viernes, 15 de julio de 2016

La invasión de Tiahuanaco del guerrero Kari, de Coquimbo


Ceramio prehispánico de naturaleza solar de la Región de Coquimbo,
en el norte de Chile.


Una acotada referencia desarrollada por el antropólogo Jacques de Mahieu sobre el guerrero Kari, quien invadió la legendaria metrópolis de los viracochas. ¡Cuál fue su origen? ¡Qué motivó, realmente, su invasión a Tiahuanaco? ¿Cuál fue su destino? Una significativa clave la entrega su asentamiento en Hatunkolla, en la ribera septentrional del lago sagrado Titicaca, pues Hatun es el epíteto de los gigantes en la tradición andina y Kolla, es la orientación cardinal referente al sur (Nota del Editor).


En Coquimbo, en el sur de las provincias chilenas, un jefe local, Kari, aprovechándose de la agitación, se subleva y marcha sobre Tiahuanaco. ¿Trátase de un araucano, como se dijo –y lo repetimos–, o de un aymara de la tribu de los lupaca que, según parece, está afincada en la región? El análisis de la situación favorece la segunda hipótesis. Por un lado, en efecto, el rebelde no puede llevar consigo, en una distancia de 1500 km, que incluye el desierto de Atacama cuya travesía es sumamente difícil en razón de la imposibilidad de encontrar allá los víveres y el agua indispensables, sino tropas muy poco numerosas. Por otro lado, apenas entrado en el Collasuyu, obtiene el apoyo de tribus locales a las que federa bajo su autoridad. ¿Llámase realmente Kari, o se le dio más tarde el nombre de algún genio maléfico? Podemos preguntárnoslo: En la mitología escandinava, Kari es, en efecto, el siniestro gigante de la tempestad, el “devorador de cadáveres”.

Cualesquiera que sean su procedencia y su nombre, el rebelde junta fuerzas apreciables y ataca Tiahuanaco, de la que se apodera. Los vikingos sobrevivientes se refugian en la Isla del Sol, donde los persigue y los aplasta. Los blancos de sexo masculino son degollados despiadadamente. La revuelta se extiende a todo el territorio del imperio. Las colonias militares, cuyos miembros en buena parte son “incas”, “descendientes”, no son atacados o resisten sin mayores dificultades. Aislados en medio de los indios, los señores locales, por el contrario, están a merced a partir del momento en que ya no los apoya ningún poder central. Algunos, cuyos súbditos permanecen leales, logran conservar su autoridad. Pero muchos, la mayor parte probablemente, son muertos. Si los 300.000 vikingos, entre los cuales 75.000 en edad de llevar armas, que hay en Sudamérica –según nuestras cifras en razón de la fertilidad disminuida y la mortalidad más elevada de los blancos establecidos en la Llanura–, hubieran estado concentrados en Tiahuanaco y en el Cuzco, los acontecimientos se habrían desarrollado diferentemente. Pero están esparcidos en un territorio gigantesco que comprende, ya los vimos, no sólo –en términos actuales– el Perú, Bolivia, la mitad de Chile y la cuarta parte de la Argentina, sino también Colombia y el Brasil. En esas condiciones, toda resistencia es imposible, salvo, a veces, a escala local. Pero ya no se trata entonces sino de una supervivencia.

Vencedor, Kari establece su capital en Hatunkolla, en la orilla norte del lago Titicaca, y toma el título de Sapakhta. Él y sus sucesores hacen del Collasuyu un reino independiente, más o menos organizado. En el norte, los chinchas y los chancas siguen su ejemplo. En todas las demás provincias, la anarquía impera.

Jacques de Mahieu
El Imperio Vikingo de Tiahuanaco (1985)
(Páginas 130-131).


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).

viernes, 1 de julio de 2016

Ecos de la historia de la raza polar


Mapa de Gerardus Mercator del Polo Norte (1554).


