sábado, 7 de octubre de 2023

Götter-Shock


El extraordinario registro visual de un OVNI sobre El Enladrillado,
en la Región del Maule, en Chile. Se trata de un cherruve, un vehículo astral
(Fotografía de Rafael Videla Eissmann, 3 de Enero de 2009).


En Octubre de 2009, en el apacible pueblo suizo de Beatenberg, antes de regresar a Alemania, Erich von Däniken, el genial impulsor de la corriente historiográfica PaleoSETI –o Search for Extraterrestrial Intelligence in Antiquity, es decir, la “Búsqueda de Inteligencias Extraterrestres en la Antigüedad”– me dice:

“En alrededor de 10 o 15 años, se revelará la existencia de los extraterrestres. Se darán a conocer públicamente las pruebas de todo aquello que he presentado en mis libros. Será el Götter-Shock, el “shock de los dioses”. Será la antesala de su regreso”.

La comunicación, ciertamente, es trascendental y cobra una sorprendente significancia ahora, tras el reconocimiento público por parte de la NASA (National Aeronautics and Space Administration o “Administración Nacional de Aeronáutica y Espacio”) de los UAP (Unidentified Anomalous Phenomena o “Fenómeno Anómalo No Identificado”), popularmente conocidos como OVNIs (Junio-Julio de 2023) y a la luz de las así denominadas “momias extraterrestres de Nazca” (Septiembre de 2023).

De manera elocuente, la revolución del pensamiento que ha trazado Erich von Däniken ha otorgado un amplio horizonte que va más allá de los febles parámetros de la historiografía ortodoxa y del dogma evolucionista-difusionista y del génesis en África. Esto, pues el hombre es descendiente de extraterrestres.

El Götter-Shock o “shock de los dioses” está destinado a quebrar el Zeitgeist o “Espíritu de la Época” que impera entre los hombres. Como certeramente ha anunciado von Däniken, el Götter-Shock es el preludio del regreso de los dioses, de los hówen, de los viracochas-quetzalcoatles, de los asen y vanes de los devas.

Y de los Einherjer.

Es el retorno de B’olon Yokte’K’u o los “Nueve Dioses” y la “aparición” en los cielos de los OVNIs, de los “carruajes de los dioses”, de los astras-vimanas de la Gran Guerra del Mahābhārata.

Es la αρουσία o “Parousía” o Maranata. La premonición de “Aquél que Regresa”. De MANÚ, el “HOMBRE QUE VENDRÁ”.

Entonces, los dioses impulsarán nuevamente un nuevo cielo y una nueva tierra.

Rafael Videla Eissmann
4 de Octubre de 2023


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).

domingo, 24 de septiembre de 2023

Los jon. Los poderosos magos del polo antártico


La choza ceremonial háin de la iniciación homónima. Los conocimientos esotéricos,
mágico-religiosos y míticos eran comunicados al interior de este espacio. Adviértase
su similitud con la imagen arquetípica de la montaña
(Fotografía de Martin Gusinde, 1920).


Los resguardadores de la cosmovisión patagónica-antártica de los selk’nam o el “Clan de la Rama Sagrada” era una casta iniciática de magos-shamanes conocida como jon, poseedores de grandes poderes y profundos conocimientos.

Su origen es un misterio.

Los jon preservaron y proyectaron el conocimiento de la Divinidad Suprema e Increada Temáuquel –conocido también como Maukel o Pémaukl–, el creador del cielo y de la Tierra, el “amo de los hombres”, el “habitante de allá arriba”, quien luego de la creación del mundo, de las montañas, de los valles y los ríos, envió a su mensajero Kenós y a la raza de los hówen, seres inmortales descendidos de las estrellas y pobladores del planeta, de donde descienden los propios selk’nam –los “primeros padres”–.

El historiador y mitólogo Carlos Keller, en su maravilloso libro Dios en Tierra del Fuego (1948), registró una fundamental descripción del actuar del jon, de sus poderes y de la proyección del huáiyuhuen (wáiuwin) o cuerpo astral:

(…) Cuando soñáis, ¿no se os presenta a veces un mundo que es totalmente distinto del exterior? ¿No tenéis imágenes, visiones, no veis cosas que podrían parecer perfectamente inverosímiles, pero estáis autorizados para afirmar que sean menos reales que la realidad que veis con vuestros ojos?

