martes, 13 de enero de 2015

Confirman que los vikingos pisaron América en el siglo X


Los vestigios vikingos en L’Anse aux Meadows, en la isla de Terranova, en Canadá.



Descubrimiento histórico: Una exposición recrea en Washington la travesía de Leif Ericson.

En la isla canadiense de Terranova están las ruinas de un asentamiento vikingo, que data de aquella época.



L’Anse aux Meadows, en el extremo norte de la isla de Terranova, en Canadá, es el sitio que los arqueólogos coinciden en señalar como el primer y único asentamiento vikingo auténtico en América del Norte, establecido quinientos años antes de los viajes de Colón. Y las ruinas de ocho casas y talleres en ese sitio se convertirán este año en el eje de la conmemoración de la cultura vikinga.

“Este asentamiento por fin nos condujo a Vinland”, ha señalado Birgitta Linderoth Wallace, arqueóloga de Parks Canada que estudia el lugar desde hace años. Las excavaciones confirmaron que hay muchos elementos de verdad en las historias sobre los intrépidos aventureros de Noruega y Escandinavia que cruzaron el Atlántico Norte y saborearon las moras y uvas de América del Norte, su Vinland.

Es cierto que eran guerreros temibles y que asolaron las costas europeas y las islas británicas, entre los años 750 y 1050. Eran grandes armadores navales y su red comercial llegaba hasta Rusia, Roma y Bagdad. Su expansión hacia Occidente dio lugar al primer contacto entre el Viejo y el Nuevo Mundo.

Las nuevas interpretaciones sobre los vikingos y sus descendientes están ilustradas en la exposición Vikingos: La leyenda del Atlántico Norte, que se inauguró días atrás en el Museo Nacional de Historia Natural de Washington y se extenderá hasta Agosto. William W. Fitzhugh, principal curador de la muestra, declaró que como exploradores, los vikingos dieron los primeros pasos para “conectar a los pueblos en un único sistema global”.

A fines del siglo X, Leif Ericson y su grupo vikingo salieron de la colonia de Groenlandia en una embarcación alargada. Un navegante que había perdido el rumbo había visto tierra hacia el oeste. Y Ericson quería comprobar si el navegante decía la verdad. Entonces su comitiva se dirigió primero hacia el noroeste.

Atravesaron la bahía Baffin y llegaron a una costa rocosa que llamaron Helluland, actualmente la isla Baffin. Luego navegaron por la costa hacia el sur, y finalmente ingresaron a una bahía y esperaron que la marea alta los llevara a tierra. Hasta que en las verdes praderas de L’Anse aux Meadows, establecieron la cabeza de su Vinland.

Según Tamara Ricks, supervisora del Parque Histórico Nacional del lugar, esa zona fue empleada por grupos vikingos durante tres o cinco años para pasar el invierno, cazar, pescar y reparar sus naves. Para los expertos, Vinland estaba más al sur por la costa que rodea el golfo de Saint Lawrence, en Nueva Escocia y New Brunswick. En referencia a Vinland, Adam de Bremen escribió en el año 1070: “Ahí crecían uvas silvestres”. Los estudios climatológicos indican que nunca hubo uvas en Terranova, pero que probablemente las hubiera en Nueva Escocia.

Si quedaba alguna duda de que los vikingos viajaron a estas costas del sur, quedó eliminada cuando los arqueólogos encontraron en las ruinas del lugar cierto tipo de nuez procedente de nogales que abundan en New Brunswick. Helge Ingstad y su esposa arqueóloga Anne Stine Ingstad llegaron a esta pequeña aldea de pescadores en 1960. Y descubrieron los contornos de ocho casas, tres de las cuales se habrían usado como viviendas y tenían capacidad para unas treinta y cinco personas.

La construcción era del tipo de las casas de Islandia: Los techos, estructuras de madera que luego cubrían con hierba. Los análisis de radiocarbono demostraron que databan de entre 980 y 1020, la época de las expediciones de Ericson.

El trabajo de los Ingstad “demostró que los hombres del norte o vikingos llegaron a América quinientos años antes que Colón”, señaló Fitzhugh. En excavaciones posteriores, la arqueóloga Wallace descubrió nuevos objetos que confirmaron que se trataba de un emplazamiento vikingo. Frente a una de las casas se halló un alfiler de bronce de cabeza redonda, que los vikingos utilizaban para sujetarse las capas.

Entre los ochocientos objetos que encontraron los arqueólogos también hay lámparas de aceite, jabón, una aguja de hueso y clavos de hierro. Por lo que parece, algunas de las construcciones más pequeñas funcionaban como talleres de carpintería. El hallazgo de la nuez de un huso demostró que se hacían trabajos de tejido. Como los vikingos consideraban que ése era un trabajo femenino, se estima que en algunas de las expediciones deben de haber participado mujeres.

Es probable que la exploración vikinga de Vinland no se haya prolongado mucho más de diez años.

Una de las ventajas del campamento de L’Anse aux Meadows era que estaba a una prudente distancia de los indios americanos. En otros asentamientos, los vikingos tuvieron varios encuentros cruentos con los indios. Los vikingos luchaban con lanzas y hachas, una desventaja ante los indios, que utilizaban arcos y flechas y los superaban en número.

“Los conflictos internos y la hostilidad de los indios terminaron por obligarlos a irse”, concluyó Gisli Sigurdsson, profesor del Instituto Arni Magnusson de Islandia. “Llegamos a la Luna, pero todavía no establecimos bases ahí –dijo Wallace–. Lo mismo pasó con los nórdicos y la tierra en la que estuvieron los vikingos”.

Fuente: Clarín. Buenos Aires, 20 de Mayo de 2000.