En el siglo X se conoce perfectamente, en la Europa occidental, la existencia de América. Los textos de la antigüedad, que la mencionan, debidos a Aristóteles, Estrabón, Séneca, Macrobio, Plutarco, Diodoro Sículo y otros más, siguen leyéndose, por lo menos los latinos, en los círculos cultos de la Alta Edad Media. En el siglo VII, Isidoro de Sevilla la proclamaba. Desde el IX, la Navigatio Sancti Brandani circula en los conventos como en los castillos, la que cuenta el viaje, real (como parece) o imaginario, del abad de Clainfert a Centroamérica, en el año 536. Tal vez los vikingos, aún paganos, ignoraran todo esto. Pero saben muy bien, y sus sagas lo relatan, que Ari Marsson fue llevado por un temporal, en 963 hasta Huitramannaland –la “tierra de los hombres blancos”–, o Gran Irlanda, pobladas por celtas que lo retuvieron allá y lo bautizaron y que marinos noruegos lo vieron, y luego fueron a América también ellos. Otros episodios de la misma índole habían debido producirse anteriormente como se producirán más tarde. En 986, Bjarni Herjulfsson, arrastrado por un temporal mientras se dirige de Islandia a Groenlandia, costeará lo que se llamará poco después Vinland y lo contará Erick el Rojo. En 1004, Thorir y sus hombres serán recogidos, después de su naufragio, por Leif Eriksson, que acaba de emprender el regreso desde la nueva colonia. En 1029, Gudleif Gudlangsson, empujado hacia el oeste, tocará tierra en América y, con gran sorpresa suya, encontrará allá a Bjorn Asbrandsson, el Campeón de Breidavik, exiliado en 999, quien lo sacará de manos irlandeses que pretenden jugarle una mala pasada. Desde que se navegaba regularmente entre Noruega e Islandia –y, en 967, son ya cien años–, era inevitable que drakkares, barcos muy marineros pero a los cuales su corta quilla y su vela cuadrada prohibían remontar el viento, hubieran sido impelidos contra las costas del “nuevo” continente. Y, verosímilmente, mucho más temprano aún, puesto que desde hacía tres mil años y más los escandinavos surcaban el Atlántico en embarcaciones que, a juzgar por los frisos del templo egipcio de Medinet-Habu que nos las muestran en 1200 a. C., no eran muy distintas a las del siglo X.

Sólo en fecha muy reciente y gracias a los extraordinarios trabajos de Jürgen Spanuth, la ciencia echó alguna luz sobre los antepasados de los vikingos. Por cierto, los antiguos nos hablaban de los hiperbóreos que suministraban el ámbar a Egipto y Micenas y a quienes el masaliota Piteas había visitado en 330 a. C. Y no se ignoraba que aqueos y dorios habían llegado de los países del Gran Norte, con los cuales los primeros mantenían contactos que no eran exclusivamente comerciales. Ahora sabemos que, al final del Neolítico y en la Edad del Bronce, un inmenso imperio, cuya capital era Basiléia, también llamada Abalus, se encontraba en una gran isla, sumergida en el último cuarto del siglo XIII a. C., que estaba situada en el Mar del Norte y de la cual sólo queda, hoy día, la roca de Helgoland. Un imperio cuyas naciones federadas cubrían, no sólo el área de la cultura nórdica –sur de Suecia y Noruega, Dinamarca, Frisia y Sajonia del Norte–, sino también el sur de España (Gadiros, o Tartessos), el África del Norte y Europa hasta el mar Tirrenio. Un imperio cuyos pueblos diversos estaban gobernados por una aristocracia de raza nórdica [aria], cuyo origen se remonta a los hombres de Cro-Magnon, y de cultura indoeuropea, puesto que a ella se debe la escritura pre-rúnica, madre de todos los alfabetos de Europa, el Medio Oriente y el África del Norte, cuyos primeros rastros aparecen en el magdaleniense.

Eran los constructores de megalitos, cuyos monumentos se reencuentran a orillas del Atlántico y el Mediterráneo y, mucho más lejos aún, en Insulindia, en Corea y hasta en Polinesia, fusionados, a principios de la Edad del Bronce, con los Hombres del Hacha, invasores del mismo origen, pero más belicosos. Una raza de marinos, como bastaría para probarlo la incursión de los Pueblos del Mar del Norte que, expulsados de las tierras anegadas, lanzaron, a finales del siglo XIII a. C., una poderosa flota contra Atenas y Egipto. Guerreros, pues, pero también agricultores y comerciantes que vendían, a peso de oro, el ámbar que sus carros y sus barcos transportaban, por rutas perfectamente trazadas, hasta el Mediterráneo.

Jacques de Mahieu
El Imperio Vikingo de Tiahuanaco (1985)
(Páginas 10-12).


* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).