Hay muchos entre los selk’nam que conocen su país hasta el último rincón, pues llevamos una vida errante e intranquila, siempre en busca de alimentos. Casi todos nosotros, podría afirmar, nos encontramos en esta condición. Pero esas correrías se limitan únicamente al mundo exterior, cuyo conocimiento ha llegado entre nosotros al más alto grado, pues estamos en situación de contestar cuantas preguntas nos queráis formular acerca de él.

Pero hay también algunos que se han esforzado por conocer ese otro mundo, que podríamos llamar el interior, cuya extensión y profundidad son tal vez aún mayores que las del exterior, pues por distante que se encuentre de nosotros Cran [el Sol], y por grande que sea la distancia desde Cran hasta el cielo en que vive Temáuquel con los cáspis [“espíritus”] de los fallecidos, mucho mayor aún es la distancia que mide entre nuestra existencia como hombres de carne y hueso y los confines de aquel mundo que se abre dentro de nosotros y que sólo logramos captar por medio de los ojos interiores de que estamos dotados.

Pues bien, para deciros, ahora, lo que es un jon, debo expresaros que es un hombre que lleva el conocimiento de ese otro mundo hasta donde es posible hacerlo.

(…)

Podréis verlo [a un jon] a menudo, completamente ensimismado, frente a su hogar. En vez de dirigir su mirada hacia afuera, para ver las cosas palpables que lo rodean, como lo hacemos nosotros, sus ojos corporales se encuentran como vacíos y están fijos en un solo punto, como si repudiaran preocuparse de las cosas exteriores.

Luego comienza a entonar una canción prolongada y monótona [mantram], pero vigorosa, que repite siempre las mismas notas: – Lolololo... Hoiyoiyoiyoi... Yeiyeieyeie

Poco a poco, el jon va perdiendo el conocimiento de su existencia humana. Toda su atención está concentrada en torno a ese otro mundo que nace en él. Primero se le aparece como una pequeña luz, cuya luminosidad va creciendo, hasta llenarlo totalmente.

Es por eso que decimos que los jon tienen un cutis sutilísimo y que su interior está compuesto de una materia blanda y sumamente liviana, como si fuera de plumas. Tampoco contienen sus cuerpos ninguna clase de líquidos, ni sangre, pues si fueran como nosotros, ¿cómo podrían ver todo lo que ven?

Ni siquiera tienen cáspi, pues todos lo tenemos, y bien sabemos que cuando fallecemos nuestro cáspi se separa del cuerpo para ir a residir al lado de Temáuquel.

En vez de cáspi, los jon tienen el huáiyuhuen, que es algo parecido a nuestro cáspi, pero distinto. El huáiyuhuen no se dirige donde Temáuquel, ni tiene nada que ver con él. Permanece siempre sobre esta tierra, de manera que cuando fallece un jon se queda cerca de su cadáver hasta penetrar en el cuerpo de un nuevo jon. Se transmite así, de generación en generación y es inmortal. Siempre vuelve a presentarse y mientras vivan selk’nam sobre esta tierra habrá también jon.

El huáiyuhuen es de tamaño muy pequeño cuando está separado del cuerpo, pero crece cuando penetra en él, hasta llenarlo totalmente.

Este huáiyuhuen actúa en el jon, como si fuera una persona distinta de él. Le habla. Le muestra cosas que ningún ojo humano jamás ha visto. Lo arrastra consigo. Le presenta melodías, colores, formas, cosas inauditas e inexpresables. Ya os lo dije: Le ofrece un mundo que es inmensamente mayor que el exterior.

El arte del jon consiste, ahora, en entrar en las relaciones más estrechas imaginables con ese su huáiyuhuen. Hay entre ellos, pues una convivencia perfecta. Si se logra establecer ésta, el poder del jon será también inmenso.

