sábado, 2 de abril de 2022

Un sentido adiós al Doctor Gerardo Peña Matheus


Don Gerardo Peña Matheus (Fotografía diario La República. Ecuador, 2017).


Enlace a la nota publicada por el diario Expreso de Ecuador, con fecha 16 de Febrero de 2022: 


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viernes, 1 de abril de 2022

In Memoriam Gerardo Peña Matheus


Don Gerardo Peña Matheus (Fotografía diario El Universo. Ecuador, 2019).



Nuestra amiga Ruth Rodríguez Sotomayor nos ha informado del sensible fallecimiento de don Gerardo Peña Matheus, prestigioso Doctor en Jurisprudencia ecuatoriano y amigo del investigador y espeleólogo Juan Móricz, con quien integró la primera expedición a la Cueva de Tayos en Ecuador, en el año 1976.

En términos arqueológicos, la importancia de la Cueva de los Tayos radica en el descubrimiento realizado por Móricz en sus profundidades de un conjunto de placas metálicas con la historia primigenia de la humanidad.

Don Gerardo publicó un libro fundamental sobre este excepcional sitio, que lleva como título Historia documentada del descubrimiento de las Cuevas de los Tayos (Guayaquil, 2010), obra en la cual da una visión cabal de la Cueva de los Tayos –verdadero portal al mundo subterráneo– y de las pesquisas de Móricz.

En una misiva fechada el 29 de Julio de 2020, don Gerardo me escribía: Lo único que me interesa es difundir el conocimiento de mi obra para asegurar, una vez más, que el auténtico descubridor del Mundo Subterráneo de América fue el señor Juan Móricz. Vería con mucho agrado que usted se pudiera encargar de la segunda edición de mi libro para su difusión y conocimiento en Chile.

Sin duda alguna cumpliremos la voluntad de don Gerardo con la publicación en Chile de la Historia documentada del descubrimiento de las Cuevas de los Tayos.

Rafael Videla Eissmann
29 de Marzo de 2022


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martes, 1 de marzo de 2022

Extraordinaria similitud en las representaciones de los dioses Quetzalcóatl y Vishnú

In memoriam Miguel Serrano 

Quetzalcóatl emergiendo desde la tierra/caparazón de una tortuga (Vasija K4681).


La imagen del Svayam-bhagavan Vasudeva Vishnú (Narayana-Jagannath), como hombre-tortuga y con tocado cónico –con la descripción de la lámina XIV, Incarnation de Vichenou en tortue (“Encarnación de Vishnú como tortuga”), de un documento de aproximadamente 1850 perteneciente a la colección del Museo Británico, guarda una notabilísima similitud con la representación del Señor del Maíz, es decir, una manifestación del Iztauhqui-tezcatlipoca Quetzalcóatl, el Dios E, el Dios de Venus, de acuerdo a la bellísima escena materializada en un vasija de cerámica maya (K4681) en la cual se observa a la divinidad emerger desde la tierra/caparazón de tortuga –también posee un gran tocado cónico–.

Vishnú encarnado en tortuga (XIV. Incarnation de Vichenou en tortue.
British Museum, ca. 1850).

El Dios del Maíz (Quetzalcóatl-Venus), emergiendo del Inframundo
como Estrella Matutina (Vasija K4565).


Una representación semejante se observa en la vasija K4565 en la cual aparece el Dios del Maíz (Quetzalcóatl-Kukulkán-Gucumatz), emergiendo del Inframundo como Estrella Matutina (el “Doble Precioso”) –nótese la “deformación craneana” del dios venusino– y con cola de tortuga.

¿Se trata de meras coincidencias? ¿Es posible concebir a una simple casualidad en las representaciones de dioses astrales que conforman las bases esenciales de los sustratos culturales de mexicas e hinduistas? Por supuesto que no. Son las antiquísimas resonancias de una sabiduría ancestral cuyas claves se proyectaron por medio del lenguaje sacro de las imágenes, del σύμβολον (Symbolon).

