lunes, 2 de diciembre de 2013

Centenario de la Cosmogonía Glacial: La historia mítica

La Piedra de los Soles, atribuida a la cultura azteca, corresponde a un sistema calendárico que da cuenta de la sucesión de las eras o “soles”, relacionándose con los postulados de la Cosmogonía Glacial.


Un siglo se ha cumplido (1913-2013) de la publicación de la magna obra, la Cosmogonía Glacial (Hörbigers Glazial Kosmogonie. Eine neue Entwicklungsgeschichte des Weltalls und des Sonnensystems. R. Voigtländer’s Verlag. Kayserlautern, 1913) del ingeniero Hans Hörbiger (1860-1931) y del astrónomo Philipp Fauth (1867-1941). Entre los variados campos que aborda este extenso trabajo, resulta fundamental la formulación sobre los mitos y leyendas, concibiéndolos como registros de la historia remota y no con el sentido de fábula o ficción como lo comprende la visión del hombre moderno.

Los mitos, en consecuencia, han sido desechados bajo el prisma del conocimiento definido por el evolucionismo decimonónico y el asumido concepto de progreso de Occidente, sean éstos cosmogónicos, teogónicos o antropogénicos. Más aún, se ha juzgado y definido estos antiquísimos registros en base a su funcionalidad psicológica, social e incluso, como resultado de la estructura primitiva del pensamiento del hombre. 

 
Hans Hörbiger, autor junto a Philipp Fauth, de la fundamental obra la Cosmogonía Glacial (1913).


Esta visión moderna olvida que el mito -Mythoi- es Logos, la “Palabra Verdadera”, la “Narración Sagrada”, fórmula de transmisión de conocimientos y hechos reales de los ancestros y de sucesivas generaciones. El mito es así Hieroi Logoi, la Palabra Sagrada.

A pesar de estar revestidos de factores simbólicos, mágico-religiosos, sociales y éticos, los mitos cobijan una pretérita realidad, es decir, acontecimientos y personajes reales que sólo con el transcurso del tiempo adquirieron una naturaleza mítica. Los hombres-dioses y sus prodigiosas obras, inconcebibles para la mentalidad moderna educada y programada en el más puro materialismo racionalista, fueron reales y no el producto de la “imaginación primitiva”. Sus acciones devinieron en los hitos fundacionales de los pueblos antiguos y ellos, en seres deificados.

De esta manera, los mitos de las diversas culturas y civilizaciones relacionados con los grandes procesos catastróficos, o diluvios, a la luz de la Cosmogonía Glacial, adquieren la validez de hechos acontecidos en lejanos tiempos y pierden de este modo el carácter de fábulas o ficciones para devenir en registros de remotas eras, revestidos ciertamente con características locales y factores mágico-religiosos, sociales, éticos y morales. Pues el Diluvio registrado en Asia, África, Europa y en la América Aborigen fue la evocación de la última catástrofe planetaria -hecho comprobado por la Unión Geofísica Americana de 2007 y por numerosos estudios en torno al denominado “Cometa Clovis” (Véase por ejemplo Evidence for an extraterrestrial impact 12,900 years ago that contributed to the megafaunal extinctions and the Younger Dryas cooling. En: Proceeding of the National Academy of Sciences of the United States of America. Volume 104. Nº41. October 9, 2007; Evidence from central Mexico supporting the Younger Dryas extraterrestrial impact hypothesis. En: Proceeding of the National Academy of Sciences of the United States of America. Volume 109. Nº13. March 27, 2012 y Very high-temperature impact melt products as evidence for cosmic airbursts and impacts 12,900 years ago. En: Proceeding of the National Academy of Sciences of the United States of America. Volume 109. Nº28. July 10, 2012)- originada por la captura por parte de la gravitación terrestre de un cuerpo celeste o Luna, siendo el resultado a su vez de la mecánica de las leyes cósmicas de atracción y repulsión del sistema solar y sus fuerzas motoras: El hielo y el fuego.

Este fue el Götterdämmerung o Crepúsculo de los Dioses del Edda; el Diluvio advertido al rey Svayambhuva Manu por el Avatãra de Vishnú, Matsya; el Llocllavuno Pachacuti de la tradición prehispánica andina y el Apachiohualiztli de los registros maya-toltecas.

En tal forma, el proceso catastrófico de la “asimilación” de satélites a la Tierra ya ha sucedido por lo menos cuatro veces y que en términos planetarios corresponden a los grandes períodos geológicos. Por esta razón, el genial astrónomo y pionero de la industria de cohetes Max Valier ha dilucidado en Einführung in die Welteislehre. Die Rätsel des Sonnenreiches, nach Ingenieur Hörbiger dargestellt (“Introducción a la Doctrina del Hielo Mundial. Los Enigmas del Reino Solar de acuerdo al ingeniero Hörbiger”. Hachmeister und Thal. Leipzig, 1924) que de un golpe se resuelven los problemas de las tradiciones sobre las grandes inundaciones (el Diluvio Universal), así como las contradicciones que se derivan de la Biblia y de la historia de los Incas. En un momento podemos asegurar que el llamado Diluvio o Inundación Universal fue el efecto de la disolución de nuestra Luna anterior y que se presentará otra vez con la disolución de la actual Luna. Así también podemos asegurar que la Tierra ha sufrido, cuando menos, cinco o seis disoluciones de lunas. Pero Hörbiger va más adelante: Nos expone que las épocas geológicas que denominamos períodos Primario, Secundario, Terciario, no son otra cosa que las distintas épocas de disolución de una Luna.

 
Presentación de la primera edición de la Cosmogonía Glacial (1913).


La Cosmogonía Glacial y la multidisciplinaria Doctrina del Hielo Mundial o Welteislehre, son las herramientas cognoscitivas y metodológicas que fundamentan la concepción de la nueva historia del hombre y su cultura, socavando con ello, las dogmáticas teorías del darwinismo y el evolucionismo, para entroncarse con las nociones cíclicas y la remota antigüedad del hombre presentes en las culturas y civilizaciones de la India aria, la Europa pre-cristiana y la América Aborigen.

Rafael Videla Eissmann
1º de Diciembre de 2013

  
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