No es difícil de explicar que esto sea así, si tenéis presente que el huáiyuhuen en un perfecto jon, es capaz de alejarse de él, para recorrer los espacios infinitos de ese mundo interior. Aún más: El jon perfecto es capaz de dirigir esas salidas del huáiyuhuen solicitándole que le traiga las noticias que necesita conocer.

Así, un jon puede enviar su huáiyuhuen hasta Cra, la Luna, para conocer su estado de ánimo, y aún mucho más lejos.

(…)

Es por eso que un jon experimentado adquiere un poder casi ilimitado sobre la salud, la vida y muerte, el estado del tiempo, la suerte en la caza y muchas cosas aún más importantes. Debido a la concentración de sus facultades espirituales, llega a conocer la causa de todos esos fenómenos (…). (Keller, C. Dios en Tierra del Fuego. Páginas 95-101 (Los destacados son nuestros ~ Nota del autor).

El huáiyuhuen de los selk’nam o yefáchel de los yámanas, es el cuerpo astral o el “doble” de la tradición esotérica europea; el lingasarira de la tradición tántrica; el sâhu egipcio; ja-lus de los tibetanos; el che-kai de los chinos; sushmasarina del hinduismo y el siddha-rupa de la India aria, proyectado por una especie de mantram (“Lolololo... Hoiyoiyoiyoi... Yeiyeieyeie…”), permitiéndole incursionar al iniciado en el mundo interior (“le ofrece un mundo que es inmensamente mayor que el exterior”, siendo “capaz de alejarse de él, para recorrer los espacios infinitos de ese mundo interior”), alcanzando también, por cierto, lejanas distancias (“Así, un jon puede enviar su huáiyuhuen hasta Cra, la Luna, para conocer su estado de ánimo, y aún mucho más lejos”).

El huáiyuhuen es inmortal y tiene la propiedad de reencarnarse –concepción de la inmortalidad que tiene su símil en la tradición de los portentosos Tulku del budismo tibetano–.

Estas descripciones de los poderes de los jon son evocaciones de una sabiduría heredada de las poblaciones que habitaban las tierras que rodeaban al Polo Sur, es decir, la Terra Australis, la Antártida prediluvial, de donde viene la tradición más antigua.

Son las resonancias vibrantes de la tradición primordial de los hombres-dioses.

Rafael Videla Eissmann
Febrero de 2020 /
Septiembre de 2023


Bibliografía

I. Obras

Beauvoir, José María & Misioneros salesianos
Los shelknam. Indígenas de la Tierra del Fuego. Sus tradiciones, costumbres y lengua. Talleres Gráficos de la Compañía General de Fósforos. Buenos Aires, 1915.

Bridges, Esteban Lucas
Uttermost Part of the Earth. Hodder & Stoughton. London, 1948.

Chapman, Anne
Fin de un mundo. Los selknam de Tierra del Fuego. Segunda edición. Taller Experimental Cuerpos Pintados. Santiago de Chile, 2002.
Hain: Ceremonia de iniciación de los selk’nam de Tierra del Fuego. Editorial Pehuén. Santiago de Chile, 2009.

Gallardo, Carlos R.
Los onas. Cabaut y Cía. Buenos Aires, 1910.

Gusinde, Martin
Die Feuerland Indianer. Ergebnisse meiner vier Forschungsreisen in den Jahren 1918 bis 1924. Band I. Die Selk’nam: Vom Leben und Denken eines Jägervolkes auf der Grossen Feuerlandinsel. Unternommen im Auftrage des Ministerio de Instrucción Pública de Chile. Verlag der Internationalen Zeitschrift “Anthropos”. Mödling bei Wien, 1931.

Keller, Carlos
Dios en Tierra del Fuego. Mitos y cuentos de los sélcnam. Editorial Zig-Zag. Santiago de Chile, 1947.

Videla Eissmann, Rafael
Mitos del Polo Antártico. Cosmogonía y antropogonía de la civilización prediluvial. Editorial JG. Quito, 2012.


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).

domingo, 13 de agosto de 2023

El Mito Polar


El mapa Chica sive Patagonica et Australis Terra de Matthias Quad, del año 1600.
Al sur del Estrecho de Magallanes aparece la Antártida como Terra Avstralis.


