miércoles, 1 de febrero de 2012

El Árbol Sagrado y las runas

Sé que pendí nueve noches enteras en el Árbol
que mece el viento (Irminsul); herido por una lanza y ofrecido
a Odín -yo ofrecido a mí mismo-, colgué del Árbol
del que nadie sabe de dónde comienzan sus raíces.
Discurso del Altísimo del Edda de Sæmund 


 
Izquierda: El Irminsul (Yggdrassil), árbol sagrado de los germanos. Derecha: El Yggdrassil en el tapiz vikingo Överhogdal. Sobre el árbol, el gallo Gullinkambi, anunciador del fatídico Ragnarök, el “Destino Final de los Dioses”.


Desde la más remota antigüedad, las culturas paganas de Asia, Europa y la América prehispánica, han considerado al Árbol como un símbolo de la Vida y de sus ciclos. También, por su condición vertical, ha sido considerado un canal de unión de los tres planos o dimensiones: el Inframundo (Niflheim / Alsó világ), la Tierra (Midgard / Középső világ) y el Cielo (Asgard / Felső világ), es decir, un símbolo visible del eje cósmico y polar, esto es, el eje inmutable o Axis Mundi.

 
Las runas Man, Yr, Wend-horn y Hagal.


Sus ramas y raíces, proyectadas en direcciones contrarias, que alcanzan el plano superior e inferior, respectivamente, han sido representadas por medio de las runas Man e Yr. La runa Man (“Vida”) invertida, es la runa Yr (“Muerte”), ideografías opuestas y complementarias, que cuando unidas, conforman la runa Hagal, Hag•Al, del “todo”, que supera la dualidad (la vida y la muerte). De allí el concepto de Árbol de la Vida y Árbol de la Muerte, del cual se obtiene el “Licor de la Vida”, el Hidromiel, el Soma y el “agua de la vida eterna” que mana del árbol sicomoro de la diosa Nut, madre de Isis y Osiris.

Es el “Árbol del Espanto” del cual pendió por nueve noches Odín-Wotan, para obtener el conocimiento de las runas.

Un símbolo similar al de la runa Hagal (Man-Yr-Wend-horn) es el Gromoviti znaci de la deidad balto-eslava Perun (Pervo Rune / Perkūnas), otorgador de las runas (El símbolo ha dado origen, asimismo, a herramientas mágicas como el Tridente de Poseidón y el Vajra doble).

La runa germana Hagal y su equivalente balto-eslavo, Gromoviti znaci.


Sobre la proyección doble del árbol como símbolo y figura, René Guénon, ha señalado: De los dos términos sánscritos que sirven principalmente para designar el “Árbol del Mundo”, uno, Nyagrodha, da lugar a una observación interesante a ese mismo respecto, pues significa literalmente “que crece hacia abajo”, no solo porque tal crecimiento está representado de hecho por el de las raíces aéreas en la especie de árbol que lleva ese nombre, sino también porque cuando se trata del árbol simbólico, éste mismo se considera como invertido. A esta posición del árbol se refiere, pues, propiamente el nombre Nyagrodha, mientras que la otra designación, Açvattha, se concibe como la “estación del caballo” (Açva-stha), donde éste, que es aquí el símbolo de Agni o del Sol, o de ambos a la vez, debe considerarse como llegado al término de su curso y detenido una vez alcanzado el “Eje del Mundo”. Recordaremos, a este respecto, que en diversas tradiciones la imagen del Sol se encuentra asociada también a la del árbol de otra manera, pues se lo representa como el fruto del “Árbol del Mundo”; al comienzo de un ciclo abandona su árbol y viene a posarse nuevamente en él al final del mismo, de modo que, también en este caso, el árbol es efectivamente la “estación del Sol”.


Izquierda: El Árbol Sagrado de los mayas, ilustrado en el Códice Borgia. Sus ramas superiores presentan flores, emblemas o símbolos del Sol y del Cielo, mientras que sus raíces son representadas por una especie de dragón o lagarto, ser primordial que habita el Inframundo. Derecha: El símbolo báltico de Laima (Laima slotina), la diosa del nacimiento y del destino (Trīs Laimes).

Diversos signos rúnicos asociados al Árbol Sagrado, símbolo de la Vida y la Luz.



De este modo, el árbol ha constituido un símbolo fundamental en las antiguas cosmogonías y religiones, siendo por ello el “Árbol del Mundo”, el “Árbol de la Vida” y el “Árbol del Conocimiento” (Kundalini), asociado a Brahmã, Agni, Odín, Perun y Quetzalcoatl-Kukulkán, entre otros dioses solares de la antigüedad pagana, el cual derivó posteriormente en el Lichterbaum o “Árbol de Luz”, es decir, el “Árbol de Navidad” que ilumina el solsticio de invierno del hemisferio norte.

Izquierda: Arte rupestre escandinavo. Tres figuras antropomorfas (¿Odín, Thor y Freya? ¿Las Nornas?) portan báculos o cetros, símbolos del “Árbol de la Vida”. Derecha: La barca mágica de Odín, que le permitía viajar sobre mar y tierra. Aquí, junto al “Árbol del Mundo”.

 
Izquierda: Aríbalo inca, con el símbolo del árbol-runa Man. Derecha: Detalle de un tapiz
escandinavo del siglo XII, donde figura Odín, Thor y Freya. Junto a Odín, el árbol-runa.

La runa Man, de la Vida, del Futhark germánico, el “Árbol de la Vida”
y el signo maya del “Árbol de la Vida”.


El “Árbol de la Vida” de Anáhuac, es el Irminsul (Yggdrasil) de los germanos, el Árbol-Runa Man; el Bodhi de Siddhartha Gautama y del Bö; el Saosis de Isis y Osiris; la palma de Apolo, el Világfa y Életfa de los iniciados táltos de Hungría; es el roble de Perun; el Haorma avéstico; concepción que tiene sus equivalentes en el canelo-rehue de los antiguos araucanos, el wuanámei andino, el genipa de los shipibo-conibo, el lupuna de los yagua y los ticuna, el Yax Imix Che (la Gran Madre Ceiba) de los mayas y el ahuehuete de Tule, en México.

En numerosos petroglifos, motivos de alfarería, armas, monumentos funerarios y en los antiguos templos de las divinidades solares, se encuentra estampado este trascendental símbolo, ideografía del Árbol del Mundo y emblema de la Divinidad, del Dios Increado (Dyeva, Theos, Pradjapati, Œseus, Kneph, Tzakol) y de la Vida (Eterna).

Rafael Videla Eissmann
1° de Febrero de 2012.

Diversos petroglifos de la runa Man de varios brazos, es decir, representaciones
del “Árbol de la Vida”, en el centro y sur de Chile, respectivamente.

Izquierda: La “caída” del árbol sagrado maya (Códice Borgia). Derecha: El relieve
del Irminsul doblado en Externsteine, Alemania.