado callana que era –de acuerdo a sus tradiciones– una especie de tiesto o vasija que los hombres colocaron sobre sus cabezas cuando el “ThrengThreng” ascendió al firmamento durante el último Gran Diluvio.
Sin embargo, no todos los chemamüll fueron representados con callanas.
Antiguo chemamüll en Ñorquinco, en la Provincia de Neuquén, Argentina.
Adviértase su notable similitud con el Ídolo de Shigir (Ca. 1970s).
De modo significativo, la tribu cowichan (quamichan/kw’amutsun) –parte de los pueblos de Coast Salish en la región del valle Cowichan en la isla de Vancouver, en Columbia Británica, Canadá–, posee representaciones antropomórficas cúlticas similares: Se trata de figuras labradas en madera de gran tamaño que asimismo portan una suerte de “tocado”.
Tótems antropomorfos de los cowichan, en Vancouver, Columbia Británica,
Canadá (Cowichan Indian Totem. 1942? / City of Vancouver Archives).
Sin errar, es posible colegir en el aspecto esencial de ambos grupos una vinculación con el fascinante Ídolo de Shigir, una escultura antropomorfa labrada alrededor de 9500 a. C.–es decir, tiene una antigüedad de 11.000 años (Mesolítico)–, descubierta hacia 1890 en Shigir, en la vertiente oriental de los Urales centrales, en la zona periférica occidental siberiana, cerca de la aldea de Kalata (Kirovgrad), al noroeste de Ekaterimburgo, en Rusia.
El Ídolo de Shigir alcanza 2,8 metros de altura –aun cuando originalmente era de 5,3 metros– y posee un conjunto de caracteres simbólicos sobre el mundo celestial, el mundo subterráneo y la Naturaleza.
¿Qué relación hubo entre estos núcleos culturales en el hemisferio sur y norte de América y aquel de Siberia? ¿A qué cultura perteneció el fenomenal Ídolo de Shigir?
El Ídolo de Shigir (Museo “Exposición Histórica”
en Ekaterimburgo, Rusia).
La historiografía difusionista, evolutiva y no-contactista americana sencillamente no puede abordar estos campos cognoscitivos. Los excluye, rechaza y/o niega: “No hubo tales relaciones”; “no hubo tales contactos”.
Y un gran silencio.
Pues hacerlo, implicaría reescribir la feble historiografía ortodoxa.
Sin embargo, las propias tradiciones culturales –los mitos, esto es, la historia pretérita, los símbolos, el Volkskunde, las representaciones del arte y los propios vestigios arqueológicos sin los filtros de la historiografía dogmática– evidencian estas remotas relaciones.
El Ídolo de Shigir (Museo “Exposición Histórica”
n Ekaterimburgo, Rusia).
No resulta aventurado vislumbrar las huellas de los primitivos cazadores-shamanes de la última Edad del Hielo –neolíticos o protoarcaicos en la periodización americana– en sus extensos movimientos migracionales no solamente a escala continental sino también, a nivel transpacífico en épocas aún no comprendidas por la historiografía pero sí vislumbradas por historiadores como Juan Ignacio Molina en su estudio Sulla propagazione sucesiva del genero umano (“Sobre la propagación sucesiva del género humano”. Ca. 1818-1820) –idea reproducida por profesor Hugo Gunkel en El origen del hombre americano según el naturalista chileno Juan Ignacio Molina (1965)– y trazada igualmente por el explorador Thor Heyerdahl en The Kon-Tiki Expedition: By Raft Across the South Seas (“La expedición Kon-Tiki: En balsa por los mares del sur”, 1952) y American Indians in the Pacific: The Theory Behind the Kon-Tiki Expedition (“Indios americanos en el Pacífico: La teoría detrás de la Expedición Kon-Tiki”, 1952) y por nuestro investigador Óscar Fonck Sieveking en Rapa Nui: El último refugio. El origen de los pascuenses (1973) y Vikingos y berberiscos. Los más osados conquistadores (1978).
Rafael Videla Eissmann
21 de Marzo de 2020
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