El Árbol Yggdrasil es el alma germana.
Más allá de las apariencias terrenas, extiende sus ramas hacia la vastedad del cosmos en el cielo estrellado; omnipresente, el Árbol se halla sobre el espacio, el tiempo y la razón.
La razón que induce a errores y que sólo puede entender lo que se presenta frente a los ojos, a los sentidos y al cerebro de Dios.
Pero las altas ramas del Árbol, el alma de la tierra del Norte, se encuentran mucho más allá que todo esto. Allá está esta alma y si miles de seres no saben lo que tan sólo uno de ellos conoce... Pues el sentido divino de la Tierra y de las estrellas no preguntan por el destino de una masa tonta y simiesca, que ni siquiera lo podría sospechar.
Para él, la aparición de los diferentes, es suficiente, a quienes él siempre ha dado la función de ser los guardianes del alma, de manera tal que la consciencia de Dios [Gôt] no desaparezca, hasta que ésta se cubra por voluntad propia.
El Árbol extiende tres raíces sobre el mundo. Bajo la primera se encuentra la “fuente saltarina”, de los gusanos envidiosos, que se alimentan de las amenazadas almas venideras. ¡Cuán bien sabían nuestros ancestros acerca de este peligro!
Bajo la segunda raíz, que alcanza el reino de los Gigantes de Hielo [Jotuns], se encuentra otra fuente, de la memoria, la fuente del YO SOY, a la cual Odín entregó su ojo para la conscientización.
Pero la última fuente, de la cual ni siquiera el mismísimo Odín osó beber, gotea sobre la tercera rama de los Asen. Es la fuente de Urd.
En la fuente de Urd se encuentra la consciencia del ser, la consciencia del nacimiento y de la muerte; en esta fuente se halla la llave de Dios. Pero Odín sabía del Götterdämmerung [el “Crepúsculo de los Dioses”] y acerca de la llegada de una Nueva Edad, que le dará al pueblo germano la consciencia de Dios.
Edmund Kiss
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Se prohíbe su reproducción).
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