La runa Man es también la runa del hombre,
y así es la runa del ser humano
que conecta el mito de Mannus
como el hijo de Tuisko.
Guido von List
y así es la runa del ser humano
que conecta el mito de Mannus
como el hijo de Tuisko.
Guido von List
Los monumentos megalíticos encontrados en Europa y Asia, tales como menhires, dólmenes, cromlechs y hünengraber, corresponden a manifestaciones culturales de la Edad de Piedra. Sin embargo, su origen, su real antigüedad y la forma en que fueron erguidos, son y posiblemente siempre serán, un enigma.
Tradiciones indoeuropeas las vinculan a la fertilidad y a los ciclos vitales; también, al culto de los ancestros. Se han comprobado asimismo claves astronómicas, especialmente asociadas a los solsticios y equinoccios y por ello, con específicas corrientes telúricas o geománticas.
De acuerdo al arqueólogo Carl Schuchhardt, los menhires se relacionan con el denominado círculo de la “creencia de las almas” por su cercanía a los hünengraber o “lechos de gigantes”.
La palabra menhir proviene del antiguo bretón y significa “piedra erguida”, siendo en realidad, un concepto tardío del significado rúnico primigenio Man e Yr, es decir, Man-Yr, Man-Ir, Men-Ir, Men-h-ir, aludiendo con ello a las ideografías del ascenso y el descenso del hombre, respectivamente, a la “vida” y “muerte”, confirmando, en consecuencia, su asociación con los ciclos vitales y al culto a los antepasados.
Estas construcciones megalíticas se encuentran también en el continente americano, hecho que refuerza la idea de la presencia de un grupo cultural primigenio que se desarrolló a escala planetaria o bien, que debido a extensas migraciones, abarcaron amplias regiones del globo.
Significativamente, antiguas fuentes nórdicas refieren a América como Huitramannaland, es decir, White-men’s Land o tierra de los hombres blancos, o la Gran Irlanda (“Great Ireland”) -en clara distinción a la isla británica de Irlanda-.
Gran Irlanda es también un concepto rúnico: La tierra de Yr. Esto es, la tierra del “descenso” del hombre; lo que equivale a decir su aparición en la tierra (América).
Tradiciones indoeuropeas las vinculan a la fertilidad y a los ciclos vitales; también, al culto de los ancestros. Se han comprobado asimismo claves astronómicas, especialmente asociadas a los solsticios y equinoccios y por ello, con específicas corrientes telúricas o geománticas.
De acuerdo al arqueólogo Carl Schuchhardt, los menhires se relacionan con el denominado círculo de la “creencia de las almas” por su cercanía a los hünengraber o “lechos de gigantes”.
La palabra menhir proviene del antiguo bretón y significa “piedra erguida”, siendo en realidad, un concepto tardío del significado rúnico primigenio Man e Yr, es decir, Man-Yr, Man-Ir, Men-Ir, Men-h-ir, aludiendo con ello a las ideografías del ascenso y el descenso del hombre, respectivamente, a la “vida” y “muerte”, confirmando, en consecuencia, su asociación con los ciclos vitales y al culto a los antepasados.
Estas construcciones megalíticas se encuentran también en el continente americano, hecho que refuerza la idea de la presencia de un grupo cultural primigenio que se desarrolló a escala planetaria o bien, que debido a extensas migraciones, abarcaron amplias regiones del globo.
La runa Is, plasmada en la piedra, símbolo de un eje telúrico. Izquierda: Menhir en Millstreet
y Ballinagree, en County Cork, Irlanda. Derecha: Menhir de Huaricanga, Perú.
y Ballinagree, en County Cork, Irlanda. Derecha: Menhir de Huaricanga, Perú.
Significativamente, antiguas fuentes nórdicas refieren a América como Huitramannaland, es decir, White-men’s Land o tierra de los hombres blancos, o la Gran Irlanda (“Great Ireland”) -en clara distinción a la isla británica de Irlanda-.
Gran Irlanda es también un concepto rúnico: La tierra de Yr. Esto es, la tierra del “descenso” del hombre; lo que equivale a decir su aparición en la tierra (América).
Rafael Videla Eissmann
Solsticio de Invierno, 2011.
Solsticio de Invierno, 2011.