Rafael Videla Eissmann
28 de Febrero de 2022


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viernes, 18 de febrero de 2022

El origen del culto de la tortuga sagrada: Vestigios y la relación de América-India



Representación híbrida del dios Vishnu como hombre-tortuga. Adviértase el tocado cónico, similar al de los hówen o “espíritus” (dioses) de los selk’nam de Tierra del Fuego, en el extremo sur de Chile (XIV. Incarnation de Vichenou en tortue. British Museum, ca.1850).


En términos historiográficos, el registro más antiguo de la sacralidad de la tortuga se remonta al trabajo del notable etnólogo Edward Burnett Tylor quien en su libro Researches Into the Early History of Mankind and the Development of Civilization (“Investigaciones en la historia temprana de la humanidad y el desarrollo de la civilización”. J. Murray. London, 1865) concluyó que una de las más antiguas concepciones de la ‘tortuga’ como base del planeta se descubre en el hinduismo: En los Veda se habla de Kurma, el segundo Avatãra de Vishnu, caracterizado como una gigantesca tortuga conocida como Akupāra sobre la cual se encuentra el globo. La misma noción sobre la tortuga sobre la cual se haya el globo terrestre se observa en la tradición prehispánica de los lenapes de América del Norte según el informe de Jasper Danckaerts en Journal of a Voyage to New York, and a Tour in Several of the American Colonies in 1679-80 (“Diario de un viaje a Nueva York, y una gira en varias de las colonias americanas en 1679-80”. Long Island Historical Society. Brooklyn, 1867).

¡Kurma, el segundo Avatãra de Vishnu! Vishnu, una de las tres Manifestaciones de la Suprema Divinidad. El dios extraterrestre Vishnu habita en el Vaikhunta –el Walhalla de los germanos–, más allá del cielo.

La tradición hinduista se asocia, por cierto, a la sabiduría de los brahmanes, la casta sagrada del Himalaya.

Como hemos expresado en diversos artículos y obras, el origen de la tradición ario-hinduista se remonta al América del Sur –Huitramannaland–, a la antiquísima patria de los Hijos del Sol, los viracochas, los Dioses Blancos del mito áureo y la casta hierática de los nagas y hombres-serpientes –viluche– preservadores de las Ciencias Sagradas. Señalamos, en este sentido, la portentosa obra del sabio paceño Emeterio Villamil de Rada De la primitividad americana (1876) y La lengua de Adán y el hombre de Tiahuanaco (1888) y los estudios de la notable investigadora ecuatoriana Ruth Rodríguez Sotomayor sobre las relaciones de Preamérica con India en trabajos como Kara Maya, Raza Madre de la Humanidad (2004), Historia de las Bibliotecas Preamericanas (2009) y El mensaje oculto de los libros líticos andinos. El origen de los arios está en Preamérica (2013) –entre otras obras–.

Rafael Videla Eissmann
17 de Febrero de 2022


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jueves, 17 de febrero de 2022

El culto a la tortuga en la América prehispánica



Izquierda: La tortuga (honu) en Rocas de Santo Domingo, uno de los tótems megalíticos de la zona (Ilustración en la obra de Óscar Fonck Sieveking, Vikingos y berberiscos de 1978). Derecha: Escultura maya descubierta en El Petén, Guatemala, del Dios N.

Tatunca Nara posee el tatuaje de una tortuga sobre su corazón el que corresponde a un emblema de los ugha mongulala.

En torno a la tortuga se encuentran los signos del “Espíritu, el Agua y la Tierra”.

De acuerdo a Tatunca, próximo a la meseta de Aracá en el Amazonas, se encontraría una gigantesca tortuga megalítica.