Origo

Como un río de luz emanó la corriente vital que emana de Antarktos, impulsando la generación de la vida y sus manifestaciones de sur a norte como fue demostrado por el multifacético Francisco P. Moreno en su notable estudio Patagonia: Resto de un antiguo continente hoy sumergido –conferencia dictada en la Sociedad Científica Argentina en Buenos Aires, el 15 de Julio de 1882–. Pues el eje Antártida-Patagonia es el remanente del antiguo continente austral sumergido que cobijó el antiquísimo núcleo zoogénico de donde no sólo emanaron las primordiales formas vivientes sino también, de donde surgió el Homo antarcticus, la raza primigenia y base de la cultura-raíz americana que posteriormente se extenderá al resto del continente, a Europa y Asia.

La población dolicocéfala originara que antecedió a los indígenas braquicéfalos.


Mythoi

El eje Antártida-Patagonia es el escenario de la “creación” del hombre por los dioses, llamados hówen en la tradición de los selk’nam o shileknam–el “Clan de la Rama Sagrada”– del extremo sur del Chili Mapu, cuyas representaciones fueron conocidas por etnólogos occidentales a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX y cuyas representaciones en la ceremonia del Háin-Kina se caracterizan por los tocados cónicos, elemento simbólico de gran trascendencia pues se encuentra prácticamente a escala global en las figuraciones de los dioses de la América prehispánica, de la Europa precristiana, el Medio Oriente precristiano y preislámico y por cierto en las tradiciones que han emanado del Himalaya.

El conocimiento de esta remota historia fue preservado por los poderosos xo’on [jon] y los machi de los sustratos culturales australes a través de los mitos cosmogónicos y antropogénicos, por medio de los símbolos y el recuerdo de los inmortales dioses descendidos de las estrellas.


Visum

La Gran Tradición polar emanada de Antarktos y el flujo vital y civilizador de los hówen-viracochas que ha emanado desde las profundidades de los Andes ha sido rescatado y proyectado por notables autores como Francisco P. Moreno, Emeterio Villamil de Rada y Roberto Rengifo, Augustus Le Plongeon, Percy Harrison Fawcett, Edmund Kiss, Émile Roger Wagner y Duncan Ladislao Wagner, Joseph Cserép, Juan Móricz, Natalia Rosi de Tariffi, James Bailey y Ruth Rodríguez Sotomayor.

En su conjunto, estos autores han dado cuenta de la existencia de una población blanca prehispánica que cimentó las bases de las culturas y civilizaciones de América-Huitramannaland, es decir, la “tierra de los hombres blancos” y que fuese conocida, asimismo, como Gran Irlanda (Irland it Mikla), la Gran Tierra de Yr.

Rafael Videla Eissmann
11 de Agosto de 2023


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).

viernes, 4 de agosto de 2023

90 años del último Háin o ceremonia iniciática selk’nam: Evocación de los dioses del firmamento


Dos Koshménk junto a la choza ceremonial Háin de 1923
(Fotografía de Martin Gusinde, 1923).


Los dioses en Tierra del Fuego

Los selk’nam (Shileknam), una antiquísima cultura asentada en Tierra del Fuego (Karukinká), poseía una trascendental cosmovisión que explicaba el origen del mundo y del hombre. La Divinidad Suprema e increada es Temáuquel, creador del cielo y de la Tierra, quien luego de la formación del mundo, envió a su mensajero Kenós y a los hówen, raza astral e inmortal que pobló el mundo y de donde descienden los propios selk’nam (Gallardo, C. R. Los onas. Páginas 97 y 98).

En el mito de Kran y Kra, es decir, del Sol y la Luna, respectivamente, se ha revelado una importantísima clave de la cosmovisión de los selk’nam –el “Clan de la Rama Sagrada”–, por cuanto describe la usurpación mediante el engaño realizada por las mujeres del poder de los hombres, revirtiendo el orden instaurado por Kenós. Así, este mito no sólo pregona la pugna entre una sociedad patriarcal y matriarcal sino que es fundacional, pues a partir de este conflicto de alcances cósmicos se inaugura la cultura selk’nam que pudo ser conocida y registrada, al menos parcialmente, por los observadores occidentales.

