sábado, 21 de junio de 2025

Ruth Rodríguez Sotomayor y la historia sagrada de América


Vestigios de los Dioses Blancos en Preamérica. Izquierda: Tableta de San Pedro de Atacama, en Chile, con la efigie del Supremo Viracocha. Centro: La Dama de la Máscara, momia wari descubierta en 2007 en la huaca Pucllana en Lima, Perú. Derecha: Mascarilla de origen moche, de Loma Negra, en Perú.


En Noviembre de 2017 se concluyó una extensa y valiosísima entrevista realizada a Ruth Rodríguez Sotomayor y que fue publicada en el número 10 de los Cuadernos de Divulgación Histórica con el título de Ecos de la historia desconocida: El origen americano de la civilización. Ciertamente, los campos de mayor trascendencia sobre el origen de los habitantes de nuestro continente, su historia y su legado, son abordados por la eminente investigadora ecuatoriana. A este respecto, profundizando uno de los campos más fundamentales del mundo precolombino –la existencia de población blanca no-europea, es decir, los arios americanos–, Ruth Rodríguez Sotomayor explicó:

El origen [de los arios] es Preamérica. Existen evidencias irrebatibles y son las que se encuentran en las tablillas de la cultura manna o manaví, del Reino de los Kitus (hoy Ecuador). Actualmente se conserva el nombre deformado por los inquisidores y transformado en Manabí. Estos libros líticos de la etnia manaví contienen un antiguo mensaje esotérico. En dichas tablillas se han esculpido símbolos que posteriormente exhiben los emperadores sasánidas de Persia, en sus coronas reales y estos son: El Korymbos y la Pirámide Escalonada, truncada y con alas, con un globo lunar en la cúspide. Y en la parte central de dichos libros líticos se ha esculpido la imagen más antigua de la diosa Anahita, divinidad de las Aguas y de la Luna de los persas.

Persia es la designación adulterada del nombre de una provincia del Irán, llamada realmente Parsi.

Estas tablillas tienen información esotérica porque en la parte inferior muestran seis triángulos que representan las mónadas antes de encarnar, aunque deberían ser siete, pero la séptima no consta porque representa al Logos que está presente en el momento de la encarnación.

En la historia del Irán se desconoce la procedencia de la cultura manna, que en edades remotas se asentó entre los montes Zagros, junto al lago Urmia y el río Yaghata. Y manaví es el nombre de una cultura de alto abolengo que todavía existe en Irán y se considera un nombre sacro.

(…)

Existen numerosas pruebas que entrego en mis obras que demuestran que los arios eran preamericanos. Existía por ejemplo en Tiwanaku en los palacios y templos monumentales un sistema de estanterías para colocar los libros en metales preciosos; dichas estanterías se descubren igualmente en un zigurat de Persia que ha permanecido intacto. El símbolo del Pez, emblema de las altas matemáticas y de los que se salvaron del Diluvio, igual que en Tiwanaku, figura también en Persia.

Otra evidencia que señala que los arios eran preamericanos, es que se les conocía como kul-arianos, nombre que ha sido deformado por los traductores hispanos, transformado en colarianos pero era kul-arianos o kul-arios y que significa arios de oro. Kul, es del sumo, tao o misio, lengua derivada de la lengua ur o maya clásico, hablada por los chan-chanes o mayas clásicos. El nombre real de los mayas era chan-chanes, que significa el “Pueblo de la Serpiente”. Y maya o maia, según ha descubierto la erudita colombiana, Doctora Mariana Escribano, catedrática de la Sorbona y especialista en el estudio de la lengua mhuysqa, es lengua de Mu, y de acuerdo a sus afirmaciones maia es sólo un título que quiere decir instructores, quienes eran itinerantes, ya que viajaban por el mundo difundiendo su sabiduría. Su nombre real era chan-chanes.

En la historia oficial se describe que los kul-arianos llegaron a las ciudades más antiguas de India. Otra huella que han dejado es que los cuatro hermanos que fundaron el Tawantinsuyö, la Gran Comunidad de Naciones Andinas, se denominaban Ayar que es una deformación de aryas, de donde se deriva arios. Y estos reyes eran blancos y de cabellos rubios: Las momias descubiertas en Perú, lo certifican.

A los antiguos, a la raza blanca que descendió de Tiwanaku, llamada wara, se les denominó dioses, porque eran sabios (…).

Son los wariwiraqoxa o wari wira qucha runa, la primera población –“generación”– o Pacarimoc Runa o aquellos “de la aurora” y que fueron reconocidos como “dioses” de acuerdo a la tradición sagrada registrada por el historiador Felipe Guamán Poma de Ayala en la foja 48 de El Primer Nueva Corónica y Buen Gobierno (1583-1615). 

Las investigaciones de Ruth Rodríguez Sotomayor se enmarcan en los trascendentales campos de conocimiento sobre la otra América –la América Aborigen, la América de los Dioses Blancos– que ha sido observada por extraordinarios autores como Francisco P. Moreno, Emeterio Villamil de Rada, Arthur Posnansky, Roberto Rengifo, P. H. Fawcett, Edmund Kiss, Juan Moricz, Jacques de Mahieu, Vicente Pistilli y Miguel Serrano.

Rafael Videla Eissmann
21 de Junio de 2025


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