El simbolismo de la tortuga es remoto en la tradición prehispánica y se descubre prácticamente en todo el continente. Así, una fabulosa honu o tortuga se observa en Rocas de Santo Domingo, en la Región de Valparaíso en la zona central de Chile, y que corresponde a uno de los tótems líticos del grupo pre-indígena y que fuera dado a conocer inicialmente por el  notable investigador chileno Óscar Fonck Sieveking en su obra Vikingos y berberiscos publicada en 1978.

Esta misma figura totémica se encuentra en una escultura maya descubierta en El Petén, en Guatemala, del Dios N y a veces conocido como Pawahtun, el cual corresponde a una tortuga híbrida y con cabezas en ambos lados –una clara prefiguración de los gemelos divinos Quetzalcóatl y Xólotl (la Estrella de la Mañana y la Estrella de la Tarde)–.

(Esta figura guarda una notable similitud con una representación de Akupara, la Tortuga-Mundo que sostiene la Tierra: Es Kurma, el segundo Dashavatara, una de las diez encarnaciones principales del dios Vishnu).

Izquierda: Detalle de la foja 53 del Códice Borgia en cuya parte inferior derecha se puede observar al perro del Inframundo Xólotl con caparazón de tortuga. Derecha: Tableta con la efigie de una tortuga descubierta cerca de Moundsville, en Virginia Occidental, en Estados Unidos. Adviértase que el caparazón presenta una forma heptagonal, es decir, una evocación de la estrella de Venus.


Asimismo, en la foja 53 del Códice Borgia se observa en su parte inferior a Xólotl como perro del Inframundo con caparazón de tortuga, precisamente bajo el dios Mictlantecuhtli, esto es, el “Señor del Inframundo” –la Tierra Hueca–.

Más arriba en latitud, una tableta con la efigie de una tortuga descubierta cerca de Moundsville, en Virginia Occidental, atribuida a la cultura adena –asentados en Ohio y Virginia Occidental–, en Estados Unidos, posee un caparazón de forma heptagonal, es decir, una evocación del símbolo de la estrella de ocho puntas, la estrella de Venus –y por ende, del “Señor de la Casa de la Aurora”, Quetzalcóatl-Xólotl–.

La concepción de la Tortuga del Mundo fue conocida entre los lenapes, iroquies y el grupo anishinaabeg de los Grandes Lagos, que incluía a los ojibwa, odawa, potawatomi, mississaugas, nipissing y algonquinos.

Se comprende, de este modo, que la simbología hierática de los ugha mongulala se entronca con esta remotísima tradición.

Rafael Videla Eissmann
16 de Febrero de 2022


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miércoles, 26 de enero de 2022

El símbolo de la tortuga


Escultura maya descubierta en El Petén, Guatemala, del Dios N –prefiguración de los gemelos Quetzalcóatl y Xólotl– como tortuga híbrida y cabezas en ambos lados.


Francis van Wyck Mason, en su obra Golden Admiral –libro publicado bajo el título de “El Almirante Dorado” por la editorial Zig-Zag en Santiago de Chile en 1953–, relata las expediciones de la Marina Real encabezadas por el corsario inglés Francis Drake (1540-1596) contra España y sus posesiones de ultramar –las Indias–.

En el trabajo de Van Wyck Mason se ha estampado una singular incursión del corsario Thomas Cavendish en la aldea de Namontack, Chapunka, de la tribu Powhatan –los ingleses perseguían el fabuloso ídolo Oke– y la descripción de un guerrero aborigen quien ostentaba una tortuga pintada de azul en medio del pecho (Van Wyck Mason, F. El Almirante Dorado. Página 288).

La tribu de Namontack –de la familia lingüística algonquina– se asentaba en el actual Estado de Virginia, en la costa este de Estados Unidos.

La descripción resulta muy significativa, pues guarda relación con el tatuaje sobre el corazón que posee Tatunca Nara, jefe de los ugha mongulala.

La tortuga sobre el corazón de Tatunca Nara (Fotografía E. v . D.).