Este mito indica que en la época de los hówen o ancestros selk’nam de la era mítica, las mujeres guiadas por Kra engañaron a los hombres con el objeto de instaurar el matriarcado. Desde entonces, durante varios meses al año, se reunían en la choza ceremonial Háin de donde emergía desde las entrañas de la tierra un irascible y furioso espíritu-monstruo femenino conocido como Xálpen al cual los hombres –engañados por las mujeres– debían llevar grandes cantidades de carne de guanaco para saciar su hambre y calmar su ira.

Los hombres sólo sabían de Xálpen por los gritos de pavor proferidos por las mujeres al interior de la choza y los movimientos que ellas mismas realizaban en las paredes de ésta. La aparición de otros espíritus del mundo subterráneo era anunciada por los cantos al interior del Háin para que los hombres supieran de su presencia.

Sin embargo, el engaño de las mujeres fue descubierto por Kran cuando descansaba de sus actividades de caza de guanaco. Fue entonces cuando él y su amigo Kuányip dieron noticia del artificio al resto de los hombres para dar paso a su rebelión con el objeto de restablecer el orden inicial de Kenós. Los hombres masacraron a todas las mujeres con excepción de las más jóvenes y las niñas. Es aquí donde el mito áureo selk’nam alcanza dimensiones cósmicas pues Kran arrojó fuertemente a Kra sobre el fogón, por instigar a las mujeres al engaño, manchándole el rostro. Pero Kra pudo escapar al cielo, transformándose en la Luna –que muestra manchas oscuras tal como el rostro de Kra–, siendo seguida por Kran quien se transformó en el Sol, en eterna persecución (Chapman, A. Fin de un mundo. Los selknam de Tierra del Fuego. Página 200).


Háin

La ceremonia del Háin era dirigida por un jon –de la casta iniciática con extraordinarios poderes–, quien determinaba las escenas que se habían de representar.

El lugar de las ceremonias se emplazaba cerca de un bosque y con espacio suficiente para realizar las representaciones. Frente a las chozas del campamento, a unos doscientos pasos, se construía la gran choza ceremonial denominada asimismo Háin, constituida por siete pilares de haya que representaban a los siete hombres provenientes de distintas regiones de la isla que desempeñaron el papel de los sho’ort en la primera ceremonia llevada a cabo por los hombres. Cada uno de ellos había cortado un árbol alto y lo había llevado al lugar donde se levantaría el Háin.

Esta choza ceremonial correspondía a una micro-representación del cosmos.

Junto a la renovación del rito mítico y la reinstauración del orden de Kenós, el Háin correspondía también a la iniciación de los jóvenes –llamados durante su iniciación klóketen– a su vida de adultos. Era una instrucción que se prolongaba durante el transcurso del Háin en la cual se transmitían las tradiciones del origen del mundo y del hombre, los conocimientos mágico-religiosos, el comportamiento ético adecuado y el arte de la caza (Keller, C. Dios en Tierra del Fuego. Página 24).

Sobre la tradición ritual del Háin, la antropóloga Anne Chapman ha precisado un dato fundamental: Desde, probablemente, miles de años atrás y hasta 1933 (último Háin), los jóvenes selk’nam eran iniciados en el Háin (…). A lo largo de los meses que duraba la ceremonia, los klóketen, los jóvenes iniciados, debían dejar de ser niños para convertirse en hombres. Este es el sentido que daban a las duras pruebas físicas y morales que los jóvenes tenían que soportar, como también a la educación que allí les impartían los mayores. Los instruían en las tradiciones de hóowin, a propósitos de los orígenes y las transformaciones de todas las cosas del universo. Les enseñaban el comportamiento que debían seguir y las obligaciones familiares y sociales que debían cumplir. Y tenían que confesarse en caso de que hubieran cometido falta contra ese código durante su niñez (Chapman, A. Fin de un mundo. Los selknam de Tierra del Fuego. Página 107).


1933: El último Háin

Con motivo de la colonización de Tierra del Fuego desde finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX, los descendientes de los selk’nam originales fueron exterminados.

