viernes, 8 de diciembre de 2023

CIV años de la promulgación del origen polar antártico del hombre (1919-2023)


El Supremo Viracocha en la Puerta del Sol de Tiahuanaco,
la metrópolis de los viracochas.

En la segunda década del siglo XX, el profesor Roberto Rengifo promulgó el origen polar antártico del hombre y la irradiación de la civilización desde la región antártico-patagónica hacia el norte, expandiéndose por el resto del continente y y alcanzando luego el occidente de Europa.

Roberto Rengifo fue profesor de Estética e Historia del Arte de la Escuela de Bellas Artes (1919) y del Instituto de Educación (1926) de la Universidad de Chile. Fue miembro de la Société Scientifique du Chili (1904) y desarrolló numerosas conferencias entre 1906 y 1934.

En el campo arqueológico y etno-historiográfico los principales campos que desarrolló el profesor Rengifo se centran en la concepción del origen polar antártico del hombre –la “humanidad blanca y clara”–, el desarrollo de un sustrato civilizador que emanó de la región polar antártica, irradiándose desde el sur por América para luego expandirse por el resto del continente, alcanzando el occidente de Europa y luego Uruk –“ciudad que fue el germen de las civilizaciones arias o indo-europeas”–.

Este es el Secreto de la América Aborigen.

Este sustrato civilizador antecede, evidentemente, a la población indígena del continente. Corresponde en términos craneológicos al grupo dolicocéfalo; a los paleoamericanos según la cronología historiográfica y a los indios blancos conforme a los mitos prehispánicos que luego fueron vertidos en crónicas y posteriormente en numerosos registros etnohistóricos. Estos indios blancos son los descendientes de los portentosos Dioses Blancos que crearon las civilizaciones de América y cuyo origen se remonta, como se ha señalado, a la Antártida.

Esta población antártica fue conocida como chiliche u “hombres de Chile” en el primitivo Chili Mapu. En en el altiplano andino fueron denominados ulteriormente como huari-huarijocha-runa y el epíteto de pacarimoc runa o “aquellos de la aurora”. Más arriba en latitud, en Mesoamérica, se conocerán como kukulkanes y quetzalcóhuatles.

Son los Dioses Blancos de América.

Los “héroes civilizadores” de la tradición ancestral del continente.

Mas, su verdadera procedencia es el Polo, la Terra Australis, el gran centro de la humanidad blanca y clara. Allí llegaron los dioses del firmamento, los “poderosos del cielo”, los astrales hówen de la tradición shelk’nam.

Se comprende, de este modo, que la visión del profesor Rengifo acerca del origen de la humanidad en la Antártida es fundamental, pues ahí está el “génesis”, el espacio de “creación” de los dioses.

La Patria de los Dioses. El Hogar de los Espíritus.

El núcleo zoogénico antártico-patagónico.

Las ideas planteadas por el profesor Rengifo se reforzarían por la presencia de un grupo de alemanes en el extremo austral para dilucidar “si el origen de su raza no estaría también en Tierra del Fuego” –que intuimos, correspondería a una misión arqueológica-etnológica liderada por Edmund Kiss (1886-194?), uno de los más importantes expositores de la Cosmogonía Glacial, quien viajó a países como Perú, Bolivia y Chile entre los años 1928 y 1936 con el objeto de comprobar las ideas de Hans Hörbiger y Philipp Fauth y la multidisciplinaria Welteislehre o “Doctrina del Hielo Mundial”.

De manera evidente, la búsqueda por parte de los alemanes de su origen en Karukinka, en Tierra del Fuego, en la Patagonia no corresponde a la población de cráneos braquicéfalos que caracterizan a los indígenas sino que se trata de los vestigios del grupo dolicocéfalos o paleoamericanos –la “humanidad blanca y clara”–.

El primitivo nombre de América fue Huitramannaland, es decir, la “tierra de los hombres blancos”.

Rafael Videla Eissmann
7 de Diciembre de 2023


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