sábado, 16 de noviembre de 2013

Las remotas migraciones de los ario-andinos a Europa

La runa Odal en una alfarería del Cuzco, la capital del Tahuantinsuyo, el sagrado imperio de los Ingas.


El profesor Roberto Rengifo en su obra Arte gráfico y poético de los primitivos y los chiles (192?), ha escrito en relación con el poblamiento de Europa que los atlantes, los ultramarinos, de la América, los anteos, que tomó Hércules en sus brazos; es decir, la España se pobló de ellos; ¿pero de cual raza? – la América es grande; era el Triple gerion (que significa, casa de la fuerte generación) y bien diferentes sus regiones: Costina (can = Obreros, pescadores, navegantes); andina (chen = Varones sacerdotales, mineros, metalurgistas) y central de llano (Jafeta = Propagadores de plantas, agricultores). Yo creo que estas tres razas fueron las que en Europa occidental se llamaron: Arios, celtas y gálatas; célticos eran los que vivían en lo más lejano y sombrío del mundo, y gálatas los que se llevaban emigrando de un lugar a otro; ambos venidos desde lo más lejano del mundo.

Quedan los arios, cuyos rastros más evidentes están en las islas Can-árias y por consiguiente eran de la raza de Can, que agregaron Arí al nombre, significando, filo o cumbre, aristocracia, es decir, la nobleza de la raza navegante sudamericana, poseyendo ya la minería y la agricultura.

Estos enérgicos obreros de cráneo ancho, salidos del Sur Pacífico y de los Andes, con el nombre de anteos, fueron a mi juicio, los que ocuparon las islas Can-árias primero, después África y después España, adonde, como lo dicen los nombres posteriores de célticos y gálatas, llegaban del último confín del mundo en emigraciones sucesivas.

Así se explican multitud de semejanzas y la igualdad de sus primeras escrituras petroglíficas.


Por estos motivos Rengifo ha propuesto que los celtas serían americanos, determinando que con unos 1500 a 2000 antes de la era actual, bastaba para encuadrar esa raza celta que se estableció en la costa occidental de Europa, sin haber provenido del oriente, según muchos autores, en la hipótesis de que provendrían de América y llegaron por el océano Atlántico.

El hecho es muy posible, pues la Corriente del Golfo de México ha debido arrastrar en más de cien ocasiones a los primitivos navegantes del archipiélago Antillano y arrojarlos a Irlanda, donde primero aparecieron los celtas, pasando después al país de Gales, a Bretaña y por último a España, para unificarse con los iberos y producir los «celto-iberos», tenidos como los aborígenes de la península español.

Estos celtas
-continúa Rengifo-, al descender de norte a sur por países sin cordilleras y, al llegar a la primera serranía transversal, al sur del Mar Cantábrico, que es un verdadero cordón como los numerosos y prolongados que existen en América, la bautizaron con el nombre de Piri-neo.

La raíz
Pire es americana primitiva y significa «Montaña»: Apir en lengua chilena, es el cargador muchacho de las montañas, el que con capacho a la espalda trabaja en las minas.Pire-mapu e Inapire-mapu, eran divisiones del territorio araucano y significaban: País de la Montaña y País al pie de la Montaña. Nien, en lengua mapuche significa tener y, es de notar que en francés la terminación ien es también posesiva; Pirenien habría significado entonces, País que Tiene Montaña y, de aquí, más tarde Pirineos.Pire y Pirámide se derivarían de esta antiquísima raíz, posiblemente de Piro, fuego, proviene de lo mismo, y significaría Volcán en su origen, por tener la misma forma piramidal. Los aborígenes pirhues o pirues (quitando la h que proviene de hué = Lugar) eran montañeses del Perú, en su primera denominación Pirú, según indicaron a los conquistadores los indios de la costa del sur de Colombia, para dar noticias del imperio del altiplano andino.

En la toponimia española hay muchos lugares con nombres o raíces americanas primitivas, cuyo estudio debe hacerse; pero no es este el único fundamento para atribuir a los celtas origen americano. La somatología general de esa raza y de la primitiva andina, es muy semejante: Bajos, gruesos o redondeados, miembros cortos, cabeza desarrollada, pies y manos pequeños, cabello generalmente negro y a veces coloreados como en Boroa e Irlanda, piel blanca, pero no alba, pechos pardos, etc. Esta raza andinocelta, diferente de la patagona o pampa y sus derivados, de largos miembros y gran estatura, es producto de los archipiélagos y montañas; por eso es chico de cuerpo y más cerebral; fue la primera que en América empujó la civilización de sur a norte, escribiendo en las rocas sus nacientes ideas, desde Arauco hasta Yanquilandia; tomó grandes bríos en el Mar Caribe y arribó a Gran Bretaña. La misma que pobló a Pascua y la misma que por Berhing se mezcló con la amarilla y formó a la nipona, dominando a los peludos, más primitivos ainos. En Europa fue en gran parte sojuzgada por las razas escandinavas y asiáticas, perdiéndose su historia.

Rafael Videla Eissmann
(Roberto Rengifo y el Secreto de la América Aborigen. El papel del territorio de Chile en la evolución de la humanidad prehistórica y el origen polar antártico del hombre, Santiago de Chile, 2007).


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