La información consignada por Anne Chapman en Fin de un mundo (2002) es elocuente: 1933 fue el último Háin.

La última ceremonia iniciática de los jon. La última evocación de los poderosos dioses-espíritus de los hówen de la tradición selk’nam.

Es el sumergimiento de la antiquísima tradición patagónica-polar.

De manera ilustrativa, informante de Gusinde expresó así el devenir: Dejad pasar los años, y luego vuestro Dios comenzará a transformarse aquí en Temáuquel, y vuestros antepasados adquirirán el espíritu de los nuestros, y así, al contemplar estas praderas y estas selvas, estos ríos y estas montañas, nuestros hóhuen resucitarán, una vez más, en vuestros hijos, porque son inmortales y no perecerán mientras exista esta tierra, porque son ella misma y se identifican con todas sus formas (Keller, C. Dios en Tierra del Fuego. Página 119 (Los destacados son nuestros ~ Nota del autor).

Rafael Videla Eissmann
Mayo-Junio de 2023


Bibliografía

I. Obras

Rengifo, Roberto
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.

Chapman, Anne
Fin de un mundo. Los selknam de Tierra del Fuego. Segunda edición. Taller Experimental Cuerpos Pintados. Santiago de Chile, 2002.
_ Hain: Ceremonia de iniciación de los selk’nam de Tierra del Fuego. Editorial Pehuén. Santiago de Chile, 2009.

Gallardo, Carlos R.
Los onas. Cabaut y Cía. Buenos Aires, 1910.

Gusinde, Martin
Die Feuerland Indianer. Ergebnisse meiner vier Forschungsreisen in den Jahren 1918 bis 1924. Band I. Die Selk’nam: Vom Leben und Denken eines Jägervolkes auf der Grossen Feuerlandinsel. Unternommen im Auftrage des Ministerio de Instrucción Pública de Chile. Verlag der Internationalen Zeitschrift “Anthropos”. Mödling bei Wien, 1931.

Keller, Carlos
Dios en Tierra del Fuego. Mitos y cuentos de los sélcnam. Editorial Zig-Zag. Santiago de Chile, 1947.


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).

martes, 1 de agosto de 2023

Extraordinarias similitudes entre los dioses de Chile y los katchinas de Estados Unidos de América


Representación petroglífica de un viracocha en el Valle del Encanto, en la Región de Coquimbo, Chile. Adviértase su similitud con el muñeco katchina de Talavai (“Mañana”) de los hopis de Arizona, Estados Unidos de América.


En nuestro artículo anterior –Los dioses katchinas y la historia ignota de Chile–, presentamos la extraordinaria comunicación entregada por Erich von Däniken en torno al paso de los hopis –hopituh shi-nu-mu– por Chile después de la catástrofe que sumergió su tierra natal en el océano Pacífico –¿Mu?, ¿Lemuria?, ¿Hiva?–.

La información transmitida por von Däniken está basada en la obra The Book of the Hopis (“El libro de los hopis”, 1963) de Frank Waters.

De modo significativa, como indicábamos, algunas de las representaciones de los dioses katchinas que guían a los hopis poseen notables semejanzas con los dioses del Chili Mapu –desde los hówen o dioses-espíritus de la tradición sagrada selk’nam en Tierra del Fuego a representaciones petroglíficas de la Región de Coquimbo, en el norte del país–.

El dios-espíritu Halaháches-Kótaix del háin de los selk’nam de Tierra del Fuego,
en el extremo austral de Chile y el muñeco katchina Koshari de los hopis.


El dios-espíritu Pawus, shoort del norte y el dios de la guerra Pö-ökang-hoya de los hopis. Obsérvese, asimismo,
el escudo de Pö-ökang que guarda notable similitud con el kultrún o tambor ceremonial de los machis o shamanes
araucanos y sus cinco círculos o soles (Kultrún (“Timbal” SH211.11) mapuche (sur de Chile) con objetos mágicos
adentro, en ocasiones es sacudido usándolo como “timbal-sonaja” (SH212.1). Museo Chileno de Arte Precolombino).


