Representaciones de los aborígenes americanos, es decir, de los indios blancos, descendientes de los viracochas.
La presunción promovida por la historiografía oficial sobre el poblamiento del continente americano, el cual ha determinado una cronología ocupacional de norte a sur desde el Estrecho de Beringia, simplemente definió el tipo racial del habitante precolombino, caracterizado por su braquicefalia propia de los habitantes originarios de distintos puntos de Asia. Sin embargo, y contrario a esta teoría impulsada por antropólogos e historiadores, se encuentran las decidoras pruebas en el arte prehispánico, claros vestigios de los contactos transoceánicos desde tiempos inmemoriales, que el hispanismo y su trasfondo judeocristiano han pretendido ignorar gracias al “Descubrimiento” de América de 1492, acaso una de las más grandes farsas de la historia, pues diversas culturas conocían la existencia del continente más allá del Gran Océano -el océano Atlántico-, como los griegos, fenicios, cartaginenses, romanos y vikingos, entre otros.
Las extraordinarias representaciones de un grupo sin herederos: Los mayas.
Es un hecho que diversas culturas transoceánicas se encontraban en América antes de la irrupción peninsular europea. Por ello, de modo apropiado Pierre Carnac en su fundamentado trabajo El primer descubrimiento (1983), manifestó que personajes o simples cabezas de arcilla que, como para burlarse del absolutismo de los rechazos intelectuales de orden antidifusionista y anticontactista, ponen de relieve todos los demás tipos humanos del mundo, claramente no indios. Rostros típicamente asiáticos, con el sello de la enigmática sonrisa indochina o con los rasgos característicos chinos, facies negroides que envidiarían los habitantes negros más representativos del Sudán o de Mali, cabezas de perfil semítico indiscutible y personajes, barbados o no, con rasgos europeos típicos. Son verdaderos retratos, ejecutados de una manera cuyo realismo y lo que se podrían llamar los datos antropométricos excluyen totalmente la falta del modelo.
Estas representaciones de tipos humanos que teóricamente no deberían existir si tuvieran razón los adversarios de los contactos humanos intercontinentales, transatlánticos y transpacíficos, permanentes aunque irregulares, no provienen de un solo emplazamiento sorpresa, de un solo taller o de una escuela artística única… De norte a sur, en todas las regiones que conocieron el esplendor de las altas civilizaciones amerindias precolombinas, innumerables emplazamientos arqueológicos las ponen de manifiesto al azar de los descubrimientos.
Estas representaciones de tipos humanos que teóricamente no deberían existir si tuvieran razón los adversarios de los contactos humanos intercontinentales, transatlánticos y transpacíficos, permanentes aunque irregulares, no provienen de un solo emplazamiento sorpresa, de un solo taller o de una escuela artística única… De norte a sur, en todas las regiones que conocieron el esplendor de las altas civilizaciones amerindias precolombinas, innumerables emplazamientos arqueológicos las ponen de manifiesto al azar de los descubrimientos.
Rostros de tipo asiático, caracterizados por el tipo de cráneo braquicéfalo, descubiertos en Mesoamérica.
Carnac ha agregado aún más: La simple presencia en el conjunto de las representaciones humanas de la América Precolombina de un número impresionante de estatuillas o fragmentos de estatuillas (cabezas) de arcilla cocida, con rasgos típicamente no indios, hubiera debido llamar la atención hace mucho tiempo del mundo de los especialistas y, en particular, la de aquellos que combaten toda tendencia a aceptar influencias culturales transoceánicas en la América Precolombina, una vez terminado el poblamiento inicial (realizado sobre todo por el Estrecho de Behring). Pero no ocurrió así.
Rostros propios de la raza negra, descubiertos en distintos puntos de Mesoamérica.
Representaciones del tipo semita en el arte precolombino centroamericano.
De manera ilustrativa, en El origen de los indios del Nuevo Mundo e Indias Occidentales (1607), fray Gregorio García expuso que el continente ha sido poblado en tiempos diferentes, por diversas naciones o tribus, llegadas unas por el oriente y otras por el occidente.
Y Georgii Hornii, en tanto, en De originibus americanis (1652), aseveraba que América había sido poblada sucesivamente por los fenicios, los cántabros y otros pueblos de Occidente, y más tarde por los chinos, los hunos y otros pueblos de Oriente.
La colección arqueológica del recientemente reinaugurado Museo Chileno de Arte Precolombino, en Santiago, otorga innumerables pruebas de la diversidad racial del continente antes del arribo de los peninsulares de finales del siglo XV.
Y Georgii Hornii, en tanto, en De originibus americanis (1652), aseveraba que América había sido poblada sucesivamente por los fenicios, los cántabros y otros pueblos de Occidente, y más tarde por los chinos, los hunos y otros pueblos de Oriente.
La colección arqueológica del recientemente reinaugurado Museo Chileno de Arte Precolombino, en Santiago, otorga innumerables pruebas de la diversidad racial del continente antes del arribo de los peninsulares de finales del siglo XV.
Rafael Videla Eissmann
1º de Marzo de 2014
1º de Marzo de 2014
Huaco-retratos del Perú, que encuentran su símil en las actuales poblaciones de ese país.
* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).
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