lunes, 22 de diciembre de 2025

La Antártida y los viracochas-wondjinas


Los dioses del Polo Antártico. a. Representación de Tauapácac Ticci Viracocha en la Puerta del Sol de Tiahuanaco, en Bolivia. b. El kukulkán Tezcatlipoca Ehecatl Quetzalcóatl, “Serpiente Emplumada”. c. Yebichai, deidad de los navajos. d. Uno de los wondjinas de Kimberley, en Australia.


El profesor Roberto Rengifo en su estudio tetralógico El Secreto de la América Aborigen (1919-1921), Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles (1920) y El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica (1935), propugnó el origen polar antártico del hombre –la “humanidad blanca y clara (…) desarrollada en su casquete de tierras hoy dislocado”–, la expansión civilizadora en el continente americano –“la civilización nació en América y fue de sur a norte” – y desde allí a otras latitudes del globo y la presencia de la raza de los anteos que irrumpe y puebla a Europa desde occidente –“la Gulfstream o Corriente del Golfo de México sirvió para poblar la costa de Irlanda y occidentales Europa con razas blancas americanas”–.

La visión del profesor Rengifo es trascendental: La Antártida es la región desde donde “surgió” la humanidad. En este sentido, la iconografía mítico-simbólica de los dioses-espíritus de América del Sur como de Australia –los continentes más cercanos a la Antártida– son similares: Se trata de las figuraciones de los wari wira qucha runa (viracochas) de los Andes –“los semidioses encargados de educar al mundo”– y de los wondjinas y gulingi de Australia –“puede ser que más tarde aparezca en Australia otro principio más comprensivo, que nos explique hasta el origen polar antártico de la humanidad, desarrollada en su casquete de tierras hoy dislocado”–, los poderosos seres descendidos del firmamento quienes irradiaron su civilización de sur a norte.

Izquierda: Un viracocha en el Valle del Encanto, en la Región de Coquimbo,
en el norte de Chile. DerechaDos wondjinas de Kimberley, en Australia.

De forma significativa, las representaciones de los dioses-espíritus en ambos continentes son semejantes: Estilizadas figuras antropomorfas con rayos o auras luminosas proyectándose desde sus cabezas –“halos” ha especificado Erich von Däniken– y con ojos grandes y redondeados.

Las tradiciones ancestrales tanto en América del Sur como en Australia, señalan que estos dioses-espíritus fueron los portadores y difusores de las Ciencias Sagradas. Los instructores de los hombres.

Contrariamente a la teoría de la evolución, es decir, la concepción del ‘desarrollo’ de formas orgánicas por medio de la selección y la derivación genética –un “mejoramiento” o “progreso”–, el conocimiento ancestral, esto es, pre-moderno, plantea una visión contraria: En el inicio fue el Satya Yuga o “Edad Dorada” –el Paraíso-Paradesha–, conocido como Mapu Tremo en la tradición austral de América y lo que ha acontecido es un ciclo de involución determinado por las grandes catástrofes cósmico-planetarias determinadas en Hörbigers Glazial Kosmogonie. Eine neue Entwicklungsgeschichte des Weltalls und des Sonnensystems (“La Cosmogonía Glacial de Hörbiger. Una nueva historia del desarrollo del universo y el sistema solar”, 1913) de Hanns Hörbiger y Philipp Fauth, revolucionaria concepción científica que posee notabilísimas resonancias en las tradiciones culturales del Chili Mapu, de Mayax y de Germania –entre otros focos culturales de la antigüedad– sobre la sucesión de los “soles” o grandes edades.

Las “cinco épocas” de la tradición de los Asa-Una de Wiligotis enunciada por Karl Maria Wiligut en Germania y la tradición de los “cinco soles” comunicada por Quinturay Raypán en el Chili Mapu.

Rafael Videla Eissmann
21 de Diciembre de 2025


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos. Se prohíbe su reproducción).