He aquí algunos ejemplos que ilustran las similitudes entre las representaciones de los dioses en ambos hemisferios. Evocaciones de los portentosos dioses extraterrestres de la Ante-Historia, es decir, de cuando los dioses caminaron por la Tierra –la Edad de los Hówen, el Satya-Yuga o Edad Dorada–.

Rafael Videla Eissmann
29 de Julio de 2023


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viernes, 21 de julio de 2023

Los dioses katchinas y la historia ignota de Chile


Izquierda: Un dios katchina de los hopis. Derecha: Un “espíritu” dios
de los selk’nam de Tierra del Fuego. La similitud es evidente.


De forma reveladora, en una entrevista que realicé en 2017 al genial escritor suizo e impulsor de la historiografía PaleoSETI, Erich von Däniken, en respuesta a las interrogantes sobre continentes desaparecidos como la Atlántida y Mu, expuso una tradición fundamental que intuíamos sobre la similitud de determinados símbolos y dioses: Una remotísima relación entre los aborígenes de Chile y el sustrato de los hopis de la región denominada “Cuatro Esquinas” de Estados Unidos –la cual comprende el extremo suroccidental de Colorado, el extremo suroriental de Utah, el extremo nororiental de Arizona y el extremo noroccidental de Nuevo México–. Más aún: La tradición referida por von Däniken da luces asimismo sobre el origen del hombre en el Chili Mapu.

A este respecto, von Däniken ha señalado: En Arizona, en los Estados Unidos de América, viven los indios hopi. Hay un libro titulado The Book of the Hopis (“El Libro de los Hopis”) donde se afirma que sus antepasados provenían de un continente hundido que estaba en el océano Pacífico, y no en el Atlántico. Entonces, su vasto continente se hundió lentamente y es por eso que tienen que navegar en pequeños barcos y los llamados dioses, los katchinas, los ayudaron con sus barcos y así llegaron a Chile y desde Chile subieron por el continente sudamericano –Perú, Ecuador–, llegando finalmente a México y a los Estados Unidos donde se establecieron. Hoy viven en Arizona. Entonces sus mitos se refieren a un continente hundido en el océano Pacífico que fue su patria original.

The Book of the Hopis (1963) de Frank Waters, recopila la tradición hopi relatada por los ancianos de la tribu en Arizona, quienes la consideraron como un registro que les otorgaría a sus descendientes una historia completa de su pueblo y de sus creencias religiosas.

La tradición sobre la Gran Catástrofe y de un continente hundido en el océano Pacífico se encuentra presente en los mitos de Rapa Nui y por cierto de los antiguos araucanos, especialmente de las comunidades costeras de la Región de BíoBío y de la Araucanía.

De modo cierto, algunas de las representaciones de los dioses katchinas guardan notable similitud con aquellas de los viracochas del mundo andino.

He aquí, nuevamente, una resonancia de la migración de sur a norte de los dioses y de la civilización aducida por el profesor Roberto Rengifo durante las primeras décadas del siglo XX.

Mas, ¿quiénes fueron realmente estos seres que ayudaron a los ancestros de los hopis con sus barcos a llegar a Chile? ¿Cómo pudieron saber y dirigir la orientación de los ancestros de los hopis hacia Chile? En la mayoría de los más de ciento cuarenta registros diluviales que conforman mi libro El Gran Diluvio. Mitos americanos sobre la última catástrofe planetaria (2011) se encuentran algunos factores comunes como el conocimiento cronométrico del evento, la advertencia formulada por los dioses o sus enviados a los hombres y por último, la sobrevivencia de estos últimos, sea en refugios o arcas.

Indudablemente, la sabiduría y los conocimientos de los dioses –en amplio sentido– son las bases fundamentales de la historia de los hombres.

Rafael Videla Eissmann
20 de Julio de 2023


Bibliografía

I. Obras

Rengifo, Roberto
El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica. Imprenta Universitaria. Santiago de Chile, 1935.

Videla Eissmann, Rafael
El Gran Diluvio. Mitos americanos sobre la última catástrofe planetaria. Editorial JG. Quito, 2011.
_ El Gran Diluvio. Mitos americanos sobre la última catástrofe planetaria (2011). Versión completa de la obra con más de 140 registros míticos diluviales. Introducción de Marco Nünemann. Quito, 2016.