¿Coincidencia? ¿Similitud? No, en lo absoluto. El símbolo de la tortuga es esencial en la cosmovisión prehispánica:

http://losvikingosenamerica.blogspot.com/2022/01/wid-tor.html

Se colige, de este modo, que la información sobre comunicada por Tatunca acerca los ugha mongulala se remonta a una antiquísima tradición áurea de los hombres-dioses de la América Aborigen.

De acuerdo a Tatunca, las figuras en torno a la tortuga sobre su corazón corresponden  a los signos del “Espíritu, el Agua y la Tierra”.

Rafael Videla Eissmann
15 de Enero de 2022


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jueves, 13 de enero de 2022

Wid-tor


La tortuga sobre el corazón de Tatunca Nara (Foto de Karl Brugger).


Como un eco sin tiempo, vuelven a mi recuerdo las vivencias de nuestra expedición de Akakor Geographical Exploring encabezada por Lorenzo Epis al Amazonas en los meses de Julio y Agosto de 2018.

Recientemente, he hablado con Tatunca Nara, príncipe y guía de los ugha mongulala.

El retorno es algo imperioso. Volver a un espacio que he intuido en los más lejanos sueños y que perdurará más allá de mi vida.

Sé que la tradición sagrada de los ugha mongulala referida por Tatunca es verídica y que el viaje, el retorno, va más allá del estudio etnológico y arqueológico, adquiriendo el carácter de una peregrinación a un “centro espiritual”.

Aquí, el registro fechado el 29 de Julio de 2018 y que se titula El mensaje, de mi libro La tradición sagrada de los ugha mongulala (2018):

Tatunca me habla de su gente, los ugha mongulala.

Me dice que es una tribu remota de más de 12.000 años. Sus instructores fueron los dioses venidos de las estrellas. Pero debido a las grandes catástrofes, ellos, los ugha mongulala, se trasladaron a las “residencias” subterráneas. Allí viven.

Los sacerdotes de los ugha mongulala son poderosos. A pesar de no tener armas poseen armas ‘psíquicas’, capaces de destruir.

Su lengua es sagrada. Incomunicable.

Poseen símbolos sagrados que constituyen una parte de su alfabeto. El alfabeto antiguo ha sido casi olvidado en la ‘superficie’.

Tatunca me indica que fue preparado desde su niñez para ser el guía de su pueblo y que tras la muerte de su padre fue proclamado como tal. Me habla entonces del tatuaje de la tortuga que lleva sobre su corazón y los signos del “Espíritu, el Agua y la Tierra” a su alrededor.

Añado, a continuación, la nota respectiva sobre el antiquísimo culto a la tortuga:

El culto a la tortuga es remotísimo. El etnólogo Edward Burnett Tylor en su Researches Into the Early History of Mankind and the Development of Civilization (“Investigaciones en la historia temprana de la humanidad y el desarrollo de la civilización”. J. Murray. London, 1865) concluye que una de las más antiguas concepciones de la ‘tortuga’ como base del planeta se descubre en el hinduismo: En los Veda se habla de Kurma, el segundo Avatãra de Vishnu, caracterizado como una gigantesca tortuga conocida como Akupāra sobre la cual se encuentra el globo. La misma noción sobre la tortuga sobre la cual se haya el globo terrestre se observa en la tradición prehispánica de los lenapes de América del Norte según el informe de Jasper Danckaerts en Journal of a Voyage to New York, and a Tour in Several of the American Colonies in 1679-80 (“Diario de un viaje a Nueva York, y una gira en varias de las colonias americanas en 1679-80”. Long Island Historical Society. Brooklyn, 1867).

El simbolismo de la tortuga en la tradición de los ugha mongulala se puede relacionar asimismo con el calendario de las trece lunas anuales que se observan en el caparazón de la tortuga de varias culturas prehispánicas de Norteamérica.

Rafael Videla Eissmann
12 de Enero de 2022


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