miércoles, 18 de diciembre de 2024

El origen antártico de la humanidad


El continente antártico en el planisferio de Francesco Rosselli, confeccionado
en 1508 e impreso en 1521, en Venecia.


Roberto Rengifo, arqueólogo y profesor de Estética e Historia del Arte de la Escuela de Bellas Artes (1919) y del Instituto de Educación (1926) de la Universidad de Chile y miembro de la Société Scientifique du Chili (1904), presentó en Santiago de Chile la concepción fundamental del origen polar antártico de la humanidad –“el origen de la humanidad estuvo en el casquete polar antártico” (Sesión General de la Sociedad Científica, realizada el 29 de Diciembre de 1919)–.

Esta concepción se enlaza con los estudios del explorador y naturalista Francisco P. Moreno (Patagonia: Resto de un antiguo continente hoy sumergido. O el núcleo zoogénico antártico. Buenos Aires, 1882), seguidos por la magna obra del erudito Emeterio Villamil de Rada (De la primitividad americana. Cochabamba, 1876 y La lengua de Adán y el hombre de Tiahuanaco. La Paz, 1888) y del arqueólogo Arthur Posnansky (Tihuanacu: La cuna del hombre americano. La Paz, 1945-1957, obra cuyo título original fue Tihuanacu: La cuna de la humanidad), en torno a la naturaleza vernácula del hombre en América y su irradiación a otras latitudes.

Por cierto, los estudios de estos grandes americanistas se basaron en campos geológicos, arqueológicos, mitológicos y folklorológicos.

El profesor Rengifo sentó el origen de la “humanidad blanca y clara” en el eje Antártida-Patagonia y que se irradia por el continente de sur a norte. Es la raza civilizadora de los ario-andinos –o anteos– que ulteriormente irrumpe y puebla a Europa desde occidente –“llegaron hasta el Chiria en el norte del Perú. Después, en plena cultura y en posesión de los metales, ocuparon todo Chile hacia el sur, hasta Chiloé y hasta Magallanes, y dieron vuelta por el Estrecho, difundiendo la cultura en el mundo, y especialmente en el Báltico y en el Mediterráneo” (Véase al respecto De origine actibusque Getarum (“El origen y las hazañas de los godos” o Getica, ca. 1551) del historiador Jordanes–.

Este grupo, debido a su rol civilizador, fue reconocido con distintos epítetos como viracochas en el mundo andino y quetzalcóatles-kukulkanes en Mesoamérica –“los semidioses encargados de educar al mundo”–.

Son los Dioses Blancos de América-Huitramannaland que conforma el sustrato pre-nórdico, irradiados a escala global como se observa en la universalidad de símbolos, mitos y la tradición de los dioses descendidos del cosmos.

En términos arqueo-antropológicos es la población de cráneos dolicocéfalos –el tipo arya de India y el Tíbet y el Cro-Magnon de Europa–; a los paleoamericanos de acuerdo la historiografía americanista y a los Dioses Blancos –los “héroes culturales”– de la mitología prehispánica –y sus descendientes, los indios blancos, observados y registrados desde el denominado “Descubrimiento” de 1492 hasta prácticamente la segunda mitad del siglo XX–.

La valoración del profesor Roberto Rengifo sobre el origen del hombre en la Terra Australis debe comprenderse a la luz de la filosofía plasmada por el filósofo Martin Heidegger –el “sentido de la tierra”– que constituye la base del Dasein –es decir, del «ser-ahí», «ser en el mundo», LO EXISTENTE–, en su sentido más profundo y esencial, apenas intuida por la pysché moderna pues se remonta a la concepción primordial del arya antártico-andino emanado del Polo Sur –la Weltanchauung de los hombres-dioses de la sagrada tradición ancestral–.

Con propiedad, puede indicarse que la trascendental concepción de Roberto Rengifo es EL MÁS GRANDE PENSAMIENTO pues comprende a Σοφία (“Sabiduría”), Παιδεία (“Cultura”) y Φύσις (“Naturaleza”) –el “ser del hombre”–.

Esta concepción engloba la totalidad del hombre y de la historia –el “valor vital”–.

Rafael Videla Eissmann
17 de Diciembre de 2024


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).