Waters, Frank
The Book of the Hopis. The Viking Press, Inc. Nueva York, 1963.


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

sábado, 3 de junio de 2023

El ancestral culto y conocimiento del “hombre-felino”


Izquierda: El “dios-jaguar” mesoamericano. Centro: Narasimhaen su templo en Kevala, en la colina de Ramtek,
cerca de Nagpur-Maharasthra, India. Derecha: El Löwenmensch u “hombre-león” hallado en la cueva
de Hohlenstein-Stadel en el valle de Lone, en Baden-Wurttemberg, Alemania.


En El Árbol Sagrado Irminsul, los jurúna amazónicos y el “fin del mundo” (http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2022/05/el-arbol-sagrado-irminsul-los-juruna.html) se ha hecho mención a Sinaa, el antepasado “dios-felino” de los juruna. Esta imagen mistérica del hombre-felino se ha proyectado desde la más remota antigüedad prácticamente en todos los continentes. Así se constata en el mito del “tigre” que descendió del cielo y que anunció el Diluvio o Tripalafkén en la tradición lituche-araucana –de acuerdo a la información referida por Domingo de la Rosa Kallfüllen– en Chile; por cierto, en los fascinantes chachapuma u “hombres-pumas” que resguardaban la magna pirámide de Akapana en Tiahuanaco, la metrópolis de los viracochas, en Bolivia; en las figuras del “dios-felino” de Pacopampa en Cajamarca, Perú; en representaciones shamánicas de los jama-coaque de Ecuador; en algunas efigies del dios Ai Apaec de los mochica; en representaciones guanacaste-nicoya de Costa Rica y en el “dios-jaguar” de Mesoamérica –y su figuración como Tepeyóllotl o “Corazón del Monte” de los mexicas y Kinich Ajaw, una de las advocaciones mayas de Itzamná, es decir, Kinich Ahau o el “Señor del Rostro Solar” que devenía durante la noche en su contraparte, el “Señor del Inframundo” que se representaba como “dios-jaguar”–, entre otros.

Por cierto, las representaciones del hombre-felino se observan asimismo en diversas manifestaciones del gran árbol indogermano como acontece con el “dios-león” guerrero Maahes –Mahes, Mihos, Miysis, Mysis–; en Nergal –o Nirgal (Meslamtiea)–, deidad sumeria-babilonia del Inframundo y considerado como contraparte del dios-Sol Utu –extraordinaria analogía con la deidad Kinich Ahau de los mayas–; en las representaciones mitráicas leontocefalinas proyectadas en los cultos mistéricos romanos; en la figura lítica cúltica descubierta en Armagh, Ulster, en Irlanda; en el extraordinario Löwenmensch u “hombre-león” hallado en la cueva de Hohlenstein-Stadel en el valle de Lone, en Baden-Wurttemberg, Alemania– y en el antiquísimo culto brahmánico-hinduista de Narasimha, Avatãra de Vishnú.

Mas, ¿cuál es su origen? ¿Cuál es el génesis de esta meta-imagen? ¿Cómo explicar su presencia en épocas, regiones y focos culturales tan distantes?

La historia mítica y las fuentes de la antigüedad poseen en este sentido un factor común: El “hombre-felino” se asocia fundamentalmente con el Inframundo, con la “tierra de abajo” –el Minche Mapu araucano; el Xib’alb’a maya; el Niflheim de los germanos; el Hades de los helenos y la Irkalia de los sumerios. La Tierra Hueca–.

Son las trazas del antiguo mundo.

De Gerda-Gaia.

De un mundo habitado por dioses, por espíritus de la Naturaleza y por entidades sobrenaturales –hoy consideradas míticas– que por cierto, fueron conocidas por los iniciados y que sentaron las bases de la sabiduría de nuestros ancestros.

El “dios-felino” y sus advocaciones se relacionan fundamentalmente con las tradiciones del Mundo Subterráneo. Allí se encuentran los “dioses-felinos” resguardando las ‘entradas’ a la “tierra de abajo”.

Rafael Videla Eissmann
14 de Mayo de 2022


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