La
Piedra
de los Soles,
atribuida a la cultura azteca, corresponde a un sistema calendárico
que da cuenta de la sucesión de las eras o “soles”,
relacionándose con los postulados de la Cosmogonía
Glacial.
Un
siglo se ha cumplido (1913-2013) de la publicación de la magna obra,
la Cosmogonía
Glacial
(Hörbigers
Glazial Kosmogonie. Eine
neue Entwicklungsgeschichte des Weltalls und des Sonnensystems.
R. Voigtländer’s Verlag. Kayserlautern,
1913) del
ingeniero Hans Hörbiger (1860-1931)
y del astrónomo Philipp Fauth (1867-1941). Entre
los variados campos que aborda este extenso trabajo, resulta
fundamental la formulación sobre los mitos y leyendas,
concibiéndolos como registros de la historia remota y no con el
sentido de fábula o ficción como lo comprende la visión del hombre
moderno.
Los
mitos, en
consecuencia, han sido desechados bajo el prisma del conocimiento
definido por el evolucionismo decimonónico y el asumido concepto de
progreso
de Occidente, sean éstos cosmogónicos, teogónicos o
antropogénicos. Más aún, se ha juzgado y definido estos
antiquísimos registros en base a su funcionalidad psicológica,
social e incluso, como resultado de la estructura primitiva del
pensamiento del hombre.
Hans
Hörbiger, autor junto a Philipp Fauth, de la fundamental obra la
Cosmogonía
Glacial
(1913).
Esta
visión moderna olvida que
el mito -Mythoi-
es Logos,
la “Palabra Verdadera”, la “Narración Sagrada”, fórmula de
transmisión de conocimientos y hechos reales de los ancestros y de
sucesivas generaciones. El mito es así Hieroi
Logoi,
la Palabra
Sagrada.
A
pesar de estar revestidos de factores simbólicos, mágico-religiosos,
sociales y éticos, los
mitos cobijan una
pretérita
realidad,
es decir, acontecimientos y personajes reales que sólo con el
transcurso del tiempo adquirieron una naturaleza
mítica.
Los hombres-dioses y sus prodigiosas obras, inconcebibles para la
mentalidad moderna educada y programada en el más puro materialismo
racionalista, fueron reales y no el producto de la “imaginación
primitiva”. Sus acciones devinieron en los hitos fundacionales de
los pueblos antiguos y ellos, en seres deificados.
De
esta manera, los
mitos de las diversas culturas y civilizaciones relacionados con los
grandes procesos catastróficos, o diluvios, a la luz de la
Cosmogonía
Glacial,
adquieren la validez de hechos acontecidos en lejanos tiempos y
pierden de este modo el carácter de fábulas
o ficciones
para devenir en registros de remotas eras, revestidos ciertamente con
características locales y factores mágico-religiosos, sociales,
éticos y morales. Pues el Diluvio registrado en Asia, África,
Europa y en la América Aborigen fue la evocación de la última
catástrofe planetaria -hecho comprobado por la Unión Geofísica
Americana de 2007 y por numerosos estudios en torno al denominado
“Cometa Clovis” (Véase
por ejemplo Evidence
for an extraterrestrial impact 12,900 years ago that contributed to
the megafaunal extinctions and the Younger Dryas cooling. En:
Proceeding
of the National Academy of Sciences of the United States of America.
Volume
104. Nº41. October 9, 2007; Evidence
from central Mexico supporting the Younger Dryas extraterrestrial
impact hypothesis. En:
Proceeding
of the National Academy of Sciences of the United States of America.
Volume 109. Nº13. March 27, 2012 y Very
high-temperature impact melt products as evidence for cosmic
airbursts and impacts 12,900 years ago. En:
Proceeding
of the National Academy of Sciences of the United States of America.
Volume
109. Nº28. July 10, 2012)-
originada por la captura por parte de la gravitación terrestre de un
cuerpo celeste o Luna,
siendo el resultado a su vez de la mecánica de las leyes cósmicas
de atracción y repulsión del sistema solar y sus fuerzas motoras:
El hielo
y el fuego.
Este
fue el Götterdämmerung
o Crepúsculo
de los Dioses
del Edda;
el Diluvio
advertido
al rey
Svayambhuva Manu por el Avatãra
de Vishnú, Matsya; el
Llocllavuno
Pachacuti
de la tradición prehispánica andina y
el
Apachiohualiztli
de los registros maya-toltecas.
En
tal forma, el proceso catastrófico de la “asimilación” de
satélites a la Tierra ya ha sucedido por lo menos cuatro veces y que
en términos planetarios corresponden a los grandes períodos
geológicos. Por esta razón, el genial astrónomo y pionero de la
industria de cohetes Max Valier ha dilucidado en Einführung
in die Welteislehre. Die Rätsel des Sonnenreiches, nach Ingenieur
Hörbiger dargestellt
(“Introducción a la Doctrina del Hielo Mundial. Los
Enigmas del Reino Solar de acuerdo al ingeniero Hörbiger”.
Hachmeister und Thal. Leipzig, 1924) que
de
un
golpe se resuelven los problemas de las tradiciones sobre las grandes
inundaciones (el Diluvio
Universal),
así como las contradicciones que se derivan de la Biblia y de la
historia de los Incas. En un momento podemos asegurar que el llamado
Diluvio o Inundación Universal fue el efecto de la disolución de
nuestra Luna anterior y que se presentará otra vez con la disolución
de la actual Luna. Así también podemos asegurar que la Tierra ha
sufrido, cuando menos, cinco o seis disoluciones de lunas. Pero
Hörbiger va más adelante: Nos expone que las épocas geológicas
que denominamos períodos Primario, Secundario, Terciario, no son
otra cosa que las distintas épocas de disolución de una Luna.
Presentación
de la primera edición de la
Cosmogonía Glacial
(1913).
La
Cosmogonía
Glacial
y la multidisciplinaria Doctrina
del Hielo Mundial
o Welteislehre,
son las herramientas cognoscitivas y metodológicas que fundamentan
la concepción
de la
nueva
historia del hombre y su cultura, socavando
con ello, las dogmáticas teorías del darwinismo y el evolucionismo,
para entroncarse con las nociones cíclicas y la remota antigüedad
del hombre presentes en las culturas y civilizaciones de la India
aria, la Europa pre-cristiana y la América Aborigen.
Rafael
Videla Eissmann
1º
de Diciembre de 2013
* (Los textos de http://losvikingosenamerica.blogspot.com/ son exclusivos.
Se prohíbe su reproducción).
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