Representaciones petroglíficas del Sol, el Yung-Drung o swastika y una Media Luna, en el Tíbet.
Una lejana raíz común se descubre en culturas en puntos geográficos lejanos entre sí, que no obstante, guardan claras similitudes. Por cierto, estos componentes son rechazados por la historiografía y la antropología oficial atribuyendo un sinnúmero de argumentaciones. A pesar de ello, las semejanzas no son fortuitas y se encuentran en culturas cuyas raíces se remontan a la época prediluvial (vorsintflutliche), siguiendo los postulados cosmoglaciales de Hans Hörbiger y Philipp Fauth. Así se explica, en parte, las similitudes encontradas en distintos campos culturales que no son comprendidos desde la concepción evolucionista de la historiografía ortodoxa.
La tradición diluvial, el culto a los ancestros y al Sol Invisible; el símbolo del “Sol en movimiento”, el hakenkreuz o swastika y el carácter guerrero de sus sociedades son algunos de los factores comunes entre estas culturas. Como ejemplo de esto, obsérvese las similitudes entre la trutruka de los araucanos -en el sur de Chile-, el erke o quepa del altiplano andino -suroeste de Argentina, sur de Bolivia y norte de Chile-, el alforn -alphorn o Cuerno de los Alpes- y el dungchen -o rag-dung del Tíbet-, instrumentos de vientos o aerófonos de culturas solares y guerreras que los han empleado como instrumentos de comunicación pero sobre todo, como instrumentos en ceremonias mágico-religiosas.
El marco conceptual que permite la expansión del conocimiento es la Cosmogonía Glacial, entregando al mismo tiempo la posibilidad de vislumbrar las huellas de las culturas prediluviales.
Rafael Videla Eissmann
1º de Mayo de 2014
1º de Mayo de 2014
Un descendiente de araucano y su trutruka (Siglo XX).
Un altiplánico con un erke (Siglo XX).
Suizos con el alforn (Siglo XIX).
Lamas tibetanos con el dungchen (1938).
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